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Del reggaeton a entregar su vida a Dios: la conversión de Belén Ayuso

Belén Ayuso cantaba letras de reggaeton que iban totalmente en contra de Dios. Tras atravesar una depresión y ansiedad se rindió al Señor y vivió una fuerte conversión. Ahora se dedica al pop cristiano.

Teresa Aguado Peña·12 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 6 minutos
Belén Ayuso

Belén Ayuso ©Omnes

Belén Ayuso es una cantante de música cristiana que vivió un milagro en su vida gracias a Dios. Antes cantaba reggaetón con letras completamente opuestas a la palabra de Dios, y una enfermedad —que ella considera una bendición— la hizo detenerse y darse cuenta de que, aunque amaba la música, no estaba en sintonía ni con el Señor ni consigo misma. Intentando agradar a todos, se perdió hasta caer en una profunda depresión y ansiedad crónica. Cuando ni psicólogos, ni psiquiatras, ni su familia o amigos pudieron ayudarla, decidió acudir a Dios, rendirse ante Él y pedirle sanación, prometiéndole dedicarle su vida y su voz.

Hoy hablamos con una Belén feliz, agradecida y plenamente entregada a su propósito de cantar para el Señor.

¿Qué milagros concretos dirías que ha hecho en ti? 

Uno de ellos es la sanación. Me sanó de la depresión y la ansiedad. Algo que en ese momento creía imposible, porque sobrevivía a un estado del que no podía salir.

Otro milagro es la liberación. Dios me limpió, me convirtió en una persona completamente diferente a la que era antes. Ese proceso de liberación es muy doloroso, porque Dios elimina esas partes de ti que tú has construido de ti misma por las heridas, las decepciones.

El milagro es que Dios haga de ti la nueva criatura. La nueva criatura en Cristo que es lo que Él quiere de ti y para ti. La liberación es felicidad.

Y esos son los dos milagros que yo considero que Dios ha hecho conmigo. 

¿Podrías explicar cómo es esa nueva criatura? ¿De qué forma Dios quiere hacer algo nuevo en ti? 

Yo siempre digo que el sufrimiento hace que avances y Dios lo utiliza para eso precisamente. Porque si todo no fuera siempre como nosotros queremos, nunca miraríamos a Dios.

Esa soledad, ese sufrimiento, ese vacío fue lo que me hizo acudir al Señor. Es muy importante tener claro que los sufrimientos a los cristianos no nos matan, sino que nosotros renacemos en los procesos.

¿Agradeces ese sufrimiento? 

Totalmente. Por eso yo siempre digo: Dios me bendijo con una enfermedad. Fíjate qué frase. Pero es que la realidad, porque yo sé que si no hubiera pasado por ese sufrimiento, nunca hubiera mirado hacia Dios.

He visto un vídeo en el que dices, «mi familia pensaba que me había vuelto loca». Tú te conviertes y cambias radicalmente tu vida. ¿Cómo introduces esa conversión en tu círculo?

Claro, yo pasé de cantar reggaetón a de repente tener ese llamado de Dios. Cuando me sanó le dije: me entrego a ti, te debo todo. Cuando les conté lo que me había pasado, el llamado que había tenido del Señor, mis padres pensaban que me había vuelto loca literalmente.

Mis padres, que siempre han sido cristianos tampoco estaban de acuerdo en que cantara reggaetón y ese tipo de letras, porque mis letras eran apologías a drogas, alcohol, lujuria, infidelidad, todo lo que va en contra de Dios. Aún así para ellos fue una absoluta sorpresa, al igual que lo fue para mí, porque hace cuatro años jamás en la vida me hubiera planteado cantar para Dios.

Fue luz para todos. Ha cambiado también la relación con mis padres, con mis hijos, la manera que tengo de sentir, de amar, de ver a las personas, incluso de verme a mí misma también, porque al final Dios es quien te da esa identidad. Fue algo muy bonito para todos.

Es verdad que costó un poquito, porque no lo entendían al principio, pero ha sido otro milagro más que ha arreglado la situación en casa. 

¿Qué respuesta recibiste al empezar a hacer música cristiana? 

Fue difícil no solo por la música, sino porque en general Dios me fue quitando cosas y limpiando mi vida de manera radical, tanto amistades como relaciones de pareja muy tóxicas, como la relación que tenía yo conmigo misma también.

Sí que es verdad que para mí fue un cambio brutal para mi entorno, pero muy agradecida. Yo creo que en el mundo en el que vivimos ahora que hay tanto sufrimiento, tanta ansiedad, tanta falta de amor propio que todos queremos decir lo bueno que nos pasa, nuestros éxitos, nuestras victorias, pero realmente el mundo grita autenticidad. Las personas quieren ver gente real, con problemas, con errores.

Por eso yo me muestro tal cual soy, porque estoy cansada de ver siempre gente a la que le va todo fenomenal. Es mentira. Todos tenemos problemas, cruces que cargamos, y es así y está bien.

Hablas de cómo el pecado te dejaba sucia a pesar de que te habías encontrado con Dios y sabías que Él te perdonaba ¿Cómo viviste el descubrimiento de la confesión? 

Si te soy sincera, a mí desde pequeña me pasa una cosa. Cuando yo entraba al confesionario de pequeña, siempre me mareaba.

Es una cosa mental. Entraba, enseguida me mareaba, incluso me han tenido que sacar y ponerme las piernas para arriba, porque era una cosa con la que no podía desde pequeña.

