En un día espléndido, el Papa León XIV ha tomado posesión como obispo de Roma en la Basílica de San Juan de Letrán, con una Celebración eucarística. Obispos, sacerdotes, religiosas y religiosos, y laicos han prestado obediencia al obispo de Roma. Tras la liturgia, el Pontífice tenía previsto situarse en la Logia central de la Basílica de Letrán para bendecir la ciudad de Roma.
Una ciudad que apenas un rato antes, en la Piazza dell’Ara Coeli, al pie de la escalinata del Campidoglio, le ha transmitido su homenaje de manos del alcalde, Roberto Gualtieri. En ese breve acto, el Papa ha señalado su deseo de que “Roma, incomparable por la riqueza de su patrimonio histórico y artístico, se distinga siempre también por aquellos valores de humanidad y civilización que toman su savia del Evangelio”.
“Madre de todas las iglesias”
En su homilía, el Pontífice ha manifestado que “la Iglesia de Roma es heredera de una gran historia, consolidada en el testimonio de Pedro, de Pablo y de innumerables mártires, y tiene una misión única, perfectamente indicada por lo que está escrito en la fachada de esta catedral: ser ‘mater omnium ecclesiarum’, madre de todas las iglesias”.
Dimensión materna de la Iglesia
Frecuentemente, ha proseguido León XIV, “el Papa Francisco nos invitaba a reflexionar sobre la dimensión materna de la Iglesia. Y sobre las características que le son propias: la ternura, la disponibilidad, el sacrificio y esa capacidad de escucha que permite no sólo socorrer, sino a menudo prever las necesidades y las expectativas, antes incluso de que se formulen. Son rasgos que deseamos vayan creciendo en el Pueblo de Dios en todas partes, también aquí, en nuestra gran familia diocesana, en los fieles, en los pastores, y antes que en nadie, en mí mismo”.
En sus palabras, el Papa ha subrayado que «somos tanto más capaces de anunciar el Evangelio cuando más dejamos conquistar por el Espíritu». También, con ocasión del Jubileo de la esperanza de 2025, se ha referido en particular al trabajo de la diócesis de Roma y a lo que muchos que vienen de lejos perciben: “una gran casa abierta y acogedora, y sobre todo, un hogar de fe”.
Tras la bendición en San Juan de Letrán, el Papa iba a rematar el día en otra de las grandes Basílicas romanas. Santa María la Mayor, donde se encuentra la sepultura del Papa Francisco, ante el icono de Santa María, Salus Populi Romani, advocación tan venerada y querida por los romanos.
De este modo, el Papa León XIV ha visitado ya las cuatro grandes basílicas papales. Hace unos días estuvo en la cuarta, San Pablo Extramuros, donde veneró la tumba de San Pablo.
Agradecimiento del Papa en su primer Regina coeli
A las 12 en punto, el Papa León XIV ha aparecido por primera vez en la ventana del estudio del Palacio Apostólico para rezar la oración mariana del Regina coeli, con los fieles y peregrinos de la Plaza de San Pedro, muy numerosos. La relativa sorpresa ha sido que lo ha cantado de nuevo, en lo que puede ser una tradición.
En este VI Domingo de Pascua, al comenzar su alocución, el Papa ha querido agradecer expresamente “ante todo el afecto que me están manifestando, al mismo tiempo les pido que me sostengan con su oración y cercanía”.
Fijarnos en la misericordia del Señor, no en nuestras fuerzas
A continuación, ha manifestado que “justamente el Evangelio de este domingo (cf. Jn 14,23-29) nos dice que no debemos fijarnos en nuestras fuerzas, sino en la misericordia del Señor que nos ha elegido, seguros de que el Espíritu Santo nos guía y nos enseña todo”.
Estamos a dos semanas de Pentecostés, el 8 de junio, y el Pontífice ya acude a Él. De este modo, ha subrayado: “A los Apóstoles que, en la víspera de la muerte del Maestro, se encontraban turbados y angustiados, preguntándose cómo podrían ser continuadores y testigos del Reino de Dios, Jesús les anuncia el don del Espíritu Santo, con esta promesa maravillosa: «El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará; iremos a él y habitaremos en él» (v. 23)”.
“¡No se inquieten, no teman!”
De este modo, Jesús libera a los discípulos de toda angustia y preocupación y puede decirles: ‘¡No se inquieten ni teman!’” (v. 27).
En la misma línea, ha lanzado otro mensaje, uno más en estos días, de abandono y de confianza. “Aunque soy frágil, el Señor no se avergüenza de mi humanidad, al contrario, viene a habitar dentro de mí. Él me acompaña con su Espíritu, me ilumina y me convierte en instrumento de su amor para los demás, para la sociedad y para el mundo”.
Y ha concluido alentando a que “caminemos en la alegría de la fe, para ser templo santo del Señor”, “encomendándonos todos a la intercesión de María Santísima”.
Beatificación en Polonia, oración por China
Tras el rezo del Regina coeli, el Papa recordó la beatificación ayer en Poznań (Polonia), de “Stanislaus Kostka Streich, sacerdote diocesano asesinado por odio a la fe en 1938, porque su labor en favor de los pobres y los trabajadores molestaba a los seguidores de la ideología comunista. Que su ejemplo inspire a los sacerdotes en particular a gastarse generosamente por el Evangelio y por sus hermanos”.
León XIV recordó la memoria litúrgica de ayer, la Bienaventurada Virgen María Auxiliadora, y la Jornada de oración por la Iglesia en China, instituida por el Papa Benedicto XVI. En las iglesias y santuarios de China y de todo el mundo, se elevaron plegarias a Dios como signo de la solicitud y afecto por los católicos chinos y su comunión con la Iglesia universal. “Que la intercesión de María Santísima obtenga para ellos y para nosotros la gracia de ser testigos fuertes y alegres del Evangelio, incluso en medio de las pruebas, para promover siempre la paz y la concordia”, ha manifestado León XIV.
El Papa ha rezado también por todos los pueblos en guerra, y por los que “están comprometidos en el diálogo y en la búsqueda sincera de la paz”.
10 años de Laudato si’: “escuchar el doble grito de la Tierra y de los pobres”
El Santo Padre ha recordado también los diez años de la firma por el Papa Francisco de la Encíclica Laudato si’, dedicada al cuidado de la casa común, el 24 de mayo de 2015.
León XIV ha recordado que Laudato si’ “ha tenido una difusión extraordinaria, inspirando innumerables iniciativas y enseñando a todos a escuchar el doble grito de la Tierra y de los pobres. Saludo y animo al movimiento Laudato si’ y a todos los que persiguen este compromiso”.