Inicia el año litúrgico con el adviento, tiempo de preparación para la celebración de la Navidad. Hice una breve encuesta entre amigos pidiendo que respondieran una sola pregunta:
¿Qué es navidad para ti?
Obtuve respuestas variadísimas:
- Es la fiesta en la que celebramos el nacimiento de Jesucristo
- Es un tiempo de paz, de convivencia entre amigos y familiares
- Es un tiempo de alegría, esperanza y fe
- Es “la corredera”, hay que comprar regalos, organizar cenas, cumplir compromisos
- Es una convivencia familiar muy bella en donde hay abrazos, cariño, unidad
- Es una época del año que me pone triste
- Es la oportunidad de hablar a los niños de su mejor amigo: el niño Dios
Lo cierto es que Navidad es una fiesta que incide en más de 160 países, prácticamente en todo el mundo, por razones religiosas, culturales y, también por razones comerciales. Se celebra el 25 de diciembre y constituye una de las fiestas principales para quienes somos cristianos pues conmemoramos el nacimiento de Jesucristo, acaecido en Belén (Cisjordania, Palestina) y desde el cual contamos el tiempo de nuestra era.
De muchas formas, esta celebración fomenta la unión familiar, el amor, la paz y el intercambio de regalos, con tradiciones como el árbol de Navidad, cenas especiales y la figura de Papá Noel (Santa Claus, San Nicolás).
La Befana en Italia, es una leyenda que cuenta cómo los reyes magos perdieron la estrella y una anciana a la que llamaban “la bruja befana” les ayudó a encontrarla. Los magos agradecidos la invitaron a ir con ellos y ella se negó. Se arrepintió más tarde y quiso alcanzarlos pero no lo consiguió; quiso entonces reparar por su mala decisión y repartió regalos a los niños en nombre de ellos. Ahora es conocida como la abuela Befana que trae regalos cada navidad.
En Irlanda se cuenta la historia de un pajarito que mantuvo calientito al niño Jesus, en ausencia de José que había salido por víveres, batía sus alas para que la llama de fuego no se apagara. Las llamas alcanzaban a quemar el pecho de la pequeña ave pero ella no se alejó. La Virgen María lo bendijo diciendo: “pajarito valiente, has ayudado a dar calor al hijo de Dios, por eso te doy mi bendición. De ahora en adelante te llamarás Petirrojo, que significa pecho rojo, siempre será tu orgullo, saber la buena acción que has hecho”.
En los Países Bajos, se habla de la figura de “Sinterklaas” inspirada en el Obispo San Nicolás, que vivió en Italia en el s. IV y se conocía porque repartía regalos a quienes los necesitaban. Los inmigrantes holandeses llevaron la tradición a Estados Unidos y el nombre de este personaje evolucionó a Santa Claus (en español: Papá Noel por influencia de Francia en donde se llamaba a este personaje: Père Noel).
En Alemania se cuenta la historia de las arañas de navidad. Ellas veían a una familia adornar un arbolito con luces. Cuando la familia se fue a dormir, ellas suspiraron por vivir en ese árbol y quisieron aportar su creatividad para hacer de él su propia casa. Se acercaron y llenaron aquel arbolito con sus telarañas. Cuentan que Papá Noel vió esto en la madrugada y supuso que a la familia no le gustaría ver así su árbol. Comprendía también el anhelo de las arañitas y para que todos ganaran sopló sobre las telarañas y se convirtieron en esferas. Así los arbolitos hoy se decoran con luces y objetos variados, recordando el gesto bondadoso de Papá Noel.
En Estados Unidos se comparte la historia de Rodolfo el reno. Su nariz roja y grande le atraía burlas. Pero un día en que a Santa Claus le hacía falta luz, descubrió la singularidad de Rodolfo y le pidió ayuda para poder dirigir el trineo y repartir regalos a los niños.
Algunas tradiciones basadas en los evangelios que evocan a Dios que se hizo hombre:
En México las posadas, en Colombia “la novena”; en el mundo entero se cantan villancicos, se colocan belenes (representando el nacimiento del niño Dios); se disfruta del “Cuento de navidad” de Charles Díckens, o la fantástica narración de la historia del cuarto rey mago…
Aunque algunas de estas tradiciones son seculares, todas recogen el espíritu de la Navidad. Espíritu de bondad, generosidad y gratitud. Espíritu de unidad, perdón y paz. ¡Esto es Jesús!
No podemos negar su influencia en el mundo entero, cada Navidad tenemos un llamado para conocerlo más, para amarlo más y servirle mejor.
Que esta Navidad nazca Jesús en nuestros corazones, que nos transforme de modo que sepamos poner toda nuestra confianza en Él. Que nos mueva a amarlo en nuestros hermanos. Que hagamos el bien sin cesar, sabiendo que todo lo que hagamos por un pequeño hermano nuestro (los pobres, los enfermos, los que se sienten solos, tristes…) , ¡por Jesús lo hacemos!



