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En busca de la belleza perdida 

Pablo Alzola, en La aventura de la belleza, muestra a través de filosofía, literatura y cine, cómo la belleza sigue siendo camino de trascendencia y salvación.

Juan José Muñoz García-8 de September de 2025-Reading time: 4 minutes
belleza perdida

¿Por qué nos atrae tanto la belleza? Cuando uno ve una obra de arte o una película de gran belleza tiene la sensación, aunque no sepa explicarlo, de estar asistiendo a un mundo transfigurado, a un mundo redimido. Hay un no sé qué que nos atrapa. Sin embargo, en la actualidad sospechamos de la belleza, pensamos que es algo superado.

Hace años daba clase de crítica de cine en una universidad madrileña, y explicando los fundamentos estéticos del análisis cinematográfico hablé de la belleza y automáticamente varias alumnas y alumnos me replicaron diciendo que el arte no tenía nada que ver con la belleza. Me quedé perplejo. En la formación clásica que he adquirido, la belleza, la verdad y el bien van de la mano, son propiedades de lo real. ¿Por qué algunos de mis alumnos no pensaban así?

La belleza es el rostro de la verdad y el bien

¿Por qué escogemos lo feo y vulgar como algo auténtico? ¿Por qué abunda el consumo de la pornografía,  que despoja al cuerpo humano de su belleza, significado y alma? El libro La aventura de la belleza pretende dar respuesta a estos interrogantes. Dice Alzola que la belleza nos hace más humanos al elevarnos por encima de nosotros mismos. Y las obras de arte son la expresión de algo que nos trasciende. La belleza no es tanto plenitud como promesa y, en esta medida, es sinónimo de esperanza.

Por todo ello la belleza no es, ni mucho menos, sinónimo de ingenuidad. Las grandes obras de arte e incluso las buenas películas que muestran el dolor y el sufrimiento, pero que están abiertas al misterio, nos dejan también esa sensación de estar ante una promesa: porque en la vida cotidiana tenemos la impresión de que el sufrimiento y la muerte tienen la última palabra, pero la auténtica belleza nos habla de una realidad que será transfigurada, salvada. Por eso se ha dicho que la belleza salvará al mundo, esa belleza que está escondida en el más bello de los hombres, Jesucristo, en su pasión llena de sufrimiento y ante el cual se aparta la mirada.

Pablo Alzola, profesor de Estética y Teoría de las Artes en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, nos anima en este ensayo a recorrer la historia del pensamiento desde la antigüedad clásica hasta la era posmoderna, y poder comprender cómo la belleza ha pasado de ser una promesa de plenitud a convertirse en una estrategia sospechosa de encubrir oscuras manipulaciones o intereses espurios. 

Cine, filosofía y estética 

Alzola nos invita a iniciar esta aventura fijándonos en el aspecto inabarcable, misterioso, que refleja la belleza: como aquella secuencia, inolvidable, de arranque de Centauros del desierto, cuando la puerta de una casa de Texas se abre y los personajes salen afuera al porche para mirar hacia el inmenso desierto, por donde aparece un enigmático John Wayne cabalgando. Todo este western clásico nos habla de búsqueda (The Searchers es su título original) y de rescate. Así también, nuestra mirada subjetiva tiene que abrirse al todo de la realidad, esa realidad inabarcable que la belleza refleja.

Alzola da una importancia esencial al cine en este ensayo, y es lógico que sea así: el cine es el séptimo arte, aunque por parte de los intelectuales tardó tiempo en dársele este reconocimiento. El cine no es tan solo una anécdota útil para complementar una idea o simplemente un ejemplo que adorne nuestros pensamientos, sino que es filosofía en sí mismo y por tanto belleza en sí mismo. El arte fílmico refleja ese misterio de la realidad que tanto nos asombra.

Por eso desfilan por La aventura de la belleza autores como Platón, Homero, Agustín de Hipona, Tomás de Aquino, Shakespeare, Hume, Kant, Nietzsche, Dostoievski, Rilke, Waugh, Tolkien o Heidegger. Películas como Camino a casa, Apocalypse now, Canción de cuna, Amadeus, El árbol de la vida, El festín de Babette, Vértigo, El sol del membrillo, Better than that o 2001: Una odisea del espacio. Con todos ellos se dialoga y se discute, creando un peculiar simposio de filosofía, cine y literatura.

Capítulos de una aventura

En esta andanza para rescatar la belleza, el autor ha estructurado de modo cronológico los capítulos de su ensayo, abarcando la historia de la filosofía occidental desde la Grecia clásica a nuestros días, todo englobado con palabras clave que sintetizan lo esencial de cada período: 

-“Unidad” para la filosofía griega: unidad de la belleza con el bien y con el origen divino de todo, lo cual requiere purificar la mirada y trascender las apariencias sensibles para poder contemplar la belleza plena, fuente de felicidad. Esa purificación o catarsis nos recuerda que la felicidad es posible, a pesar de los azares de la vida, si el sujeto dispone de las virtudes que perfeccionan el conocimiento y la voluntad. 

-“Relación” para la filosofía medieval, pues la filosofia cristiana sostiene que  podemos ver la belleza como relación entre las criaturas y su Creador,  el cual es un ser personal. Y el acto de ser recibido en la creación divina a partir de la nada, junto con la forma de cada cosa, hace que la belleza sea algo concreto y no vaporoso. 

-“Experiencia” para la filosofía moderna. La Modernidad no admite una relación confiada con el mundo. La belleza deja de ser una cualidad de lo real, porque la  belleza no está en las cosas sino en el sentimiento que estas generan en nosotros.  Se pierden los criterios objetivos para valorar la belleza, creándose un círculo vicioso en el que la belleza está donde lo dice un crítico fiable, y el crítico fiable es el que dice dónde está la belleza. Y también se comienza a dislocar la unidad de la estética y la ética, y algunos, como Nietzsche por ejemplo, piensan que la belleza es una máscara que encubre la verdad terrorífica del existir, su fondo de sufrimiento y desesperación. La obra de arte se convierte en un interrogante, concluye Alzola. 

-“Obra” para la filosofía contemporánea. Algunos, como Heidegger, admiten que el arte nos abre a la verdad de las cosas y del mundo. El cine refleja esto muy bien. Belleza sería otra forma de llamar a la verdad que acontece como desocultamiento. A su vez esa obra de arte ha perdido misterio y autenticidad: en la era del selfi y de las obras de arte a las que se accede exclusivamente con el móvil, la creación artística pierde su carácter único, acaso sagrado. El arte antiguo despierta actitudes de contemplación y recogimiento, dice Walter Benjamin. El arte nuevo persigue distraernos, provocarnos, escandalizarnos, es el arte como un shock o proyectil. Puede observarse este fenómeno en la proliferación de la violencia y el feísmo en cierto tipo de cine a partir de finales de los años 60. 

Belleza y trascendencia

La posmodernidad ha desfigurado el rostro de la verdad y el bien difamando a la belleza y creando un mundo desencantado, lleno de desamparo y precariedad.   Pero la belleza resiste todas las conspiraciones, pues nos hace más humanos al elevarnos por encima de nosotros mismos. Y de este modo prepara el advenimiento de algo, de Alguien, concluye Alzola. 

La aventura de la belleza. Filósofos, escenas e ideas estéticas

AuthorPablo Alzola
Editorial: Ediciones Asimétricas
Year: 2025
Number of pages: 237
The authorJuan José Muñoz García

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