San Bernardino Realino sj (1530-1616), dedicó casi toda su vida en la Compañía de Jesús a trabajar como cura párroco, tras haber renunciado a una brillante carrera como abogado, según la web jesuita.
Al comienzo, Realino pidió ser hermano, pero los superiores le indicaron que debía ordenarse sacerdote El P. General Francisco de Borja le nombró maestro de novicios de Nápoles, cuando aún estudiaba teología. Su prudencia y buen sentido suplían lo que le faltaba de formación, añade la web, y comenzó el trabajo pastoral, que duraría toda su vida. Predicaba y enseñaba el catecismo, visitaba a los esclavos en las galeras del puerto de Nápoles y escuchaba confesiones.
Realino: 42 años de actividad pastoral en Lecce
En 1574 fue destinado a Lecce en la Apulia, para explorar la posibilidad de abrir allí una casa y un colegio de la Compañía. La respuesta de la gente fue entusiasta. Y Realino comenzó una actividad pastoral en Lecce que duró 42 años: predicación, confesiones, dirección espiritual al clero, visitas a los enfermos y presos y charlas en conventos y monasterios.
Siete veces recibió la orden de trasladarse a Nápoles o a Roma, pero cada vez que estaba a punto de dejar la ciudad sucedía algo que se lo impedía. Los superiores decidieron cesar en sus intentos de trasladarlo. En su última enfermedad, aceptó seguir protegiendo a los habitantes de Lecce.
Los Becchetti, sacerdotes y profesores
Los beatos Juan y Pedro Becchetti eran parientes, nacieron en Fabriano (Las Marcas, Italia), ingresaron en la Orden de los Ermitaños de San Agustín y fueron sacerdotes y profesores. Juan fue profesor de gran cultura y profunda espiritualidad, se doctoró en Oxford, trabajó en las casas de estudios de los agustinos, y escribió obras filosóficas y teológicas. Pedro ejerció también la docencia en casas de su Orden, propagó la devoción a la Pasión del Señor. Visitó los Santos Lugares y luego, en su convento de Fabriano, edificó una capilla dedicada al Santo Sepulcro.
Mártires de Cartago y de Roma
La Iglesia celebra hoy asimismo a siete mártires de Cartago: santos Liberato, Bonifacio, Servo y Rústico, Rogato y Septimio, y Máximo. Todos padecieron crueles tormentos el año 484, durante la persecución desencadenada en Cartago (Túnez) por los vándalos, bajo el rey arriano Hunerico, por confesar la fe católica. También acoge el santoral a otros dos mártires. Proceso y Martiniano, que fueron, al parecer, carceleros de los apóstoles Pedro y Pablo en Roma, y les martirizaron por su fe cristiana.