La Santísima Virgen María, como señala el Catecismo de la Iglesia católica en sus puntos 963, 964 y 965, es Madre de Cristo y Madre de la Iglesia. El Papa Francisco, en 2018, fijó esta memoria de la Virgen María en el lunes siguiente a la solemnidad de Pentecostés.
Este título no es nuevo, señala Vatican News. “Ya san Juan Pablo II, en 1980, invitó a venerar a María como Madre de la Iglesia. E incluso antes, san Pablo VI, el 21 de noviembre de 1964, al concluir la Tercera Sesión del Concilio Vaticano II, declaró de modo solemne» lo siguiente.
“Así pues, para gloria de la Virgen y consuelo nuestro, Nos proclamamos a María Santísima Madre de la Iglesia. Es decir, Madre de todo el pueblo de Dios, tanto de los fieles como de los pastores que la llaman Madre amorosa. Y queremos que de ahora en adelante sea honrada e invocada por todo el pueblo cristiano con este gratísimo título”.
“Madre de todo el Pueblo de Dios”
El Catecismo de la Iglesia Católica recoge un párrafo de esta Alocución de san Pablo VI. En él se señala que a la Virgen María “se la reconoce y se la venera como verdadera Madre de Dios y del Redentor […]. Más aún, ‘es verdaderamente la Madre de los miembros (de Cristo) porque colaboró con su amor a que nacieran en la Iglesia los creyentes, miembros de aquella cabeza» (LG, 53; cf. San Agustín, De sancta virginitate 6, 6)»”.
Junto a estas fechas recientes, prosigue la agencia, “no podemos olvidar lo mucho que el título de María, Madre de la Iglesia, está presente en la sensibilidad de San Agustín y San León Magno; de Benedicto XV y León XIII. Como hemos dicho, el Papa Francisco, el 11 de febrero de 2018, en el 160° aniversario de la primera aparición de la Virgen en Lourdes, decidió hacer obligatoria esta Memoria”.
Mosaico de María, Mater Ecclesiae
Por otra parte, puede mencionarse que un elemento arquitectónico de los más recientes en la Plaza de San Pedro es el mosaico dedicado a María Mater Ecclesiae, con el texto Totus Tuus. Es una muestra del cariño a la Virgen de san Juan Pablo II. En un artículo publicado en ‘L’Osservatore Romano’, el arquitecto Javier Cotelo contó la historia de ese mosaico de la Virgen, que pueden leer aquí.
El mosaico, inspirado en la ‘Madonna della colonna’ que procedía de la basílica constantiniana, fue colocado el 7 de diciembre de 1981 y, al día siguiente, tras el rezo del Angelus, san Juan Pablo II lo bendijo.