Vaticano

11 mensajes del Papa a los jóvenes en su Jubileo

El Papa León XIV ha hablado a los jóvenes sobre redes sociales, inteligencia artificial, atención a los necesitados o la promoción de la paz, pero, sobre todo, ha referido constantemente todos estos temas a Jesucristo y a la necesidad de cultivar una verdadera relación con Él.

Javier García Herrería·3 de agosto de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos
Papa jóvenes

©CNS photo/Pablo Esparza

El estilo del Papa León XIV para hablar a los jóvenes no es tan vivaz como el del Papa Francisco -lleva la impronta de un estilo más tranquilo- pero sus palabras siguen llegándoles como ocurría con Benedicto XVI y Juan Pablo II.

Buscar a Dios

Sentimos una sed tan grande y abrasadora, que ninguna bebida de este mundo puede saciar. No engañemos nuestro corazón ante esta sed, buscando satisfacerla con sucedáneos ineficaces. Más bien, escuchémosla. Hagámonos de ella un taburete para subir y asomarnos, como niños, de puntillas, a la ventana del encuentro con Dios.

Tratar a Cristo

Queridos jóvenes, Jesús es el amigo que siempre nos acompaña en la formación de nuestra conciencia. Si realmente quieren encontrar al Señor resucitado, escuchen su palabra, que es el Evangelio de la salvación. Reflexionen sobre su forma de vivir, busquen la justicia para construir un mundo más humano. Sirvan a los pobres y den testimonio así del bien que siempre nos gustaría recibir de nuestros vecinos. Estén unidos a Jesucristo en la Eucaristía. Adoren a Cristo en el Santísimo Sacramento, fuente de vida eterna. Estudien, trabajen y amen siguiendo el ejemplo de Jesús, el buen Maestro que siempre camina a nuestro lado.

Sí, ¡con Cristo es posible! Con su amor, con su perdón, con la fuerza de su Espíritu. Mis queridos amigos, unidos a Jesús como los sarmientos a la vid, ustedes darán mucho fruto; serán sal de la tierra, luz del mundo; serán semillas de esperanza allí donde viven: en la familia, con sus amigos, en la escuela, en el trabajo, en el deporte. Semillas de esperanza con Cristo nuestra esperanza.

Cristo nos libera

Queridos jóvenes, es cierto lo que han dicho: “optar equivale también a renunciar a algo y esto a veces nos bloquea”. Para ser libres, es necesario partir de un fundamento estable, de la roca que sostiene nuestros pasos. Esta roca es un amor que nos precede, nos sorprende y nos supera infinitamente: el amor de Dios. Por eso, ante Él la decisión es un juicio que no nos quita ningún bien, sino que siempre nos lleva a lo mejor. La valentía de elegir surge del amor que Dios nos manifiesta en Cristo. Él es quien nos ha amado con todo su ser salvando el mundo y mostrándonos así que el camino para realizarnos como personas es dar la vida. Por eso, el encuentro con Jesús corresponde a las esperanzas más profundas de nuestro corazón, porque Jesús es el Amor de Dios hecho hombre.

La Iglesia

Encontramos a Cristo en la Iglesia, es decir, en la comunión de quienes lo buscan sinceramente. El Señor mismo nos reúne para formar comunidad, no cualquier comunidad, sino una comunidad de creyentes que se apoyan mutuamente.

Llevar a Cristo a todo el mundo

necesitamos discípulos misioneros que lleven al mundo el don del Resucitado; que den voz a la esperanza que nos da Jesús vivo, hasta los confines de la tierra (cf. Hch 1,3-8); que lleguen a dondequiera que haya un corazón que espera, un corazón que busca, un corazón que necesita. Sí, hasta los confines de la tierra, hasta los confines existenciales donde no hay esperanza.

Paz

Y nuestro grito debe ser también por la paz en el mundo. Repitamos todos: ¡Queremos la paz en el mundo! [La gente responde: ¡Queremos la paz en el mundo!] Recemos por la paz.

Consumismo

Comprar, acumular, consumir no es suficiente. Necesitamos alzar los ojos, mirar a lo alto, a las «cosas celestiales» (Col 3,2), para darnos cuenta de que todo tiene sentido, entre las realidades del mundo, sólo en la medida en que sirve para unirnos a Dios y a los hermanos en la caridad.

Inteligencia Artificial

Hoy nos encontramos en una cultura en la que la dimensión tecnológica está presente en casi todo, especialmente ahora que la adopción generalizada de la inteligencia artificial marcará una nueva era en la vida de las personas y de la sociedad en su conjunto.  Este es un desafío que debemos afrontar: reflexionar sobre la autenticidad de nuestro testimonio, sobre nuestra capacidad de escuchar y hablar, y sobre nuestra capacidad de comprender y ser comprendidos. Tenemos el deber de trabajar juntos para desarrollar una forma de pensar y un lenguaje de nuestro tiempo que dé voz al Amor.

Redes sociales

No se trata simplemente de generar contenido, sino de crear un encuentro entre corazones. Esto implicará buscar a los que sufren, a los que necesitan conocer al Señor, para que puedan sanar sus heridas, volver a levantarse y encontrar sentido a sus vidas. Este proceso comienza, antes que nada, con la aceptación de nuestra propia pobreza, dejando de lado toda pretensión y reconociendo nuestra innata necesidad del Evangelio.

Les hago un llamado a todos ustedes: “que vayan a reparar las redes”. Jesús llamó a sus primeros apóstoles mientras reparaban sus redes de pescadores (cf. Mt 4,21-22). También lo pide a nosotros, es más, nos pide hoy construir otras redes: redes de relaciones, redes de amor, redes de intercambio gratuito, en las que la amistad sea auténtica y sea profunda. Redes donde se pueda reparar lo que ha sido roto, donde se pueda poner remedio a la soledad, sin importar el número de los seguidores —los follower—, sino experimentando en cada encuentro la grandeza infinita del Amor. Redes que abran espacio al otro, más que a sí mismos, donde ninguna “burbuja de filtros” pueda apagar la voz de los más débiles. Redes que liberen, redes que salven. Redes que nos hagan redescubrir la belleza de mirarnos a los ojos. Redes de verdad. De este modo, cada historia de bien compartido será el nudo de una única e inmensa red: la red de redes, la red de Dios.

Hoy en día hay algoritmos que nos dicen lo que tenemos que ver, lo que tenemos que pensar, y quieres deberían ser nuestros amigos. Y entonces nuestras relaciones se vuelven confusas, a veces ansiosas. Es que cuando el instrumento domina al hombre, el hombre se convierte en un instrumento: sí, un instrumento de mercado y a su vez en mercancía. Sólo relaciones sinceras y lazos estables hacen crecer historias de vida buena.

Polarización

Sean entonces ustedes agentes de comunión, capaces de romper la lógica de la división y de la polarización; del individualismo y del egocentrismo. Céntrense en Cristo, para vencer la lógica del mundo, de las fake news y de la frivolidad, con la belleza y la luz de la verdad (cf. Jn 8,31-32).

Compartir lo vivido en Roma

Queridos jóvenes, quisiera que todo lo que vivan durante estas jornadas lo conserven siempre en sus corazones, pero que no lo guarden sólo para ustedes. Eso es muy importante: lo que van a experimentar aquí, que no sea sólo para uno mismo. Tenemos nosotros que aprender a compartir. Por favor, que todo esto no quede sólo como un recuerdo, sólo como unas bonitas fotos, sólo como algo del pasado.

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