La audacia de los obispos africanos frente a la poligamia

Los obispos africanos han afrontado con valentía el desafío de la poligamia, ofreciendo un ejemplo muy positivo a los países occidentales.

17 de agosto de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos
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Los obispos africanos se reunieron en Kigali para celebrar la XX Asamblea Plenaria del Sínodo de las Conferencias Episcopales de África y Madagascar (SECAM). Al terminar presentaron un borrador titulado “Los desafíos pastorales de la poligamia”, que constituye un importante análisis de la realidad cultural y legal en su continente.

Este documento, de 29 páginas, no evade el tema: reconoce que la poligamia sigue vigente como una práctica cultural profundamente arraigada y socialmente organizada, y que no puede ni debe ignorarse. A pesar de ser una costumbre muy establecida, los prelados africanos proponen no renunciar a la enseñanza doctrinal, que reafirma la monogamia como ideal cristiano.

Sin embargo, los obispos son conscientes de que para muchas personas la monogamia es una exigencia ética difícil de alcanzar a corto plazo, por lo que plantean un acompañamiento pastoral sincero con quienes viven en uniones polígamas, tanto entre católicos ya bautizados como entre los que buscan acercarse a la fe.

La valentía de estos obispos radica en no ceder a presiones culturales ni escurrirse en relativismos. No buscan adaptarse a prácticas tradicionales, sino iluminar desde el Evangelio cuestiones muy delicadas: “¿Cómo acoger pastoralmente a quienes ya están en uniones polígamas?”, “¿cómo promover la fidelidad cristiana sin alienar a las personas?”.

En contraste con las propuestas de algunos obispos occidentales, que afirman que la moral debe cambiar por unos supuestos avances en torno a la idea de familia (divorciados vueltos a casar, parejas homosexuales, etc), los obispos africanos proponen que el hombre polígamo pueda dar un paso hacia la monogamia mediante la “elección” de la primera o de la esposa favorita. Con ella se afirmaría o se constituiría un vínculo sacramental. Al mismo tiempo, se subraya que esta elección no disuelve las exigencias de justicia y cuidado hacia las demás esposas ni hacia los hijos nacidos de esas uniones.

En caso de que no se esté dispuesto a dar ese paso, la segunda solución que dan consiste en reconocer al polígamo como un “catecúmeno permanente”, es decir, un fiel que está desarrollando un camino catecumenal que no desemboca directamente en el bautismo, sino que concede un documento oficial que lo reconoce como candidato a este sacramento, aunque de momento no puede acceder a los sacramentos debido a los vínculos matrimoniales previos. Esta fórmula permitiría que la familia polígama bautice a sus hijos, participe en la vida comunitaria y dé testimonio cristiano, aun sin llegar a la plena comunión sacramental.

Personalmente, admiro profundamente la valentía de los obispos africanos y su coherencia con el magisterio de la Iglesia: no abandonan ni la verdad ni a las personas, mantienen firme la doctrina y abren espacios de crecimiento y esperanza. Nos enseñan que la Iglesia no renuncia a su misión de exhortar a todos los hombres a la conversión, ni se encierra exclusivamente solamente en normas, sino que sale al encuentro, sana, instruye y acompaña. En este testimonio reside hoy la fuerza profética de África en la Iglesia universal.

El autorJavier García Herrería

Redactor de Omnes. Anteriormente ha sido colaborador en diversos medios y profesor de Filosofía de Bachillerato durante 18 años.

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