– Charlie Camosy
La identidad católica, los desafíos actuales, su crecimiento, los retos de la inteligencia artificial (IA). Son algunos de los temas sobre los que ha conversado Peter Kilpatrick, presidente de la Universidad Católica de América (CUA) con Charles Camosy, de OSV News. He aquí sus reflexiones.
Charles Camosy: ¿Puede darnos una versión corta del recorrido que le llevó a convertirse en presidente de la Universidad Católica de América?
Peter Kilpatrick: He sido académico toda mi vida adulta, comenzando como profesor de ingeniería química en la Universidad Estatal de Carolina del Norte en 1983, y eventualmente asumiendo puestos de liderazgo cuando se me solicitó cada vez mayor autoridad. Incluidos jefe de departamento, director del centro, decano de ingeniería en Notre Dame y director académico y rector del Instituto de Tecnología de Illinois de 2018 a 2022.
Había planeado jubilarme entonces, a los 66 años, y un buen amigo de Notre Dame me contactó para considerar la presidencia de la Universidad Católica de América. Debo admitir que me tuvieron que convencer. Pero después de visitar la Universidad Católica de América, el viaje de entrevistas y conocer a nuestros extraordinarios estudiantes, profesores y miembros de la junta directiva, me interesé.
Siento que toda mi carrera profesional y mi profundo y constante compromiso con mi fe católica (me convertí a los 25 años durante mis estudios de posgrado), me han preparado para esto. De hecho, siento que Nuestro Señor me ha estado preparando para esto toda mi vida. Es un gran privilegio y un honor servir a esta notable institución.
Algunas conductas irresponsables
Camosy: Desde hace tiempo, hemos escuchado muchas advertencias sobre la crisis de la educación superior. ¿Qué opina del posicionamiento y la capacidad de la Universidad Católica de América para responder a los desafíos de la educación superior?
Kilpatrick: La educación superior lleva tiempo siendo objeto de críticas, y muchos miembros de la comunidad cultural y empresarial afirman que no estamos preparando adecuadamente a los jóvenes para prosperar en una cultura y un entorno empresarial en rápida evolución.
Mucha gente piensa que las universidades han sido parte del problema al fomentar ideologías que menoscaban el desarrollo humano. Otros creen que han sido irresponsables al permitir que los jóvenes soliciten préstamos cuantiosos para cursar estudios en sus instituciones, a sabiendas de que su endeudamiento les representaría un grave desafío.
Así que, en muchos sentidos, algunos de los desafíos a los que se enfrenta la educación superior han sido autoinfligidos. Y son resultado de una conducta irresponsable por parte de “algunas” universidades (podría nombrarlas, pero sería poco caritativo).
Se construyó en exceso
Camosy: Algún otro reto….
Kilpatrick: Otro desafío importante en la educación superior es que, como en muchas industrias, hemos construido en exceso en respuesta a una fuerte demanda de educación superior estadounidense que ahora está disminuyendo.
Ciertamente, desde la década de 1950 hasta al menos la de 1990, las universidades estadounidenses eran la envidia del mundo entero. Era relativamente fácil generar ingresos por matrícula, a menudo mediante la matriculación de un porcentaje de estudiantes internacionales. Que en promedio, pagarían considerablemente más por la matrícula que los estudiantes nacionales.
Los países extranjeros respondieron creando sus propias universidades. De modo que ahora hay muchas universidades muy prestigiosas (al menos en el mundo secular) en China, Corea, Singapur, Japón, India, Brasil, Chile, México, Canadá, Australia y, de hecho, en todo el mundo.
La demografía y otros factores. Tendencias
En un momento dado, había más de 7.000 instituciones de educación superior en Estados Unidos. Esto, sumado a la disminución de la tasa de natalidad en el país y al cambio demográfico de menos hijos en familias adineradas, ha provocado la crisis actual.
En el futuro, las universidades que prosperarán y tendrán éxito serán aquellas que se distingan claramente en el mercado y que ofrezcan programas únicos que se perciban (y realmente lo sean) como de gran valor. Lo hemos hecho en varias de nuestras escuelas y programas.
Fortalecer nuestra identidad católica
Nuestra Facultad de Derecho Columbus ha pasado del puesto 122 al 71 en la clasificación nacional en solo dos años (2023 a 2025). Esto se ha debido en gran parte a la decisión deliberada de reforzar nuestra identidad y misión católicas con la creación de tres nuevos centros en la última década. El Centro para la Libertad Religiosa, el Centro para el Derecho y la Persona Humana, y el Centro para el Constitucionalismo y la Tradición Intelectual Católica. Estos programas han atraído a nuestra facultad a jóvenes profesores verdaderamente destacados y han suscitado el interés a nivel nacional.
