Parar. Descansar. Cambiar de actividad.¡Qué importante es saber descansar! Frenar el ritmo que solemos llevar los que vivimos en grandes núcleos urbanos -y los que no, en muchas ocasiones, también- es un gran desafío para dedicar tiempo de calidad a la familia. Me refiero a los que viven en casa con nosotros, no hay que irse mucho más lejos.
Ahora que llegan las vacaciones, ese desafío debe dejar de serlo. Hay que aprovechar para fortalecer los vínculos en la familia. Conocernos. Crear momentos insustituibles y enriquecedores. De padres a hijos, de hijos a padres. Y si están los abuelos, que entren en la ecuación (intentando que no sea durante todas las vacaciones… como recomendación).
Retomar el equilibrio
Retomar ese equilibrio vital que durante el curso muchas veces olvidamos. Ralentizar nuestra vida en vacaciones y fomentar encuentros familiares y de amistad preparará a nuestros hijos a afrontar un curso nuevo con confianza y energía renovada.
La familia es el primer lugar en el que aprendemos, donde crecemos, donde nos formamos. Es muy importante dedicar tiempo a realizar actividades junto a nuestros hijos en este tiempo de vacaciones. Jugar, leer, hacer deporte, largas comidas o cenas, ¡Desayunos! ¡Que nuestros hijos vean que somos capaces de desayunar sin prisa! No se lo van a creer… ¡Podemos tomar un café sentados, sin mencionar la temida frase “llegamos tarde”! Van a flipar.
No todo tiene por qué ser compartir un espacio físico o actividad en común. También se trata de estar presente emocionalmente, escuchando las preguntas y los comentarios que nos hacen, escuchar sus ilusiones, preguntarles por ellas. Con niños pequeños y adolescentes, ¿eh?
Es buen momento para crecer en generosidad. Descansar de las pantallas. Sobre todo, de nuestros smartphones. Nosotros, los mayores, los primeros. Seamos un ejemplo para los pequeños. Que descubran que sus miradas son más importantes para nosotros que la pantalla de nuestro teléfono móvil. Que se olviden de que alguna vez tuvimos móvil…
Disfrutar en familia de una buena película y que luego haya una sencilla conversación que siga formando su espíritu crítico. Que disfruten -disfrutemos- de un buen partido en el FIFA con ellos, y vean que aún podemos ganarles. (Con orden, evidentemente, que ya veo que me echan a los leones…).
Seguir conociéndonos
Salir al campo. Una buena excursión. Naturaleza. Las excursiones en el campo hacen que observemos lo que nos rodea. Observar y admirar la belleza de las cosas, de los animales, de los insectos, de los árboles, de los paisajes, de las tormentas de verano… Tener conversaciones mientras andamos, una parada para tomar un poco de chocolate y reponer fuerzas, beber agua, un baño en el río… ¿Que da pereza? Casi todo lo que nos hace bien e implica esfuerzo da pereza. Si te ofrecen ir de excursión, no lo pienses y di que sí.
Y dejo lo más importante para el final: seguir conociendo a nuestro cónyuge. Eso sí que hace de las vacaciones un tiempo de calidad. Pasear juntos. Solos. Los dos. De la mano. Si se puede todos los días, mejor. Esa es la mejor inversión en familia que se puede hacer. Y escuchar. Y preguntar. Y seguir escuchando. Para conocerle más aún. Así crece nuestra admiración hacia esa persona con la que hemos decidido y nos hemos comprometido a compartir la vida hasta el final.
Esta es la clave. Ser los dos un equipo. Y que nuestros hijos lo vean. Que vean que el otro es nuestra prioridad, que nos queremos de verdad, con palabras, frases, miradas, sonrisas, besos. De verdad, es fundamental. ¡Ojo! No hace falta ser empalagoso. Naturalidad, por favor. Pero que se vea y lo vean.
Así, el curso que viene, como equipo, juntos, sacaremos adelante todas las adversidades y dificultades que se puedan cruzar en nuestro camino.
10 consejos
Os dejo un top 10 de consejos para las vacaciones:
1) Reserva cada día un tiempo concreto para tu cónyuge.
2) Duerme bien.
3) Simplifica la preparación de las comidas y tómate el tiempo necesario para saborear las cosas buenas.
4) Repartid las tareas del hogar entre la familia confiando en cada uno (sin controlar en exceso).
5) Poneos de acuerdo sobre un mínimo de orden y organización diario.
6) Manipula y utiliza las cosas con suavidad y modera los tonos de voz; la paz es contagiosa, ya verás.
7) Apaga el teléfono móvil, por favor.
8) Renuncia a hacerlo todo, verlo todo, lograrlo todo (complejo del perfeccionista). Si querías hacer un plan y no ha salido, ten paz.
9) Si es posible, pasa una parte amplia de las vacaciones fuera de la casa de tus padres o suegros para estar solo con tu cónyuge y tus hijos.
10) En la última semana de vacaciones, pon objetivos, junto a tu cónyuge, para el curso que viene. Los que queráis. De cualquier tipo.
Director del Foro de la Familia (España)