Lo dijo el Papa en varias ocasiones durante la Audiencia de esta mañana en una soleada Plaza de San Pedro, por ejemplo a los peregrinos de lengua francesa e inglesa, y hoy también en croata. “La fraternidad que nos brindó Cristo muerto y resucitado nos libra de las lógicas negativas de los egoísmos, de las divisiones, de las prepotencias”.
En su catequesis, centrada en el tema ‘la espiritualidad pascual anima la fraternidad’, León XIV subrayó que “la fraternidad es sin duda uno de los grandes desafíos para la humanidad contemporánea”, pero no “un hermoso sueño imposible», o «un deseo de unos pocos ilusos”. La fraternidad se basa en el mandamiento de Jesús, “que nos amó y se entregó por nosotros, así podemos amarnos y dar la vida por los demás».
“Omnes fratres”, todos hermanos
Como era lógico, el Papa León mencionó en la Audiencia a san Francisco de Asís, que se dirigía a todos llamándolos “hermano”, “omnes fratres’, todos hermanos. Algo que fue retomado por el Papa Francisco, recordó el Pontífice, después de 800 años, en la encíclica ‘Fratelli tutti’.
Así lo citó León XIV: “Esto demuestra la necesidad, hoy más urgente que nunca, de volver a considerar el saludo con el que San Francisco de Asís se dirigía a todas y a todos, independientemente de su procedencia geográfica y cultural, religiosa o doctrinal: omnes fratres era el modo inclusivo con el que Francisco ponía en el mismo plano a todos los seres humanos, precisamente porque les reconocía en el destino común de dignidad, de diálogo, de acogida y de salvación”.
Rasgo esencial del cristianismo
Ese “tutti”, señaló el Sucesor de Pedro, expresa “un rasgo esencial del cristianismo, que desde el inicio fue el anuncio de la Buena Noticia destinada a la salvación de todos, nunca de forma exclusiva o privada». Además, el Papa señaló que la fraternidad es profundamente humana, nace de la capacidad de relacionarnos. Sin relaciones no podremos sobrevivir, crecer, aprender. Y ha calificado a calificar la enemistad como “un veneno”.
“Si nos encerramos en nosotros mismos, corremos el riesgo de enfermarnos de soledad e incluso de un narcisismo que se preocupa solo de los demás por interés. El otro se reduce, entonces, a alguien de quien tomar, sin que estemos nunca dispuestos verdaderamente a dar, a entregarnos”, ha dicho.
Después, ha hecho notar que “a menudo pensamos que el papel de hermano, de hermana, se refiere al parentesco, al hecho de ser consanguíneos, de pertenecer a la misma familia. En realidad, sabemos bien que los desacuerdos, las fracturas y a veces el odio pueden devastar también las relaciones entre parientes, no solo entre extraños”.
“Jesús nos amó hasta el final”
Solo a la luz de la Resurrección de Jesús, podemos comprender la fraternidad. Como dice el Evangelio, “Jesús nos amó hasta el final”, ha subrayado. “Y los discípulos se convierten plenamente en hermanos, después de tanto tiempo de vida en común, no solo cuando viven el dolor de la muerte de Jesús, sino, sobre todo, cuando lo reconocen como el Resucitado, reciben el don del Espíritu y se convierten en testigos”. “El Resucitado nos indicó el camino a recorrer junto a Él, para sentir, para ser ‘fratelli tutti’ (hermanos todos)”.
“Inútil masacre de la I Guerra Mundial: custodiemos la paz”
En su saludo a los polacos, el Papa recordó que “ayer conmemoramos el fin de la inútil masacre de la I Guerra Mundial, después de la cual para muchos pueblos, incluido el vuestro, llegó el alba de la independencia. Damos gracias a Dios por el don de la paz. De la cual, como afirmaba san Agustín, nada hay absolutamente mejor. Custodiémosla con el corazón enraizado en el Evangelio, en el espíritu de fraternidad y de amor a la patria”.




