En la fiesta del Dulce Nombre de María, que tuvo su origen en Cuenca (España), y que el Papa Inocencio XI extendió a la Iglesia en Occidente, Bento XVI se refirió a la Palabra de Dios. “Hoy hemos escuchado en el Evangelio cómo el Señor la entrega como Madre al discípulo predilecto y, en él, a todos nosotros”.
“En todas las épocas los cristianos han acogido con gratitud este testamento de Jesús”, añadió. “Y junto a la Madre han encontrado siempre la seguridad y la confiada esperanza que nos llenan de gozo en Dios y en nuestra fe en él”.
Benedicto XVI: “María, Madre del Señor y espejo de toda santidad”
El 25 de diciembre de 2005, unos meses después de ser elegido Papa, Bento XVI firmó su encíclica ‘Deus caritas est’. Para la fiesta que nos ocupa, pueden releerse los nn. 40 a 42.
Ahí escribió el Papa Benedicto: “Los santos son los verdaderos portadores de luz en la historia, porque son hombres y mujeres de fe, esperanza y amor. Entre los santos, sobresale María, Madre del Señor y espejo de toda santidad”.
“El Evangelio de Lucas la muestra atareada en un servicio de caridad a su prima Isabel, con la cual permaneció “unos tres meses” (1, 56) para atenderla durante el embarazo”, continúa.
La figura de María
Este fragmento de la encíclica, hacia el final, y otros más, vienen recogidos en el último capítulo del libro ‘María’, una selección de homilías y discursos de Benedicto XVI, editado por Cristiandad. La introducción es de Pablo Blanco Sarto, y el breve prefacio corresponde al cardenal Angelo Comastri, Vicario general emérito de Su Santidad para la Ciudad del Vaticano.
“‘Maria’ es una cuidada antología de textos de Benedicto XVI sobre la Virgen María, seleccionados por su profundidad, belleza y coherencia doctrinal. Lejos de ser una devoción secundaria, la figura de María aparece aquí como núcleo vivo de la fe cristiana: donde está María, está la Iglesia; donde está María, resplandece el rostro humano de Dios”, describe ediciones Cristiandad. El lunes día 15, Nuestra Señora de los Dolores, volveremos sobre ello.