La liturgia conmemora el 12 de mayo a santo Domingo de la Calzada, natural de Viloria de Rioja (Burgos), personaje clave en la expansión y desarrollo del Camino de Santiago. También al beato Álvaro del Portillo, madrileño que permaneció 40 años junto a san Josemaría, fundador del Opus Dei, y fue su primer sucesor, y luego obispo.
El santoral acoge asimismo hoy a varios mártires romanos, como san Pancracio, y a otros santos como Leopoldo Mandic de Castelnovo, confesor durante 40 años en Padua, Cirilo, Epifanio de Salamina, Felipe de Agura o Germán de Constantinopla.
Santo Domingo, promotor de la Ruta Jacobea
Domingo García o Domingo de la Calzada (1019-1109), nació de padres labradores en Viloria de Rioja y murió en la localidad que posteriormente adquirió su nombre, Santo Domingo de la Calzada. Intentó ingresar sin éxito en los monasterios benedictinos de Valvanera y San Millán de la Cogolla, tras lo cual se retiró a la vida contemplativa en un bosque de la vega del río Oja. Allí vio las penurias de los peregrinos, y nacieron sus inquietudes constructivas.
El obispo de Ostia le tomó como asistente, le ordenó sacerdote, y santo Domingo se dedicó a facilitar el camino de los peregrinos que se dirigían a Santiago de Compostela. Construyó una calzada, promovió un albergue, con hospital, iglesia y pozo. El santuario se convertiría en la catedral de Santo Domingo de la Calzada en el año 1106. Su fe y entusiasmo contagió a mucha gente. Con apoyo del rey Alfonso VI, asumió la realización de obras de la Ruta Jacobea. Se le atribuyeron milagros.
Beato Álvaro: fidelidad a la vocación
Álvaro del Portillo nació en Madrid (España) el 11 de marzo de 1914, tercero de ocho hermanos, en una familia cristiana. Era doctor Ingeniero de Caminos y doctor en Filosofía y en Derecho Canónico, sacerdote y fue ordenado obispo por san Juan Pablo II.
Su fiesta se celebra el 12 de mayo, fecha en que recibió la Primera Comunión en la ahora basílica de Nuestra Señora de la Concepción de Madrid. Vivió con fidelidad plena la vocación al Opus Dei, mediante la santificación del trabajo profesional y el cumplimiento de los deberes ordinarios, y desarrolló una amplia actividad apostólica.
El beato Álvaro del Portillo fue consultor de varios Dicasterios de la Curia Romana y tuvo una activa participación en los trabajos del Concilio Vaticano II. Previamente al cónclave en el que ha sido elegido Papa León XIV, la web del Opus Dei recordó algunas palabras suyas antes de otros cónclaves: “Donde está Pedro, allí está la Iglesia”, “Sea quien sea: alto o bajo, gordo o flaco, de esa nacionalidad o la otra, es Pedro”.
“Amad mucho al Papa”
Y más del beato Álvaro: “Sé que encomendáis, perseverando unánimemente en la oración, al Papa que ha de venir, fieles a las enseñanzas y al ejemplo de san Josemaría en circunstancias análogas. ‘¡Ya lo queremos!’, decía san Josemaría en tiempo de sede vacante refiriéndose al futuro Sumo Pontífice. Pues vamos a quererlo nosotros también, rezando, rezando mucho”. (Carta, 29-IX-1978). “Amad mucho al Papa con obras de servicio fiel a la Iglesia” (Carta, 9-I-1980).