“En el ejército, un sacerdote da razón de la vida que estás dispuesto a entregar”
Actualmente destinado en el mando de operaciones especiales de Alicante, el comandante José Ramón Rapallo descubrió su vocación sacerdotal enmedio de "la batalla" diaria.
¿No es acaso milicia la vida del hombre sobre la tierra? (Job, 7, 1). Probablemente la frase del libro de Job no suene nueva. Más aún para quien ha dedicado su vida al servicio de los demás a través de las Fuerzas Armadas y fue precisamente en medio de este mundo en el que el comandante José Ramón Rapallo vió que Dios le llamaba a su servicio en el ministerio sacerdotal y lo ha contado a Omnes en una extensa entrevista.
Aunque el ordinariato castrense es conocido, su historia tiene la peculiaridad de haber visto su vocación en el ejercicio de su carrera militar en el que continúa su tarea. ¿Cómo fue el descubrimiento de su llamada al sacerdocio?
-Entré en el ejército como voluntario con 17 años. Ya llevo 35 años de servicio. Durante un tiempo, además fui agregado del Opus Dei, una vocación de servicio en medio de las ocupaciones diarias, en el trabajo profesional. En mi caso, mi profesión es un trabajo vocacional como es la milicia, en el que aprendes a renunciar a muchas cosas y a entregar la vida por los demás, si es preciso.
Durante muchos años, además, fui voluntario de noche en la casa de Madre Teresa y asistía a enfermos de SIDA cuando aquella enfermedad mataba de forma fulminante. Más de una vez, aquellos enfermos nos decían que ir a morir a casa de las Hermanas de la Caridad era aprender a amar con mayúscula. Quizá fue en este sitio, en las noches de vela en la pequeña capilla que tienen donde ví que el Señor me pedía más.
Quizá fue en este sitio, en las noches de vela en la pequeña capilla que tienen donde ví que el Señor me pedía más.
Comte. José Ramón Rapallo
¿Cuál fue la reacción de las personas de su entorno: familia, amistades, y, también, en su propia unidad militar?
-La reacción de mi entorno la he vivido con la naturalidad con que el agua mana de una fuente. Sabían de mis convicciones religiosas y, de hecho, en muchos casos no les ha sorprendido.
En el curso de operaciones especiales todos tenemos un nombre de guerra, en mi caso, decidieron fuera Templario. De momento, me siguen llamando Templario y confio que no tenga que oír lo de: “Jefe de compañía llamando a cuervo”.
Durante años tuve la inquietud de estudiar Teología y lo hice de una forma no reglada. Hace siete años, cuando me planteaba más en serio el tema de la vocación sacerdotal, estando destinado en Alicante, el actual páter del Mando Operaciones Especiales, José Antonio Barriel, me explicó la existencia de un seminario castrense y la posibilidad de seguir estudiando.
Me fui destinado a Madrid. Mi decisión era dejar el ejército, pero el rector del seminario castrense en aquel momento y el recientemente fallecido Arzobispo Castrense, Mons. Juan del Río, me explicaron la posibilidad de compaginar la atención pastoral con mi destino una vez terminara mi formación sacerdotal y que, en ningún caso, abandonara mi condición de militar. Así lo hice y, tras cinco años de seminario y trabajo, el 25 de julio del año pasado, fiesta de Santiago Apóstol recibía la ordenación sacerdotal.
En su caso, con una vida completamente «hecha» ¿Cómo ha vivido su etapa de formación al sacerdocio?, ¿y su ordenación?
-El hombre propone y Dios dispone. Uno puede hacer muchos planes y pensar que “lo ha hecho todo en la vida”, sin embargo, la realidad supera la ficción. Recuerdo un camino de Santiago en el que, éramos un grupo numeroso y los monjes del convento cisterciense de Santa María de Sobrado ofrecieron alguna de sus celdas para dormir. Uno de nosotros se fijó en lo pequeñas que eran y que no tenían armario y preguntó al monje que le respondió “nosotros no necesitamos armario porque estamos de paso”.
Los cristianos siempre estamos de paso. Lo que nos debería diferenciar es que sabemos de dónde venimos y hacia dónde vamos. Las hermanas de la Madre Teresa cuando cambian de comunidad sólo pueden tener como efectos personales aquello que quepa en una caja de zapatos. El militar un poco más, lo que entra en un coche, normalmente familiar, porque acumulas equipo que luego debes utilizar.
Mi etapa de formación en el seminario la he vivido como etapa de crecimiento interior, de discernimiento, como el muelle se encoge a la espera de que Dios haga de las suyas. «Yo sé de quién me he fiado». Nadie tiene vocación de seminarista y la ordenación parece no va llegar nunca, es cuestión de confianza. La procesión se lleva por dentro y uno piensa, si Dios está conmigo ¿quién contra mí? Dios sabe más.
¿Cómo entiende usted su vida, de cristiano y ahora de sacerdote, en el ejército?
-Aceptar las exigencias de la vida militar, como son la obediencia debida, estar seis o más meses lejos de tu familia de misión, muchas veces en situaciones de riesgo y fatiga, los constantes cambios de destino… podemos decir que es algo más que una profesión.
La milicia forja carácter, es “religión de hombres honrados” como diría Calderón de la Barca. Una manera de entender la vida basada en unos valores que hoy en día no están precisamente de moda, como el espíritu compañerismo, la lealtad, el sacrificio y, especialmente un valor transcendental, como es el dar la vida por los demás. Para esto hay que saber qué significa la muerte: el militar lo resume en la muerte no es el final del camino que tantas veces rezamos y cantamos en el acto a los caídos en las unidades militares.
Ser líder espiritual es lo que significa ser capellán en una unidad militar. Saber dar razones de lo que hacemos y por qué lo hacemos.
Comte. José Ramón Rapallo
El ejército, por otra parte, es una escuela de líderes donde la máxima es servir a España. Hoy en día hablamos muchos tipos de liderazgo: liderazgo ético, tóxico, liderazgo en valores… Pero cuando hablamos de dar la vida entramos en otra dimensión. Ahí entra a jugar un liderazgo espiritual, que no te dan ni las estrellas ni los galones.
Ser líder espiritual es lo que significa ser capellán en una unidad militar. Saber dar razones de lo que hacemos y por qué lo hacemos. Es hablar del valor transcendental de la vida que estás dispuesta a entregar y que tanto cuesta aceptar, pero que en el ejército es absolutamente necesario. Sin olvidar que el capellán esta para servir a los que sirven.
Actualmente usted continúa con su tarea dentro del Ejército y ejerce de sacerdote. ¿Cómo es su día a día? ¿Cómo acogen sus compañeros la presencia de un sacerdote entre las filas?
-El año pasado, después de la ordenación, fui asignado como vicario parroquial a una parroquia de Alcalá de Henares y colaborador en la prisión militar de Alcalá-Meco y otras unidades. En estos destinos ejercí el ministerio sacerdotal hasta finales de septiembre de 2020. En octubre de ese año fui comisionado a Irak, donde he permanecido prácticamente hasta mayo de 2021. En la actualidad he sido destinado a Alicante; allí se encuentra actualmente un capellán, me incorporo en unos días y ganas de trabajar no van a faltar.
Mi experiencia como sacerdote castrense desplegado en misión se ha desarrollado en estos últimos siete meses. Una tarea que considero la razón fundamental de la existencia del servicio de asistencia religiosa, hoy en día, en el ejército, sin tener en cuenta la Guardia Civil o Policía.
En el destacamento Bagdad donde estaba destinado no había páter católico. Cada dos o tres meses venía unos días el páter americano, que estaba en Erbil. La Capilla era multi-confesional, aunque para el culto católico se reserva una parte, donde se promovió la construcción de un Sagrario, con motivo el inicio de la Adoración al Santísimo que teníamos todos los jueves y a la que asistían de toda la base y, especialmente, una comunidad de trabajadores filipinos.
Un momento muy especial fue la visita del Papa que supuso un motivo para rezar especialmente por el país. Tuvimos la suerte de contar con el obispo auxiliar de Bagdad que celebró la Misa de Santo Tomás en arameo. Celebramos además varias Patronas: la Inmaculada, Santa Bárbara, la Navidad. Durante Semana Santa, los españoles construyeron una cruz con la que se realizó el Vía Crucis. Se organizó un coro y catequesis de confirmación, donde se confirmaron 11 españoles.
La Santa Misa era generalmente en español e inglés. Pero también en francés o italiano, dependiendo del número de asistentes de cada país. Desde octubre, además de acompañar espiritualmente a todos los que se han acercado a la capilla, estar disponible para confesiones e intenciones particulares de la Misa, he celebrado varias misas de difuntos de familiares fallecidos de diferentes nacionalidades durante la misión.
Más de una vez militares extranjeros, aquí en Bagdad, me han comentado la inmensa suerte de contar con un sacerdote. Recuerdo un canadiense que me decía que en su ciudad no había sacerdote católico y sólo podía recibir sacramentos de forma poco frecuente. No somos conscientes de la suerte que tenemos en España.
