El Santo Padre León XIV ha lanzado a la Iglesia a una “‘revolución’ de la gratitud y del cuidado, visitando frecuentemente a los ancianos, creando para ellos y con ellos redes de apoyo y de oración, entretejiendo relaciones que puedan dar esperanza y dignidad al que se siente olvidado”. El motivo es la V Jornada Mundial de los Abuelos y los Ancianos.
La Jornada se celebra el domingo 27 de julio, y tiene como lema “Feliz el que no ve desvanecerse su esperanza” (Si 14,2). Son palabras del Eclesiástico.
El Papa afirma en su Mensaje que “es necesario un cambio de ritmo, que atestigüe una asunción de responsabilidad por parte de toda la Iglesia”.
Cada parroquia, asociación, grupo eclesial
“Cada parroquia, asociación, grupo eclesial está llamado a ser protagonista de la “revolución” de la gratitud y del cuidado”. Y concreta: esto se puede hacer “visitando frecuentemente a los ancianos, creando para ellos y con ellos redes de apoyo y de oración, entretejiendo relaciones que puedan dar esperanza y dignidad”.
El Jubileo que estamos viviendo “nos ayuda a descubrir que la esperanza siempre es fuente de alegría, a cualquier edad. Asimismo, cuando esta ha sido templada por el fuego de una larga existencia, se vuelve fuente de una bienaventuranza plena”. Así comienza el Papa sus palabras.
La esperanza cristiana, subraya el Pontífice, “nos impulsa siempre a arriesgar más, a pensar en grande, a no contentarnos con el statu quo. En concreto, a trabajar por un cambio que restituya a los ancianos estima y afecto”.
El Jubileo se podrá ganar visitando ancianos
A continuación, León XIV recuerda que el Papa Francisco quiso que la Jornada Mundial de los Abuelos y los Mayores “se celebrase sobre todo yendo al encuentro de quien está solo”.
Y por esa esta razón, “se ha decidido que quienes no puedan venir a Roma este año, en peregrinación, ‘podrán conseguir la Indulgencia jubilar si se dirigen a visitar por un tiempo adecuado a los […] ancianos en soledad, […] como realizando una peregrinación hacia Cristo presente en ellos (cf. Mt 25, 34-36)” (Penitenciaría Apostólica, Normas sobre la Concesión de la Indulgencia Jubilar, III).
Visitar a un anciano es un modo de encontrarnos con Jesús, que nos libera de la indiferencia y la soledad, señala el Papa, y así lo subraya Vatican News.
Vivir con ellos una liberación de la soledad y del abandono
El Mensaje papal considera a las personas ancianas desde la perspectiva jubilar, y manifiesta que “también nosotros estamos llamados a vivir con ellas una liberación, sobre todo de la soledad y del abandono”.
“Este año es el momento propicio para realizarla; la fidelidad de Dios a sus promesas nos enseña que hay una bienaventuranza en la ancianidad, una alegría auténticamente evangélica, que nos pide derribar los muros de la indiferencia, que con frecuencia aprisionan a los ancianos”, añade.
Nuestras sociedades, en todas sus latitudes, se están acostumbrando con demasiada frecuencia a dejar que una parte tan importante y rica de su tejido sea marginada y olvidada, reflexiona León XIV.
Amor por nuestros seres queridos, y transmisión de la fe
El Papa continúa sus palabras apelando al amor y a un recuerdo vital de los integrantes de la familia. “El amor por nuestros seres queridos —por el cónyuge con quien hemos pasado gran parte de la vida, por los hijos, por los nietos que alegran nuestras jornadas— no se apaga cuando las fuerzas se desvanecen. Al contrario, a menudo ese afecto es precisamente el que reaviva nuestras energías, dándonos esperanza y consuelo”.
Estos signos de vitalidad del amor, prosigue, “que tienen su raíz en Dios mismo, nos dan valentía y nos recuerdan que ‘aunque nuestro hombre exterior se vaya destruyendo, nuestro hombre interior se va renovando día a día’ (2 Co 4,16). Por eso, especialmente en la vejez, perseveremos confiados en el Señor. Dejémonos renovar cada día por el encuentro con Él, en la oración y en la Santa Misa”.
Por último, el Santo Padre anima a todos: “Transmitamos con amor la fe que hemos vivido durante tantos años, en la familia y en los encuentros cotidianos; alabemos siempre a Dios por su benevolencia, cultivemos la unidad con nuestros seres queridos, que nuestro corazón abarque al que está más lejos y, en particular, a quien vive en una situación de necesidad. Seremos signos de esperanza, a cualquier edad”.
Propuesta del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida
Con motivo del Jubileo de la Esperanza, y de esta Jornada mundial, el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida ha preparado una propuesta pastoral para que también los ancianos que no pueden participar físicamente en las peregrinaciones puedan vivir la gracia del Jubileo.
En el kit pastoral, disponible en la página del evento, se sugiere una celebración jubilar que se puede vivir en los lugares donde viven los ancianos. ¡La gracia del Jubileo es siempre para todos!”.