Cultura

¿Sabías que Eva es santa? ¿Y has oído hablar de la enigmática sombra de Lilith?

Según la tradición judía, Lilith fue la primera esposa de Adán, creada antes que Eva, y expulsada del paraíso al negarse a obedecer a su marido. En la iconografía cristiana, esta figura se asocia con la serpiente de rostro femenino para representar una tentación basada en la soberbia y el rechazo al orden divino.

Javier García Herrería·19 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos
Lilith

Todas las imágenes del artículo son de ©Wikimedia Commnos

Este 19 de diciembre, la Iglesia católica conmemora a santa Eva, la primera mujer según el Génesis. Para muchos fieles, el dato resulta sorprendente: Eva, asociada habitualmente al relato del pecado original, es venerada como santa. 

La tradición cristiana la contempla a la luz de la redención: Eva no queda definida por la caída, sino por el designio salvífico de Dios, culminado en Cristo, el nuevo Adán. Su memoria aparece en martirologios antiguos y en tradiciones litúrgicas orientales y occidentales desde los primeros siglos del cristianismo.

En torno a la figura de Eva se ha desarrollado, fuera del canon bíblico y al margen de la doctrina católica, una tradición paralela que ha ejercido una notable influencia cultural y artística: la de Lilith

Orígenes de Lilith

Sus raíces se encuentran en mitos del antiguo Oriente Próximo (Mesopotamia) y en interpretaciones judías posteriores que intentaron armonizar los dos relatos de la creación del Génesis. Esta tradición tomó forma especialmente en textos medievales, donde Lilith es presentada como una primera mujer, creada antes que Eva y separada de Adán tras negarse a someterse a él. 

Con el paso del tiempo, su figura fue asociada a lo demoníaco, pero también a la rebeldía y la autonomía femenina, lo que explica su persistencia en la literatura, el arte y el pensamiento simbólico.

Conviene subrayar, no obstante, que esta interpretación no forma parte de la tradición, el magisterio ni la teología de la Iglesia católica, y por tanto no constituye en modo alguno materia de fe. La doctrina católica reconoce únicamente el relato bíblico de la creación de Eva tal como se presenta en el Génesis. 

Aun así, la tradición de Lilith resulta culturalmente relevante, pues ha influido de manera significativa en numerosas representaciones artísticas, literarias y simbólicas a lo largo de los siglos, y permite comprender mejor ciertos imaginarios que dialogan —aunque desde fuera— con los grandes relatos bíblicos. 

Lilith como la “primera Eva”

La idea de que Lilith fue la primera mujer surge más tarde, cuando intérpretes judíos advierten la aparente contradicción entre los dos relatos de la creación en el Génesis: uno donde hombre y mujer parecen ser creados simultáneamente, y otro donde Eva es creada a partir de la costilla de Adán.

Según esta tradición, Lilith no habría tenido una relación armoniosa con Adán. Tras el conflicto, Dios le habría concedido libertad para abandonarlo, y ella se habría marchado a convivir con demonios en regiones desérticas, tradicionalmente situadas cerca del Mar Muerto. A partir de ahí, la literatura judía posterior la describe como un espíritu maligno femenino, asociado a la noche, la seducción y la destrucción.

En este contexto, algunos relatos identifican a Lilith como la tentadora de Eva, la figura que, movida por los celos, incita a la nueva mujer a comer del fruto prohibido. De este modo, la serpiente del Paraíso adquiere rasgos femeninos y demoníacos.

En la época moderna, sin embargo, escritores, artistas y corrientes feministas han reinterpretado el mito, presentando a Lilith como símbolo de independencia femenina y resistencia frente al orden patriarcal.

Fuera del ámbito religioso, Lilith ha sido adoptada por diversas corrientes culturales contemporáneas. Algunos grupos de rock duro y metal han utilizado su nombre como símbolo de rebeldía, poder y transgresión, interpretándola como una figura que encarna fuerza frente al orden establecido.

Un personaje ausente de la Biblia

La Biblia católica no menciona a Lilith como personaje del relato del Paraíso. No obstante, en algunas traducciones antiguas y comentarios hebreos aparece asociada a términos como la lechuza, símbolos vinculados a la noche, la oscuridad, el ocultamiento y lo siniestro. En el ámbito semítico, estos nombres evocan seres nocturnos, retorcidos, ligados a acciones perversas.

Los rabinos y estudiosos del Talmud desarrollaron la figura de Lilith a partir de una lectura detallada del Génesis. En Gn 1, 27 parece que Dios crea al hombre y a la mujer simultáneamente (“Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, varón y mujer los creó”). 

En Gn 2, 22  Adán aparece solo y Eva es creada de su costilla (“Y el Señor Dios formó, de la costilla que había sacado de Adán, una mujer, y se la presentó a Adán”). Para explicar esta diferencia, algunos comentaristas judíos sostuvieron que la mujer creada junto a Adán habría sido Lilith, mientras que Eva sería una creación posterior.

Lilith en el arte: del Prado a la Capilla Sixtina

Donde esta tradición ha dejado una huella especialmente visible es en la historia del arte. Varios artistas del Renacimiento y del final de la Edad Media representaron la tentación del Paraíso con una serpiente de rasgos femeninos, reflejo de estas interpretaciones hebreas. Normalmente se la representa en forma de lechuza, o como una mujer o una serpiente con pechos femeninos.

En el Museo del Prado, algunas obras de El Bosco resultan especialmente elocuentes. En El Jardín de las Delicias, una lechuza aparece observando desde el árbol del conocimiento del bien y del mal, como presencia oscura y vigilante. 

En el Tríptico del Carro de Heno, también de El Bosco, el demonio que tienta desde el árbol adopta una forma claramente asociada a esta figura femenina.

Algo similar ocurre en la Capilla Sixtina, donde Miguel Ángel pintó la escena del pecado original con una serpiente de torso femenino, una iconografía que no procede del texto bíblico, sino de tradiciones extrabíblicas conocidas en ambientes humanistas y hebreos del Renacimiento.

En el Díptico de Viena de Hugo van der Goes no pintó una serpiente convencional, sino una criatura híbrida que encaja perfectamente con la figura de Lilith.

En el relieve de la Tentación de Adán y Eva, situado en la Catedral de Notre Dame de París, la serpiente también aparece con torso y rostro de mujer, enroscada en el Árbol de la Ciencia.

Adán y Eva, de Rafael en los Museos Vaticanos sigue la tradición de Miguel Ángel:muestra a la serpiente-mujer con un rostro casi idéntico al de Eva. 

Se desconoce la razón exacta por la que tantos artistas católicos adoptaron la figura de Lilith —un personaje de la tradición judía— para representar la caída en el Edén. La respuesta parece hallarse en los círculos humanistas de la época, donde es posible que pintores como Rafael o Miguel Ángel incluyeran estos rasgos por influencia directa de algún amigo rabino. 

En un tiempo de búsqueda de las fuentes originales, el mito de la ‘primera esposa de Adán’ se filtró hasta los pinceles cristianos, transformando a la serpiente en esa mujer-reptil que hoy vemos en el Vaticano o en Notre Dame.


Si le interesan estas interpretaciones de Lilith, los rabinos y las serpientes con rostro de mujer seguramente disfrutará la lectura de los dos todos de la Biblia para zoquetes publicados por María Vallejo-Nágera en la editorial Palabra. Están llenos de historias interesantes y muy amenos. 

Biblia para zoquetes. Tomo I

Autor: María Vallejo-Nágera
Editorial: Palabra
Año: 2024
Número de páginas: 336
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