Usted ha participado en diversas misiones internacionales. Como cristiano y militar, ¿cómo se vive la fe, la esperanza, la caridad…. en esos destinos en los que el riesgo, físico al menos, es mayor?
-El Papa habla de una “Iglesia en salida”, de estar en misión permanente. Qué mejor ejemplo de misionero que el ejército, se encuentra preparado permanentemente para salir allí donde lo necesiten. El sacerdote militar, el páter, como cariñosamente se le llama, además de líder espiritual tiene como misión saber acompañar, saber escuchar y saber comprender. Sólo la presencia de un sacerdote en lugares tan lejanos ya es muy importante; la inmensa mayoría lo agradece y lo ve como algo necesario. De hecho, todos los ejércitos desplegados en misiones con un contingente lo suficientemente grande tienen su servicio de asistencia religiosa.
He podido comprobar cómo se vive, de forma muy diferente, la muerte de un familiar al estar lejos y no poder acompañar con la presencia. La asistencia espiritual, en esos casos, hacen mucho bien, acompañando consolando y escuchando.
El sacerdote militar, el páter, como cariñosamente se le llama, además de líder espiritual tiene como misión saber acompañar, saber escuchar y saber comprender.
Comte. José Ramón Rapallo
Los sacerdotes en misión tenemos la suerte de estar disponibles 24 horas al día y conocer, muy de cerca, los problemas e inquietudes de los allí están. Cuando hablas con ellos, por regla general, hay un interés por conocer y profundizar en la vida espiritual.
Se aprende a valorar lo que se tiene cuando falta. Todos los que estamos de misión echamos en falta a la familia, pero te das cuenta que los lazos creados, por las condiciones de vida, la distancia… no se olvidan.
La liturgia es el espacio donde Dios se hace especialmente presente. Muchas almas entregadas logran meter el amor en lo escondido para rodear de cariño la llegada de Cristo a la tierra.
Cuidemos sólo lo que se ve, porque lo otro nadie lo valorará. En una sociedad que tantas veces vive de cara a la galería parece una proeza la entrega en lo escondido para darle gloria a Él. Prueba de ello es que las muchedumbres de fieles que se acercan a la Misa dominical aprecian ante todo las flores hermosas, el coro que canta con armonía, una buena predicación o la clara dicción de los lectores. Pero sólo el sacerdote y quizá los acólitos se dan cuenta de la limpieza de los ornamentos con que se revisten, la blancura de purificadores y corporales, la pureza de los manteles. No es manía, es cariño. No es obsesión, es amor. El Papa Francisco lo expresaba así: “la belleza de lo litúrgico no es puro adorno y gusto por los trapos sino presencia de la gloria de nuestro Dios resplandeciente en su pueblo vivo y consolado”. Algo grande sucede y hay que recibirlo con grandeza de alma. Grandeza que tiene que ver con cuidar cosas que poquísima gente y a veces nadie valorará.
Marifé, Inés y Pilar son tres de las muchas señoras que en tantas parroquias dedican su tiempo y sus energías, con enorme generosidad, para que la liturgia tenga la dignidad que merece. “Poca gente elogia nuestro trabajo y eso es maravilloso, porque nos hace conscientes de que nuestro esfuerzo es sólo para la gloria de Dios”, afirma Marifé, que se dedica también a regar cada día todas las plantas de la parroquia para que se conserven bien. “Lo normal es que después de una Misa se alaben las canciones bonitas que han sonado o la preciosa homilía del cura, pero nunca suele decirse que los manteles estaban impolutos”, apunta Inés, que junto con Pilar se encarga de lavar y planchar casullas, albas, manteles y demás ornamentos. “Nuestra ilusión es que Dios vea que en esta parroquia le queremos mucho”, afirman las tres.
Una vez a la semana Marifé se dedica a limpiar con mimo y cuidado los vasos sagrados: patenas, cálices, vinajeras, el lavabo, la custodia. “Me hace sentirme como una amiga íntima de Cristo, porque estoy tocando objetos en los que Él se va a hacer presente y eso me lleva a menudo a la oración”. Un sentimiento que no sólo experimenta cuando realiza su callada labor sino sobre todo en la celebración de la Misa: “es precioso sentir durante el momento de la Consagración, por ejemplo, algo que nadie puede apreciar en la iglesia de la misma forma: Jesús vuelve a bajar a la tierra en el sacrificio del altar y ahí, muy cerquita, está nuestro trabajo cariñoso y escondido para recibirle como se merece y que esté a gusto”, cuenta emocionada. A veces algunos feligreses les muestran compasión por lo mucho que trabajan: “tratamos de hacerles entender que esto no es lo mismo que limpiar nuestra casa o lavar la ropa sino una tarea que nos parece infinitamente más importante, divina”, explica Pilar.
Esta costumbre de cuidar las cosas pequeñas por amor a Dios les ha ido educando: “tenemos ya un sexto sentido especial, porque cuando vamos a Misa a otros sitios por alguna primera comunión o un funeral nos damos cuenta cuándo se cuidan las cosas y cuándo no y eso nos revela si allí hay amor de Dios en lo concreto o ese amor está un poco abandonado”, señala Inés.
Estas tres mujeres entregadas a Dios y a la Iglesia también han comprobado cómo pasar tanto tiempo juntas en la parroquia les ha hecho crecer en amistad. “Los sábados después de la labor y otros días entre semana vamos a un bar cerca de la parroquia a tomar algo: cada día se suma más gente al plan y eso nos hace estrechar lazos de amistad con otros feligreses”, cuenta Pilar. Resumen su día a día en la alegría por servir en lo escondido y así estar muy cerca de Dios.
«Que no se deje a nadie solo, que todos reciban la unción del cuidado»
El Papa Francisco ha rezado hoy el Ángelus desde la ventana del Policlínico Gemelli, donde se encuentra ingresado desde hace unos días tras la operación de colon a la que se sometió el pasado lunes.
Durante la oración ha estado acompañado de unos niños enfermos, pacientes del mismo centro hospitalario y que han sido, estos días, una de las principales preocupaciones del Santo Padre.
Las primeras palabras del Papa han sido de agradecimiento por la «cercanía y el apoyo de vuestras oraciones» durante estos días de ingreso. Su experiencia en el hospital ha marcado las palabras del Santo Padre en este primer encuentra tras la intervención de colon a la que fue sometido el pasado lunes. Refiriéndose al envío de Jesús a sus discípulos a curar y «ungir con aceite» el Papa ha destacado que ese «‘aceite’ es ciertamente el sacramento de la Unción de los enfermos, que da consuelo al espíritu y al cuerpo. Pero este «aceite» es también la escucha, la cercanía, la atención, la ternura de quien cuida a la persona enferma: es como una caricia que hace que nos sintamos mejor, que calma el dolor y anima. Tarde o temprano todos necesitamos esta «unción», y todos podemos dársela a alguien, con una visita, una llamada telefónica, una mano tendida a quien necesita ayuda».
El Papa ha querido subrayar además que «en estos días de hospitalización, he experimentado lo importante que es un buen servicio sanitario, accesible a todos». En esta línea, Francisco ha señalado que «este valioso activo no debe perderse. ¡Debemos mantenerlo! Y para ello debemos comprometernos todos, porque sirve a todos y pide la contribución de todos. Incluso en la Iglesia a veces sucede que alguna institución de salud, por mala gestión, no le va bien económicamente, y lo primero que se nos ocurre es venderla. Pero la vocación, en la Iglesia, no es tener dinero sino servir, y el servicio es siempre gratuito.
Francisco ha pedido además oraciones especiales por los médicos y todo el personal sanitario y hospitalario, así como por los enfermos, especialmente «los niños» y, señalando a quienes le acompañaban en el balcón ha subrayado que la cuestión del sufrimiento de los niños es «una pregunta que toca el corazón». Por último ha pedido oraciones también por «quienes se encuentran en las condiciones más difíciles: que no se deje a nadie solo, que todos reciban la unción de la cercanía y del cuidado»
¡Que cese la violencia en Haití!
Al finalizar el rezo, Francisco ha tenido además palabras para pedir que «cese la espiral de violencia en Haití» y ha instado al pueblo haitiano a «reemprender un camino de paz y de concordia», además de pedir a todos los presentes ración por esta intención.
El Santo Padre ha recordado ademas en este domingo, que celebran su día las personas vinculadas a la Pastoral del mar, la necesidad de cuidar los océanos «¡No más plásticos en los océanos!» ha pedido, siguiendo las líneas de Lautato Si’. Por último, además de saludar a los peregrinos de Radio María reunidos en Czestochowa ha querido recordar la fiesta de San Benito de Nursia, patrón de Europa para el que ha pedido que el viejo continente se una en sus valores fundacionales.
Francisco se ha despedido recordando a los cientos de personas reunidos bajo la ventana del Policlínico así como a los que lo seguían por medios de comunicación que «no se olvidaran de rezar por mi».
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“Negar la objeción de conciencia institucional va contra la Constitución”
Federico de Montalvo, profesor de Derecho en Comillas Icade y presidente del Comité de Bioética de España, considera que negar la objeción de conciencia a la ley de eutanasia ejercida por instituciones y comunidades “es inconstitucional”. De Montalvo ha analizado con Omnes la citada ley.
