Mundo

Nicea invita a acoger la esencia de la fe y de ser cristianos, dice el Papa

La segunda etapa del viaje apostólico del Papa León XIV a Turquia y Líbano comenzó hoy en Estambul con la santa Misa privada del Santo Padre, y con un Encuentro de oración con los líderes católicos. Se trata de una comunidad católica reducida, ha dicho el Papa, pero “esta lógica de la pequeñez es la verdadera fuerza de la Iglesia.”.

Francisco Otamendi·28 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos
Papa León XIV con líderes católicos en Estambul.

El Papa León XIV escucha al arzobispo Martin Kmetec de Izmir, Turquía, presidente de la Conferencia Episcopal, en la Catedral del Espíritu Santo en Estambul el 28 de noviembre de 2025. (Foto CNS/Lola Gomez).

El Papa llegó al atardecer de ayer a Estambul. Esta mañana ha celebrado temprano la santa Misa, y ha mantenido un Encuentro de oración con los obispos, sacerdotes, diáconos, religiosos y religiosas, y agentes de pastoral de la pequeña comunidad católica de Estambul. Y por la tarde acude al Encuentro ecuménico de Iznik, antigua Nicea.

Ayer, el Papa subrayó que Turquía es un puente de fe y esperanza. Y hoy, en un clima de emoción con la comunidad católica, ha recordado que se trata de una “tierra sagrada”, “en la cual la historia de Israel encuentra el cristianismo naciente; el Antiguo y el Nuevo Testamento se abrazan, y se escriben las páginas de numerosos Concilios”.

“La fe que nos une tiene raíces lejanas”

En efecto, ha señalado que “la fe que nos une tiene raíces lejanas”. Y ha mencionado a Abraham, a los discípulos que se dirigieron hacia Anatolia y Antioquía —donde posteriormente fue obispo san Ignacio— y fueron llamados “cristianos” por primera vez, a San Pablo, y al discípulo amado del Señor, el evangelista san Juan. 

Además, “recordamos con admiración el gran pasado bizantino, el impulso misionero de la Iglesia de Constantinopla y la difusión del cristianismo en todo el Levante”, ha dicho el Papa. 

La Iglesia que vive en Turquía es “una pequeña comunidad que, no obstante, permanece fecunda como semilla y levadura del Reino”, ha señalado.

El Papa León XIV reza con obispos, sacerdotes, religiosos, diáconos y agentes pastorales católicos de Turquía en la Catedral del Espíritu Santo de rito latino en Estambul, el 28 de noviembre de 2025. (Foto CNS/Lola Gomez).

Los primeros ocho concilios ecuménicos, en Turquía

El Pontífice ha subrayado que “en esta tierra se celebraron los primeros ocho concilios ecuménicos. Este año se cumple el 1700 aniversario del Primer Concilio de Nicea, ‘cimiento en el camino de la Iglesia y de la humanidad entera’ (Francisco, Discurso a la Comisión Teológica Internacional, 28 noviembre 2024), un acontecimiento siempre actual que nos plantea algunos retos que me gustaría mencionar”.

Los tres retos explicitados por el Papa han sido los siguientes.

Primer desafío: acoger la esencia de la fe

El primero, “la importancia de acoger la esencia de la fe y del ser cristianos”. En torno al Símbolo de la fe, la Iglesia de Nicea encontró la unidad (cf. Spes non confundit. Bula de convocación del Jubileo Ordinario del Año 2025, n. 17). Por lo tanto, no se trata sólo de una fórmula doctrinal, sino de la invitación a buscar siempre, incluso dentro de las distintas percepciones, espiritualidades y culturas, la unidad y la esencialidad de la fe cristiana en torno a la centralidad de Cristo y a la Tradición de la Iglesia”. 

“Nicea nos invita, aún hoy, a reflexionar sobre esto: ¿quién es Jesús para nosotros?, ¿qué significa, en su núcleo esencial, ser cristianos?. El Símbolo de la fe, profesado de modo unánime y común, se vuelve de esta manera criterio de discernimiento, brújula orientadora, eje sobre el cual deben girar nuestro creer y nuestro actuar”. 

Segundo desafío: redescubrir en Cristo el rostro de Dios Padre

El segundo desafío consiste en la urgencia de redescubrir en Cristo el rostro de Dios Padre. “Nicea afirma la divinidad de Jesús y su igualdad con el Padre. En Jesús, nosotros encontramos el verdadero rostro de Dios y su palabra acerca de la humanidad y de la historia”.

