Vaticano

El Papa reza para que María llene de esperanza a los creyentes y abra oasis de paz

Al celebrar la fiesta de la Inmaculada Concepción mientras termina el Año Jubilar, el Papa León XIV oró hoy en Roma para que la “esperanza jubilar” “florezca en Roma y en cada rincón de la tierra”, trayendo consigo la reconciliación, la no violencia y la paz.

CNS / Omnes·8 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos
Estatua de la Inmaculada en Roma

Roberto Leo, bombero veterano, coloca una corona de flores en la estatua de María Inmaculada cerca de la Plaza de España en Roma el 8 de diciembre de 2025, festividad de la Inmaculada Concepción. (Foto CNS/Lola Gomez).

– Cindy Wooden, Roma (CNS) 

El Papa León XIV ha rezado hoy ante la estatua de la Virgen Inmaculada en Roma, como sus predecesores. Y ha orado para que María dé esperanza a los creyentes. Y para que “después de las puertas santas, se abran ahora otras puertas de hogares y oasis de paz, donde la dignidad pueda florecer de nuevo, se enseñe la educación en la no violencia y se aprenda el arte de la reconciliación”.

De pie cerca de la Plaza de España en el centro de Roma, al pie de una imponente columna coronada por una estatua de María, el Papa dirigió a miles de romanos, peregrinos y turistas una oración el 8 de diciembre.

El bombero Roberto Leo

Al amanecer de esta mañana, un bombero llamado Roberto Leo, jefe del departamento de bomberos con más años de servicio en Roma, subió 100 peldaños de una escalera aérea. Para colocar una corona de flores blancas en los brazos extendidos de la estatua, a unos 90 pies sobre el suelo.

Siguiendo una tradición iniciada en 1958 por San Juan XXIII, el Papa León bendijo una cesta de rosas blancas que los asistentes colocaron al pie de la estatua. Y leyó una oración escrita específicamente para la fiesta de este año, con referencias a lo que está sucediendo en la Iglesia, la ciudad y el mundo.

Que se abran ahora otras puertas

En la oración a María, el Papa León recordó que el año jubilar trajo a Roma millones de peregrinos. Representantes de “una humanidad probada, a veces aplastada, humilde como la tierra de la que Dios la ha plasmado y en la que no cesa de infundir su Espíritu de vida”.

“Mira, oh María, a tantos hijos e hijas en quienes no se ha apagado la esperanza: que brote en ellos lo que ha sembrado tu Hijo, Él, la Palabra viva que en cada persona pide crecer aún más, tomar carne, rostro y voz”, oró el Papa .

Cuando las Puertas Santas de las basílicas mayores de Roma están a punto de cerrarse al final del Jubileo el 6 de enero, dijo que “otras puertas se abran ahora. Puertas de casas y oasis de paz donde pueda florecer de nuevo la dignidad, donde se enseñe la no violencia, donde se aprenda el arte de la reconciliación”.

“Nuevas luces en la Iglesia”

El Papa oró para que María “inspire nuevas luces en la Iglesia que camina en Roma y en las Iglesias particulares que en cada contexto recogen las alegrías y las esperanzas. Y las tristezas y las angustias de nuestros contemporáneos, especialmente de los pobres y de todos los que sufren”.

El Papa León XVI expresó también su esperanza de que el bautismo, que lava a cada persona del pecado original, “genere hombres y mujeres santos e inmaculados. Llamados a ser miembros vivos del Cuerpo de Cristo, cuerpo que actúa, consuela, reconcilia y transforma la ciudad terrena donde se prepara la ciudad de Dios”.

Intercesión de María en un mundo lleno de cambios

En un mundo lleno de “cambios que parecen encontrarnos desprevenidos e impotentes”, pidió a María que intercediera y ayudara.

“Inspira sueños, visiones y coraje, tú que sabes mejor que nadie que nada es imposible para Dios, y al mismo tiempo que Dios no hace nada solo”, oró.

El Papa también pidió a María que ayude a la Iglesia a estar siempre “con y entre el pueblo, levadura en la masa de una humanidad que clama justicia y esperanza”.

El Papa León XIV imparte su bendición a los peregrinos y romanos reunidos en la Plaza de San Pedro del Vaticano para el rezo del Ángelus el 8 de diciembre de 2025. (Foto CNS/Vatican Media).