Rafael Miner·11 de julio de 2021·Tiempo de lectura: 14minutos
La ley de regulación de la eutanasia, aprobada por la actual mayoría parlamentaria hace tres meses, entró en vigor el 25 de junio. Y esta semana, el Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas han aprobado en el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, el Manual de Buenas Prácticas de la Eutanasia. Se denomina así porque de este modo viene nombrado en la disposición adicional sexta del texto legal.
La ley que da vía libre en España al derecho a morir y a la prestación de ayuda para morir ha echado a andar. Y Omnes ha conversado con Federico de Montalvo Jaaskelainen, profesor de Derecho en Comillas Icade y presidente del Comité de Bioética de España, órgano asesor de los Ministerios de Sanidad y Ciencia del gobierno. Conviene precisar que la entrevista con el profesor Federico de Montalvo tuvo lugar el 6 de julio, un día antes de la reunión del Consejo Interterritorial.
En la entrevista, el profesor de Comillas Icade, que es también miembro del Comité Internacional de Bioética de la UNESCO, repasa numerosas cuestiones. Por ejemplo, señala que no existe un derecho a morir basado en la dignidad, pero sí un derecho a no sufrir. Que lo congruente hubiera sido una ley del final de la vida, donde se garantizara este derecho a no sufrir, que deriva del artículo 15 de la Constitución, pero que se ha elegido la alternativa más extrema del final de la vida. Que la Medicina no responde a los criterios que la sociedad quiera en cada momento, como sucedió en los regímenes nacional-socialista y comunista, sino que tiene que conjugar el interés de la sociedad y los valores que antropológica e históricamente defiende.
O que nunca diría que los que han redactado y aprobado esta ley lo han hecho con intención de matar a nadie, sino que piensan que la solución al final de la vida pasa por la eutanasia, mientras el profesor cree que pasa por las alternativas: los cuidados paliativos o cualquier fórmula de sedación. Además, defiende la objeción de conciencia institucional, y lo argumenta. He aquí una conversación de media hora con Federico de Montalvo.
El Comité de Bioética de España, que usted preside, formuló un informe sobre la tramitación parlamentaria de la regulación de la eutanasia. ¿Podría explicar la génesis del informe?
̶ Ese informe nosotros lo hicimos por dos motivos. La ley en España se tramitó como proposición. Esto significa que es constitucional pero bastante insólito que el partido que apoya al gobierno, de la mayoría del Parlamento, presente el texto legal, y no lo haga el gobierno. El 90 y algo por ciento de las leyes que se aprueban en España son proyectos de ley, porque quien tiene al final la iniciativa legislativa es el gobierno. En ocasiones la oposición presenta una iniciativa que convence al gobierno o a la mayoría parlamentaria, y se tramita, pero es muy excepcional.
Entonces, en España se iba a tramitar la eutanasia mediante una proposición de ley, lo que iba a provocar que se pudiera aprobar sin participación de ningún órgano consultivo, como el Consejo General del Poder Judicial, Consejo Fiscal, Consejo de Estado… Y ni siquiera nosotros, cuando en toda Europa, cuando se ha planteado tramitar una ley, o al menos se ha planteado el debate de la eutanasia, hay informe del Comité Nacional de Bioética. En Portugal hay un informe, en Italia hay un informe, En el Reino Unido hay, en Francia hay, en Suecia hay, en Austria hay, en Alemania…
En toda Europa, cuando se ha planteado tramitar una ley, o al menos se ha planteado el debate de la eutanasia, hay informe del Comité Nacional de Bioética
Federico de Montalvo
Sería insólito que fuera la primera ley que se aprueba sin oír el parecer de un órgano público., como es el Comité de Bioética de España, que para eso está precisamente.
Y luego, lo hicimos también porque pensábamos que el hecho de que no fuera obligado pedir informes, no impedía que se pudiera hacer. Es decir, en el Parlamento, la Comisión que iba a tramitar la ley podía haber pedido nuestro informe. La idea era, hombre, si nos van a llamar a alguno de nosotros, como era mi caso (de hecho estuve en una lista como citado, aunque no se admitió), es mejor ir con un informe. No ir yo con mi opinión, sino ésta es la opinión del Comité, que está en este informe. Por eso hicimos un informe. Porque era insólito que no se pronunciara el Comité.
¿Puede sintetizar dos o tres ideas del informe del Comité de Bioética de España sobre la citada regulación de la eutanasia?
-Las ideas más importantes las resumiría de este modo. Primero. Conceptualmente, no cabe construir un derecho a morir. Es una contradicción en sí misma. Y de hecho, el fundamento en que se ha basado la ley, es contradictorio. ¿Por qué? Porque se basa en la dignidad, y a continuación se limita a unas personas -como si sólo fueran dignos los crónicos y los terminales- . Si yo baso que existe un derecho a morir en la dignidad, tengo que reconocerla a todos los individuos, porque todos somos dignos. Por tanto, era una contradicción en sí misma. Por eso decíamos que no existe derecho a morir basado en la dignidad. Porque supondría que cualquier ciudadano puede pedir al Estado que acabe con su vida. El Estado pierde su función esencial de garantizar la vida y se convierte en ejecutor.
En segundo lugar, planteamos que además había un error. Porque se basaba en una presunta libertad, cuando en realidad la persona que pedía la eutanasia no estaba realidad pidiendo morir. Asumía la muerte como la única manera de acabar con su sufrimiento. Lo que la persona quería era realmente el derecho a no sufrir. Y para resolver el derecho a no sufrir en España, faltaba todavía un pleno desarrollo de alternativas.
Es decir, si el problema no es el derecho a morir, como dice la ley, sino el derecho a no sufrir, ¿por qué voy a implantar una alternativa muy excepcional, muy especial, cuando no existen realmente implantadas las alternativas que impiden el sufrimiento, que aquí es lo esencial. Nosotros lo que planteamos en el informe es que en lugar de una solución jurídica, que es lo que plantea la ley, creíamos que había que explorar soluciones médicas.
Y no soluciones médicas en el sentido de la terminalidad, sino también en la cronicidad. La situación de enfermes crónicos, no terminales, donde hay posibilidad de la sedación paliativa. Cuando una persona sufre, lo que tenemos que hacer es intentar evitar el sufrimiento, poco a poco, mitigarlo, y si a pesar de lo que hemos hecho, esa persona sigue sufriendo, cabe, y de hecho San Juan de Dios lo tiene recogido en un interesante artículo, la posibilidad de sedar. Porque yo no puedo permitir que alguien siga sufriendo y no hacer nada. Lo que planteamos es que se ha ido a una alternativa extrema sin explorar, sobre la base un derecho que no cabe construirlo, es una contradicción en sí mismo.
Pero también ofrecieron alguna sugerencia jurídica, en clave de excepción legal.
-Sí. Luego planteamos que, en su defecto, si se quería explorar una solución jurídica, que pensamos que primero tenía que ser la médica, había otras alternativas, como la del Reino Unido, que es seguir avanzando en lo que recogía nuestro Código Penal antes de esta ley. Nuestro Código Penal crea un tipo muy privilegiado, con una pena reducidísima, en el homicidio compasivo. El Código Penal es extraordinariamente compasivo con aquel que acaba con la vida de otro por amor o porque está sufriendo.
Nosotros planteamos que si se quería, se explorara esa experiencia que había iniciado el Reino Unido. Que no se estableciera con carácter general el derecho a morir, sino que se hiciera en clave de excepción legal a un tipo penal o de tipo privilegiado.
También planteamos en el informe que nos preocupaba que se implantara esta medida en el contexto actual, cuando se ha producido lo que ha tenido lugar: un número de personas mayores fallecidas por la pandemia. Esta es una sociedad que se va a enfrentar a una situación muy comprometida, que además avanza hacia el envejecimiento. Y en este contexto, no nos parecía oportuna esta ley. Que esta ley no resolvía el problema, sino que podía agravarlo. El contexto nuestro es un contexto muy especial, y la ley lo olvidaba.
¿Cómo hicieron público el informe del Comité de Bioética de España?
̶ Nosotros, siempre que hacemos un informe, se lo mandamos al Ministerio, incluso antes de publicarlo. Lo enviamos a tres personas: al Ministerio de Sanidad, al Ministerio de Ciencia (funcionalmente tenemos la sede en el Carlos III), y se lo enviamos a la directora del Carlos III. Siempre hacemos eso. Y luego ya lo publicamos. Siempre hay un acto de cortesía.
De hecho, el ministro Illa [Salvador Illa, ex ministro de Sanidad] muy amablemente lo dio por recibido y nos agradeció el trabajo. Me mandó un email como suelen hacer muchas veces. Durante la pandemia, por ejemplo, el ministro Duque [hoy ex ministro], nos ha felicitado por algún informe, expresamente; la ministra recientemente nos ha felicitado por un informe sobre el problema de las vacunas, el derecho a elegir; etc.
