Cultura

Los hallazgos arqueológicos más recientes en Tierra Santa

Los descubrimientos recientes en Tierra Santa demuestran que la arqueología sigue dialogando con la Biblia, no tanto para “probar” cada relato, sino para matizar el contexto histórico en que se escribieron.

Rafael Sanz Carrera·27 de junio de 2025·Tiempo de lectura: 6 minutos
tierra santa

En los primeros meses de 2025 se han sucedido varios descubrimientos arqueológicos extraordinarios en la región bíblica de Israel/Jordania, algunos de ellos retomando relatos de las Escrituras. Investigadores internacionales y locales han aportado nuevos datos que conectan con pasajes bíblicos, confirmando o matizando tradiciones milenarias. A continuación presentamos los tres descubrimientos bíblicos más relevantes de este primer semestre de 2025.

Jardín de época romana bajo el Santo Sepulcro (Jerusalén)

En abril de 2025 se conoció que la Universidad Sapienza de Roma, en colaboración con la Autoridad de Antigüedades de Israel (IAA), excavó bajo la basílica del Santo Sepulcro en Jerusalén, hallando restos de un jardín del siglo I d.C. Se encontraron semillas y pólenes de olivo y vid de hace ~2.000 años, así como muros bajos de piedra y tierra de relleno que indican un espacio agrícola antiguo. Según la arqueóloga Francesca Stasolla, estos indicios apuntan a “un uso agrícola” del área justo antes de que, en tiempos de Adriano (130 d.C.), se abandonara la cantera primitiva y se volviera cementerio.

Este hallazgo encaja notablemente con el Evangelio de Juan 19, 41-42, que narra que “había un huerto en el sitio donde lo crucificaron, y en el huerto, un sepulcro nuevo donde nadie había sido enterrado todavía”. Como explica un informe periodístico, bajo la basílica —no lejos de la Tumba de Cristo y el Gólgota— se descubrió “una pequeña zona con restos de cultivo de vid y olivo” de hace unos 2.000 años. Este vestigio botánico, sostenido por análisis paleobotánicos, refuerza la historicidad de la escena evangélica: documenta la presencia de un huerto junto al lugar de enterramiento tal como describió san Juan. A su vez, la propia difusión de los hallazgos en medios internacionales como National Geographic y Times of India confirma la veracidad del descubrimiento.

El descubrimiento añade datos arqueológicos compatibles con la tradición cristiana acerca del sepulcro de Jesús. Nos da una imagen más precisa de cómo sería ese entorno en el siglo I d.C.: una antigua cantera-cementerio reutilizada en parte como huerto de olivos y vides. Como comenta Stasolla, “la arqueología aporta datos que luego se interpretan” y en este caso documenta un espacio agrícola en la cantera. Para teólogos y creyentes, respalda el relato de Juan; para la academia, ofrece nuevo contexto histórico. Las excavaciones continúan, pero ya se considera un hito relevante para los estudios bíblicos (y para el propio proyecto de restauración del templo cristiano medieval).

Por otro lado, el hecho de que la muerte y resurrección de Cristo ocurrieran en un “huerto” tiene una fuerte carga simbólica: el nuevo Adán redimiendo el pecado del primer jardín (Edén).

Estructura piramidal helenística en Nahal Zohar (Desierto de Judea)

En marzo de 2025, arqueólogos de la Autoridad de Antigüedades de Israel informaron del hallazgo de una impresionante estructura piramidal de 2.200 años de antigüedad en el desierto de Judea, cerca de Nahal Zohar. Se trata de un montículo de piedras talladas a mano, de forma piramidal (tumbita) y gran tamaño, datado en la época helenística (dominio ptolomaico/seléucida). Bajo la pirámide derruida descubrieron lo que parece una “estación de paso” utilizada por comerciantes que transportaban sal y betún desde el Mar Muerto hasta el Mediterráneo.

El yacimiento resultó muy rico: papeles y monedas que conectan con la época helenística. En las profundidades sacaron a la luz rollos de papiro en griego y monedas de bronce acuñadas bajo los Ptolomeos y el rey seléucida Antíoco IV, junto con armas, herramientas de madera y tejidos de cuero muy bien conservados gracias al clima seco. Un comunicado de prensa citado por los medios detalla: “se incluyen rollos de papiro escritos en griego, monedas de bronce selladas durante los reinados de los Ptolomeos y de Antíoco IV, armas, herramientas de madera y tejidos de cuero”. Los directores de la excavación (M. Toledano, E. Klein y A. Ganor) califican la pirámide como un hallazgo “revolucionario” para la historia de la región.

Este descubrimiento amplía nuestro conocimiento del periodo helenístico en Palestina desértica. La combinación de la estructura piramidal (quizás una torre de vigilancia o un santuario) con documentos griegos y monedas ptolomaicas/seléucidas indica una presencia organizada de poder político y comercio internacional en la zona. No es un hallazgo “bíblico” en el sentido estricto (no conecta con narraciones del Antiguo Testamento), pero es coetáneo a la época final del Segundo Templo judío. Sin embargo, la localización en Israel lo hace interesante para entender el trasfondo cultural donde más tarde florecería el cristianismo. En resumen, sí existió tal estructura piramidal en 2025 según fuentes de prensa acreditadas, y su estudio podría reescribir parte de la historia helenística local.

