Familia

Fundación FASE: pioneros en mediación familiar restauradora

Alberto San Juan explica el trabajo de una Fundación que desde hace medio siglo trabaja en programas de apoyo a la familia, también en la acción política.

Jose Maria Navalpotro·17 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 8 minutos
Alberto San Juan

Alberto San Juan durante la entrevista. ©Carlos Martínez

Las rupturas familiares no tienen por qué ser irreversibles, y se puede luchar, también desde las instituciones, para restaurar lo que se rompió. Esta es una de las líneas de trabajo de la Fundación FASE, que encara el año que viene el medio siglo de funcionamiento con la atención centrada en la familia. Su director general, Alberto San Juan, recibe a Omnes en su céntrica sede madrileña, que suele albergar las sesiones y conferencias de la fundación y, desde el mes de enero, su nuevo curso de mediación familiar. 

San Juan, con vasta experiencia política, ha ocupado, entre otros, el cargo de Director General del Menor en la Comunidad de Madrid. Político sensato, conoce bien de lo que habla pues tiene tras de sí una extensa experiencia en servicios sociales.

¿A que se dedican en la fundación?

—Nuestro objetivo es acompañar a la familia. Y ese acompañamiento se concreta en la resolución de conflictos, en las dificultades por las que pasa la familia. En realidad, muchas veces las dificultades de la familia vienen porque no se saben hacer las cosas. No se sabe afrontar la resolución de conflictos, la vulnerabilidad… FASE está ahí para ayudar. Muchas veces, con algún curso de formación o cierto acompañamiento, esa familia es capaz de salir adelante. Tenemos mucha experiencia en el tema de familia. El año que viene cumplimos cincuenta años.

De cara a este aniversario redondo, cincuenta años, ¿qué se plantean?

—Tenemos tres proyectos concretos. El más novedoso quizá, poner en marcha un curso de mediación familiar restauradora. Luego, el libro que acabamos de publicar, Liderazgo en políticas de familia. En tercer lugar, un programa específico de salud mental, Necesito Terapia. Uno de los grandísimos problemas que existen en las familias son las terapias y la salud mental.

¿En qué consiste lo de Necesito Terapia?

—Es un programa, atendido por profesionales de la psicología y de la psiquiatría formados por el doctor Carlos Chiclana, que pretende ayudar a las familias a través de terapias de salud mental. Hemos detectado que ante ese grandísimo problema de salud mental hay unas dificultades tremendas de lista de espera. Pero salud mental y lista de espera es una combinación muy peligrosa porque la gente necesita hacer terapia en el momento que necesita. Precisa ser tratado ya. 

¿Qué hacen?

—Por un lado, conseguimos que el tiempo de espera se acorte lo máximo posible y ofrecemos una terapia que pueda recibir cualquiera. ¿Por qué todo el mundo? Porque es terapia para personas con vulnerabilidad.

La vulnerabilidad no se refiere solo a motivos económicos, viene por mil circunstancias. Por ejemplo, una familia numerosa que tenga ocho hijos, o los que sean, y no sea pobre (no tenga una vulnerabilidad económica). Pero si esa terapia le costase 100 euros, por ejemplo, posiblemente renunciaría a ella. Es terapia a precio reducido y aplicada con inmediatez, cuando se necesita. 

¿Cuáles son los problemas más frecuentes en este ámbito? 

—Depende de la edad. Con los jóvenes tenemos retos muy preocupantes, pero sobre todo los problemas de suicidio son impresionantes. Los datos son espeluznantes. Aproximadamente entre 10 y 15 personas se suicidan diariamente, entre ellos muchos jóvenes. Es una muerte muy evitable y muy dolorosa por las circunstancias.

También hay problemas de anorexia, de bulimia, de malos tratos, de bullying en el colegio, adicciones (pornografía, móvil, alcoholismo, juegos…). Hay muchísimas dificultades entre los jóvenes, que hay que tratar, y que son solucionables.

El proyecto de mediación familiar reparadora, ¿qué significa?

—Damos una importancia fundamental a este curso. La mediación es una resolución de conflictos dentro de la familia y con esta mediación se ayuda a cerrar bien el conflicto que exista. Por ejemplo, una pareja que decide separarse, en la mediación lo que se hace es llegar a cerrar bien el círculo: vamos a separarnos bien, de la forma más amigable, y de la mejor forma posible.