Nosotros, antes de hacer ese informe, yo personalmente mantuve una reunión con los responsables de Sanidad, una reunión rutinaria que antes de la pandemia teníamos siempre, para cuadrar la agenda del Comité con el interés del Ministerio. Es decir, nosotros podemos trabajar en cosas que consideramos que son de interés, pero también es bueno ir de la mano del Ministerio, y poder aportar, como estamos haciendo ahora con las vacunas.
Y en esa reunión, que fue en torno al veintitantos de febrero, lo recuerdo porque justo a los dos días me iba a Roma, justo antes de la pandemia, yo comenté al Ministerio que íbamos a hacer un informe sobre la eutanasia, que lo supieran. Que no iba a ser sobre la ley, porque no nos lo habían pedido, pero sí sobre la eutanasia. El Ministerio me dijo que ellos no podían pedirlo porque no era un tema del gobierno ni del Ministerio, sino del Parlamento, del grupo parlamentario. Podemos decir que no fue una especie de puñalada, como se suele decir, de pícaro. Se sabía, y lo anunciamos el 4 de marzo.
¿Piensa que el informe podría tenerse en cuenta de algún modo, quizá en el desarrollo reglamentario de la ley?
̶ En este caso, no. Sí hay previsto un desarrollo por tres figuras, que son algo novedosas, y que se justifican en cierto modo porque esta ley no sólo reconoce un derecho -no reconoce una libertad, sino un derecho- , sino que además reconoce una prestación, con cargo a las Comunidades Autónomas. Y se han previsto tres desarrollos en la propia ley. Una es un plan de formación, en el marco de la formación continua del Ministerio de Sanidad, que se está trabajando en él; una guía para la valoración de la discapacidad, que está prácticamente elaborada también; y luego un manual de buenas prácticas, que está en manos del Consejo Interterritorial. Eso son los tres desarrollos.
¿Por qué se ha hecho un manual de buenas prácticas? Porque se ha considerado que era muy importante la participación del Consejo Interterritorial, dado que es una prestación que corresponde a las Comunidad Autónomas. Los tres están bastante culminados.
Usted ha manifestado que se ha perdido la oportunidad de elaborar una ley que regule el final de la vida, de algún modo. ¿Podría explicarlo?
̶ Sí. Me parece importante. Es verdad que la eutanasia, como decía antes, es la medida extrema o muy excepcional. Incluso para aquellos que se muestren a favor de ella. Lo que no parece muy congruente es aprobar una ley sobre esa medida. La ley de eutanasia no es una ley sobre el final de la vida, es una ley sólo de eutanasia. No aborda el final de la vida, aborda la alternativa más extrema en el final de la vida.
Yo considero que lo congruente, y esto lo he compartido con médicos y con más gente, quizá sea aprobar una ley del final de la vida, donde se regulara ese proceso, se garantizaran una serie de derechos, ese derecho a no sufrir, que para mí es un derecho que deriva del artículo 15 de la Constitución, y si hubiera querido la mayoría, con su legitimidad, haber incluido ahí un capitulo final sobre situaciones extremas y eutanasia. Pero en un marco general de una regulación del final de la vida. ¿Por qué digo esto?
Esto no sólo es una cuestión teórica, sino también práctica, en el siguiente sentido. Un médico ahora, a pie de cama, se encuentra con un paciente en un contexto, complejo, en el cual él no sabe si debe proponer una eutanasia, o debe estar en silencio hasta que el paciente hable de ese tema… Sería raro, porque si es una prestación, el silencio sobre prestaciones es algo insólito, porque si es una prestación habrá que decírselo al paciente. Segundo, si la eutanasia es una alternativa extrema, última, una vez agotadas otras, es una alternativa más, o la alternativa principal… Si hubiéramos regulado una ley con todas esas posibilidades, uno podría haber llegado a entender que la eutanasia es la última alternativa ante el resto.
Ahora, tal como queda el ordenamiento, uno tiene dos opciones. O pensar que es la única alternativa, porque es la única que está regulada, o pensar que es una alternativa más. A mí, alguien que pida la eutanasia porque está sufriendo, sin haber agotado una sedación intermitente, u otros medios o apoyos socioeconómicos…, que lo pida me parece bastante insólito. En algún caso, uno puede llegar a admitir que en una situación extrema, a lo mejor hay que ayudar a alguien que está en un sufrimiento extremo. Pero si esa persona no ha agotado, no ha probado, no se han intentado con él los cuidados paliativos o cualquier fórmula de sedación, ¿cómo sabe que realmente necesita otras alternativas a morir directamente en un acto eutanásico? Como ha quedado esa ley, y sólo eso regulado, no el resto de alternativas, que son las más habituales, las más factibles, la duda ahora mismo es: ¿qué es esto?
Personalmente, he escuchado decir a médicos con largo ejercicio profesional que les han pedido la eutanasia muy pocas personas, y que en realidad lo que estaban pidiendo era no sufrir. En cuanto se palió y doblegó el dolor, dejaron de pedirla.
̶ Eso es lo que dicen todos los paliativistas. Los paliativistas dicen que normalmente ellos se han tenido que enfrentar a casos minoritarios, y que ninguno ha salido adelante. Es verdad que los paliativistas trabajan con enfermos terminales, y el problema de la eutanasia no es la terminalidad. Yo creo que es la cronicidad. El caso emblemático es Ramón Sampedro, que no era un enfermo terminal, sino de tipo crónico. Pero que un enfermo crónico opte por la eutanasia sin haber agotado otras alternativas que le permiten mantenerse con vida y con cierta calidad, me parece bastante insólito.
Si se hubiera aprobado esa ley, una ley general sobre el final de la vida, y al final la mayoría hubiera exigido que se incorporara un capítulo sobre eutanasia, entendida como medida excepcional en un contexto. Aquí entendemos que es la medida principal, porque es la única que se ha regulado. No tenemos una ley del final de la vida, pero tenemos una ley de eutanasia.
Que un enfermo crónico opte por la eutanasia sin haber agotado otras alternativas que le permiten mantenerse con vida y con cierta calidad, me parece bastante insólito.
Federico de Montalvo
Especialistas médicos han comentado que esta ley va a introducir un factor importante de desconfianza entre los pacientes y los médicos. ¿Cómo lo ve? Usted es jurista, y quizá prefiera dejar esta cuestión a los médicos.
̶ Como jurista, para nosotros en el mundo del Derecho la relación de confianza, para mí, es lo más relevante. La relación médico-paciente es distinta al resto de relaciones. ¿Por qué es distinta? Yo lo he defendido. Soy de las personas que no es que niegue el principio de autonomía, pero creo que el principio de autonomía hay que matizarlo en el contexto de la enfermedad.
Porque la relación médico-paciente se basa en algo que normalmente genera vulnerabilidad, que es el diagnóstico del enfermo. Una persona en su vida tiene todas las alternativas que ofrece la vida, y de repente se encuentra inesperadamente con que tiene unos síntomas, unos signos, y en unos días, después de un proceso de diagnóstico que genera muchísima incertidumbre, porque a veces tarda días, o meses, se encuentra de repente con que se le ha cortado el aire, se le ha cortado el futuro, como si le hubieran puesto un muro delante. Eso es un diagnóstico de una enfermedad grave.
Considerar que esa persona es plenamente autónoma, es una ficción. Esa persona tiene que tomar las decisiones libremente, e informadamente, pero necesita acompañamiento, apoyo. Esto no es una máquina que me diga lo que tengo que hacer. Esto es una persona enfrente que tiene que intentar empatizar y ayudarme en la toma de decisiones. Eso no es falta de realismo, es acompañamiento.
En esa relación de confianza se basa el buen fin del tratamiento, porque los tratamientos funcionan cuando el paciente confía. Por eso, toda estrategia de ocultación ha sido ya rechazada hace años porque genera desconfianza. Ahora, en el cáncer cualquier médico oncólogo propone que para que funcione bien todo tiene que haber confianza.
Si vemos que la relación médico-paciente se basa en la confianza, en el momento en que el paciente puede temer que el médico haga algo que no se corresponde con los fines de la Medicina, es decir, acabar con su vida, eso puede incidir en la confianza. El paciente puede llegar a dudar que no se le van a ofrecer alternativas que son más caras, porque no hay recursos, porque hay unas medidas de ahorro; que le van a ofrecer una alternativa barata, un fármaco que dura unos segundos, en lugar de fármacos que duran días, más eficaces. Para mí, no es que la vaya a romper, sino que puede romper la confianza.
La relación entre Medicina y sociedad puede ser un tema de enorme interés.
-Hay que recordar una cosa muy importante. La Medicina no responde a los criterios que la sociedad quiera en cada momento. Eso ocurrió en el régimen nacional-socialista, que se usaba a los médicos para exterminar, y en el régimen comunista, donde a los disidentes se les ingresaba en psiquiátricos, como a una persona con un trastorno. La Medicina tiene que conjugar el interés de la sociedad y los valores que antropológica e históricamente defiende. Eso está dicho por un grupo de expertos hace años en España, en un documento.