Esta verdad pone constantemente en crisis nuestras representaciones de Dios cuando no corresponden a lo que Jesús nos ha revelado y nos invita a un constante discernimiento crítico sobre las formas de nuestra fe, de nuestra oración, de nuestra vida pastoral y, en general, de nuestra espiritualidad. 

Arrianismo: se admira a Jesús, pero sin considerarlo el Dios vivo y verdadero

El Pontífice ha definido como un “regreso del arrianismo”, “presente en la cultura actual y a veces hasta en los propios creyentes, cuando se ve a Jesús con admiración humana, incluso aún con espíritu religioso, pero sin considerarlo realmente como el Dios vivo y verdadero presente entre nosotros. Su ser Dios, Señor de la historia, viene de esta manera oscurecido y nos limitamos a considerarlo un personaje histórico, un maestro sabio, un profeta que ha luchado por la justicia, pero nada más”. 

Sin embargo, “Nicea nos lo recuerda: Cristo Jesús no es un personaje del pasado, es el Hijo de Dios presente entre nosotros que guía la historia hacia el futuro que Dios nos ha prometido”. 

Tercer desafío: la mediación de la fe y el desarrollo de la doctrina

El Símbolo de Nicea logró mediar la esencia de la fe a través de las categorías culturales y filosóficas de la época, ha explicado el Papa. 

“No obstante, pocos decenios después, en el primer Concilio de Constantinopla, vemos que se profundizó y amplió, y precisamente gracias a esa profundización de la doctrina se llegó a una nueva fórmula: el Símbolo Niceno-Constantinopolitano, que comúnmente profesamos en nuestras celebraciones dominicales”. 

En esto aprendemos “una gran lección. Siempre es necesario mediar la fe cristiana en los lenguajes y categorías del contexto en el que vivimos, como lo hicieron los Padres en Nicea y en los otros concilios”. 

Santos Newman y Juan XXIII

Aquí ha citado al nuevo Doctor de la Iglesia, san John Henry Newman, que “insiste en el desarrollo de la doctrina cristiana, porque no es una idea abstracta y estática, sino que refleja el misterio mismo de Cristo”.

Tras citar a san Juan XXIII, que sirvió a la Iglesia en Turquía, el Papa León XIV ha animado a los fieles a que “conserven la alegría de la fe, trabajando como pescadores intrépidos en la barca del Señor. Que María Santísima, la Theotokos, interceda por ustedes y los cuide”.

Con los ancianos y las Hermanitas de los pobres

A continuación, el Papa ha visitado una residencia de ancianos que atienden las Hermanitas de los pobres. Y ha efectuado dos reflexiones. La primera “se inspira en el nombre de ustedes, queridas hermanas: se llaman “Hermanitas de los Pobres”. Un nombre hermoso, ¡y que da qué pensar! Sí, el Señor no las ha llamado sólo para asistir o ayudar a los pobres. ¡Las ha llamado a ser sus “hermanas”! 

“Este es el secreto de la caridad cristiana: antes que ser para los demás, se trata de estar con los demás, en un compartir basado en la fraternidad”, ha dicho.

Atender a ‘ancianos’: “mucha paciencia y mucha oración”

La segunda reflexión. “Son ‘ancianos’. Y esta palabra, ‘anciano’, corre el riesgo de perder hoy su verdadero significado: en muchos contextos sociales, donde predominan la eficiencia y el materialismo, se ha perdido el respeto por los ancianos. En cambio, la Sagrada Escritura y las buenas tradiciones nos enseñan que —como solía repetir el Papa Francisco— los ancianos son la sabiduría de un pueblo, una riqueza para sus nietos, para sus familias, para toda la sociedad”.

“Así pues, un doble agradecimiento a este Hogar, que acoge en nombre de la fraternidad y lo hace con las personas mayores. Esto —lo sabemos— no es fácil; requiere mucha paciencia y oración. Por eso, oremos ahora al Señor para que los acompañe y los sostenga. Invoco la bendición de Dios sobre todos ustedes”.

Esta tarde tiene lugar el Encuentro ecuménico de oración cerca de las excavaciones arqueológicas de la antigua basílica de San Neófito en İznik, la antigua Nicea, motivo central del viaje del Papa.

El autorFrancisco Otamendi

Newsletter La Brújula Déjanos tu mail y recibe todas las semanas la actualidad curada con una mirada católica