En España, más de 4,38 millones de personas viven con algún tipo de discapacidad, representando una parte significativa de nuestra sociedad que continúa enfrentando importantes desafíos para su plena inclusión. A pesar de los avances legislativos y el incremento notable de la inversión pública en políticas de accesibilidad universal, la verdadera transformación social requiere un compromiso más profundo y generalizado, que implique una decisión estratégica basada en el reconocimiento del valor que aporta la diversidad.
En este camino hacia una sociedad más inclusiva, entidades como Aliados por la Integración ponen su granito de arena generando oportunidades laborales mediante la prestación de servicios a empresas e instituciones. Estas organizaciones actúan como puentes entre las personas en situación de vulnerabilidad y un mercado laboral que aún presenta importantes barreras, demostrando que la inclusión a través del empleo es la mejor manera de promover la igualdad de oportunidades y construir una sociedad más justa e igualitaria.
“El reto colectivo que enfrentamos es transformar profundamente nuestra percepción de la discapacidad, pasando de un modelo asistencial a uno basado en derechos y oportunidades, donde cada persona pueda desarrollar plenamente su potencial y contribuir activamente a la construcción de una sociedad más rica en su diversidad”, explica Almudena Fontecha, presidenta de Aliados por la Integración.
La realidad en cifras: un panorama de contrastes
Las estadísticas revelan una realidad que aún requiere importantes transformaciones. Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística, la tasa de empleo de las personas con discapacidad se sitúa en apenas un 27,8 %, un abismo frente al 68,1 % de la población sin discapacidad. Esta diferencia de más de 40 puntos porcentuales refleja las barreras estructurales que persisten en nuestra sociedad. Cuando nos centramos específicamente en personas con discapacidad intelectual, la situación es aún más preocupante, con solo un 23,8 % en situación de empleo.
“Estos datos no son meros números; representan vidas y sueños postergados, talentos desaprovechados y un potencial humano que nuestra sociedad no está sabiendo integrar plenamente”, indica Almudena Fontecha.
Además, uno de los obstáculos más difíciles de superar es el constituido por los prejuicios y la falta de conocimiento. Un estudio reciente revela que el 43 % de los españoles admite sentir cierta incomodidad cuando se relaciona con personas con discapacidad, principalmente por temor a decir o hacer algo inapropiado.
Más revelador aún resulta que el 63 % de los encuestados reconoce «no poder evitar» tratar a las personas con discapacidad intelectual como si fueran niños, una infantilización que constituye una forma sutil pero real de discriminación. A esto se suma que el 75 % declara que nunca ha tenido un compañero de trabajo con discapacidad, lo que refuerza el desconocimiento y la persistencia de estereotipos.
Aliados por la Integración: más de dos décadas construyendo puentes
En este contexto, organizaciones como Aliados por la Integración desempeñan un papel transformador. Esta entidad lleva más de 20 años impulsando la inclusión sociolaboral de las personas más vulnerables, entre ellas, las personas con discapacidad. Su misión se fundamenta en un principio claro: la inclusión a través del empleo es la mejor manera de promover la igualdad de oportunidades.
Aliados por la Integración desarrolla su labor mediante la colaboración con distintas entidades sociales, empresas y administraciones, generando oportunidades laborales a través de la prestación de distintos servicios. Este modelo de alianzas estratégicas permite multiplicar el impacto de sus acciones y crear un ecosistema favorable para la inclusión.
El Centro Especial de Empleo que forma parte del proyecto es una pieza clave en su estrategia para abordar específicamente la inclusión laboral de las personas con discapacidad. Mediante este recurso, facilitan la transición al mundo laboral y generan espacios donde la diversidad se convierte en un valor añadido.
