Con su reflexión sobre ‘La Resurrección de Cristo y los retos del mundo actual’, el Papa ha ofrecido en la Audiencia de esta mañana una inyección de optimismo y esperanza. La Pascua es “medicina, curación y da esperanza a la vida cotidiana (Mt 28,18-20)”.
Toda su meditación ha girado en torno a esta idea, que tiene mucho que ver con la intención de oración del Papa para noviembre: “Por la prevención del suicidio”, como pueden ver en la información de CNS aquí.
La Pascua de Jesús es un evento que no pertenece a un pasado lejano, ya sedimentado en la tradición, ha comenzado diciendo el Pontífice, sino que se actualiza cada día. “El mensaje pascual es un ancla segura: el amor ha vencido al pecado para siempre, y la vida triunfa sobre la muerte”, ha alentado a los peregrinos de lengua inglesa.
Misterio pascual, todos los días en la celebración eucarística
Antes, sus palabras habían sido: “La Iglesia nos enseña a hacer memoria actualizante de la Resurrección todos los años en el domingo de Pascua. y todos los días en la celebración eucarística, durante la que se realiza de modo pleno la promesa del Señor resucitado: ‘Sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos’ (Mt 28,20).
“Por eso, el misterio pascual constituye el eje de la vida del cristiano en torno al cual giran todos los demás eventos”, ha dicho. En sus palabras a los fieles y peregrinos de lengua alemana, les ha exhortado: “Tal como Cristo encargó a los apóstoles, la Iglesia celebra en cada Santa Misa la verdadera actualización de su muerte y resurrección. Aquí se cumple continuamente la promesa de Cristo: ‘Estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo’ (Mt 28,20)”.
“La estrella polar”: de la Via Crucis a la Via Lucis
En Él tenemos la seguridad, ha subrayado el Pontífice, de “poder encontrar siempre la estrella polar hacia la que dirigir nuestra vida de aparente caos, marcada por hechos que, a menudo, nos parecen confusos, inaceptables, incomprensibles: el mal, en sus múltiples facetas; el sufrimiento, la muerte: eventos que nos afectan a todos y cada uno”.
Meditando el misterio de la Resurrección, encontramos respuesta a nuestra sed de significado. “Ante nuestra frágil humanidad, el anuncio pascual se hace medicina y curación, alimenta la esperanza frente a los desafíos alarmantes que la vida nos pone delante cada día a nivel personal y planetario. Desde la perspectiva de la Pascua, la Via Crucis se transfigura en Via Lucis”, ha añadido.
Resurrección: no una idea, una teoría, sino Acontecimiento que fundamenta la fe
El Papa ha querido señalar que “la Pascua no elimina la cruz, sino que la vence en el duelo prodigioso que ha cambiado la historia humana. También nuestro tiempo, marcado por tantas cruces, invoca el alba de la esperanza pascual”.
“La Resurrección de Cristo no es una idea, una teoría, sino el Acontecimiento que fundamenta la fe. Él, el Resucitado, nos lo recuerda siempre mediante el Espíritu Santo, para que podamos ser sus testigos también allí donde la historia humana no ve luz en el horizonte”.
La esperanza pascual no defrauda, ha señalado poco después. “Creer verdaderamente en la Pascua a través del camino cotidiano significa revolucionar nuestra vida, ser transformados para transformar el mundo con la fuerza suave y valiente de la esperanza cristiana”.
Santa Benedicta de la Cruz y san Francisco de Asís
En dos momentos de la catequesis, León XIV se ha apoyado en algunos santos.
En primer lugar, ha citado a una “gran filósofa del s. XX, Santa Teresa Benedicta de la Cruz -cuyo nombre secular fue Edith Stein-, que tanto profundizó en el misterio de la persona humana, y que nos recuerda este dinamismo de búsqueda constante de la plenitud”.
Luego ha recordado que de la muerte ‘nullu homo vivente po skampare’ (ningún hombre viviente puede escapar), canta San Francisco de Asís (cfr. Cántico del hermano sol)”. Pero “todo cambia gracias a aquella mañana en la que las mujeres que habían ido al sepulcro para ungir el cuerpo del Señor lo encuentran vacío”.
El anuncio pascual es “la noticia más hermosa, alegre y conmovedora que jamás ha resonado en el curso de la historia”, ha dicho. “Es el “Evangelio” por excelencia, que atestigua la victoria del amor sobre el pecado y de la vida sobre la muerte”.
“Todos estamos llamados a ser santos”
Antes de dar la bendición, en italiano, el Papa ha exhortado a la comunidad internacional a no olvidar a Myanmar, y ha recordado la reciente festividad de Todos los Santos. Ha reflexionado sobre «la vocación común a la santidad. Todos estamos llamados a ser santos. Os invito, por tanto, a adherirnos cada vez más a Cristo, siguiendo los criterios de autenticidad que los Santos nos han dado como ejemplo”.
Hechos para lo eterno
Poco antes, a los fieles de lengua francesa les había recordado el mensaje que está repitiendo estos días, al hilo de la liturgia: “El mes de noviembre no solo nos invita a rezar por nuestros difuntos, sino que también nos recuerda que estamos hechos para lo infinito y lo eterno: es decir, para la vida bienaventurada, única realidad que puede colmar las aspiraciones de nuestro corazón”.




