Christian Smith (1960), profesor de Sociología religiosa de la Universidad de “Notre Dame” en, Indiana, Estados Unidos, es especialista en trasmisión de la fe a las nuevas generaciones y del influjo de la fe cristiana en las relaciones sociales.
En este trabajo cuantificará de manera exhaustiva la sociología de la religión para darnos los datos precisos a fin de que podamos sumarnos o contradecir sus interesantes conclusiones (29).
La primera conclusión de este trabajo, derivada de la exposición, de las tablas y análisis y autores de referencia, sería que los sociólogos de la religión en Estados Unidos están más cerca de la realidad que los sociólogos religiosos españoles que, como hemos tenido oportunidad de exponer en otras ocasiones, están muy mediatizados por las ideologías políticas de la transición española y de la actualidad.
El realismo crítico de este profesor de Sociología de la Universidad de “Notre Dame” en Estados Unidos no es perfecto, ni coincide al 100% con la realidad, sencillamente porque solo Dios tiene una visión completa de la realidad porque escruta el interior de las conciencias y conoce nuestros pensamientos más profundos y la verdad de nuestras intenciones. Pero, ciertamente, la visión realista y la escasa ideología con la que se acerca a los problemas la hace más vez y sobre todo con capacidad de proporcionar pautas de reencuentro con Dios a nivel personal y familiar (41).
El cristianismo no es lo obsoleto: la fe como relación personal
Ciertamente el cristianismo no está obsoleto ni lo estará nunca pues, aunque el hombre de hoy pueda ser menos creyente o practicante o posea una débil formación doctrinal y litúrgica que en otros tiempos, siempre poseerá la potencia obediencial de ser encontrado y amado por Jesucristo nuestro Salvador, como afirmaba san Pablo a Timoteo: “Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad” (1 Tim 2, 3-4).
Por otra parte, Existe y existirá siempre un puente infalible por el que Jesucristo conecta con cada uno de los hombres y mujeres que ha creado y a los que les ha infundido un alma inmortal. Ese puente transitable en todo momento consiste en que somos “imagen y semejanza de Dios” (Gen 1,36). Por tanto, a través del entendimiento y del corazón Jesucristo transita cada día y nos invita a una relación personal con Él, al cielo en la tierra y al cielo en el cielo, como se puede observar en nuestra vida personal.
La antropología cristiana
Ahora que estamos celebrando el V Centenario del comienzo de la Escuela de Salamanca, puesto que en 1526 comenzó el magisterio de Francisco de Vitoria OP, en la Facultad de Teología de la Universidad de Salamanca, debemos fijarnos en cómo desarrollaba el maestro salmantino el concepto de la dignidad de la persona humana y, en concreto, el concepto fundamental de la libertad a lo largo de sus clases, dictámenes y relecciones.
Lo que está obsoleto, por tanto, es un concepto de hombre y la antropología que ha podido ser interesante en otros momentos de la historia y facilitador de la convivencia y de la construcción del orden social, pero debe dejar paso a modelos antropológicos más ajustado al pensamiento de nuestro tiempo.
Precisamente para Victoria el hombre es esencialmente relación, como lo es Dios en su vida íntima: tres relaciones subsistentes: la relación subsistente Paternidad, la relación subsistente Filiación y la relación subsistente Amor. De ahí que el hombre, imagen y semejanza de Dios, sea también esencialmente relación con Dios y con los demás.
De hecho, el hombre madura en la más importante de las relaciones que es la del amor. No olvidemos que “Dios es amor” (1 Io 4,8) y por tanto, lo que hacemos es dar amor en nuestras relaciones como fruto del amor recibido en la relación con Dios.
Secularización, formación y futuro de la fe
Ahora regresemos al análisis del profesor Christian Smith para anotar algunas de sus interesantes observaciones acerca de la importancia de promover este concepto antropológico que acabamos de comentar.
Efectivamente, nuestro autor una y otra vez desciende al modo de hacer oración y las cosas que los jóvenes y mayores hablan con Dios en su oración. Lógicamente, desde la tradición española del siglo de oro de la mística castellana y de la llamada universal a la santidad a todos los cristianos del Concilio Vaticano II (Constitución “Lumen Gentium” n.11), planteará un cristianismo renovado en una relación personal y real de los cristianos con Dios. Por tanto, si hay relación personal el cristianismo está vivo sino está muerto y rápidamente desaparecido del horizonte vital (49).
Ciertamente, nos comentará Christian Smith que el nivel intelectual y formativo de los creyentes ha subido enormemente con el trascurso del siglo XX y XXI, ciertamente, en la civilización occidental la formación que podemos impartir a los cristianos es mucho más alta y profunda que en otras épocas de la historia y, en ese sentido, se supone que en los próximos años la formación doctrinal impartida por los sacerdotes y agentes de pastoral resultará más atractiva y honda que en la actualidad y eso repercutirá en el atractivo de Jesucristo: pues para amar a Jesucristo es preciso conocerle mejor. (99).
Es interesante el modo de titular los capítulos del libro: “los años 90, el comienzo del fin” y ahí incluirá la revolución tecnológica, internet, como acelerador del divorcio entre el neolibealismo y el catolicismo (137). Ciertamente, en Europa el proceso de secularización venía de antes y realmente lo que ha mostrado es que el cristianismo al ser una relación personal, no puede quedarse en un conjunto de ideas o un paquete de creencias.
Terminaremos con la pregunta del propio Jesús: “¿Cuándo venga el Hijo del hombre hallará fe sobre la tierra?” (Lc 18, 8). Ciertamente, que si pues en la vida litúrgica y sacramentaria los hombres siempre encontrarán el comienzo o el alimento para la vida de conocimiento y amor de Jesucristo y la vivencia comunitaria de la fe que también romperá el fuerte individualismo de nuestro tiempo.
Por qué la religión se volvió obsoleta




