Esta mañana el Papa León XIV se ha asomado por segunda vez al balcón central de la fachada de San Pedro para el rezo del Regina Coeli junto a una plaza llena hasta la bandera (y llena de banderas). Lo hemos visto aparecer con la misma sonrisa tímida y conmovida con que nos saludó el pasado jueves por la tarde, tras la fumata blanca, en respuesta a una multitud que lo ha acogido gritando con entusiasmo su nuevo nombre: “¡Leone!”.
Aunque ha amanecido un día nublado y algo desapacible, 100.000 personas han querido acercarse al Vaticano y a las calles adyacentes para acompañar al pontífice en su primer acto litúrgico oficial con los fieles. Son las jornadas iniciales de su ministerio petrino recién estrenado.
Todo en el nuevo pontífice, cada gesto y cada palabra, es una síntesis de sus predecesores llena de significado. Como ha señalado un cardenal, no es una fotocopia, sino una sucesión. Toma expresiones de Francisco, tiene la sonrisa tímida y la mirada inteligente de Benedicto, cita con vigor a san Juan Pablo II al dirigirse a los jóvenes y a san Pablo VI al apelar al cese de las guerras.
Una bonita coincidencia
Tras saludar a los presentes con un: “Queridos hermanos y hermanas, ¡buen domingo!”, al estilo de Francisco, el Papa ha comenzado diciendo: “Considero un don de Dios el hecho de que el primer domingo de mi servicio como obispo de Roma sea aquel del Buen Pastor”. Su predicación ha tenido un marcado acento cristocéntrico: “En este domingo siempre se proclama en la misa el Evangelio de Juan, capítulo 10, en el cual Jesús se revela como el verdadero pastor, que ama y conoce a sus ovejas, y por ellas da la vida”.
Es el cuarto domingo de Pascua, y el pontífice ha recordado que “desde hace 62 años se celebra la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones”. Luego ha señalado que “también hoy Roma acoge el Jubileo de las bandas musicales y de los espectáculos populares. Saludo con afecto a todos estos peregrinos y les doy las gracias porque con su música y su representación llenan de alegría la fiesta de Cristo Bueno Pastor”.
Es cierto que estas bandas han animado la espera en la Plaza antes de que llegara el Papa y, entre otras canciones, alguna de ellas se ha lanzado con el YMCA de Village People, en un homenaje sorprendente al primer sucesor de Pedro de origen norteamericano.
El Buen Pastor y la Jornada de las vocaciones
De nuevo las palabras de León XIV se han referido al pastor divino: “Es Él quien guía a la Iglesia con su Espíritu Santo. Jesús en el Evangelio afirma que conoce a sus ovejas y que ellas escuchan su voz y lo siguen. En efecto, como enseña el Papa San Gregorio Magno, las personas corresponden al amor de quien las ama”.
Y ha proseguido: “Hoy tengo la alegría de rezar con vosotros y con todo el pueblo de Dios por las vocaciones, especialmente al sacerdocio y a la vida religiosa. ¡La Iglesia tiene tanta necesidad de ellas!”.
Su pensamiento se ha dirigido a los jóvenes: “Es importante que los y las jóvenes encuentren en nuestras comunidades acogida, escucha y aliento en su camino vocacional, y que puedan contar con modelos creíbles de dedicación generosa a Dios y a los hermanos”.
Más adelante, les ha hecho un ruego muy concreto, que enseguida ha hecho pensar en el grito de Juan Pablo II pronunciado en el mismo lugar el 16 de octubre de 1978: “A los jóvenes os digo: ¡no tengáis miedo! Aceptad la invitación de la Iglesia y de Cristo Nuestro Señor. La Virgen María, cuya vida fue toda una respuesta a la llamada del Señor, nos acompañe siempre en el seguimiento de Jesús”.
Súplica por la paz
La experiencia de pastor de León XIV se deja ver cuando no ha recitado, sino que ha cantado con voz potente el Regina Coeli. Luego ha impartido por segunda vez la bendición y tras este gesto la plaza ha estallado en aplausos y gritos de “¡Viva el Papa!”.
Ha recordado entonces que esta semana, el día 8, se han cumplido 80 años del final de la Segunda Guerra Mundial, “después de haber causado 60 millones de víctimas”. Con expresión bergogliana, ha solicitado: “en el escenario actual de una Tercera Guerra Mundial a trozos, como tantas veces ha afirmado el Papa Francisco, me dirijo también yo a los grandes del mundo, repitiendo la petición siempre actual: ¡Nunca más la guerra!”.
Estos días ha circulado en internet un vídeo reciente del cardenal Prevost hablando sobre la situación en Ucrania. No han faltado palabras para este país: “Llevo en mi corazón el sufrimiento del amado pueblo ucraniano. Se haga lo posible para lograr cuanto antes una paz auténtica, justa y duradera. Sean liberados todos los prisioneros y que los niños puedan volver con sus familias”.
También Tierra Santa ha estado presente en su discurso: “Me llena de profundo dolor cuanto ocurre en la franja de Gaza. Cese inmediatamente el fuego, se preste ayuda humanitaria a la extremada población civil y sean liberados todos los rehenes”.
Los fieles han ido respondiendo a estas peticiones con un aplauso de apoyo. “He acogido, en cambio, con satisfacción el anuncio del cese del fuego entre India y Pakistán, y espero que a través de las próximas negociaciones pronto se pueda llegar a un acuerdo duradero”.
El Papa ha puesto estos deseos de paz en las manos de la Virgen: “¡Pero cuántos otros conflictos hay en el mundo! Confío a la Reina de la Paz esta apelación, para que sea Ella quien la presente al Señor Jesús para obtener para nosotros el milagro de la paz”.
Saludo a las madres
El pontífice ha ido saludando a los distintos grupos de peregrinos que hoy estaban presentes en la Plaza. Sus palabras han reflejado su dominio de varias lenguas, y entre un saludo y otro levantaba la mirada buscando el contacto visual con quienes respondían con gritos y aplausos a su mención.
No ha faltado un comentario a las madres, puesto que “hoy se celebra en Italia y en otros países la fiesta de la madre. Dirijo un cariñoso saludo a todas las madres, con una oración por ellas, también por las que ya están en el Cielo. ¡Buena fiesta a todas las madres!”.
Horas antes de recitar la oración mariana León XIV ha celebrado la Santa Misa en la Grutas Vaticanas, en el altar situado junto a la tumba del Apóstol Pedro. Ha concelebrado con él el Prior General de la orden de los agustinos, el padre Alejando Moral Antón. Luego el Papa se ha detenido a rezar ante las tumbas de sus predecesores.
Con su simplicidad y su capacidad de aunar diferentes sensibilidades, el nuevo Papa se está ganando, día por día, el afecto de la ciudad de Roma y del mundo.