Nuestra Escuela de Enfermería de Conway ha ascendido al puesto 28 en el ranking nacional (del 54 que ocupaba hace tan solo un año), en gran medida gracias a su enfoque en la formación de enfermeras a imagen de Jesucristo como Sanador o Médico Divino. Además, la Escuela de Enfermería ha desarrollado una programación única y atractiva basada en simulaciones y experiencias clínicas que muy pocas (o ninguna) otras escuelas pueden ofrecer.
Podría citar muchos otros ejemplos, incluyendo nuestras escuelas de filosofía, teología y negocios. Este es el futuro de nuestra universidad.
Camosy: ¿Puede hablarnos más sobre el compromiso de la Universidad Católica de América con la plenitud de su misión e identidad católicas? ¿Cómo se manifiesta esto?
Kilpatrick: Como se mencionó anteriormente, estamos plenamente comprometidos como “la” Universidad Católica de América. Basándonos en nuestra misión fundacional, somos una fuente de luz y de inspiración para el mundo de la educación superior.
Esto implica ser excelentes y diferenciados en nuestra oferta académica, ser claramente católicos e innovadores, y también ser fieles a las enseñanzas de la Iglesia en materia de fe y moral.
Juramento de fidelidad
De hecho, todo nuestro profesorado eclesiástico —los que imparten clases de filosofía, teología y estudios religiosos, y derecho canónico— prestan juramento público de fidelidad en la misa del Espíritu Santo. Es al comienzo de su mandato. Y el rector también presta juramento de fidelidad. Ese juramento me compromete a garantizar la fidelidad aquí en la universidad, algo a lo que me comprometo con alegría.
Lo que me entusiasma es que podemos ser una universidad comprometida con la libre investigación y el debate vigoroso, pero también comprometida con la fidelidad. Muchas personas en nuestra cultura no comprenden que ambas cosas no son antitéticas.
Además, hay muchos profesores excelentes en Estados Unidos que desean dedicarse a la docencia, la investigación y la erudición en una universidad fielmente católica que también se dedique intensamente a la investigación y la erudición. No hay muchas opciones para ellos, por lo que podemos contratar a profesores destacados para nuestra universidad.
Orientación ética de la Inteligencia artificial (IA)
Camosy: Me impresiona especialmente su compromiso de dirigir una universidad donde el uso de la IA se discute y debate con una clave marcadamente católica. ¿Podría contarnos más sobre sus esfuerzos al respecto?
Kilpatrick: Hace varios años tomamos la decisión muy consciente de esforzarnos por ser una universidad que intente proporcionar orientación ética, moral y basada en la virtud en el uso de la IA. Nos asociamos con Leidos, la empresa de tecnología de la información, para organizar una conferencia en abril de 2022 centrada en el diseño de sistemas militares de IA éticos.
Desde entonces, hemos organizado varias conferencias y mesas redondas adicionales. Como institución, creemos que la IA ha llegado para quedarse. Y que las universidades deben esforzarse por articular las medidas de protección adecuadas para evitar el uso inadecuado de la IA. Y tal vez incluso presionar al Congreso para que apruebe leyes y políticas que dicten dichas medidas. No parece que muchas de las empresas tecnológicas vayan a autorregularse de forma adecuada.
Fichales para IA
Camosy: Se habrán tenido que reforzar…
Kilpatrick: Para reforzar nuestras capacidades en este sentido, hemos creado un grupo de trabajo sobre IA en toda la universidad, dirigido por nuestro vicerrector senior de investigación, el Dr. H. Joseph Yost. El Dr. Yost ha creado recientemente un nuevo Instituto de IA y Tecnologías Emergentes, y hemos contratado a un nuevo director para dicho instituto, Taylor Black. El Sr. Black es un experto en IA, muy competente, que trabaja en la Oficina del Director de Tecnología de Microsoft como director de IA y Ecosistemas Empresariales. Taylor también está estudiando para convertirse en diácono de la Iglesia Católica Griega. Somos muy afortunados de que se haya unido a nuestra universidad.
También hemos contratado a varios profesores destacados en el área de la AI, entre ellos el Dr. Hanseok Ko y el Dr. Gregorio Toscano, que nos están ayudando a construir nuestra infraestructura de IA. Están trabajando en estrecha colaboración con especialistas en ética, teólogos morales y otros para articular claramente cómo se puede y se debe utilizar la IA de manera virtuosa. De conformidad con la reciente instrucción del Vaticano sobre la AI titulada «Antiqua et Nova».
Por último, nuestro profesorado y nuestros administradores han desempeñado un papel de liderazgo en lo que se denomina el Foro de Constructores de AI, organizado por el Vaticano.
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Charles Camosy enseña teología moral y bioética en la Universidad Católica de América en Washington.
Esta entrevista ha sido publicada originariamente en OSV News en inglés. Pueden consultarla aquí.
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