El decálogo del Whatsapp

Las nuevas formas de comunicarnos implican nuevos pecados, nuevas formas de faltar a la caridad, por lo que me he animado a dejar por escrito unos mandamientos del Whatsapp.

1 de Settembre de 2025-Tempo di lettura: 4 minuti
Whatsapp

Suena una notificación y, al otro lado del Whatsapp, un escueto «Hola» indica el inicio de una conversación de contenido desconocido aún. Pasan los segundos, incluso los minutos y el interlocutor no parece animarse a continuar. Uno no sabe qué hacer mientras tanto, porque si estaba en ese momento rebozando croquetas y se ha lavado las manos para no guarrear el teléfono, lo más educado por deferencia a quien ha iniciado la conversación es esperar a que termine de dirigirse a uno para contestar a la mayor brevedad. Finalmente, tras varios avisos de «escribiendo» de la aplicación, y cuando uno iba ya a volver a meter, impaciente, las manos en el pan rallado, por fin, el siguiente mensaje: «¿qué tal?». 

No hace falta que cuente hasta el final para que todos nos reconozcamos en una historia parecida en la que nos hayan hecho perder el tiempo de una manera injustificada y desquiciante. Quizá el problema es mío por querer responder a todo en el menor tiempo posible. Lo cierto es que admiro a quienes son capaces de tardar horas e incluso días en contestar un mensaje de Whatsapp y lo hacen al cabo del tiempo sin despeinarse, como si acabaras de mandárselo. ¡Tendrán pachorra! (uy, perdón, que lo he dicho en voz alta).

Reconozco que esa misma prisa que me mueve a hablar y responder rápido para no hacer perder el tiempo a la gente, me lleva a veces al otro extremo, al de saltarme las más básicas normas de urbanidad. Más de una vez algún amigo ha practicado conmigo la corrección fraterna respondiendo con un elegante y discreto «Buenos días» inicial al frío mensaje sin saludo que le espeté a primera hora de la mañana. 

Como vemos, las nuevas formas de comunicarnos implican nuevos pecados, nuevas formas de faltar a la caridad, por lo que me he animado a dejar por escrito unos mandamientos del Whatsapp que quizá puedan servirle también a usted completándolo con propósitos propios: 

1. Tratarás al otro como persona. Nuestro interlocutor no es un robot, es un hijo o hija de Dios que tiene dignidad. Entendiendo el contexto informal de la aplicación por su propia idiosincrasia, respetemos las formas, los modales. Seamos corteses y amables, hagamos que el otro se sienta a gusto en la conversación, practiquemos la misericordia.

2. Respetarás el tiempo del prójimo. Incluyamos el vocativo o el saludo en el mismo mensaje evitando los wasaps cortos espaciados. Usemos los mensajes de voz con moderación. No carguemos nuestra pereza para escribir sobre los hombros de los demás. En los grupos grandes, no abusemos de las intervenciones ni acaparemos el chat. 

3. No invadirás la intimidad. No incluyamos a nadie que no lo haya pedido en grupos o listas de difusión sin justificar. Para compartir algo que nos llame la atención, usemos los estados o abrámonos una cuenta en una red social. Así lo verá sólo quien tenga tiempo y le apetezca, sin atosigar a quien pueda no estar interesado en ese momento.  

4. Chatearás con verdad. Las cadenas de Whatsapp nos llegan a través de algún conocido, pero su origen suele ser oscuro y buscan manipular la opinión pública apelando a nuestra emoción, no a la razón. No reenviemos noticias que no vengan respaldadas por medios serios. Se puede pecar contra el octavo mandamiento sin haber mentido, solo reenviando una mentira. Chismorreos y bulos, fuera.

5. Darás la cara. A no ser que tengamos un problema que exija privacidad, nuestra foto de perfil debería corresponder con nuestra identidad. La que nos hicimos en aquella boda del 97 o la de nuestros nietos son para mostrarlas, seguro, pero no nos representan y dificultan que quien habla con nosotros nos reconozca entre sus contactos.

6. Promoverás la comunión. Los cristianos estamos llamados a ser, como en la oración de San Francisco, «instrumento de tu paz». Ante las incomprensiones típicas del lenguaje escrito o ante una discusión acalorada en el grupo, nos toca hacer de puente para el entendimiento. En un clima de crispación social como el actual, las llamadas a la comunión son Evangelio vivo.

7. Esperarás con paciencia la respuesta de tu interlocutor. Vivimos en un mundo acelerado y Whatsapp es hijo de esta circunstancia. Cuando tarden en respondernos, debemos pensar que la otra persona tiene que descansar, estar con su familia, atender sus obligaciones o simplemente no le apetece estar en línea. Seamos pacientes.

8. Descansarás del móvil. Es la versión en primera persona del mandamiento anterior. La desconexión digital es salud para el cuerpo y para el alma. La virtud de la templanza nos ayudará a dejar espacio para lo importante. Es urgente dejar el móvil en el cajón para disfrutar de nuestra familia o dedicar más tiempo a la oración o a no hacer nada.

9. Practicarás la solidaridad digital. Whatsapp puede ser una excelente herramienta para practicar la caridad. Usarlo para animar a aquella persona que pasa por un mal momento, interesarse por el enfermo, saludar de vez en cuando a quien sabemos que está más solo, promover iniciativas solidarias o escuchar con cariño a quien necesita desahogarse son nuevas obras de misericordia digital.

10. Compartirás la fe. Si el Evangelio es causa de nuestra alegría, es lógico que queramos transmitirlo. Hagámoslo con sabiduría y prudencia, sin proselitismo, sabiendo que más que con palabras, se evangeliza con un modo de ser y actuar. Por eso este último mandamiento es el resumen de todos los demás. ¡Que nuestro Whatsapp sea siempre buena noticia!

L'autoreAntonio Moreno

Giornalista. Laurea in Scienze della Comunicazione e laurea in Scienze Religiose. Lavora nella Delegazione diocesana dei media di Malaga. I suoi numerosi "thread" su Twitter sulla fede e sulla vita quotidiana sono molto popolari.

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