Evangelización

Santos Simón y Judas Tadeo, Apóstoles

La liturgia de la Iglesia celebra el 28 de octubre a dos de los Doce Apóstoles que llamó Jesús tras pasar una noche en oración. Son los santos Simón y Judas Tadeo, que murieron mártires del Evangelio en Mesopotamia.  

Francisco Otamendi·28 de octubre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos
Santos Simón y Judas Tadeo, en el centro.

La obra muestra, de izquierda a derecha, a los apóstoles San Mateo, San Simón, San Judas Tadeo y San Matías (Miguel Ximénez, Museo Provincial de Zaragoza, Wikimedia Commons).

Los santos Simón y Judas Tadeo son dos de los Apóstoles menos conocidos, cuando se cuentan entre los más próximos al Maestro, pues son dos de sus primos, señala el santoral vaticano. La tradición es bastante cierta en el caso de Judas Tadeo, ya que de las Escrituras se deduce que su padre, Alfeo, era hermano de san José, según Vatican News. Mientras que su madre, María de Cleofás, era prima de la Virgen. Por lo que se refiere a Simón, no existen certezas. 

San Fortunato de Poitiers afirma que Simón y Judas Tadeo fueron sepultados en Suanir, ciudad persa en la que padecieron el martirio. Según la tradición, es casi seguro que en esta zona del mundo Simón, llamado “el zelote” o “el cananeo”, emprendiera el camino con su compañero de misión y de destino.

Hubo dos Judas que siguieron a Jesús, de los cuales Tadeo es el menos conocido, al llamarse igual que el que le traicionó, Iscariote. Cuando los Once salieron de Jerusalén para anunciar el Reino de Dios en otras tierras, Judas Tadeo pasó por Galilea y Samaria para dirigirse, con el paso de los años, a Siria, Armenia y la antigua Persia. En esta zona encontró a Simón. La predicación de ambos llevó al bautismo a miles de babilonios y de personas de otras ciudades, añade la agencia vaticana.

Martirologio

El Martirologio Romano escribe: “Fiesta de san Simón y san Judas, apóstoles, el primero llamado Cananeo o Zelotas, y el segundo, hijo de Santiago o también Tadeo. El cual, en la última Cena preguntó al Señor acerca de su manifestación, recibiendo esta respuesta. ‘El que me ame, observará mi palabra, y el Padre mío le amará, y vendremos a él y haremos nuestra mansión en él’”. Los dos fueron martirizados.

San Judas escribió poco. Tan sólo una Carta suya se encuentra en la Biblia. Fue una crítica severa contra los gnósticos, herejía que separa lo corporal de lo espiritual. Lo físico o corporal es malo, y lo espiritual es bueno. Su Carta termina así: “Sea gloria eterna a nuestro Señor Jesucristo, que es capaz de conservarnos libres de pecados, y sin mancha en el alma y con gran alegría”.

El autorFrancisco Otamendi

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