Evangelización

San Juan Bautista Rossi y san Crispín de Viterbo

El genovés san Juan Bautista Rossi, sacerdote romano, fue ejemplo de empeño apostólico en la enfermedad epiléptica. La Iglesia celebra también el 23 de mayo al capuchino san Crispín de Viterbo, a dos sacerdotes polacos, beatos José Kurzawa y Vicente Matuszewski, asesinados por los nazis, y a numerosos mártires.  

Francisco Otamendi·23 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto
San Crispín de Viterbo.

San Crispín de Viterbo, Museo de Santa Maria Inmaculada en Via Veneto, Roma (©José Luiz Bernardes Ribeiro, Creative commons, Wikimedia commons).

La liturgia conmemora el 23 de mayo a sacerdotes, religiosos y a varios grupos de mártires. Entre los primeros se encuentran san Juan Bautista Rossi y los beatos presbíteros polacos José Kurzawa y Vicente Matuszewski, abatidos por la policía nazi. Y entre los religiosos, el capuchino san Crispín de Viterbo.

Festeja también la Iglesia este día a los santos Lucio y compañeros mártires en Cartago (Túnez), en tiempo del emperador Valeriano, por confesar la religión y la fe aprendida de san Cipriano. 

Están asimismo en el santoral del día los santos mártires de Capadocia (Turquía), cristianos cuyos nombres no constan, torturados y asesinados el año 303 por causa de su fe, durante la persecución del emperador Maximiano. Y los mártires de Mesopotamia, ejecutados bajo el mismo emperador.

San Juan Bautista, apóstol con mala salud

San Juan Bautista Rossi nació cerca de Génova (Italia), en 1698. De joven se trasladó a Roma, a casa de un tío suyo sacerdote. Estudió con los jesuitas, y se ordenó sacerdote. En tiempos de estudiante sufrió los primeros ataques de epilepsia, que durarían toda su vida. Manifestó un generoso empeño apostólico en Roma a pesar de la enfermedad, en la confesión, acompañamiento espiritual, atención a los pobres de Roma y en los hospicios.

San Crispín, capuchino alegre

San Crispín (Viterbo, Italia, 1668), se llamaba Pedro. Se acercó a la Orden de los Capuchinos, y descubrió allí su camino de santificación. Ante los problemas se mostró optimista, y su alegría se hizo notar en cada instante, ayudando a los enfermos que venían a verle. Como san Francisco de Asís, descubría la presencia del Señor en las cosas creadas y en la naturaleza. Murió en 1750 y es el primer santo canonizado por san Juan Pablo II.

El autorFrancisco Otamendi

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