Benedicto XVI dedicó la Audiencia general del 2 de septiembre de 2009 a San Odón, abad de Cluny. Le presentó como “una figura luminosa en el medievo monástico que vio la sorprendente difusión en Europa de la vida y de la espiritualidad inspiradas en la Regla de san Benito”.
Contó el entonces Papa: “Odón era aún adolescente, de unos dieciséis años de edad, cuando, en una vigilia de Navidad, sintió cómo le salía espontáneamente de los labios esta oración a la Virgen. «Señora mía, Madre de misericordia, que en esta noche diste a luz al Salvador, ora por mí. Que tu parto glorioso y singular sea, oh piadosísima, mi refugio”.
San Odón: “María, Madre de misericordia”
El apelativo “Madre de misericordia”, con el que el joven Odón invocó entonces a la Virgen, prosiguió el Papa Benedicto, “será la forma que elegirá para dirigirse siempre a María». «Llamándola también “única esperanza del mundo… gracias a la cual se nos han abierto las puertas del paraíso”.
San Odón se convirtió en abad de Cluny en el año 927. Desde ese centro de vida espiritual pudo ejercer una amplia influencia en los monasterios del continente. Su biógrafo, al subrayar en Odón la “virtud de la paciencia”, ofrece un largo elenco de otras virtudes suyas. Entre ellas, el menosprecio del mundo, el celo por las almas, el compromiso por la paz de las Iglesias”. “San Odón ha sido un verdadero guía espiritual tanto para los monjes como para los fieles de su tiempo”, dijo Benedicto XVI.
Santa Inés de Asís, hermana de santa Clara
Hermana de santa Clara, fundadora de las clarisas, Inés nació en Asís el año 1197. Pocos días después de que Clara, en 1.211 ó 1.212, se fuera de casa, lo mismo hizo Inés, para dedicar con ella su vida totalmente a Dios. Su familia se empeñó en recuperarla, pero Inés se mantuvo firme en su propósito.
Pasó la mayor parte de su vida en el monasterio de San Damián, en las afueras de Asís. Pero fue enviada a Monticelli, Florencia, con el encargo de inculcar en esta nueva comunidad el espíritu de Clara. Allí permaneció como abadesa durante años. De este tiempo se conserva una carta suya dirigida a Clara.
En el último período de su vida, Inés acompañó a Clara en Asís, en su última enfermedad y en su muerte, el 11 de agosto de 1253. Poco después falleció ella. Sus restos mortales, junto a los de Clara, fueron enterrados en la basílica de Santa Clara, en Asís. Fue canonizada en 1753 por el papa Benedicto XIV.




