Las fundaciones de Gates, Soros y la ONU acusan de extremismo religioso a instituciones de inspiración cristiana

El informe The Next Wave, financiado por fundaciones progresistas, acusa a organizaciones cristianas de "extremismo religioso" por defender valores tradicionales como la vida y la familia. Sin embargo, presenta una visión sesgada, equiparando disidencia legítima con amenazas a la democracia, sin pruebas de violencia ni coordinación extremista.

27 de julio de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos
Gates

Sede del Parlamento Europeo ©CNS photo/European Union, CC by 4.0

«The Next Wave«, «La próxima ola: cómo el extremismo religioso está recuperando el poder» es un informe realizado por el Foro Parlamentario Europeo para los Derechos Sexuales y Reproductivos, una asociación de Europarlamentarios y parlamentarios europeos, financiada por la Fundación de Bill Gates, la Open Society de George Soros y el Fondo de Población de las Naciones Unidas.

El objetivo del informe es denunciar organizaciones que supuestamente promueven el “extremismo religioso” en Europa, acusando a actores religiosos —principalmente cristianos católicos, evangélicos y ortodoxos— de querer acceder al poder mediante estrategias políticas de «captura institucional», para erosionar el derecho al aborto, los derechos sexuales, la igualdad de género y la propia democracia.

Sorprendentemente, el informe fue presentado el 26 de junio de 2025 en el Parlamento Europeo, en un evento co-organizado por europarlamentarios individuales del Partido Popular Europeo (primer grupo en el Parlamento Europeo, con el 26%), la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas (segundo grupo en el parlamento europeo, con el 19%), Renew Europe (asociación de partidos de centro, tercer grupo en el parlamento europeo, con el 11%), y los Verdes/Alianza Libre Europea (sexto grupo con el 7%).

¿Movimientos extremistas?

El informe pretende exponer un supuesto resurgimiento en Europa de movimientos “extremistas religiosos” cristianos, alegando que han recibido más de 1.180 millones de dólares entre 2019 y 2023 de distintas fuentes con el objetivo coordinado de socavar los mencionados derechos y hasta la democracia. Sin embargo, el informe se revela como un documento radicalmente sesgado, carente de definiciones claras y motivado por una agenda ideológica progresista y globalista.

Porque defender solo con la palabra, sin promover el odio y la violencia, los valores tradicionales cristianos —como la protección de la vida desde la concepción, la familia natural y la educación basada en principios éticos— no puede ser calificado nunca como “extremismo religioso”.

«The Next Wave» equipara posiciones conservadoras legítimas con amenazas antidemocráticas, utilizando términos peyorativos como grupos “anti-derechos” o “anti-género” para estigmatizar a quienes promueven alternativas éticas, como la planificación familiar natural o la abstinencia sexual, sin evidencia de violencia o coerción real. Incluso a las ONGs de la Iglesia las califica despectivamente como ChONGOs.

La financiación que señala recibida de fuentes europeas (73%), rusas (18%) y estadounidenses (9%), proceden de distintos programas que apoyan iniciativas pro-familia y pro-vida, y responden a preocupaciones demográficas y éticas, no a ningún complot religioso extremista coordinado. Distintas instituciones, universidades y asociaciones son etiquetadas injustamente como “Extremistas Religiosas”, cuando en realidad defienden valores cristianos tradicionales sin promover el odio o la violencia, participando en debates democráticos legítimos.

Instituciones españolas

En España el informe menciona estas:

Fundación Universitaria San Pablo CEU: Por apoyar eventos pro-vida y manifiestos como ‘Sí a la vida’, defendiendo enseñanzas católicas tradicionales, sin extremismo ni violencia, premiando a figuras conservadoras por sus contribuciones éticas.

Universidad de Navarra (UNAV), del Opus Dei, por promover la planificación familiar con métodos naturales, y por su formación ética basada en el humanismo cristiano. La UNAV defiende los valores cristianos tradicionales —protección de la vida, familia y educación ética— sin extremismo. Participa y promueve debates democráticos y jamás ha recurrido a amenazas ni ha promovido la violencia.

Universidad Francisco de Vitoria (UFV), de los Legionarios de Cristo, por ser también activa en las acciones pro-vida. La UFV defiende valores tradicionales católicos sin promover nunca el odio ni la violencia.

