El Papa León XIV ha tenido ya dos grandes encuentros con los primeros jóvenes que han llegado a Roma para participar en la semana jubilar que culminará con la vigilia en Tor Vergata, al estilo de las JMJ.
Ayer, 29 de julio, realizó un largo viaje en el papamóvil, saludando a los más de 120.000 visitantes que llenaban la Plaza de San Pedro hasta el castillo de Sant’Angelo. El Papa apareció al final de una misa presidida por el arzobispo Rino Fisichella en la Plaza de San Pedro como parte de una serie de celebraciones de bienvenida al Jubileo de la Juventud de una semana de duración.
«Jesús nos dice que sois la sal de la tierra. Sois la luz del mundo», dijo el Papa León en inglés. «Y hoy, sus voces, su entusiasmo, sus vítores, que son todos para Jesucristo, se escucharán hasta los confines de la tierra», dijo en español entre enormes vítores.
«Hoy comienza un camino, el Jubileo de la Esperanza, y el mundo necesita mensajes de esperanza. Ustedes son este mensaje y deben seguir dando esperanza a todos», dijo. «Caminemos juntos con nuestra fe en Jesucristo», dijo en italiano. «Y nuestros gritos también deben ser por la paz en el mundo». «Digámoslo todos: ¡Queremos la paz en el mundo!», gritó, mientras la multitud respondía: «Queremos la paz en el mundo».
Catequesis del miércoles
En la mañana del miércoles, 30 de julio, el Papa León XIV centró su reflexión de la catequesis semanal en la curación del sordomudo narrada en el Evangelio de Marcos (Mc 7,32-37). Con este episodio, concluye su recorrido por la vida pública de Jesús, “hecha de encuentros, parábolas y curaciones”.
El Pontífice explicó que esta escena evangélica refleja también el estado del mundo actual, marcado por un profundo malestar: “Nuestro mundo está atravesado por un clima de violencia y odio que mortifica la dignidad humana”, afirmó. Señaló además que vivimos en una sociedad enferma de “una ‘bulimia’ de conexiones en las redes sociales”, donde la sobreexposición y la confusión emocional provocan que muchos opten por el aislamiento o el silencio interior.
A partir del comportamiento de Jesús en este relato —que lleva aparte al hombre, lo toca con ternura y le dice “¡Ábrete!” (Efetá)— el Papa desarrolló una lectura pastoral y espiritual: “Es como si Jesús le dijera: ‘¡Ábrete a este mundo que te asusta! ¡Ábrete a las relaciones que te han decepcionado! ¡Ábrete a la vida que has renunciado a afrontar!’”.
El Santo Padre subrayó que esta curación no solo devuelve la palabra al hombre, sino que lo hace “normalmente”, lo que insinúa que el silencio anterior quizás fue fruto de sentirse incomprendido o inadecuado: “Todos experimentamos que se nos malinterpreta y que no nos sentimos comprendidos”, recordó. En ese sentido, invitó a todos a pedir a Dios la sanación de nuestras palabras: “para evitar herir a los demás con nuestras palabras” y comunicarnos “con honestidad y prudencia”.
El Papa también insistió en que la fe auténtica requiere un camino de seguimiento: “Para conocer verdaderamente a Jesús hay que recorrer un camino, hay que estar con Él y atravesar también su Pasión… No hay atajos para convertirse en discípulos de Jesús.”
Finalmente, concluyó con una oración por todos los heridos por el mal uso de la palabra y por la misión de la Iglesia como guía hacia Cristo: “Oremos por la Iglesia, para que nunca falte en su tarea de llevar a las personas a Jesús, para que puedan escuchar su Palabra, ser sanadas por ella y convertirse, a su vez, en portadoras de su anuncio de salvación.”