Tatiana Goritchéva nació en San Petersburgo (entonces Leningrado) en 1947 y ha fallecido en su ciudad natal el 23 de septiembre de 2025. Allí estudió Filosofía y Radiotecnia y fue durante algún tiempo responsable de las Komsomol (Juventudes Comunistas).
A los 26 años se convirtió al cristianismo. Posteriormente fundó con algunas amigas el primer movimiento feminista de la Unión Soviética, MARIA, desde el que organizó seminarios religiosos y publicó dos revistas en la clandestinidad. Tras diversos interrogatorios y encarcelamientos fue expulsada de su país en 1980. Durante años vivió exiliada en París. En su día pudo conocer a personalidades como Trotsky, Heidegger y San Juan Pablo II.
En sus libros “Hablar de Dios resulta peligroso. Mis experiencias en Rusia y en Occidente” (Herder, 1987); “La fuerza de la locura cristiana. Mis experiencias” (Herder, 1988) y “La fuerza de los débiles” (Encuentro, 1989), la doctora Goritchéva narra cómo siendo dirigente de la juventud comunista y profesora de filosofía se refugió en una vida de excesos, entusiasmo con las filosofías occidentales y orientales y dedicación al yoga. Hasta que al meditar sobre el Padrenuestro encontró la fe que transformó su vida.
Konvertierung
Comprendió “con todo su ser que Dios existe… un Dios que por amor se hizo hombre”. Redescubrió entonces a la Iglesia en Rusia, a pesar de la persecución y dio un gran testimonio sobre el pueblo ruso, sobre el sentido del dolor y la persecución que, a pesar de todo, no puede desarraigar lo religioso. Eso le llevó a realizar un llamamiento también a los hombres de Occidente para que creyeran de corazón.
Goritchéva, en aquellos años ya algo lejanos, estaba convencida de que sólo la fe trae libertad: no la proporciona el materialismo ni el comunismo ni tampoco el cinismo al estilo oriental u occidental, sino únicamente lo que ella llama la “santa locura”.
Supo descubrir a estos locos y necios en medio de las masas uniformadas de Rusia y también en las sociedades de consumo de Occidente. En estos hombres y mujeres ve Tatiana Goritchéva una oportunidad de renovación para un cristianismo que se ha adaptado al ambiente y parece haber perdido su fuerza original. Los locos cristianos son un signo de atención porque tienen el coraje de vivir al margen de la sociedad, al límite mismo de la existencia.
Gran humanidad
Casi 30 años después de aquellas iluminadoras palabras, el año pasado tuve la fortuna de volver a hablar brevemente con Tatiana Goritchéva y me hubiera gustado conversar con ella sobre lo que significó para una emigrante rusa tener que vivir en Europa. La añoranza del calor que proporcionaban la cercanía humana y una vida espiritual intensa, así como el difícil intento de echar raíces en la fría atmósfera de Occidente, le descubrió nuestras carencias, que se han agudizado en las últimas décadas.
Ella me dijo que no quería diagnosticar ni polemizar, sino moverse en el ámbito de la conversación cordial, en el ámbito de Dios y de la fraternidad cristiana, que trataba de vivir intensa y cotidianamente de su esperanza. Se encontraba cansada y enferma y no pudimos intercambiar más que unos pocos mensajes que transmito aquí para que no se pierdan en el olvido.
Hace tres años, le escribí en ruso por las redes sociales (ventajas de la modernidad porque no hablo ni escribo esta hermosa lengua) mostrando interés por ella y me contestó: «¡Querido Santiago! Gracias por tu interés en mi personalidad. Ahora estoy en San Petersburgo, pero estoy enferma y saldré para París dentro de una semana. Pero espero volver a San Petersburgo dentro de uno o dos meses. Entonces todo será posible». Y me dio su número de teléfono.