Aunque no está directamente conectado con la Biblia, este descubrimiento ayuda a contextualizar la situación política y económica de Palestina en la época entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, y podría arrojar luz sobre los orígenes de la comunidad esenia o los antecedentes del judaísmo helenístico.

Mahanaim: Tall adh-Dhahab al-Gharbi en Jordania

También en enero de 2025 se anunció un hallazgo relevante en Jordania: arqueólogos israelíes (I. Finkelstein y T. Ornan) han identificado el sitio de Tall adh-Dhahab al-Gharbi con la antigua ciudad bíblica de Mahanaim (literalmente “dos campamentos”), mencionada en el relato de Jacob (Génesis 32) y como refugio de David y otros reyes de Israel. De acuerdo con los reportes, las evidencias coinciden con las descripciones bíblicas: Mahanaim se situaría junto a Penuel (que correspondería al cercano Tall adh-Dhahab al-Sharqi).

El equipo partió de antiguos bloques de piedra grabados hallados entre 2005-2011 por arqueólogos alemanes en el lugar. Estas lajas labradas muestran escenas muy semejantes a las de un palacio israelita del reino del norte: figuras tocando liras, un león cazado, una palmera datilera y un personaje llevando una cabra a un banquete. Los investigadores interpretan que estas imágenes sugieren un edificio de élite, quizá una residencia real de Mahanaim. Un artículo periodístico señala: “se hallaron bloques de piedra con grabados detallados, incluyendo personas tocando liras, un león en escena de caza, una palmera y un personaje llevando una cabra a un banquete. Describen este último como ‘con la intención de proporcionar comida para un banquete’” . Además, la iconografía y estilo se asemejan a murales del reino de Israel del siglo VIII a.C. (p. ej. Kuntillet Ajrud), por lo que se cree que las piedras datan de la misma época bajo el rey Jeroboam II.

Estos trabajos sugieren que sí se ha planteado en 2025 la identificación de Tall adh-Dhahab al- Gharbi con Mahanaim, incluyendo las curiosas escenas esculpidas. Mahanaim es descrita en la Biblia como lugar donde David buscó refugio y donde fue coronado otro rey israelita, por lo que encontrar allí indicios de un palacio concuerda con la tradición (aunque, como advierten los propios investigadores, no hay “forma de saber” si los reyes bíblicos pisaron efectivamente ese edificio). En todo caso, la publicación en la revista Tel Aviv y la difusión por medios internacionales le dan solidez: se trata de una hipótesis académica reciente basada en vestigios reales. El hallazgo en Jordania añade otro posible “eslabón” arqueológico para la narrativa bíblica del reino del norte israelita.

Mahanaim aparece en Génesis 32 como el lugar donde Jacob ve a los ángeles (“dos campamentos”) y en 2 Samuel como refugio de David. Este hallazgo vincula narraciones bíblicas con vestigios reales en una región hasta ahora poco excavada.

Otros hallazgos bíblicos en 2025

Monasterio bizantino de Kiryat Gat (Israel), descubierto en enero de 2025 con un mosaico central que cita el versículo deuteronómico “Bendito serás cuando entres y bendito serás cuando salgas” (Deut. 28, 6). En efecto, en Kiryat Gat (sur de Israel) salió a la luz un gran complejo monástico bizantino (siglos V-VI d.C.) con un mosaico de impresionante factura. El mosaico central presenta cruces y animales, acompañado de una inscripción en griego con un pasaje de Deuteronomio: “Bendito serás cuando entres y bendito serás cuando salgas”. Si bien esto es de época muy posterior (cristiana temprana), el hallazgo revela la pervivencia de textos bíblicos en arte litúrgico antiguo y es único por su conservación y contenido.

Rollos del Mar Muerto – Un reciente estudio de junio de 2025 usando inteligencia artificial ha refechado varios fragmentos bíblicos. Según CBN Noticias, la herramienta IA “Enoch” analiza la escritura antigua y sitúa algunos manuscritos en torno a 2.300 años a.C., hasta 150 años antes de lo que se creía. Por ejemplo, fragmentos del libro de Daniel coincidirían ahora con la época del profeta (siglo VI a.C.). Este ajuste fortalece la historicidad de ciertas tradiciones y demuestra el potencial de la tecnología en arqueología textual.

Otros hallazgos recientes – Medios especializados han reportado más casos de interés bíblico: se ha documentado un ritual antiguo en Jerusalén que podría ligar con prácticas del Periodo del Primer Templo (cueva de cultos de 2.800 años de antigüedad), y hallazgos de inscripciones fenicias y ossuarios tras nuevos escaneos 3D. También se sigue excavando en lugares clave (Ciudad de David, Qumrán, Mar Muerto) cada año. 

En conjunto, cada uno de los descubrimientos del primer semestre del 2025 aporta valiosa información: el jardín de Getsemaní respalda un detalle evangélico, la pirámide helenística revela dinámicas comerciales coetáneas al cristianismo primitivo, y el sitio de Mahanaim conecta con las crónicas israelitas. Junto con otros descubrimientos, vemos cómo la arqueología sigue dialogando con la Biblia: no tanto para “probar” cada relato, sino para matizar el contexto histórico en que se escribieron.

El autorRafael Sanz Carrera

Doctor en Derecho Canónico

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