La Medicina tiene que conjugar y equilibrar sus fines fundacionales, históricos, con los fines de cada momento. Lo que tengo claro es que un médico no es una persona en la que matar entre en sus fines. Matar es una consecuencia de un acto médico. El médico asume la muerte como consecuencia de lo que lleva a cabo, nunca como fin. Un cirujano nunca entra en un quirófano a matar a un paciente. Sería aberrante. Asume la muerte como posibilidad cierta o incierta de un acto.
Cuando un médico opera a un paciente que es muy difícil que salga del quirófano, le está operando porque cree que en ese caso hay una remota posibilidad de que salga adelante. Pero nunca para matarlo. Entonces, estamos alterando los fines de la Medicina, lo cual afecta al rol histórico y social que cumple un médico, pero es que, además, ese rol responde al principio de confianza. Si yo entro en un quirófano sin saber que la finalidad del médico es matarme, yo no entro.
Esto, el problema que tiene es que a lo mejor, idealmente, ante un paciente intelectualmente muy potente, muy formado, que su vida se viene abajo ante un diagnóstico de Alzheimer, y dado que no a poder trabajar su intelecto, pide la eutanasia (algunos casos que hemos visto fuera de España), eso es un caso muy específico.
Pero cuando llegamos a la realidad del día a día en un hospital público, en el que un paciente vulnerable, de condición socioeconómica peor, pueda llegar a pensar que él puede ser eliminado bajo una presunta petición de él, pues claro. Y encima sin una regulación de alternativas, a mí me inquieta.
Aunque es un proceso muy complicado, ¿qué piensa que hay en el trasfondo de esta ley? ¿Qué intención puede haber?
-Yo nunca diría que los que han redactado y aprobado esta ley lo han hecho con intención de matar a nadie. Al revés. Aquí el problema es que esas personas, de manera legítima, creen que la solución al final de la vida pasa por la eutanasia. A otros no es que nos guste que las personas sufran, pero creemos que la solución al final de la vida pasa por las alternativas. Este es el punto de discrepancia. El problema que tienen esas personas, que yo sinceramente creo que lo hacen con muy buena intención, es que a lo mejor no han reparado en las consecuencias que puede tener una medida como ésta, que es lo que genera que casi todo el mundo hable de esto, pero no del paso de legislar. Porque de esto se habla, mucho. Pero el paso de legislarlo, uff. Eso, ¿cuántos países hay? Es que el tema genera muchísima preocupación, las consecuencias no deseadas.
Quienes han redactado la ley creo que que a lo mejor no han reparado en las consecuencias que puede tener una medida como ésta.
Federico de Montalvo
Nos hemos alargado. Sería bueno un flash sobre la ausencia de una ley de cuidados paliativos en España, y de una especialidad en las universidades.
̶ Este es el problema que comentábamos, que la eutanasia tendría que surgir como medida excepcional en un contexto de alternativas prevalentes, y esas alternativas ni están bien reguladas, ni están bien implantadas, ni están bien utilizadas. Hay un problema de regulación, de implantación y de utilización. Hay mucha confusión sobre la sedación paliativa, todavía.
Algún comentario sobre la regulación de la objeción de conciencia en la nueva ley.
̶ Dos ideas. La primera, que la objeción de conciencia no es un derecho que está en manos del legislador. Es el legislador quien debe decidir cómo se ejerce. Es un Derecho fundamental, y los derechos fundamentales no dependen de la mayoría (la garantía de la minoría). Y la segunda, en la que vengo trabajando, es que no entiendo por qué se niega la objeción institucional. Si la objeción de conciencia es una garantía, una expresión de la libertad religiosa, y la propia Constitución reconoce la libertad religiosa en las comunidades (lo dice expresamente), entonces, si la objeción de conciencia es libertad religiosa, y la libertad religiosa no sólo es de los individuos, sino de las organizaciones, comunidades, ¿por qué no cabe la objeción de conciencia institucional?
¿Esta negativa a la objeción de conciencia institucional se sobreentiende o se prevé expresamente?
-Se sobreentiende, porque la ley dice que la objeción de conciencia será individual. La ley no la excluye expresamente, pero se está entendiendo que, implícitamente, al referirlo al ámbito individual, la excluye. Eso no es que sea correcto o incorrecto, sino que es inconstitucional. ¿Por qué el pueblo judío tiene derecho al honor y las sociedades mercantiles tienen derecho al honor, y por ejemplo una organización religiosa no tiene derecho a la objeción de conciencia?Es libertad religiosa, y la Constitución habla de comunidades. Me parece una contradicción.
Además, reconociendo a las personas jurídicas todos los derechos (honor, intimidad), y hasta responsabilidad penal, ¿les negamos ahora la objeción de conciencia, que es una garantía de un derecho expresamente reconocido por el artículo 16 de la Constitución? Pienso que no hacen falta más argumentos.
“Lo más importante es rescatar y construir a la persona discapacitada”
Enrique Alarcón lleva 43 años en la Fraternidad Cristiana de Personas con Discapacidad de España (Frater), movimiento especializado de Acción Católica. Los últimos 4 como presidente. Con tetraplejia desde los 20 y buen humor, explica a Omnes su tarea.
Rafael Miner·10 de julio de 2021·Tiempo de lectura: 11minutos
Fuentes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) estiman que más de mil millones de personas en el mundo, un 15 por ciento de la población, tiene alguna discapacidad. En España son alrededor del 10 por ciento, incluyendo todas las discapacidades existentes; es decir, en torno a cuatro millones de personas. Un segmento de población importante, muchos de ellos mayores, aunque no todos.
De personas en España viven con alguna discapacidad
Frater, centrada en el ámbito de la discapacidad física y orgánica, vive con intensidad su tarea evangelizadora. Actualmente está extendida por 39 diócesis españolas, con implantación en casi todas las comunidades autónomas, y cuenta con más de cinco mil miembros en España, según su página web. Forma parte del área de Pastoral de la Salud de la Conferencia Episcopal Española, y a nivel civil pertenece, como Asociación de ámbito estatal, a la Confederación Española de Personas con Discapacidad Física y Orgánica (COCEMFE), cocemfe.es/ la más importante organización social que agrupa en nuestro país a las personas con discapacidad física y orgánica.
Junto al colectivo de las personas con discapacidad, Frater busca ir logrando una sociedad más justa e inclusiva donde se cumplan los derechos humanos para las personas con discapacidad. En junio de 2017, tras la Asamblea celebrada en Segovia, algunos medios titularon: Enrique Alarcón, primer hombre en la historia que preside Frater España. Junto a él, como consiliario general, Antonio García Ramírez. En efecto, dejaba la presidencia Basilisa Martín Gómez, y con ella cesó también su equipo general.
Hoy, tras cuatro años al frente de Frater, Omnes conversa con Enrique Alarcón, que reside ahora en Albacete, y lleva 43 años en la Fraternidad. El presidente de Frater tuvo un accidente de tráfico “justo al cumplir 20 años, y tengo una lesión de cervical, tetraplejia, y necesito asistencia. Una vez que estoy en la silla, a motor, ya estoy liberado, pero necesito asistencia para levantarme. Pero una vez en la silla, quién nos para”, comenta con buen humor. Alarcón habla de “lo que vamos aprendiendo en Frater a través de nuestra vida”.
Háblenos de Frater. Cuáles son sus tareas, sus desafíos…
̶ Frater, por su misma esencia, se dirige a las personas con discapacidad física, sensorial y orgánica. Es decir, no tenemos como punto de partida atender a todas las discapacidades. Entendemos que la promoción personal es la que nos puede ir capacitando, cubriendo nuestras capacidades, motivando a la persona para que vaya asumiendo distintas perspectivas de cara a esa nueva existencia que se plantea, tanto si la discapacidad es consecuencia de una situación traumática que acontece a lo largo de la vida, o si viene derivada de la infancia, es importante que la persona vaya descubriendo todo ese universo de capacidades que tenemos las personas para ir posibilitando una nueva forma de ser y vivir de una manera nueva, por decirlo así.
Cuando una persona se enfrenta la discapacidad, ya sea de una manera traumática como desde la infancia, llega un momento en que hay un punto de inflexión, donde uno piensa de dónde vengo y hacia dónde voy, y qué tengo que hacer. Otra cosa son los recursos técnicos necesarios.
Frater trabaja fundamentalmente para que la persona se vea reconocida en un primer momento en su dignidad. Descubrir que es una persona con toda su dignidad. Un segundo paso es facilitar herramientas y recursos para que la persona se vaya abriendo al mundo, desde una perspectiva cultural, social, educativa, posteriormente de inserción laboral, académica, etc.
¿Cómo lo hacen, cómo tiene lugar ese proceso en la persona?
-Todo eso se produce a través de procesos, lentos, muy trabajados, a través de los equipos, que nosotros llamamos equipos de vida y formación, donde no solamente se le dan herramientas para que una persona pueda estar en la sociedad, que sepa ir a la Administración, moverse en un entorno urbano, etcétera, sino que lo que se busca es que la persona llegue a tener a tener la necesaria autonomía personal como para plantearse salir de su propia existencia, aunque sea recurriendo a todos los elementos y recursos técnicos que va a ir necesitando.
