Vaticano

De uno a cinco días: la lenta evolución del permiso de paternidad vaticano

El permiso de paternidad en el Vaticano es breve debido a que la mayoría de empleados laicos son varones y la rigidez de su legislación laboral.  

Javier García Herrería·11 de agosto de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos
problema laboral

Un jardinero trabaja en los jardines vaticanos. ©CNS photo/courtesy of the office governing Vatican City State

Hasta hace poco, los padres de familia que trabajaban en el Estado de la Ciudad del Vaticano disponían de un único día libre cuando su esposa daba a luz. En 2022, el Papa Francisco decidió ampliar ese permiso a tres días, un cambio que se recibió con alegría y decepción entre los trabajadores, puesto que esperaban recibir un aumento más significativo.

Esta mañana, lunes 11 de agosto, el Papa León XIV ha dado un nuevo paso, aprobando la ampliación del permiso de paternidad a cinco días laborables, con retribución íntegra. A pesar de este incremento, el periodo sigue siendo muy reducido si se compara con la normativa de los países europeos, donde las licencias de paternidad oscilan entre quince días y seis meses.

Hasta 2017, las bajas de maternidad en el Vaticano duraban unos pocos días. A partir de esa fecha se ampliaron a de seis meses, superando en un mes el permiso que concede el estado italiano a las mujeres que dan a luz.

¿Por qué el permiso de paternidad dura tan poco en el Vaticano?

La ampliación del permiso de paternidad en el Vaticano plantea un reto particular por varias razones. En primer lugar, la mayoría de los empleados laicos de la Ciudad del Vaticano son hombres, de modo que cualquier incremento sustancial de esta licencia provoca ausencias simultáneas que complican la operativa diaria.

A esto se suma que el Estado vaticano carece de una legislación laboral flexible que permita reforzar las plantillas con agilidad: la normativa y la burocracia internas hacen prácticamente inviable recurrir a empresas de trabajo temporal para cubrir funciones aparentemente sencillas, como jardinería, vigilancia de los Museos Vaticanos o mantenimiento general. Si se combinan ambos factores, el panorama es claro: o el Vaticano introduce reformas que flexibilicen su marco legal, o será muy difícil que pueda afrontar el impacto laboral de estas nuevas medidas.

Nueva normativa de contrataciones públicas

El pasado sábado se publicó un documento de 48 folios con la nueva normativa vaticana para la contratación pública. Entre sus objetivos principales figura impedir la selección directa de contratistas y proveedores, fomentando en su lugar procesos más transparentes y competitivos. Sin embargo, esta reforma no introduce medidas que prioricen la contratación de personal por periodos inferiores a un año, lo que en la práctica dificulta cubrir sustituciones breves, como las derivadas de bajas de unas semanas o meses.

No deja de llamar la atención que la Secretaría para la Economía de la Santa Sede, dirigida por el prefecto Maximino Caballero Ledo —un laico español de 65 años—, esté publicando tantas normas en pleno mes de agosto, y más aún si la difusión se realiza en un día como sábado, cuando la actividad institucional y mediática es mínima.

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