De san Lucas evangelista habla san Pablo en la Carta a los Colosenses, y lo define como “Lucas , el médico querido” (Col 4, 14). Después de que todos abandonaran a san Pablo en la fase final del cautiverio, el Apóstol de las Gentes escribe a Timoteo: “el único que está conmigo es Lucas” (2 Tm 4,11).
Según el historiador Eusebio, había nacido en Antioquía de Siria, y era de familia pagana, escribe la agencia vaticana sobre san Lucas, que muestra una sensibilidad especial para contar la evangelización de los gentiles. Narra la parábola del Buen Samaritano, cita las palabras de Jesús por la fe de la viuda de Sarepta, de Naamán el Sirio y del samaritano leproso, el único que vuelve para dar las gracias tras su curación.
Acompañó al Apóstol san Pablo en su predicación y se le ha llamado el evangelista de la misericordia. Presta atención especial a los pobres y a pecadores arrepentidos y acogidos al perdón de Dios. Recoge la parábola Lázaro y Epulón, la del hijo pródigo y el Padre que lo recibe misericordioso con los brazos abiertos, y la de la pecadora perdonada que lava los pies de Jesús con sus lágrimas, entre otras.
Junto a la Virgen María
Como se ha comentando, la relación con María es otra característica principal de su Evangelio. Nos da a conocer la Anunciación, la visita a santa Isabel, el “Magníficat”, o la angustia de María y José, cuando no encuentran a Jesús y estaba con los doctores de la ley en el Templo.
San Lucas es patrono de los médicos, junto a san Cosme y san Damián, y también de los pintores, porque es el evangelista que mejor ha trazado la fisonomía de la Virgen, señala el directorio franciscano.