El futuro de la Iglesia no es esperanzador, lo es el presente

A estos chicos y chicas nadie les ha obligado a ir a Misa, son muchos de ellos, hijos conversos de padres "no practicantes" que suponen el presente esperanzador de la Iglesia.

3 de agosto de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

Hay que admitirlo. Esta sí que es la juventud del Papa. Estos chavales “z”, tiktokers, Instagramers…, esos que no llaman por teléfono y que se comunican por emojis, los que consideran música clásica a La Oreja de Van Gogh y a los BackStreet Boys, son los que han llenado, por cientos de miles y hasta superar el millón, la explanada de Tor Vergata en un Jubileo con sabor a JMJ.

Y tenemos que admitirlo, si, son mejores que la generación precedente. Porque estos jóvenes que graban cada paso a Tor Vergata han forjado su fe sin el supuesto humus cristiano de sus padres y abuelos. Ellos han recibido más tierra quemada que otra cosa, y han hecho, de esas cenizas, tierra fértil para un nuevo renacer cristiano, auténtico, personal, que quiere hablar a Cristo de corazón a corazón.

A estos chicos y chicas nadie les ha obligado a ir a Misa, a confesarse de rodillas, a comulgar con devoción… De hecho, muchos de los padres de quienes han llenado estos días las calles de Roma y las parroquias de sus ciudades cada semana, son de esos católicos convencionales de bodas, bautizos y comuniones. 

Son los hijos comprometidos de familias “no practicantes” que dan la vuelta al manido relato de que “la iglesia es cosa de viejas”.

El futuro no es esperanzador, lo es el presente. El presente de una adoración al Santísimo en la que se escuchaba la respiración de los periodistas y se entreveían las lágrimas de un emocionado León XIV. El presente de una misa en la que el Papa ha llamado a los jóvenes a “aspirar a la santidad”. El presente de cientos de sacerdotes ocupados en confesar, hablar y restaurar corazones. 

El fruto de este jubileo de la esperanza ha sido materializar esta virtud cardinal en esos cientos de miles de jóvenes que, cogiendo el testigo de otros muchos, llegan estos días a sus casas cansados, quizás no muy limpios, pero con el fuego apostólico de un nuevo pentecostés. 

El autorMaria José Atienza

Directora de Omnes. Licenciada en Comunicación, con más de 15 años de experiencia en comunicación de la Iglesia. Ha colaborado en medios como COPE o RNE.

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