Enrique Alarcón
En esa perspectiva, Frater trabaja en el ámbito de la discapacidad física y orgánica. Existen las discapacidades mentales, las intelectuales, la tutela… Nosotros no tenemos tutela, porque nosotros lo que hacemos es despertar dentro de la persona la autoconciencia de que tú eres quien tiene que sacar los recursos propios para buscar tu autonomía personal.
Entonces, se posibilitan las tareas de los equipos en los primeros momentos. No se va a hacer un primer contacto con una persona que ha tenido un accidente y se ha quedado en una silla de ruedas, o que está con una enfermedad crónica sobrevenida, y que se ha quedado también con una discapacidad. Los procesos comienzan primero con el encuentro, la escucha, el acompañamiento…
Después viene el segundo paso, que es la invitación o la sugerencia de la misma persona con quien tú contactas. Oye, ¿tú quién eres? ¿dónde estáis? ¿Y qué hacéis en vuestra Asociación? Y se ve que una persona necesita algo más: oye, ¿te quieres venir, que tenemos una reunión de convivencia, y nos conoces? Entonces es cuando poco a poco, cada persona tiene su propio proceso, a través de ese momento, una persona se puede ir integrando en un equipo, que llamamos equipos de vida y formación, y en esos equipos tenemos un plan de formación, sistematizado y estructurado, que llamamos pasos.
Cada persona tiene su propio proceso, a través de ese momento, una persona se puede ir integrando en un equipo, que llamamos equipos de vida y formación.
Enrique Alarcón
Ustedes hablan de lograr una sociedad más justa e inclusiva. ¿A qué se refieren exactamente?
-El plan de formación va abriendo unas perspectivas y un enfoque sobre lo que es la persona a nivel psicológico, cómo funciona la sociedad, sus elementos básicos, el asociacionismo, la importancia que tiene que no somos nada en solitario… La sociedad se construye cuando como ciudadanos asumimos que tenemos una responsabilidad. No es sólo que tengo derechos; tenemos derechos y tenemos deberes. Somos ciudadanos y vivimos en comunidad, y todos tenemos responsabilidades. Tenemos que descubrir cuáles son esas responsabilidades.
Porque lo importante es, efectivamente, estar viviendo y descubriendo la perspectiva de inclusión. Yo soy sociedad, miembro activo, estoy dentro, y todo lo que trabajo es para mejorar la sociedad. Yo propongo que se eliminen barreras arquitectónicas, y lo hago no porque quiero que quiten ese escaloncito, sino porque hace falta una sociedad más amable, pensando en las personas mayores, que tienen problemas de movilidad, en una señora que va con su carrito, porque estéticamente hay mayor calidad de vida en un entorno urbano que lo facilita. Así, en los grupos de formación, se va haciendo un enfoque globalpara que la persona descubra su realidad y el mundo en el que vive.
¿Cómo conoció usted Frater? ¿En qué momento de su vida? ¿Qué es lo que más le atrajo?
-Hay una parte importantísima en Frater, que es un movimiento cristiano. Desde el primer momento de los pasos en la formación, Frater va a enseñar a una persona que tiene una educación, un contacto primero con la fe, y entonces es más sencillo. Si no, se plantean interrogantes, porque Frater no excluye a nadie porque no sea cristiano. Ante todo está la figura de Jesús.
Yo mismo, por ejemplo, no tenía una formación, fuera de lo que es ser monaguillo o una educación básica cristiana, no tenía mayor visión cristiana. A mí, con 21 años, me invitan a Frater, una chica, voy y me encuentro que no hay una sensación de tristeza, sino que todo es fiesta, alegría, comunicarse, la alegría fundamentalmente. Y luego me invitan a una convivencia. Y veo que hay una Eucaristía. Pues me quedo. Y de pronto escucho hablar de un Jesús que me sonaba a chino. Pero bueno, ¿de quién están hablando? Yo nunca había oído hablar así de Jesús. Se transmitía a un Jesús vivo, hombre-Dios, pero metido dentro de la tribu humana, desde el sufrimiento, acompañando el dolor, compasivo, misericordioso, y que te decía el lema que tenemos en Frater: levántate, deja de lamentarte, que el mundo espera que hagas tu tarea, y descubres que tu tarea es una tarea evangelizadora, y que tu papel en el mundo y en la Iglesia es la respuesta a esa motivación que el Espíritu Santo ha generado en ti, a través del encuentro con Jesucristo.
Quizá puede comentar la distinción de tareas y enfoque en una asociación como COCEMFE y lo que se lleva a cabo en Frater, que es Acción Católica.
-En todo ese proceso del que venimos hablando, y que se va dando desde los primeros pasos, los primeros acercamientos, es donde se va generando esa identidad de Frater. Yo soy también presidente en Castilla-La-Mancha de COCEMFE, la entidad más importante en España y en el mundo a nivel de discapacidad física y orgánica, en la que Frater está también integrada, como otras entidades. Tenemos cien asociaciones en la región. Lo que busca una persona con discapacidad en la región es que con un porcentaje concreto de discapacidad, tengo derecho a ciertas cosas. Pues mira, se le informa de los derechos, lo que la Administración pone a disposición de una persona con discapacidad. Y luego, le puedo preguntar: ¿estás interesado en trabajar? Pues aquí tenemos unos cursos de formación, tenemos unos talleres, una bolsa de empleo…. Y fuera de estas cosas, esta persona, como mucho, si tiene otra motivación, puede hacerse socio, pertenecer a la junta directiva, etc.
¿Y Frater qué es lo que hace? Frater es un lugar, un ámbito de encuentro con la vida.
Donde la persona descubre que es escuchada a fondo, donde un silencio tiene el mismo valor que una palabra. Cultivar el silencio, cultivar la palabra, estar junto al que sufre, acompañar su vida, no se trata de dar simplemente servicios. Tenemos residencias en varios sitios de España, pero la tarea más importante es rescatar y construir a la persona.Y juntos, nos rescatamos. Y juntos nos construimos. Y juntos descubrimos la fuerza inspiradora del Espíritu Santo. Y juntos descubrimos nuestra tarea apostólica.
Una anécdota emocionante
-Frater es Acción Católica especializada. Nuestra característica es militante. Para hacerte una idea. Hace poco ha sido la asamblea nacional de COCEMFE, en la que recibió un premio y homenaje por sus 40 tareas de tarea inclusiva. Y en la última comisión general de Frater que tuvimos, comenté una cosa, porque me emocionó. En la asamblea de COCEMFE estábamos los responsables provinciales y a nivel regional. Hubo un momento en que pidió la palabra una persona de una región, que no era de Frater, y dijo: quiero que se reconozca la tarea de Frater, porque gracias a este movimiento se ha llegado a tener el reconocimiento social y lo que se ha conseguido, porque en la raíz de todo el movimiento asociativo estuvo Frater y estaba Frater.
No esperaba eso, y es verdad. Porque hemos procurado salir de la zona de confort, qué bien estanos todos juntitos. No, no. La promoción humana y la promoción social, y sobre todo, la llamada a evangelizar, eso es fundamental. Nuestra mentalidad de ser transformadores de la realidad va implícita siempre. Por eso, como esta mujer decía, todos los que estamos en Frater estamos en diversas formas en el movimiento asociativo en toda España, impulsando proyectos, tareas, motivando a que se hagan acciones sociales…
El compromiso social nuestro. Nosotros no vamos a realizar otras acciones sociales que estén más allá de nuestras limitaciones físicas, pero sí podemos estar en un ayuntamiento, como concejal; en una asociación, llevando una secretaría sobre cualquier cosa; estando en la calle y denunciado, cuando vienen las campañas del Día Internacional de la Discapacidad, o cualquier otra campaña que se haga. Frater siempre está en la calle denunciando, igual que otras veces está anunciando.
Le oigo hablar y me acuerdo del Papa Francisco, que alienta a salir de la zona de confort…
-Uyy, ya quisiera yo. Menudo enamoramiento tenemos hoy con el Papa Francisco. En Frater desde siempre queremos estar fuera de la zona de confort. Es llegar al otro, a la persona doliente donde está. No esperar a que venga. Por ejemplo, ¿cómo me eduqué yo en Frater? Al año y pico de estar en Frater, comencé a acompañar a las personas. La verdad es que eran casi todas chicas, que contactaron conmigo. Y empecé a ir con ellas (dos tenían coche). ¿Y dónde íbamos? Por ejemplo, me he enterado que un chico de tal pueblo ha tenido un accidente y se ha quedado en una silla de ruedas. Íbamos al pueblo, lo buscábamos, y charlábamos en su casa.
¿Y qué decían los familiares? ¿Cómo eran las conversaciones?
-El padre y la madre a lo mejor comentaban: pobrecito, dónde va a ir, si está hecho una pena…Y teníamos lesiones. Algunos como yo, que teníamos lesión no solamente en los pies, también en las manos… Lo que hacíamos era intentar convencer a los padres de que era una persona que tenia que superar su situación, y que ellos eran fundamentales para ese proceso. Se trataba de motivar y educar muchísimo a los padres, hacerles ver…
-Primero, no tiene que estar en la cama, porque la lesión que tiene es una paraplejia, y en la cama le van a escaras [úlceras], es lo que peor que puedes hacer.
