Jesús hizo ademán de seguir adelante, pero san Cleofás y el otro discípulo, ya cerca de Emaús, le detuvieron diciéndole: “Quédate con nosotros, porque está ya anocheciendo. (…). Y cuando estaban juntos a la mesa”, el Señor “tomó el pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio. Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero Él desapareció de su presencia. (…)”.
Ellos volvieron a Jerusalén y contaron a los Apóstoles lo que les había pasado en el camino, “y cómo le habían reconocido en la fracción del pan” (Lc 24,13-35).
El evangelista san Lucas, inmediatamente después de esto, escribe: “Mientras ellos estaban hablando de estas cosas, Jesús se puso en medio, y les dijo: ‘La paz esté con vosotros’”.
Conocieron al Salvador
The Roman Martyrology deja constancia así. “Conmemoración de san Cleofás, discípulo del Señor. A quien, con el otro compañero itinerante, ardía el corazón cuando Cristo, en la tarde de Pascua, se les apareció en el camino explicándoles las Escrituras. Después, en la casa de Cleofás, en Emaús, conocieron al Salvador en la fracción del pan”.
El nombre de Cleofás aparece dos veces en los Evangelios. Una en san Lucas, como se ha visto. Y la otra en san Juan. ”Estaban junto a la cruz de Jesús su madre, y la hermana de su madre, María de Cleofás, y María Magdalena”, relata el Evangelio (Jn, 19-25).
San Sergio de Radónez, maestro eremita ruso
La liturgia celebra también al maestro de la vida monástica rusa y protector de Rusia, san Sergio de Radónez. Nacido de familia noble en Rostov en torno al año 1314. A los veinte años inició vida eremítica en un bosque cerca de Radónez, no lejos de Moscú.
Pronto se le unieron muchos seguidores, y en 1354 empezó con ellos la vida monástica en comunidad. Así nació el monasterio de la Santísima Trinidad, punto de referencia para el monacato de la Rusia septentrional. San Juan Pablo II lo comentó en el Ángelus del 4 de octubre de 1992, al referirse a una analogía con san Francisco de Asís.