El Papa León XIV ha comenzado el segundo día de su visita al país de los cedros como peregrino a la tumba de san Chárbel Maklūf en el Monasterio de Annaya, santo de gran devoción en Líbano y en Oriente Medio. “Mis predecesores —especialmente san Pablo VI, que lo beatificó y canonizó— lo habrían deseado mucho”, manifestó. Miles de libaneses le saludaron en las carreteras.
El Papa rezó unos minutos ante la tumba del santo, y se preguntó enseguida: ¿qué nos enseña hoy san Chárbel? “¿Cuál es el legado de este hombre que no escribió nada, que vivió oculto y silente, pero cuya fama se extendió por todo el mundo?”
Me gustaría resumirlo así, dijo. “El Espíritu Santo lo moldeó para que enseñara la oración a quienes viven sin Dios, el silencio a quienes habitan en medio del bullicio, la modestia a quienes viven para aparentar y la pobreza a quienes buscan las riquezas. Son todos comportamientos a contracorriente, pero precisamente por eso nos atraen, como el agua fresca y pura atrae a quien camina por el desierto”.
Un mensaje para todos: su coherencia
Y en particular para los obispos y ministros ordenados, “san Chárbel nos recuerda las exigencias evangélicas de nuestra vocación. Sin embargo, su coherencia, tan radical como humilde, es un mensaje para todos los cristianos”
Miles de peregrinos acuden a su intercesión
Luego, hay otro aspecto “que es decisivo: nunca dejó de interceder por nosotros ante el Padre celestial, fuente de todo bien y de toda gracia”.
Ya desde su vida terrena, muchos acudían a él para recibir del Señor consuelo, perdón y consejo. “Tras su muerte, todo esto se multiplicó y se ha convertido en un río de misericordia. También por eso, cada 22 del mes, miles de peregrinos acuden hasta aquí desde diferentes países para pasar un día de oración y descanso del alma y del cuerpo”, añadió el Papa.
Peticiones del Papa: comunión, unidad
Hoy queremos confiar a la intercesión de san Chárbel las necesidades de la Iglesia, del Líbano y del mundo, dijo el Santo Padre.
“Para la Iglesia pedimos comunión, unidad; empezando por las familias, pequeñas iglesias domésticas, y luego en las comunidades parroquiales y diocesanas; y también para la Iglesia universal. Comunión, unidad”.
Paz para el Líbano y para Oriente Medio
Y para el mundo pedimos paz. “Especialmente la imploramos para el Líbano y para todo Oriente Próximo. Pero sabemos bien —y los santos nos lo recuerdan— que no hay paz sin conversión de los corazones. Por eso, que san Chárbel nos ayude a orientarnos hacia Dios y a pedir el don de la conversión para todos nosotros”.
El Papa reveló que había traído como regalo una lámpara, “como símbolo de la luz que Dios ha encendido aquí por medio de san Chárbel”.
Al ofrecerla, “encomiendo a la protección de san Chárbel al Líbano y a su pueblo, para que caminen siempre en la luz de Cristo. Gracias a Dios por el don de san Chárbel. Gracias a ustedes que conservan su memoria. ¡Caminen en la luz del Señor!”.
A continuación, saludó a la comunidad de la Orden libanesa maronita, y a multitud de personas que se acercaron al monasterio y a sus alrededores.