Y en concreto, la mediación familiar restauradora lo que añade es que intenta sanar lo que estaba roto. Llegar a las raíces del conflicto, y si hay solución, intentar arreglarlo. Nosotros de antemano pensamos que, si se puede solucionar, hay que intentarlo.

Aquí debe haber un compromiso por ambas partes de querer solucionarlo. Habrá veces en las que sea imposible solucionar el caso y que la recomendación sea la separación, la nulidad o lo que sea. Estoy convencido de que en muchísimos casos la familia puede volver a intentarlo una segunda vez.

Este curso comienza el día 13 de enero.

¿Hay algún reconocimiento oficial para este curso?

—Claro. Somos una fundación reconocida para impartir estos cursos. La gente que lo hace sale con el título habilitante para ejercer. Son mediadores profesionales y pueden abrir un gabinete para ejercer la mediación.

¿Qué tipo de gente puede recurrir a esta mediación familiar?

—Cualquiera que tenga alguna dificultad en la familia, o un problema que no sabe cómo resolver. No es solo para casos de divorcio, es para todo tipo de conflictos familiares, desde dos hermanos que discrepan sobre una herencia hasta las dificultades que tiene una familia para cuidar a sus mayores. Cuando un problema en una familia empieza a molestar más de lo necesario, es el momento en el que puede pedir una mediación. Una discusión entre marido y mujer, entre hermanos, conflictos con la familia extensa, o entre padres e hijos. Es una mediación o un acompañamiento.

La diferencia fundamental es que la mediación familiar restauradora quiere resolver el problema desde el origen. Restaurar lo que está roto. La mediación, en cambio, sin más, es llegar a un acuerdo para cerrar algo. 

En esta mediación familiar, con el acento en restauradora, creo que FASE es la única.

—No somos conscientes de que haya más, puede ser que existan otras instituciones. Pero sí, al menos somos muy innovadores. Desde el momento en que pensamos que la familia es la base de la sociedad, luchamos por que las familias no se rompan. Aunque no siempre va a ser posible, claro.

Muchas veces interviene el amor propio. A veces, cuando hay un conflicto, uno no da su brazo a torcer con un hermano o con quien sea, pero si hay una mediación, alguien de fuera, le hace ceder. Sin embargo, ese encontronazo entre dos miembros de la familia muchas veces se encona. 

Formar a formadores creo que es una oportunidad única en esa defensa de la familia.

Hay instituciones públicas que también tienen mediadores, pero no parece que incidan en luchar por que no se rompa ese matrimonio.

—Es cierto que las comunidades autónomas tienen centros de atención a las familias y allí se da mediación. Pero allí se va a cerrar algo que ya han pactado las familias: una herencia, por ejemplo. En esa mediación se busca cerrar un acuerdo para acabar con un problema, pero no para restaurar las relaciones entre los miembros. 

O un matrimonio que ya decide separarse, para cerrar el acuerdo de divorcio de la mejor manera posible. No para intentar volver a dar una segunda oportunidad a ese matrimonio si ambos quieren.

Nosotros, como es lógico, respetamos al máximo la libertad de las personas, pero también hacemos ver que lo que es salvable en un matrimonio es salvable y se puede dar una segunda oportunidad 

¿Cómo se forma a un mediador? ¿Temas de Psicología, de Derecho? 

—De todo un poco. Son cien horas, con prácticas en mediación. Nacho Tornel, que es un mediador de reconocido prestigio, y es de las personas con mayor autoridad en España en tema de mediación, es nuestro director académico. 

Este primer curso vamos a empezar con un grupo de 25 plazas para mediadores. 

Todavía no lo hemos lanzado en público y ya estamos recibiendo llamadas de gente que quiere recibir mediación y otros que quieren formarse. La ilusión es máxima.

Es un curso muy interesante para todas las personas que tienen relación con otra gente, porque la resolución de conflictos está en el día a día. ¿Cómo puedes resolver los conflictos con otras personas? La mediación, el apoyo y el acompañamiento de los conflictos es algo fundamental que todo el mundo debería saber. 

Alberto San Juan con José María Navalpotro. ©Carlos Martínez

¿El curso es presencial?