En el Ángelus

Antes de dirigirse a la Plaza de España, el Papa dirigió el rezo del Ángelus al mediodía con los visitantes en la Plaza de San Pedro.

Al preservar a María de toda mancha de pecado desde el momento de su concepción, dijo, Dios le concedió “la gracia extraordinaria de un corazón completamente puro, en vista de un milagro aún mayor: la venida de Cristo Salvador al mundo como hombre”.

Esa gracia extraordinaria dio frutos extraordinarios, dijo, “porque en su libertad la acogió, abrazando el plan de Dios”.

“El Señor siempre actúa así: nos da grandes dones, pero nos deja la libertad de aceptarlos o no”, dijo el Papa . “Así, esta fiesta, que nos alegra por la belleza inmaculada de la Madre de Dios, también nos invita a creer como ella creyó, dando nuestro generoso asentimiento a la misión a la que el Señor nos llama”.

Silueta de la estatua mariana en la Plaza de España en Roma, después de que un bombero colocara una corona de flores en el brazo de la estatua el 8 de diciembre de 2025, festividad de la Inmaculada Concepción. (CNS photo/Lola Gomez).

Oración del Santo Padre León XIV

¡Dios te salve, María! Alégrate, llena de gracia, en esa gracia que, como una suave luz, ilumina a aquellos sobre quienes brilla la presencia de Dios.

El Misterio te rodeó desde el principio, desde el vientre de tu madre comenzó a obrar en ti grandes cosas, que pronto requirieron tu consentimiento, ese «sí» que inspiró muchos otros «síes».

Inmaculada, Madre de un pueblo fiel, tu transparencia ilumina Roma con luz eterna, tu camino perfuma sus calles más que las flores que hoy te ofrecemos.

Muchos peregrinos de todo el mundo, oh Inmaculada, han recorrido las calles de esta ciudad a lo largo de la historia y en este Año Jubilar.

Una humanidad probada, a veces aplastada, humilde como la tierra que Dios la forjó y en la que su Espíritu de vida nunca deja de respirar.

Mira, oh María, a tantos hijos e hijas en quienes la esperanza no ha muerto: que brote en ellos lo que tu Hijo sembró, Él, la Palabra viva que en cada uno pide crecer más, tomar cuerpo, rostro y voz.

Que la esperanza jubilar florezca en Roma y en cada rincón de la tierra, esperanza en el mundo nuevo que Dios prepara, y del cual tú, oh Virgen, eres como el brote y la aurora.

Después de las puertas santas,  que se abran ahora otras puertas de hogares y oasis de paz donde la dignidad pueda florecer de nuevo, se enseñe la educación en la no violencia y se aprenda el arte de la reconciliación.

Que venga el reino de Dios, esa novedad que tanto anhelaste  y a la que te abriste por completo, de niña, de joven y como madre de la Iglesia naciente. Inspira nuevas perspectivas en la Iglesia que camina en Roma y en las Iglesias particulares que, en cada contexto, acogen las alegrías y las esperanzas, las tristezas y las angustias de nuestros contemporáneos, especialmente de los pobres, y de todos los que sufren.

Que el bautismo siga generando hombres y mujeres santos e inmaculados, llamados a ser miembros vivos del Cuerpo de Cristo, un Cuerpo que actúa, consuela, reconcilia y transforma la ciudad terrena en la que se prepara la Ciudad de Dios.

Intercede por nosotros, que enfrentamos cambios que parecen encontrarnos desprevenidos e impotentes. Inspira sueños, visiones y valentía, tú que sabes mejor que nadie que nada es imposible para Dios, y al mismo tiempo que Dios no hace nada solo.

Guíanos hacia adelante, con la premura que una vez impulsó tus pasos hacia tu prima Isabel y la inquietud con la que te convertiste en exiliada y peregrina, para ser bendecida, sí, pero entre todas las mujeres, la primera discípula de tu Hijo, Madre de Dios con nosotros. Ayúdanos a ser siempre Iglesia con y entre el pueblo, levadura en la masa de una humanidad que clama justicia y esperanza.

Inmaculada, mujer de infinita belleza, cuida esta ciudad, a esta humanidad. Muéstrala a Jesús, tráela a Jesús, preséntala a Jesús. Madre, Reina de la Paz, ruega por nosotros.

El autorCNS / Omnes

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