-¿Y dónde va a ir?
-Hombre, si tú no arreglas el cuarto de baño o no quitas los dos escalones que hay dentro de la casa, y otro grande para salir, ¿dónde quieres que vaya? Tendrá que habilitar el entorno.
Y si en algún momento tenían que pedir ayuda, se le gestionaba una.
Era una tarea durísima muchas veces. En ocasiones nos querían echar de las casas o no nos querían abrir. Pero en otras, muchísimas, muchísimas [Enrique subraya el ‘muchísimas], al final la persona.,.., Se cumplía eso de Frater: se levantaba, terminaba promocionándose a nivel social y humano, cultural, educativo… Y a lo mejor luego no aparecía por Frater, pero a nosotros nos da igual. Los que buscábamos, y buscamos, nosotros es rescatar a la persona. Y lo mismo estábamos en un pueblo varios días, o nos íbamos al Hospital de Parapléjicos de Toledo, porque nos enteramos que una chica de un pueblo de La Mancha estaba allí, y le pasaba tal cosa. Vamos a ayudar a los padres, a informarles, a la chiquilla luego a acompañarla en los primeros procesos.
Es la tarea de Fater. Lo decía el mismo fundador, el padre Francois, la tarea de Frater es ir donde está el mismo sufrimiento, donde está el dolor, hay que estar allí, hacerte presente. Es verdad que la discapacidad no la vamos a quitar, y el dolor tampoco. Pero el sufrimiento sí se puede liberar. Y una de las grandes tareas es poner luz donde hay oscuridad, animar, dar esperanza, unas veces un chiste, otras hablar de lo que sea. O simplemente, escuchar el silencio.
Llevamos un buen rato de conversación. Pronto tendrán la XI Semana de Frater en Málaga, bajo el lema La Ciudad se llenó de Alegría. ¿Habrá renovación de cargos? ¿Se va a presentar a la reelección?
-A raíz de todo este follón [habla de la pandemia], tuvimos que suspender muchas cosas. Y a finales de agosto tenemos la Semana de Frater en Málaga. Del 30 de agosto al 5 de septiembre, en la casa diocesana de Málaga. Queremos crear un ámbito de acogida, un espacio muy de cercanía. Tendremos varios talleres. Allí celebraremos también la asamblea general. Yo preferiría que saliera un equipo nuevo. A los cuatro años, siempre conviene que haya renovación. Pero la experiencia también nos dice que a los cuatro años es complicado que surja, así de golpe. Los equipos tienden a estar normalmente un año más, o dos. En este caso, como yo he estado un poco fastidiado de salud estos dos años, pedí que al menos se renovara una parte del equipo.
¿Está ahora más recuperado?
-Sí. Son cosas que no son tan graves, pero te condicionan mucho la movilidad. De todas maneras, tanto el consiliario general como yo hemos asumido las cosas. Hay que ser honestos. Después de un año y medio en el que no nos hemos podido juntar presencialmente, con toda la dificultad que eso ha supuesto, hasta el punto de que es casi un milagro que los equipos hayan podido seguir tirando, y los equipos se han mantenido. Incluso algunos equipos han crecido. Se ha desarrollado una gran creatividad y originalidad, por ejemplo en Canarias, y en otros lugares. Las reuniones mensuales, la convivencia general, se ha hecho ¡por whatsapp! No todo el mundo podía por videoconferencia.
Algún apunte final sobre la pandemia en las personas discapacitadas…
-Una gran preocupación en Frater cuando llegó la pandemia es qué pasaba con la gente más vulnerable, que no salían mucho de casa anteriormente, o estaban en residencias, las personas que estaban en hospitales, en peor situación. No se podía llegar a ellos. Los que tenemos nuestra familia ya es distinto. Pero las personas que habitualmente están solas… Porque uno de los dramas de la gran discapacidad, ya sea física o sea la orgánica, es la soledad. La soledad es feroz. Se unió la soledad al zarpazo del miedo, la ausencia de revisiones médicas, controles, rehabilitación, etc. Todo eso se cortó.
Uno de los dramas de la gran discapacidad, ya sea física o sea la orgánica, es la soledad.
Enrique Alarcón
Muchísima gente ha empeorado este tiempo a causa de haber suspendido tratamientos, rehabilitación, seguimiento clínico, etc. Hemos intentado solventar esto y remontarla la situación con videoconferencias, llamadas por Skype, por whatsapp, llamadas por tfno sin parar, etc. La gente de Frater supo reaccionar rápidamente. Me sorprendió. Incluso nos hemos comunicado más durante la pandemia que antes de la pandemia…
Junto a la indagación del universo en la búsqueda de su fundamento, de su causa última, existe otra forma de contemplar que también conduce al conocimiento del misterio de Dios. Son las vías centradas en el hombre, que miran hacia adentro del mismo: parten del análisis de la psicología humana, de los deseos más hondos que anidan dentro de cada persona, de los grandes interrogantes personales, en un ejercicio de reflexión e introspección.
En este campo nos encontramos con las preguntas por el sentido y por lo que sueña el alma humana. Son los insoslayables “por qués” y “para qués” existenciales que acucian a todo hombre. Es el ansia de los grandes bienes como el amor, la belleza, la amistad, la alegría, la felicidad; con el deseo de que sean auténticos, efectivos, sin limitación, plenos. Se trata del grito del alma sedienta, de la mente que busca más, que desea de modo radical lo grande, que no se conforma con cubrir las necesidades materiales. Sólo el Dios vivo y verdadero, que ha configurado así nuestro dinamismo apetitivo, puede colmar con creces estos deseos profundos. “Sólo Dios sacia” (cf. Santo Tomás de Aquino, en: Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1718).
Anhelamos, además, el bien de la concordia en la comunidad y el respeto a toda persona en su dignidad. Es el sentido moral y de justicia, que se halla en todo ser humano como un clamor innato. Sólo un Dios absoluto puede fundamentar los valores y las normas éticas universales, incluidos los imperativos de la conciencia, que están por encima de las leyes positivas. Además, solamente un Dios eterno y trascendente puede hacer justicia definitiva. Pues, como afirma Benedicto XVI, “la cuestión de la justicia es el argumento esencial o, en todo caso, el argumento más fuerte en favor de la fe en la vida eterna” (carta encíclica Spe salvi, n. 43).
San Agustín resume esta perspectiva de modo preciso y hermoso al comienzo de sus Confesiones cuando ora así: “nos hiciste, Señor, para ti y nuestro corazón estará inquieto hasta que descanse en ti”. Y señala que se trata de un Dios cercano, íntimo, que “está más dentro de mí que mi misma intimidad”, pero que al mismo tiempo no es subjetivo ni manipulable, sino superior y trascendente: “superior a lo más alto de mí mismo”.
Cristo, plenitud de la auto-revelación y de la auto-comunicación divinas, ofrece a la humanidad esa fuente interior de luz y de vida capaz de saciar las ansias del corazón humano: “El que tenga sed que venga a mí y beba” (Jn 7,37). E invita al alma inquieta a la paz interior: “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré” (Mt 11,28). En definitiva, sólo el Dios revelado en Cristo nos promete hacer justicia sin tardar (cf. Lc 18,8), nos ofrece la luz divina de la verdad que disipa las tinieblas (cf. Jn 1,5-9), y la comunión de amor en una amistad perfecta y eterna (cf. Jn 15,15).
“Iglesia y sociedad no hablan el mismo idioma pero han de entenderse”
El libro "La senda de la reputación. Cómo la comunicación puede mejorar la Iglesia" acerca, de manera inteligible para todos los actores de esta relación 'medios - Iglesia', los retos y escenarios de comunicación en los que se desenvuelve la comunicación eclesial en la actualidad.
Periodista y sacerdote de la diócesis de Pamplona- Tudela, José Gabriel Vera, lleva más de una década como delegado de Medios de esta diócesis y secretario de la Comisión Episcopal para las Comunicaciones sociales.
Un recorrido que le ha hecho conocer a fondo las diferentes caras el entorno informativo y que le ha servido para plasmar los puntos clave de «La senda de la reputación. Cómo la comunicación puede mejorar la Iglesia», un libro que defiende la idea, como señala José Gabriel Vera en conversación con Omnes, de que «la labor de quienes trabajan en comunicación eclesial es invitar a las dos partes a hacer un esfuerzo mayor: a comunicar más y a entender mejor.
Frecuentemente, y aún en la actualidad, hay quienes acusan un recelo a la comunicación por parte de la Iglesia ¿Existe este recelo? ¿Y a la inversa?
