Por Cindy Wooden, OSV
Mientras disfrutan de un descanso de verano de la escuela o el trabajo, los católicos no deben descuidar «la invitación del Señor a preparar nuestros corazones participando activamente en el sacrificio eucarístico y realizando generosos actos de caridad», dijo el Papa León XIV.
Hablando en inglés en su audiencia general semanal del 6 de agosto, el Papa resumió su discurso principal, que se centró en cómo Cristo se preparó para sacrificarse por amor a la humanidad y cómo los cristianos, en respuesta, deben preparar espacio en sus corazones y vidas para él.
Los relatos evangélicos de Jesús y sus discípulos preparándose para la Pascua y la Última Cena -y para la pasión y muerte de Jesús, dijo- «nos muestran que el amor no es el resultado de la casualidad, sino de una elección consciente».
Jesús, afirmó el Papa, «no afronta su pasión por fatalismo, sino por fidelidad a un camino libremente acogido y seguido».
Los creyentes deben sentirse reconfortados al saber que «el don de su vida nace de una intención consciente, no de un impulso repentino», dijo el Papa León a las miles de personas reunidas para la audiencia en la Plaza de San Pedro.
Al acercarse la Pascua y su muerte, Jesús «ya lo tenía todo pensado, todo lo había dispuesto, todo lo había decidido», dijo el papa. «Sin embargo, pide a sus amigos que hagan su parte. Esto nos enseña algo esencial para nuestra vida espiritual: la gracia no elimina nuestra libertad, sino que la despierta. El don de Dios no elimina nuestra responsabilidad, sino que la hace fructífera».
La Misa
Los católicos de hoy también están llamados a prepararse para recibir el sacrificio de Cristo, dijo, y no sólo en la Misa. «La Eucaristía no se celebra sólo en el altar, sino también en la vida cotidiana, donde es posible vivir todo como ofrenda y acción de gracias», afirmó el Papa León.
A menudo, esa preparación no consiste en hacer más, dijo, sino más bien en crear espacio «eliminando lo que nos estorba, reduciendo nuestras demandas y dejando de tener expectativas poco realistas».
«Cada gesto de disponibilidad, cada acto gratuito, cada perdón anticipado, cada esfuerzo acogido con paciencia, es una manera de preparar un lugar donde Dios pueda habitar», afirmó el Papa León.
«Que el Señor nos conceda ser humildes preparadores de su presencia», oró el Papa. «Y, en esta preparación diaria, que crezca también en nosotros esa confianza serena, permitiéndonos afrontar todo con un corazón libre. Porque donde se prepara el amor, la vida puede verdaderamente florecer».