El sábado pasado, la escritora manchega Ana Iris Simón publicó un artículo en el medio en el que colabora, ‘El País’, titulado ‘Un dolor que no encaja en el eslógan’. Dijo que nunca había oído un testimonio como el de Leire Navaridas, “mucho menos en un gran medio”. Leire, que había abortado voluntariamente en 2008, asistió feliz en 2018 a la manifestación del 8M. Pero los carteles revindicando el aborto como un derecho feminista removieron algo en ella, y decidió hacer público su testimonio, escribe Ana Iris.
“Según cuenta, estuvo varios años en tratamiento psicológico por las secuelas que le provocó ese aborto voluntario, tras el cual vino otro espontáneo”. Y “brotó en Leire la certeza de que abortar es acabar con una vida. Con la vida de un hijo. Según me contó fuera de cámaras”, continuaba la columnista, “para ella la sacralidad de la vida no tiene que ver con argumentos teológicos sino humanos”.
Sociedad eugenésica
Ana Iris Simón lleva tiempo pensando en este asunto. Por ejemplo, en junio de 2024 contó en el mismo medio la historia de una niña de tres años, con síndrome de Down. Sus padres decidieron seguir adelante con el embarazo, y dejaron una carta en el casillero de la escuela, donde explicaban que para ellos era un regalo haberla traído al mundo, y así lo contaban. A su juicio, el hecho de que la mayoría de los niños con síndrome de Down sean abortados refleja que vivimos en “una sociedad eugenésica”.
El progresismo, según Delibes
Estos días he rebuscado en mi ordenador un pequeño tuit de Simón, fechado el 24 de abril de este año, tres días después de fallecer el Papa Francisco. Decía Ana Iris: “En estos días, los que quieren vender al Papa Francisco como un progresista y no como lo que era (un católico) le ponen un pero: el aborto. Pero, ¿es el aborto progresista? En ABC, en los 80, el gran Miguel Delibes escribía esto”.
Y remite a una fotografía de Miguel Delibes (Valladolid, 1920 – Valladolid, 2010), donde al pinchar, salen unos párrafos de un artículo del escritor castellano, no todos. El texto íntegro fue publicado por Delibes en ABC, con el título ‘Aborto libre y progresismo”’, el 14 de diciembre de 1986. El mismo diario lo republicó el 20 de diciembre de 2007.
“¿Progresista antiabortista?, casi inconcebible”
En los párrafos seleccionados por la escritora manchega, el tema central es el progresismo, qué es lo progresista. Dice el autor de ‘Cinco horas con Mario’, o ‘Los santos inocentes’:
“Y el caso es que el abortismo ha venido a incluirse entre los postulados de la moderna ‘progresía’. En nuestro tiempo es casi inconcebible un progresista antiabortista. Para éstos, todo aquel que se opone al aborto libre es un retrógrado, posición que, como suele decirse, deja a mucha gente, socialmente avanzada, con el culo al aire”.
“Antaño el progresismo respondía a un esquema muy simple: apoyar al débil, pacifismo y no violencia”, proseguía el escritor. “Años después el progresista añadió a este credo la defensa de la Naturaleza. Pero surgió el problema del aborto y, ante él, el progresismo vaciló. Para el progresista, el débil era el obrero frente al patrono, el niño frente al adulto, el negro frente al blanco. Había que tomar partido por ellos. Para el progresista, eran recusables la guerra, la energía nuclear, la pena de muerte, cualquier forma de violencia”. (…).
El embrión, vida desamparada, inerme
“Pero surgió el problema del aborto, del aborto en cadena, libre… (…) Contra el embrión, una vida desamparada e inerme, podía atentarse impunemente. Nada importaba su debilidad si su eliminación se efectuaba mediante una violencia indolora, científica y esterilizada”, denunciaba Delibes. Porque, siguiendo su hilo argumental, lo lógico del progresismo hubiera sido apoyar al débil, en este caso el embrión.
Miguel Delibes concluía: “Porque si el progresismo no es defender la vida, la más pequeña y menesterosa, contra la agresión social… ¿qué pinto yo aquí? Porque para estos progresistas que aún defienden a los indefensos y rechazan cualquier forma de violencia, esto es, siguen acatando los viejos principios, la náusea se produce igualmente ante una explosión atómica, una cámara de gas o un quirófano esterilizado”.
Los argumentos se pueden multiplicar. Aquí nos hemos limitado a seguir el hilo,el pase de pelota de Simón a Delibes, con el testimonio de Navaridas. Y a reflejar en parte argumentaciones, que parecen honestas y dan que pensar, en la línea que sugería hace un par de años Javier García Herrería.