San José de Calasanz, fundador de la primera escuela popular cristiana de Europa, y de los Padres Escolapios, nació en 1557, en Peralta de la Sal (Aragón, España). El ambiente de su familia le proporcionó una sólida formación cristiana y cultural. Dios le llamó al sacerdocio. En Roma se conmovió ante la miseria de jóvenes y niños, y le llamó el Señor.
En la primavera de 1597 visitó el Trastevere, descubrió una pequeña escuela parroquial, y fundó la “primera escuela popular y gratuita de Europa”. Llamó a su obra las “Escuelas Pías”, y fundó la Orden del mismo nombre. Los escolapios profesan “cuatro votos religiosos solemnes: pobreza, castidad, obediencia, y el de la dedicación a la educación de la juventud”.
Murió en Roma el 25 de agosto de 1648. Fue declarado santo en 1767, y el Papa Pío XII le declaró en 1948 “celestial patrono de todas las escuelas populares cristianas”. San Juan Pablo II afirmó que San José de Calasanz tomó por modelo a Cristo e intentó transmitir a los jóvenes la ciencia profana y la sabiduría del Evangelio.
San Luis de Francia, promotor de justicia y paz
La liturgia celebra también este día, entre otros santos y beatos, a san Luis, rey de Francia (Poissy, 1214 – Túnez, 1270), fundador de instituciones como la Sorbona y la Sainte-Chapelle. Es recordado como rey justo y piadoso y por promover la paz y la justicia.
Le canonizó el Papa Bonifacio VIII en 1297, tras morir a causa de la peste el 25 de agosto de 1270, mientras cuidaba a enfermos. Su reinado gozó de prestigio en la cristiadad. Era primo hermano del rey castellano Fernando III el Santo, casó con Margarita de Provenza y tuvieron once hijos. Es patrono de la Orden Franciscana seglar. Algunas ciudades de México llevan su nombre.