

Con ocasión del Congreso Internacional Purpose of the University sobre el propósito de la universidad en el ámbito católico, que se celebrará del 29 al 31 de octubre de 2025, Omnes ha entrevistado a uno de los impulsores del evento, el profesor José María La Porte (decano de la Facultad de Comunicación de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz), que forma parte del grupo internacional de investigadores University and Catholic Identity.
Este equipo forma parte del Laboratorio de Investigación de la Universidad de la Santa Cruz y tiene como objetivo crear un foro internacional de expertos y una plataforma interdisciplinar que profundice en temas clave relacionados con la cultura y la misión de las universidades católicas.
La entrevista se publica también con ocasión del lanzamiento del libro Universities, Purpose and Catholic Identity. Examining Governance, Communication, and Core Curriculum, editado por Routledge. Esta obra aborda los desafíos y aspiraciones contemporáneos de las universidades católicas a través de una mirada histórica, filosófica y práctica.
En esta conversación se abordan los motivos que inspiraron la organización de este primer congreso, el papel que desempeñan las universidades católicas en un mundo polarizado, su modelo de gobierno, y los desafíos que enfrentan en cuanto a docencia, investigación y proyección social. Una mirada profunda que explora cómo estas instituciones pueden ofrecer una propuesta educativa verdaderamente significativa, abierta a la diversidad, comprometida con la persona en todas sus dimensiones y atenta a las necesidades de la sociedad actual.
¿Por qué han organizado un congreso sobre el propósito de la universidad en el ámbito católico?
—Este congreso es parte de un proyecto más amplio. Está promovido por un grupo de investigación sobre la identidad cristiana de la universidad: en qué consiste, cómo se manifiesta, de qué manera se cultiva o se difumina.
El grupo está formado por profesores de nueve universidades de distintos países, que se proponen investigar sobre estos temas a lo largo de los próximos años. Este congreso es el primero promovido por el grupo. El propósito de la universidad nos ha parecido un buen tema para comenzar, pues es algo esencial, ya que inspira todas las actividades y motiva a las personas.
¿Cómo se define la “gobernanza” de una universidad católica? ¿En qué se diferencia de la de una universidad secular?
—La gobernanza es un elemento fundamental en una universidad: determina la dirección, establece la estrategia, distribuye los recursos. En ese sentido, todas las universidades se parecen: han de tener objetivos claros, han de aspirar a la calidad, necesitan estar bien gestionadas.
Quizá la gobernanza de una universidad católica se podría caracterizar por una especial atención a las personas. Digo “especial” porque entiendo que es algo que interesa a todos. Y también la conciencia de la propia misión evangelizadora.
¿Cuál sería el propósito de una universidad católica en el contexto actual polarizado?
—Pienso que, en estos momentos, las universidades católicas pueden hacer una gran aportación fomentando algunos valores cristianos: el respeto a la persona, el amor a la libertad, la cultura del diálogo y del encuentro, el deseo de servir a la propia comunidad.
La mentalidad católica, universal, está acostumbrada a la convivencia de personas de diferentes países y culturas. Esto se ve muy bien en las universidades pontificias, que son un auténtico mosaico. Todo esto en mi opinión es un antídoto que evita el pensamiento único y la polarización.
Enseñanza, investigación y compromiso social son los pilares sobre los que se basa cualquier universidad. ¿Cómo se despliegan en un contexto católico?
-Es una pregunta muy amplia, hace falta más de un congreso para responderla. Por decir algo común a las tres misiones, pienso que una universidad católica tiene que ofrecer la posibilidad de estudiar los grandes temas de la antropología, las grandes preguntas que se plantea todo ser humano: la vida, la muerte, el sentido de la existencia, la vocación al servicio. La fe arroja mucha luz sobre estas cuestiones, que están presentes en la investigación, la docencia y la divulgación.
¿Qué modelos de gestión empresarial pueden aplicarse en las universidades católicas, manteniendo una visión de servicio y cuidado de la persona?
—No estoy seguro de que haya un modelo de gestión empresarial más adecuado para las universidades católicas. Los modelos dependen de la cultura del país en el que se encuentra la universidad. Pero si hay algo común a todas, en mi opinión, es que tienen que ser excelentes a la hora de gestionar recursos escasos. Esto implica mucha profesionalidad y mucho ingenio.
¿Qué impacto puede tener la cultura de una universidad católica en la sociedad actual? ¿Puede inducir cambios en la mentalidad colectiva?
—La influencia de una universidad católica en la sociedad es similar a la influencia de cualquier otra universidad. Sobre todo, se nota en la formación que han recibido sus estudiantes. Son ellos los que al terminar sus estudios e incorporarse a los trabajos y a la vida social llevan consigo conductas, valores, ideas, proyectos, que tienen un impacto incalculable.
Pienso que mantener esa perspectiva personal, concreta, ayuda mucho a trabajar con serenidad.
¿Qué desafíos deben enfrentar las universidades católicas para seguir siendo relevantes a través de la investigación?
—Las mejores universidades transmiten conocimiento y también lo generan. Pienso que la investigación de las universidades católicas puede ser muy relevante por los temas que trata y por los enfoques que adopta.
Conozco por ejemplo un proyecto de investigación que llevan adelante varias universidades y que está centrado en el estudio de los valores que inspiran a los jóvenes, aquello que les atrae y les mueve. Las posibilidades de desarrollar una investigación de impacto son infinitas.
¿Por qué los jóvenes siguen eligiendo una universidad católica y cómo se puede atraer nuevos estudiantes en una sociedad secularizada?
—Las universidades católicas encuentran las mismas dificultades que todas las demás: problemas demográficos, económicos, etc. Pienso que a los estudiantes les atraen mucho dos cosas de nuestras universidades: el ambiente cercano y la apertura de pensamiento.
Hace unos meses, un alumno ateo que provenía de una universidad teóricamente neutral pero ideológicamente muy sesgada, le decía a la profesora de una universidad católica: “en su curso me he sentido mucho más libre que en los realizados en mi anterior universidad. Aquí he podido hablar de todo, debatir sin miedo las ideas. Allí había algunos temas que no se podían tocar o sólo se podían enfocar de un determinado modo”.
Estudiante de Doctorado en Comunicación en la PUSC