Y en esa época, mi amiga Aisha, que canta música católica también, me decía, Belén, te tienes que confesar. Y yo le decía, hermana, no puedo. Entonces me dijo, «Belén, voy a orar por ti para que Jesús te acompañe en esa confesión y realmente te puedas confesar». Ese día entré con una tranquilidad que no me esperaba.

Pude sacar de mi todos los pecados que yo llevaba, de suciedad fatal. Y después de esa confesión que fue como quitarme 20 años de encima. Encontré paz.

Hay mucha gente que le llega la fe de una manera muy estrambótica y muy de sentimiento. Qué le dirías a la gente que quiere encontrarse con Dios pero no lo ve tan claramente.

Yo les diría que el camino con Jesús, el camino con Dios, es el camino de la paz, del amor y de la liberación. Una persona que quiere encontrarse con Dios pero no tiene, como dices tú, ese sentimiento, solo tiene que pedírselo a Dios. Orar y decirle «Señor, yo quiero encontrarme contigo, yo quiero creer en Ti, aumentame la fe».

Yo soy una mujer de mucha fe, pero muchas veces también tengo esa falta de fe. A todos nos pasa, todos tenemos esas crisis. Pero es importante hablarlo con el Señor y pedirle esa fe tan necesaria.

Hay una cosa que los jóvenes llamamos ‘demons’. Son ‘flashbacks’ de algo que no te gusta de ti o un pecado que te acecha y que al final son remordimientos. ¿Cómo haces para superar esos ‘demons’? 

Hay que tener claro que esas cosas vienen del enemigo. El diablo no puede saber lo que piensas. Eso solo puede Dios. Pero lo que sí puede hacer es meterte esos pensamientos en la cabeza. Y debemos rechazarlos. Tú sabes lo que Dios piensa de ti, lo que Dios te ama y lo que eres para Dios.

¿Sabes lo que a mí me pasaba muchísimo de pequeña? Cuando rezaba el Padre Nuestro, a veces me venía un pensamiento de «¡viva el diablo!» Y yo me preguntaba por qué me pasaba eso. Esos son pensamientos intrusivos y Dios sabe perfectamente que esos pensamientos no vienen de parte tuya. Entonces es importante tener esa tranquilidad de que Dios sabe perfectamente que tú lo amas y que tú eres de la luz.

Hablas de la importancia de la palabra de Dios. ¿De qué forma tu música se inspira en ella? 

Mi música siempre se inspira en la palabra de Dios. Es verdad que yo soy una persona que me gusta plasmar mucho lo que siento hacia Dios, o incluso a veces cuando no siento a Dios, porque muchas veces tenemos esa sensación de «Dios no me escucha, Dios no está conmigo», que es mentira, porque Dios siempre está. Pero a mí me gusta ser muy real.

Yo no puedo subirme a un escenario y predicar lo que yo creo, lo que yo siento. Para mí la palabra de Dios es ley. Entonces yo actúo en base a la palabra de Dios.

¿Tienes algún ritual para ponerte a escribir tus canciones?

Hago siempre una oración: «Señor, plasma lo que quieres que yo plasme. Que esto sirva como instrumento para la liberación de mis hermanos».

Porque yo hago música para servir y ayudar a que las personas que están perdidas puedan encontrar la luz como estuve perdida yo y la encontré. Para mí, el propósito que tiene Dios conmigo es ese y lo voy a pelear hasta el final. Siempre oro para eso, para que se pueda plasmar, para que pueda ayudar a otras personas y para alabar a Dios, por supuesto, que lo amo.

¿Qué pilares dirías que te ayudan a llevar tu fe?

La confesión para mí es fundamental. En cuanto empiezo a pecar y no me confieso, va todo a peor, siempre.

Para mí la confesión es una liberación espiritual. Cuando tú eres perdonada en una confesión por el Señor, esos demonios ya no te pueden atacar porque un demonio no te puede culpar por algo que Dios ya te ha perdonado. La confesión se ha perdido muchísimo porque las personas tienen reparo en confesarse y realmente no saben lo que se están perdiendo.

De igual forma, también me ayudan mucho la Eucaristía, la oración, y el ayuno.

¿De qué forma te ayuda Dios a perdonar? ¿Cómo ves eso en concreto en tu vida? 

¿Sabes qué pasa? Que yo he sido muy perdonada.

Mi sacerdote Guillermo me lo dice. Yo siempre perdono y perdono todo. Incluso a veces dejo que abusen de mí. Y no entendía por qué me pasaba esto. Entonces él me dijo «Belén, porque tú has sido muy perdonada». Y es que el perdón es algo que Dios me ha integrado muchísimo precisamente porque he experimentado ser tantas veces perdonada.

¿Tienes algún mensaje que quieras transmitir a nuestros lectores?

Me gustaría dar un mensaje a los jóvenes.

Me encantaría que realmente pudieran mirar hacia Dios. Que supiesen que no les hace falta ninguna validación del mundo, porque el mundo sacrificó al hombre más bueno y más perfecto de este mundo, porque ni siquiera para el mundo fue suficiente.

Que se centren en el Señor, en tener esa relación. Dios le va a revelar el propósito. Todos hemos venido con un propósito a este mundo. Ninguna existencia es casualidad.

Dios tiene un propósito con cada uno de nosotros. Y en el momento en que le mires y tengas esa relación con Dios, Él te lo va a revelar.

Ese es el mensaje que me gustaría transmitir. Que son muy amados. 

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