—Sí, en nuestra sede. Es cien por cien presencial, para tener ese vínculo y esa cercanía con los alumnos. 

¿A cuánta gente puede beneficiar la mediación reparadora? 

—Los datos de divorcio no son nada buenos. El 50% de los matrimonios se separan en España, a día de hoy. Otros dicen que es el 70%. La realidad es que aproximadamente en España hay 100.000 matrimonios al año y se separan 70.000. 

Es uno de los principales desafíos que tiene la sociedad. Se habla mucho de la vivienda, de la corrupción, del paro, pero las rupturas familiares creo que son uno de los gravísimos problemas. Al final lo que te hace feliz es la vida en familia. Donde tú das más amor, donde recibes más amor, donde te quieren como eres, donde realmente te sientes feliz, donde realmente te realizas a ti mismo es la familia. Si no tienes la familia te falta algo.

Si queremos hacer una sociedad estable donde se puedan transmitir los valores, donde se pueda desarrollarse la persona, estamos convencidos que es desde la familia. 

¿Cómo se relaciona FASE con otros centros de orientación familiar (los diocesanos, los COF, por ejemplo) que hay en toda España? ¿Son competencia?

—Hacen una labor fantástica, y realizan mucho bien. Pero lo nuestro es una figura diferente. Es un título reconocido por el Ministerio de Justicia.

Ahora es obligatorio que, antes de ir a un juicio, se pase por una mediación. Entonces, si vas a un juzgado y dices que no te quieres separar, te obligan antes a pasar por una mediación.  Es algo muy positivo. 

Los que ejercen la mediación en los COF deberían venir a hacer cursos para ser titulados para poder ejercer en todo el ámbito jurídico. De hecho, hay muchos abogados que se están apuntando a este curso para poder tener reconocimiento como mediadores familiares porque es un paso previo a ir al abogado.

El libro de liderazgo de políticas de familia es otro proyecto que proviene de las sesiones periódicas que organiza FASE, dirigido a políticos de ámbito local. ¿Qué se pretende? 

—Estamos convencidos de que los políticos tienen una influencia directa sobre la sociedad y pueden cambiar las cosas. De hecho, son los que hacen las leyes, y desde los ayuntamientos pueden cambiar muchas cosas, desde el IBI hasta un montón de programas para las familias. 

Tenemos muy diagnosticado con eso los problemas de la familia y también sabemos que los políticos muchas veces desconocen esos problemas, porque el día a día es complejo y porque a lo mejor no son expertos en servicios sociales.

Nuestro objetivo es dar formación a los políticos para que sepan cuál es la realidad de las familias. Una vez conocidos los problemas darles herramientas para que lo puedan solucionar. 

¿Qué herramientas?

—Desde dos ámbitos. Elegimos un tema: Familia y discapacidad, por ejemplo. Un académico expone su ponencia sobre la discapacidad de la familia y un político que haya tenido buenas prácticas en discapacidad se lo explica a los demás.

¿Los resultados se palpan? 

—No es habitual que un político quiera hacer las cosas mal. El político, en el momento en que conoce que hay un problema, lo que quiere es resolverlo. Muchas veces, o no lo conoce, o no sabe cómo resolverlo. Por lo cual, estos cursos que nosotros hacemos ilustran a los políticos a cómo se han resuelto esos problemas en diferentes sitios. Buenas prácticas municipales, en otros municipios.

Eso da un resultado fantástico. Los políticos tienen la posibilidad de consultar a otros asistentes, a los académicos, a los profesores, cómo hacen las cosas. En política, sobre todo en los ayuntamientos, cuando el alcalde hace sus listas de concejales va asignando competencias a determinadas personas. Cuando te nombran concejal de servicios sociales, en este caso, puede ser que la experiencia de servicios sociales que tú hayas tenido en tu vida sea nula y no sepas absolutamente nada. 

Este programa de políticos es dar ese apoyo a los concejales o diputados a la resolución de los conflictos que tienen que estudiar. 

¿Cuántos políticos, concejales, diputados, etc. han asistido en estos años? 

—Es un curso muy conocido, con una convocatoria una vez al mes. Vienen entre 50 y 60 participantes. Es como la lluvia fina que va calando y que va formando. Luego nos piden información, documentos. El libro que acabamos de publicar es una herramienta muy útil para ellos.

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