Un mes después volví a escribirle y me contestó: «¡Querido amigo! Estoy muy contenta de su interés por mi modesta persona. ¡Y tu amor por Rusia! Pero sigo en tratamiento. Y otra vez me internan en el hospital (de París), donde es imposible escribir, conceder entrevistas… Toda mi energía se gasta en dolorosos ejercicios y pacientes trabajos sobre mi cuerpo. Rece por mí. Podría dar entrevistas en alemán, ruso, francés… pero todo tiene que ocurrir en una atmósfera de apertura creativa y comprensión amistosa. Por desgracia, no podré hacerlo hasta dentro de un par de meses. En el hospital, espero poder establecer contacto».
Amor por los animales
Ya por whatsapp, a una foto que le envíe de un alumno mío haciendo una presentación sobre Tatiana Goritchéva, me contestó: Christus ist auferstanden! Como observé que en sus redes sociales compartía abundantes fotos de gatos y otros animales, incluida una simpática fotografía de Benedicto XVI ya retirado del pontificado observando sonriente a un gatito que le agarraba de su blanca sotana, se me ocurrió enviarle un vídeo donde se ven multitud de pájaros de todos los colores con la frase “ni Salomón en toda su gloria logró vestir así”.
Al día siguiente me contestó: «Cristo apunta directamente a la Belleza suprema de los pájaros y las bestias. Ellas nos han transmitido la armonía del cielo. Han conservado tanto la Bondad como la Verdad».
Un día me llamó por teléfono para decirme que no podríamos tener la entrevista hasta que se hubiera recuperado. Ella hablaba ruso, francés y alemán y yo español y me manejo en inglés. Le agradecí su llamada y le aseguré mis oraciones. Me hubiera gustado preguntarle cómo se encuentra y cómo ha sido su vida desde los años 90 del siglo pasado, en los que fue muy conocida en Europa por sus libros. Saber también qué le aporta hoy en día el cristianismo.
La fe y la sociedad actual
Dice Dostoievski en “Los hermanos Karamazov” que la belleza salvará al mundo y hay quien piensa que se refería a la belleza moral, a Jesucristo, al Bien y a las personas buenas, en definitiva. Me gustaría haberle preguntado qué nos sigue diciendo Dostoievski a las personas de hoy. También sobre su opinión sobre el papel de España en la historia, su obra en América, etc.
Me quedé con ganas de saber su opinión sobre cómo puede en nuestras sociedades, cada vez más polarizadas, el cristianismo (a su vez humanamente dividido) aportar a la unidad. Y cómo le parecía que el cristianismo puede asumir -si es posible- un papel principal en el diálogo con una sociedad secularizada. ¿Es posible este diálogo?
Me quedé sin preguntarle qué puede aportar hoy en día la Iglesia Romana al “pulmón” oriental de la Iglesia; ¿qué autores había leído o estaba leyendo últimamente?; ¿qué autores rusos y extranjeros de actualidad le parecían de interés y por qué?; ¿llegó a leer la novela “Laurus” de Evgenii Vodolazkin que tuvo buena acogida en España?; ¿cómo vería la doctora Goritchéva el papel de los intelectuales a la hora de tender puentes entre las culturas y entre las personas?; ¿y cómo veía la situación de la mujer en la actualidad en Europa y en Rusia?; ¿cómo evitar que una posible vuelta a los “valores tradicionales” en Rusia se traduzca en volver a algunos sufrimientos padecidos por la mujer en la época soviética?
Hubiera terminado la posible entrevista preguntándole por la actual preocupación por la cuestión ambiental y el papel en ella de una “ecología integral” (que se preocupe conjuntamente por el planeta y por las personas sin ver a estas como una amenaza peligrosa). Y también le hubiera pedido su opinión sobre el papel de la Universidad en la actualidad y cómo podemos transmitir esperanza a las nuevas generaciones que parecen solo ver nubarrones en el horizonte.
Me quedé con las ganas de escuchar sus respuestas, pero con la satisfacción de saber que, a pesar de los años y las dificultades, Tatiana Goritchéva ha confiado hasta el final en Cristo como Salvador del mundo y de cada uno de nosotros.