CitizenGO: Plataforma de peticiones que promueve valores familiares cristianos.

Fundación Fortius: Involucrada en redes pro-familia, vista como apoyo a valores cristianos. Sin evidencia de radicalismo.

Instituto para la Cultura Jurídica Ordo Iuris (rama española): Defiende jurídicamente principios cristianos. Su oposición a agendas progresistas es un debate legítimo, no pseudo-católico ni extremista.

Fundación Jérôme Lejeune (rama española): Enfocada en investigación ética y anti-aborto. Etiquetada como extremista, pero defiende vida humana basada en ciencia y fe cristiana, no en el fanatismo.

Centros de Embarazo en Crisis (CPCs), financiados públicamente: Ofrecen apoyo compasivo a embarazos. Se alinean con valores cristianos de ayuda, no como “servicios anti-género” extremistas o violentas.

Asociación Red Política por los Valores (PNfV España): Plataforma transnacional que dona a conservadores; vista como red de valores cristianos. Pero no es extremista.

Fundación para la Mejora de la Vida, la Cultura y la Sociedad. Apoya mejoras sociales basadas en principios éticos.

Fundación Disenso: Think tank de VOX. Promueve un debate conservador, no las acciones violentas extremistas. El reporte acusa a las citadas organizaciones y universidades de promover la “desinformación” en redes, pero es el propio documento quien desinforma gravemente al equiparar las posturas pro-vida con “amenazas a la democracia”, sin evidencia de coordinación unificada ni violencia.

Críticas al informe

“The Next Wave” es criticable por su falta de matiz, (1) por fomentar la desinformación al calificar de “extremista” lo que es mera disidencia ideológica; (2) por no reconocer el derecho a defender los principios cristianos sin estigmatización; (3) por no aceptar el derecho a promover un diálogo genuino en lugar de la polarización, y (3) por su hipocresía sobre la financiación –el propio informe ha sido financiado por donantes como la Fundación Gates o la Open Society, que promueven agendas progresistas globalistas, y que sí han recibido graves acusaciones de “captura institucional”.

La premisa fundamental del informe es que defender valores tradicionales cristianos, arraigados en enseñanzas bíblicas sobre la vida, la familia y la moralidad, equivale a extremismo religioso. El extremismo implica típicamente violencia, intolerancia forzada o rechazo al diálogo democrático, elementos ausentes en las organizaciones señaladas. Distintos analistas y medios cristianos ven el informe como un intento desesperado antisistema, para silenciar debates legítimos sobre temas como el aborto, la ideología de género y los derechos parentales.

Hasta las políticas pro-familia en Hungría se presentan como una amenaza, ignorando que responden a la crisis demográfica real, no a ningún fanatismo violento antidemocrático. El propósito declarado del informe es mapear una “nueva ola” de extremismo religioso cristiano que “reclama el poder”, analizando su financiación y sus estrategias entre 2019-2023, categorizando las organizaciones como lobby, medios, fundaciones, servicios, think tanks y litigantes.

El informe exagera y retuerce las financiaciones para insinuar una conspiración religiosa extremista bien orquestada y coordinada. Críticamente, esta narrativa ignora que los organismos financiadores no están coordinados y su objetivo es promover los valores cristianos tradicionales —como la promoción de la familia nuclear o la objeción al aborto— valores que no son extremistas, sino expresiones de libertad religiosa y de conciencia.

Términos como “anti-género” se usan para etiquetar oposiciones razonables a leyes de auto-identificación subjetiva de género o educación sobre fluidez de género en niños, que padres y conservadores ven como imposiciones ideológicas, no como derechos inalienables.

Conclusión

“The Next Wave” alerta falsamente sobre el extremismo religioso cristiano, pero esta crítica revela su sesgo ideológico, por su falta de definiciones e hipocresía. Defender valores cristianos tradicionales no es extremismo, sino ejercicio de libertad. El reporte fomenta la polarización al etiquetar la disidencia como una amenaza. Urge un enfoque equilibrado que respete el pluralismo y promueva diálogo, reconociendo que posturas pro-vida y pro-familia enriquecen la democracia y la sociedad.

El autorJosé Gefaell

Analista de Datos. Ciencia, economía y religión. Venture Capitalist y banquero de inversiones (Perfil en X: @ChGefaell)

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