Evangelización

Santa Margarita María Alacoque y la devoción al Sagrado Corazón de Jesús

Margarita María murió en 1690 y fue canonizada en 1920. Algunos sostienen que, al igual que en el siglo XVII, hoy nuestro fervor por el Sagrado Corazón está disminuyendo nuevamente. Si acudimos a las visiones y palabras de Santa Margarita María, una vez más podemos unirnos en torno a este símbolo, a esta fuente inagotable del amor de Cristo.

OSV / Omnes·5 de junio de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos
Sagrado Corazón

Por DD Emmons, OSV News

Cada año litúrgico, el tercer viernes después de la fiesta de Pentecostés celebramos la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús. Tradicionalmente, el corazón simboliza la totalidad del ser humano, y el corazón de Jesús representa su amor eterno por nosotros. Esta solemnidad ofrece la oportunidad de reconocer ese amor y mostrar arrepentimiento por las veces que lo hemos ignorado. Jesús eligió a Margarita María Alacoque, una joven religiosa de la orden de la Visitación en Paray-le-Monial, Francia, como instrumento para difundir la devoción al Sagrado Corazón de Jesús en toda la Iglesia.

Esta antigua devoción nació cuando un soldado romano atravesó con su lanza el costado de nuestro Salvador crucificado, y de Su corazón brotaron sangre y agua, signo de la gracia divina. A lo largo de los siglos, santos, teólogos, escritores y fieles han reconocido en el Sagrado Corazón una fuente inagotable de bendición, misericordia y amor. Sin embargo, durante mucho tiempo, esta devoción fue cultivada de manera personal.

Las visiones de Margarita María Alacoque

En el siglo XVII, el catolicismo se vio atacado por la expansión del protestantismo y las creencias heréticas del jansenismo. Si bien los jansenistas eran católicos, afirmaban que solamente unos pocos elegidos alcanzarían el cielo y fomentaban el temor a Dios. Degradaron la humanidad de Jesús, incluso su Sagrado Corazón, y promovían regresar a las penitencias rigurosas del pasado. Tanto el protestantismo como el jansenismo afectaron el fervor con que los fieles vivían en muchas de las enseñanzas de la Iglesia.

Fue en este contexto que, desde 1673 y durante más de 18 meses, Sor Margarita María aseguró haber recibido una serie de visiones en las que el mismo Jesús le mostró su Sagrado Corazón como signo de su amor por toda la humanidad. En esas revelaciones, le confió que había sido elegido como instrumento para dar a conocer y propagar la devoción a su Divino Corazón en toda la Iglesia.

En una de las visiones, Jesús se le apareció con su Divino Corazón rodeado de llamas, coronado de espinas, con la herida aún abierta y una cruz más brillante que el sol elevándose sobre él, según describe «Las bellezas de la Iglesia Católica», de FJ Shadler.

Santa Margarita María contó que Jesús le dijo que, a pesar de haber dado su vida por amor a los hombres, era tratado con irreverencia, frialdad e ingratitud. Quería que el mundo reconociera el amor que derrama constantemente, representado en su Sagrado Corazón, y que se ofrece reparación por tanta indiferencia.

Comunión de los primeros viernes

Jesús le pidió a Sor Margarita María que iniciara una devoción personal a su divino Corazón, recibiendo la Sagrada Comunión cada primer viernes de mes y dedicando una hora de oración la noche anterior, con el fin de pedir perdón y reparar la falta de amor de la humanidad.

En otra de las visiones, Jesús le pidió que se estableciera una fiesta en la Iglesia para honrar su Sagrado Corazón. En ese día, los fieles debían ir a Misa, recibir la Sagrada Comunión, profesar su amor y ofrecer actos de reparación por las ofensas causadas por la humanidad. Las devociones del Primer Viernes y de la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús que celebramos hoy se basan en estas visiones. El amor y la compasión del Corazón de Jesús disipan las herejías del jansenismo.

Cuando Santa Margarita María intentó explicar por primera vez sus visiones, muchos a su alrededor dudaron de ella. Fue San Claude de la Colombière, su director espiritual jesuita, quien reconoció su santidad, fervor y sinceridad. Sin embargo, aunque algunos llegaron a creerle, al ser monja de clausura no podía hacer demasiado para promover estas revelaciones fuera de su comunidad. Por eso fueron San Colombière y San Juan Eudes quienes continuaron difundiendo entre los fieles y la Santa Sede la petición de establecer una fiesta en honor al Sagrado Corazón.

Aprobación pontificia

El Vaticano dio su aprobación universal en agosto de 1856, bajo el pontificado de Pío IX (1846-1878). En 1899, el Papa León XIII (1878-1903), animado por los católicos de todo el mundo, consagró la humanidad al Sagrado Corazón.

En la actualidad, la devoción se celebra cada primer viernes de mes, y la solemnidad forma parte del calendario litúrgico de la Iglesia. Esta devoción se expresa mediante numerosas oraciones, y se representa en millas de imágenes, incluyendo la imagen de Nuestro Señor sosteniendo su corazón en llamas, compasivo y misericordioso. Muchos hogares están consagrados al Sagrado Corazón.

Durante la adoración eucarística veneramos el Sagrado Corazón en nuestras oraciones de bendición: «Que el corazón de Jesús, en el Santísimo Sacramento, sea alabado, adorado y amado en todo momento y en todos los sagrarios del mundo, hasta el fin de los tiempos».

El autorOSV / Omnes

Newsletter La Brújula Déjanos tu mail y recibe todas las semanas la actualidad curada con una mirada católica