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León XIV clama en Misa ‘¡Líbano, levántate!’, al despedir el país de los cedros

El Papa León XIV abandona el Líbano tras celebrar una Misa ante 150.000 personas, en la que ha clamado para unir esfuerzos y despertar el sueño de un Líbano unido, donde triunfen la paz y la justicia. “¡Líbano, levántate! ¡Sé morada de justicia y de fraternidad! ¡Sé profecía de paz para todo el Levante!”.

Francisco Otamendi·2 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos
Papa Misa final Líbano

El Papa León XIV celebra la misa en Beirut, Líbano, el último día de su primer viaje apostólico, el 2 de diciembre de 2025. (Foto CNS/Lola Gómez).

Una Misa en Beirut con asistencia de ciento cincuenta mil personas ha sido el último acto del Papa León XIV en Líbano, tras visitar a enfermos en el Hospital de la Croix, y rezar y saludar a las familias de las víctimas de la explosión en el puerto de Beirut el 4 de agosto de 2020. Una impresionante explosión que dejó 218 muertos, 7.000 heridos, 300.000 desplazados, y cuantiosos daños materiales. “¡Líbano, levántate!, ha dicho el Papa. 

“¡Sé morada de justicia y de fraternidad! ¡Sé profecía de paz para todo el Levante!”, ha animado el Pontífice en la homilía de la Santa Misa, celebrada en francés y al aire libre, a la que ha asistido también el presidente de la República, Joseph Aoun, cristiano maronita, casado y padre de dos hijos, y numerosos fieles. 

En sus desplazamientos por Beirut, la visita al Santuario de Nuestra Señora de Libano, y hoy mismo, miles de personas se han lanzado a la calle a saludar y agradecer su visita al Santo Padre, que ha animado a “no olvidar a los más frágiles”, en su visita al Hospital llevado por las Hermanas Franciscanas de la Cruz.

Inclinados a la resignación y queja, antes que a la alabanza

En su homilía, el Santo Padre se ha referido a la belleza con la que el Señor ha adornado al Líbano, cantada por la Escritura, y a los altos cedros, y también a la actitud de alabanza al Señor, que “no siempre encuentra espacio dentro de nosotros. A veces, agobiados por las fatigas de la vida, preocupados por los numerosos problemas que nos rodean, paralizados por la impotencia ante el mal y oprimidos por tantas situaciones difíciles, nos sentimos más inclinados a la resignación y a la queja que al asombro del corazón y al agradecimiento”.

El Papa León XIV saluda a los fieles desde el papamóvil antes de celebrar la misa en Beirut, Líbano, en el último día de su primer viaje apostólico, el 2 de diciembre de 2025. (Foto CNS/Lola Gomez)

Encontrar las pequeñas luces, los brotes

Por eso, el Papa ha invitado a cultivar siempre actitudes de alabanza y gratitud, y ha invitado a “encontrar las pequeñas luces que brillan en lo hondo de la noche, tanto para abrirnos a la gratitud como para estimularnos al compromiso común en favor de esta tierra”.

Todos estamos llamados a cultivar estos brotes, a no desanimarnos, a no ceder a la lógica de la violencia ni a la idolatría del dinero, a no resignarnos ante el mal que se extiende, ha alentado.

Unir esfuerzos

“Cada uno debe poner de su parte y todos debemos unir nuestros esfuerzos para que esta tierra pueda recuperar su esplendor. Y sólo hay una forma de hacerlo: desarmemos nuestros corazones, dejemos caer las armaduras de nuestras cerrazones étnicas y políticas, abramos nuestras confesiones religiosas al encuentro mutuo”.

Despertemos en lo más profundo de nuestro ser, ha animado, “el sueño de un Líbano unido, donde triunfen la paz y la justicia, donde todos puedan reconocerse hermanos y hermanas y donde, finalmente, se pueda realizar lo que nos describe el profeta Isaías: «El lobo habitará con el cordero y el leopardo se recostará junto al cabrito; el ternero y el cachorro de león pacerán juntos» (Is 11,6)”

“Este es el sueño que se les ha confiado”, ha dicho el Papa con tono solemne. “Es lo que el Dios de la paz pone en sus manos: ¡Líbano, levántate! ¡Sé morada de justicia y de fraternidad! ¡Sé profecía de paz para todo el Levante!”.

El Papa León XIV celebra la misa en Beirut, Líbano, el último día de su primer viaje apostólico, el 2 de diciembre de 2025. (Foto CNS/Lola Gómez)(CNS photo/Lola Gomez).

Fe, familias, escuelas, parroquias, congregaciones, movimientos…

El Papa se ha apoyado en las “pequeñas luces que brillan en la noche, pequeños brotes que despuntan, pequeñas semillas plantadas en el árido jardín de este tiempo histórico, también nosotros podemos verlos, aquí y también ahora”. 

“Pienso en su fe sencilla  y genuina, arraigada en sus familias y alimentada por las escuelas cristianas; en el trabajo constante  de las parroquias, las congregaciones y los movimientos para responder a las preguntas y necesidades de la gente”.

Sacerdotes y religiosos, trabajo de los laicos

“Me vienen a la mente los numerosos sacerdotes y religiosos que se dedican a su misión en medio de múltiples dificultades; así como también los laicos, comprometidos en el campo de la caridad y en la promoción del Evangelio en la sociedad”, ha dicho también.

Por estas luces que con esfuerzo tratan de  iluminar la oscuridad de la noche, por estos brotes pequeños e invisibles que, sin embargo, abren la esperanza en el futuro, hoy debemos decir como Jesús: “¡Te alabamos, Padre!”, ha clamado el Santo Padre.

“Hermanos y hermanas”, ha concluido León XIV, “yo también quiero decir, repitiendo las palabras de Jesús: “Te alabo, Padre”. Elevo mi acción de gracias al Señor por haber compartido estos días con ustedes, mientras llevo en mi corazón sus sufrimientos y sus esperanzas.

El papa León XIV reza en el lugar de la explosión del puerto de Beirut en agosto de 2020, en Beirut, Líbano, el 2 de diciembre de 2025. (CNS photo/Yara Nardi, pool via Reuters).

La esperanza que no declina

Rezo por ustedes, para que esta tierra del Levante esté siempre iluminada por la fe en Jesucristo, sol de justicia, y, gracias a Él, conserve la esperanza que no declina”.

Al final de la Santa Misa, el Patriarca de Antioquía de los Maronitas, Su Beatitud el Cardenal Béchara Boutros Raï, ha ofrecido unas palabras de agradecimiento al Papa.

Llamamiento a Oriente Medio

Antes de concluir, el Papa ha pronunciado un intenso llamamiento, tras confesar que «he deseado hacerme peregrino de esperanza en Medio Oriente, implorando a Dios el don de la paz para esta amada tierra, marcada por la inestabilidad, las guerras y el dolor”.

León XIV ha alentado a buscar la paz y la justicia, a trabajar unidos en busca de la paz, a superar la violencia, a luchar contra la desesperanza y la resignación, y a ser constructores de paz en Líbano, con un mensaje para “Oriente Medio”, que “necesita actitudes nuevas, para rechazar la lógica de la venganza y la violencia, para superar las divisiones políticas, sociales y religiosas”.

Finalmente, ha invocado la protección maternal de la Virgen María, Nuestra Señora de Harissa, para que proteja a todo el pueblo libanés, ha rezado ante el icono de la Virgen presente junto al altar, y ha impartido la Bendición.

El autorFrancisco Otamendi

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