Cultura

Científicos católicos: Andresa Casamayor, matemática y escritora

El 23 de octubre de 1780 fallecía Andresa Casamayor, matemática y escritora que destacó en el manejo de los números y en la aritmética. Esta serie de biografías breves de científicos católicos se publica gracias a la colaboración de la Sociedad de Científicos Católicos de España.

Inmaculada Lizasoáin·23 de octubre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos
Andresa Casamayor

Andresa Casamayor (30 de noviembre de 1720 – 23 de octubre de 1780) nació en Zaragoza, en una rica familia de comerciantes. Con 17 años de edad escribió el primer manual científico escrito por una mujer en España, Tyrocinio aritmético. Esta obra está dedicada a los Padres Escolapios del Colegio de Zaragoza, por lo que es fácil pensar que pudo ser un padre escolapio quien le educó. La obra está redactada con una clara intención didáctica, para facilitar la instrucción a muchos que no pueden lograrla de otro modo. Empieza presentando las cifras de forma sencilla, como letras de un alfabeto con las que se pueden escribir todos los números, tan grandes como queramos. Junto con las cifras, el libro explica nuestro sistema numérico, completamente posicional, lo que lo hace mucho más sencillo que el romano y permite realizar de una forma sistemática las cuatro operaciones aritméticas. Esta forma de trabajar es la que hoy se puede programar en un ordenador y se conoce como algoritmo. María Andresa no se limita a presentar las reglas de los algoritmos de forma progresiva en cuanto a dificultad, sino que quiere que sus lectores entiendan por qué se hace de esta forma; por qué estos algoritmos “funcionan”. Además, busca alcanzar precisión y rapidez en el cálculo. Así, nada más enseñar una regla, pasa a aplicarla a problemas del mundo del comercio, con monedas o con pesos, preparando a sus lectores para los oficios y el cálculo mercantil.

El padre Latassa da noticia de un segundo manuscrito de Andresa, “El Parasi solo”, sobre aritmética más avanzada, con unas tablas para cálculo de raíces cuadradas y cúbicas, aunque no se sabe si el manuscrito llegó a publicarse.

Por otro lado, contrariamente a lo que era habitual en la España de ese momento, María Andresa no se casó ni tomó los hábitos de una orden religiosa. Su padre falleció cuando ella tenía tan solo 18 años y, poco después, murió también su amigo y colaborador, Fray Pedro Martínez. María Andresa se dedica entonces a su vocación de educadora, trabajando como maestra de niñas en las Escuelas Públicas de Zaragoza hasta su muerte, en 1780.

El autorInmaculada Lizasoáin

Universidad Pública de Navarra. SCS-España

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