En Siria quedan unos 400,000 cristianos (el 4% de una población de 22 millones). De ellos, solo 20,000 son católicos. Trece franciscanos atienden parroquias en Damasco, Alepo, Latakia, Tartús e Idlib, llevando esperanza en medio de la guerra, terremotos y cambios de gobierno.
En la convulsa ciudad costera de Latakia, Siria, el Padre Fadi Azar encarna la resiliencia de la Iglesia católica en medio de una guerra que cumple 14 años. Franciscano de la Custodia de Tierra Santa, este sacerdote palestino jordano llegó en pleno conflicto (2015) para servir como párroco del Sagrado Corazón de Jesús. En esta entrevista, el Padre Fadi describe la dramática situación de los cristianos sirios y su labor pastoral.
Usted es palestino, pero nació en Jordania…
– Así es. Nací en Jordania, pero soy palestino de origen. Mis abuelos huyeron de Yajar (Palestina) en la guerra del 48 y se establecieron en Abud, cerca de Ramallah. Mis padres viven en Ammán, Jordania. Allí estudié en el colegio franciscano desde los 4 hasta los 18 años. Esa semilla vocacional la cultivé luego en Estados Unidos, donde los frailes me enviaron a estudiar Teología en la Universidad Católica de Washington D.C.
¿Por qué vino a Siria en plena guerra?
– La obediencia franciscana. Primero estuve 5 años en Damasco y llevo otros 5 en Latakia. Cuando llegué, la guerra ya llevaba 4 años. Hoy seguimos aquí porque los franciscanos y religiosos de otras comunidades somos «un puente de esperanza» en esta tierra sagrada donde San Pablo se convirtió.
Su parroquia en Latakia es un oasis en la tormenta. ¿Qué comunidades atiende?
– Además de católicos latinos, acogemos a armenios, siríacos y caldeos católicos que no tienen iglesias propias. La parroquia incluye un monasterio y recuperamos una escuela que el gobierno anterior tenía confiscada.
Siria vive una triple crisis: guerra, terremoto y cambio de gobierno. ¿Cómo afecta esto?
– Tras la caída de Assad en diciembre, tenemos un gobierno islámico liderado por Ahmed al Sharaa. Aunque el presidente se muestra respetuoso con los cristianos (hoy mismo tuvimos un encuentro con él y líderes de todas las denominaciones cristianas en Alepo), el verdadero peligro son los grupos armados no controlados. En marzo mataron a 10 cristianos entre Banias y Latakia.
¿Qué persecución concreta sufren los cristianos?
– Hay imposiciones radicales: los musulmanes exigen que las mujeres se cubran la cabeza en trabajos y los jóvenes fueron golpeados por llevar pantalones cortos. Hay muchos grupos que enarbolan la bandera negra de ISIS para generar terror entre la población y ocupar cuotas de poder. Atacan a alauitas y cristianos por igual. En marzo asesinaron a 7,000 personas.
Su labor social es incansable. ¿Qué obras mantienen?
– Tenemos un dispensario médico y una casa para adultos discapacitados y otra para niños huérfanos. Repartimos alimentos mensualmente y ayudamos con medicinas y reparación de viviendas. Aunque ayudamos a algunos musulmanes, priorizamos a los cristianos, pues estos no reciben ayudas que ofrecen las ong´s musulmanas.
¿Cómo subsisten con la economía destruida?
– La ayuda llega del exterior: por la Custodia de Tierra Santa, comisarios franciscanos como el Padre Luis Quintana en Madrid y Ayuda a la Iglesia Necesitada. Sin esto, sería imposible. La gente perdió empleos, hay secuestros, robos… Algunas familias cristianas piden asilo humanitario en otros países. En meses recientes, varias familias de mi parroquia partieron a Barcelona.
Su mensaje final a los lectores…
– «Rogamos al resto de cristianos su apoyo y oración. Somos una minoría que vive con miedo, pero nuestra presencia es vital. Llevamos 2,000 años aquí y no queremos irnos, aunque la guerra ya dura 14 años. Que no olviden a Siria: tierra de santuarios, iglesias antiguas y la primera evangelización».