Pero la inclusión forma parte de toda la red de apoyo de Aliados. Un ámbito destacado donde genera inclusión es el sector de Instituciones Religiosas, donde se ha convertido en un referente nacional con presencia en 116 centros que atienden a más de 2.000 usuarios, colaborando con 57 instituciones religiosas entre obispados y congregaciones de distintos carismas. A través de servicios de atención sociosanitaria para personas mayores (personal gerocultor, de enfermería, fisioterapeutas, terapeutas ocupaciones, etc), servicios generales (limpieza, mantenimiento, cocina) y gestión administrativa, la entidad no sólo optimiza recursos sino que crea oportunidades laborales para personas en situación de vulnerabilidad, respetando siempre el carisma propio de cada institución.
Como señala Carlos Buerba, director del Área de Instituciones Religiosas: «No somos solo una entidad habilitada para prestar servicios en el ámbito de lo social. Nuestro éxito reside en que nos adaptamos a las circunstancias de cada congregación y nos implicamos en la resolución de los retos comunes que tenemos por delante, pero sobre todo cumpliendo la misión social que da sentido a todo lo que hacemos y que no es otra que ayudar a construir su proyecto de vida a personas que, como todas las demás, merecen la oportunidad y saben aprovecharla».
El valor de la diversidad: una aportación incalculable
La inclusión de personas con discapacidad no representa solo un acto de justicia social, sino una oportunidad para enriquecer nuestros espacios de convivencia y trabajo. La experiencia de Aliados por la Integración confirma que las empresas y entidades que apuestan por la diversidad experimentan mejoras tangibles: mayor comunicación en los equipos, ambientes laborales más positivos, impulso a la creatividad e innovación, y aumento de la productividad.
Más allá del ámbito laboral, la presencia y participación activa de personas con discapacidad en todos los espacios sociales contribuye a construir una sociedad más empática, consciente de la diversidad humana y mejor preparada para responder a las necesidades de todos sus miembros.
La discapacidad en el horizonte: un desafío colectivo
La discapacidad no es una realidad ajena o distante, sino una condición que formará parte de nuestras vidas con mayor intensidad en las próximas décadas. El acelerado envejecimiento poblacional que experimenta España está estrechamente vinculado al incremento de situaciones de discapacidad. Según proyecciones demográficas del INE, para 2050 más del 30 % de la población española superará los 65 años, lo que supondrá un aumento significativo de personas con limitaciones funcionales asociadas a la edad.
Esta realidad inminente nos sitúa ante un escenario donde la discapacidad dejará de ser percibida como una circunstancia que afecta a «otros» para convertirse en una experiencia compartida por una parte sustancial de la sociedad. Los datos son reveladores: mientras a los 65 años aproximadamente el 20 % de las personas presenta algún tipo de discapacidad, este porcentaje se eleva hasta el 70 % entre quienes superan los 85 años. Con una esperanza de vida que continúa aumentando -actualmente en 83,3 años y con previsiones de alcanzar los 86 años en 2050- nos enfrentamos a un futuro donde la discapacidad será una realidad cada vez más presente.
Este escenario demográfico requiere una acción coordinada y común por parte de toda la sociedad. Según Almudena Fontecha, “no podemos seguir considerando la inclusión de las personas con discapacidad como una responsabilidad exclusiva de las administraciones públicas o de las entidades especializadas del tercer sector. Se hace imprescindible un pacto social que implique a todos los agentes: desde el ámbito educativo hasta el empresarial, desde los medios de comunicación hasta los espacios culturales y de ocio. La accesibilidad universal y el diseño para todas las personas deben convertirse en principios rectores de cualquier desarrollo urbano, tecnológico o de servicios”.
El camino hacia una sociedad plenamente inclusiva requiere el compromiso de todos los actores sociales. Entidades como Aliados por la Integración demuestran que es posible generar oportunidades reales para las personas con discapacidad cuando existe una visión clara y un trabajo sistemático.
El reto para los próximos años no es solo seguir mejorando las condiciones de acceso al empleo y la formación, sino transformar profundamente la percepción social de la discapacidad. Necesitamos pasar de un enfoque basado en la compasión o el heroísmo a uno fundamentado en el reconocimiento de la diversidad como valor y de los derechos como principio innegociable.
Aliados por la Integración