


¿Qué es el amor? ¿Hay un amor verdadero y otro falso?
Existen dos verbos reflexivos que nos van a iluminar sobre este nuevo fascículo bimestral de los nuestros: darse y buscarse.
Cuando uno se pregunta si en una relación hay amor verdadero debe cuestionarse respecto de la capacidad de entrega mutua entre los amantes, si se dan entre ambos, si se buscan precisamente para darse.
Podríamos destacar del amor verdadero su ser un sentimiento puro, incondicional y duradero, basado en el respeto mutuo, la libertad, el apoyo y la aceptación de la otra persona tal como es, incluso en las adversidades.
Por contra, el amor falso es egoísta y posesivo, busca la gratificación personal, se alimenta de las circunstancias externas y es frágil y efímero.
El genuino amor requiere presencia y trato personal
Hecha la anterior distinción y determinado cuál es el genuino amor, parece evidente que, para dar con él, el único modo de verificación de tanto “requisito” será el encuentro entre quienes se aman; encuentro presente, y no virtual.
El amor no requiere presencia como condición absoluta, pero aquélla lo facilita enormemente. El contacto físico es fundamental para la comunicación del afecto. Aparece evidente a todos los ojos que solo una conexión íntima, profunda, y por tanto real y presente, hará que crezca el verdadero amor.
Si bien las relaciones a distancia pueden funcionar, implican un esfuerzo consciente y una adaptación mayor para suplir la falta de cercanía física, que es un ingrediente clave para fortalecer la relación. La cercanía física permite expresar y recibir afecto a través de caricias, abrazos y besos, lo que estimula la liberación de oxitocina, la denominada hormona del amor, y otras sustancias químicas relacionadas con el placer y la conexión.
La presencia facilita la lectura del lenguaje corporal y las expresiones faciales, elementos cruciales para entenderse y sentirse cuidado –amado– por la otra persona.
Compartir el espacio físico contribuye a una intimidad más profunda y a una evolución conjunta de la relación, aspectos que pueden verse mermados en las relaciones a distancia.
Conocer a la persona en distintos ámbitos y en su ambiente natural, en lugar de basarse en una imagen idealizada, es clave para una relación sana y evitar decepciones. Como dijo el Papa Francisco en febrero de 2023 en un encuentro de reflexión sobre los desafíos de la tecnología, ésta no puede suplantar al contacto humano: lo virtual no puede sustituir a lo real y tampoco las redes sociales al ámbito social.
La maravilla del ciberespacio y la evidente limitación de su naturaleza virtual
El ciberespacio ofrece virtudes como el acceso instantáneo a información y conocimiento, la comunicación global y la facilitación de interacciones sociales y profesionales; pero también presenta limitaciones como, entre otras, la desinformación, o los riesgos de seguridad y privacidad.
Facilita la conexión con personas de todo el mundo, permitiendo interacciones asincrónicas y sincrónicas, y el desarrollo de comunidades en línea.
Sin embargo, la abundancia de información hace difícil distinguir la veracidad de las fuentes, propagando datos erróneos, falsos –fake– o inapropiados. Y existe el riesgo de ciberacoso, estafas, suplantación de identidad y la exposición de información personal a terceros.
Lo anterior se evidencia en las denominadas plataformas de citas –dating sites– que, si bien presentan ventajas, como la ampliación del círculo social y el acceso a personas con intereses afines, también presentan inconvenientes, destacando el de la superficialidad basada en la apariencia y los mencionados riesgos referidos a la falsedad.
Sacerdote. Promoción y desarrollo Facultades Eclesiásticas Universidad de Navarra