“Mañana viajaré a Turquía y luego al Líbano para visitar a los queridos pueblos de esos países ricos en historia y espiritualidad. Será también una ocasión para recordar los 1700 años del primer Concilio ecuménico en Nicea y para encontrarme con la comunidad católica, los hermanos cristianos y los de otras religiones. Les pido que me acompañen con sus oraciones”.
Asi ha rogado el Papa a los millares de peregrinos y fieles congregados en la Plaza de San Pedro, en la Audiencia general de este miércoles. Oración por su viaje apostólico que comienza mañana.
Además, antes de dar la Bendición, el Pontífice ha recordado que este “próximo domingo, la Iglesia retomará el nuevo ciclo de celebración de los misterios cristianos con el primer domingo de Adviento. Esta época del año nos prepara para la Navidad, despertando en todos el deseo de encontrar al Dios que viene”.
“La vida es, ante todo, un don de Dios”
El tema de catequesis de la Audiencia ha continuado el del Año Jubilar, ‘Cristo, nuestra esperanza’. El Papa ha comenzado su reflexión con “una pregunta que todos llevamos en lo más profundo de nuestro corazón: ¿cuál es el sentido de la vida?”.
El pasaje de la Escritura que acabamos de escuchar responde a esta pregunta: “la vida es, ante todo, un don de Dios, que nos ha creado por amor.”
Una de las tentaciones más frecuentes hoy en día es la falta de confianza en la bondad y el amor de Dios, ha dicho el Papa. Quizás ya no experimentamos la vida como un don porque estamos agobiados por sus cargas, “pero Cristo resucitado nos recuerda que Dios siempre es fiel a su plan de amor.”
Sin embargo, ha subrayado a los peregrinos en lengua inglesa, y a todos, “confiando en Dios, estamos invitados a participar en este plan de vida y amor generando vida”.
Vocación al matrimonio: “La aventura de la maternidad y la paternidad”
“Para aquellos de vosotros que vivís la vocación del matrimonio”, ha continuado el Sucesor de Pedro, “esto significa descubrir el don y la aventura de la maternidad y la paternidad, en las que estáis llamados a participar trayendo nuevas vidas a este mundo y preparándolas para la vida eterna. No temáis esta aventura, sino abríos con oración al don de la vida, confiando en el Dios que sabemos que nos ama”.
Poco después, diría a los polacos en la misma línea: “Que en vuestras familias no falte el valor para tomar decisiones sobre la maternidad y la paternidad. No tengáis miedo de acoger y defender a cada niño concebido: anunciad y servid el Evangelio de la vida. Dios es “el amante de la vida”, por eso custodiadla siempre con cuidado y amor. ¡A todos mi bendición!”.
Una enfermedad: falta de confianza en la vida
En la exposición general, el Papa ha subrayado que “en el mundo hay una enfermedad difundida: la falta de confianza en la vida. Como si nos hubiésemos resignado a una fatalidad negativa, de renuncia. La vida corre el riesgo de no representar más una posibilidad recibida como don, sino una incógnita, casi una amenaza de la cual preservarse para no desilusionarnos”.
Por eso, el Papa León ha dicho que “el valor de vivir y de generar vida, de testimoniar que Dios es por excelencia ‘El amante de la vida’, como afirma el Libro de la Sabiduría (11,26), es hoy más que nunca un llamado urgente”.
“Cristo es la vida”
Luego ha puesto el ejemplo de Jesús en el Evangelio, que “confirma constantemente su premura por curar a los enfermos, resanar cuerpos y espíritus heridos, volver a dar vida a los muertos”, y ha dicho que Cristo es la vida”.
“Generado del Padre, Cristo es la vida y ha generado vida sin ahorrarse hasta donarnos la suya, y nos invita a donar nuestra vida. Generar quiere decir poner vida en otro”·, ha continuado. “El universo de los vivientes se ha extendido a través de esta ley, que en la sinfonía de las criaturas conoce un admirable “crescendo” culminante en el dueto del hombre y de la mujer: Dios los ha creado según su propia imagen y a ellos ha confiado la misión de generar también a su imagen, ó sea por amor y en el amor.”
Sacerdotes de Inglaterra y Gales en su 40, 50 y 60 aniversario de ordenación
Al final de sus palabras a los de lengua inglesa, el Papa ha saludado “de manera especial a los obispos y sacerdotes de Inglaterra y Gales que celebran el cuarenta, cincuenta y sesenta aniversario de ordenación sacerdotal. Al rezar para que experimenten un aumento de la virtud de la esperanza durante este Año Jubilar, invoco sobre todos ustedes y sus familias la alegría y la paz de nuestro Señor Jesucristo”.
Mientras tanto, a los peregrinos de lengua alemana les ha dicho: “que la gracia de este Jubileo reavive en todos vosotros, peregrinos de la esperanza, el anhelo de los bienes celestiales y os conceda la alegría y la paz de nuestro Redentor. Confiémonos al Señor y dejémonos guiar por Él hacia la plenitud de la vida”.
Darse a los demás
A los de lengua española, ruidosos como es habitual en la Plaza de San Pedro, en especial al final, León XIX les ha pedido darse a los demás, y también recibir la vida. Éstas han sido sus palabras.
“Pidamos al Señor la fortaleza para poder corresponder a la vida que se nos ha dado gratuitamente con una existencia entregada a su servicio. Abandonémonos a su amor para no temer las dificultades y afrontar los retos, dándonos generosamente a los demás. Recibamos la vida y a Dios que en ella se nos manifiesta: en los hijos que generemos, en las personas de las que nos hacemos responsables y en la sociedad que estamos llamados a construir”.