-No es un recelo al mundo de la comunicación aunque lo puede parecer. Hay dos cuestiones que pueden llevar a pensar eso. Por un lado, que la gente trabaja en la Iglesia no para salir en los medios sino para cumplir una misión. No lo hacen ni para las audiencias ni para quedar bien. Por eso, cuando los medios se acercan a estas personas que hacen tanto bien se encuentran con que, en general, no quieren salir en los medios, no les parece interesante. Además, por otro lado, es cierto que cuando alguien de la Iglesia ve reflejada su Iglesia en los medios no la reconoce, tiene la impresión de que no se ha entendido nada y que no es bien tratada. Y acaba tomando la medida de salir lo menos posible en los medios.
A la inversa no creo que haya recelo sino más bien desconocimiento, prejuicios (en sentido estricto: juicios previos). Para algunos medios acercarse a la Iglesia es como acercarse a la pasta nuclear: no voy a entender nada, no voy a poder entrar en ella, cojo un par de titulares que encajen y paso de pantalla.
La labor de quienes trabajan en comunicación eclesial es invitar a las dos partes a hacer un esfuerzo mayor: a comunicar más y a entender mejor.
Para algunos medios acercarse a la Iglesia es como acercarse a la pasta nuclear: no voy a entender nada, cojo un par de titulares que encajen y paso de pantalla.
José G. Vera
Su experiencia como periodista, delegado de medios y secretario de la CECS (Comisión Episcopal para las Comunicaciones Sociales, como es su nombre actual), ¿cómo ha influido en este libro? ¿Podríamos decir que es un pequeño «manual» de comunicador de la Iglesia?
-El libro está destinado a quienes, en la Iglesia, se dedican a la comunicación y a quienes, en la comunicación, se dedican a la Iglesia. Por un lado, encuentras a periodistas que se acercan a la Iglesia sin mucho conocimiento de nuestra historia, nuestra estructura, nuestro mensaje, nuestra misión. Y me parecía que contarlo en clave de comunicación podría servirles para hacerse un pequeño plano sobre qué es la Iglesia, cuál es su núcleo y cómo lo expresa. Por otro lado, para los comunicadores que trabajan en la Iglesia quería presentar un camino necesario que desde la comunicación hay que señalar a la Iglesia para alcanzar la reputación. Un camino que tiene unas etapas previas y que exige una revisión completa en cada paso.
Cuando la Iglesia tiene una mala reputación o una mala imagen en la sociedad a la que sirve, el problema no lo tiene la sociedad –como se suele pensar entre quienes gobiernan- el problema lo tiene la propia Iglesia.
¿Cree que hay quien aún puede, dentro de la Iglesia, tener la idea de que el papel de la comunicación corporativa es simplemente «tapar las vergüenzas» de la institución? ¿Aprendemos a base de crisis?
-Creo que eso ya no se da. Al menos en el ámbito de la comunicación, dentro de la institución, está claro. Esa convicción, que brota de la teoría de la comunicación y también del Evangelio, hay que irla extendiendo a cada miembro de la institución, con delicadeza y también con determinación. Hay que explicar muchas veces que conviene decir las cosas como son, que conviene contar una y mil veces lo que somos y lo que hacemos, porque cuanto más hablemos, más conocidos seremos y mejor podremos cumplir nuestra misión.
En este tiempo de la transparencia, más todavía en el mundo de las redes sociales, la frase del evangelio “lo que digáis en lo secreto se predicará en las terrazas” tiene plena vigencia. No hay que tapar las heridas sino airearlas y desinfectarlas, aunque haya gente que quiera hurgar en la herida para hacerla más dolorosa y dañina.
Cuando la Iglesia tiene una mala reputación o una mala imagen en la sociedad a la que sirve, el problema no lo tiene la sociedad sino la propia Iglesia.
José G. Vera
La sociedad actual y la Iglesia, ¿hablan el mismo idioma? En el caso de la Iglesia, ¿puede ocurrir que demos por hecho o por entendido cosas que no lo están en absoluto?
-No, no hablamos el mismo idioma, pero tenemos que adaptarnos en el lenguaje para ser mejor entendidos. Ese es un esfuerzo permanente de cualquier institución, hacerse entendible para aquellos que no hablan el mismo idioma, para los que tienen otra estructura mental o formal, o simplemente para aquellos que no nos conocen. En el fondo es también el esfuerzo de un padre de familia para conseguir que sus hijos le entiendan en sus preocupaciones, en sus decisiones, en sus proyectos. Hacerse entender es un trabajo de comunicación imprescindible para la Iglesia.
Además, este contexto de cambio tan profundo de los lenguajes, de los valores, de las ideologías, exige una constante revisión de nuestra comunicación para ver si lo que se entiende coincide con lo que nosotros queremos comunicar.
Cree que los católicos somos, quizás, demasiado «pudorosos» para ser influencers de la fe de manera natural dentro de, por ejemplo, una vida dedicada a la moda, la ingeniería, el derecho …?
-Pienso que existe, por un lado, una vida cristiana debilitada, reducida a un momento de la semana (o del mes o del año), por lo que es difícil una expresión pública de una vida espiritual que tiene poca relevancia para la propia persona. Por otro lado, en aquellas personas con una mayor conciencia de la vida cristiana, se echa en falta una conciencia de misión, de ser enviado.
Esto se entiende porque buena parte de los que viven la fe llegaron a ella no por un esfuerzo que transformó su vida, sino por un medio ambiente familiar, escolar y eclesial que lo envolvía todo, ambiente en el que nacieron y en el que se formaron. Pero ese medio ambiente ya no existe. Conviene darse cuenta de que la siguiente generación será cristiana si hay un empeño personal de cada cristiano en que el futuro sea cristiano, y el camino imprescindible es el testimonio. Un testimonio que en este tiempo es cada vez más costoso, tiene más consecuencias en la vida y puede llegar a ser arriesgado.
Se trata, en definitiva, de aumentar la conciencia de pertenencia entre los cristianos y la conciencia de misión: soy parte de este pueblo y soy enviado a una misión.
Banco Sabadell y Amundi impulsan inversiones responsables
El fondo de inversión Sabadell Inversión Ética y Solidaria, FI, un fondo de inversión gestionado por Sabadell Asset Management, una compañía de Amundi se presenta como una opción de inversión conforme con los principios de la Doctrina Social de la Iglesia.
Omnes·8 de julio de 2021·Tiempo de lectura: 2minutos
Banco Sabadell y Amundi han cumplido su primer año de alianza juntos. El compromiso sólido de Amundi con la inversión responsable se suma a la experiencia de Sabadell Asset Management para reforzar las capacidades y las soluciones de inversión propuestas a los clientes de Banco Sabadell.
Banco Sabadell muestra su sensibilidad hacia los colectivos más desfavorecidos y, dentro de su iniciativa para revertir recursos a la sociedad, ofrece a los clientes de Banco Sabadell soluciones de inversión que alinean la inversión financiera con la solidaridad a través de fondo de inversión Sabadell Inversión Ética y Solidaria, FI un fondo de inversión gestionado por Sabadell Asset Management, una compañía de Amundi. Este fondo promueve características medioambientales y sociales, y es artículo 8 según el Reglamento (UE) 2019/2088(SFDR).
Sabadell Asset Management ha sido pionera ofreciendo desde 2006 una solución de inversión responsable y de impacto social, que también se alinea con los principios de la Doctrina Social de la Iglesia. La experiencia de Sabadell Asset Management se suma al compromiso sólido con la inversión responsable de Amundi, la gestora líder en inversión responsable, con más de 30 años de experiencia invirtiendo en clases de activos responsables y que además fue uno de los signatarios fundadores de los principios para una inversión responsable.
Para seleccionar los proyectos beneficiados, a lo largo de casi ya dieciocho años, su Comité Ético se ocupa de identificar y estudiar anualmente los proyectos solidarios aspirantes a recibir ayudas, tanto con aplicación en el ámbito nacional como en el internacional. En los últimos 15 años se han beneficiado más de 25 comunidades en 9 países diferentes y en 3 continentes con ayudas por importe superior a 2.000.000€. Destaca la diversidad de proyectos seleccionados tanto geográficamente, por el tipo de institución que lo recibe o por el motivo por el que se solicitan las ayudas. Algunos de los colectivos beneficiados han sido infancia, población civil en zonas de conflicto armado, personas que sufren alguna enfermedad, condición genética especial, discapacidad, colectivos en riesgo de exclusión social o discriminación (mujeres, inmigrantes, familias numerosas, parados, presos, etc.), entre otros.
Sabadell Inversión Ética y Solidaria, FI invierte principalmente en activos negociados en Europa Occidental y en otros mercados, como Estados Unidos, Japón o países emergentes. En condiciones normales tiene una exposición a renta variable del 20%, con un mínimo de 0% y un máximo de 30%, sin límites de capitalización de las compañías cotizadas. Para identificar los valores responsables en la cartera de renta fija y de renta variable se sigue un proceso de inversión en el que se combinan distintas estrategias, como es la estrategia de exclusión, exclusiones basadas en criterios ESG y exclusiones que alinean las inversiones con la doctrina social de la Iglesia Católica, y la estrategia best- in- class, en ambos casos se aplica una metodología propia de Amundi en la calificación ESG de emisores.
Sabadell Inversión Ética y Solidaria, FI es una solución adecuada para inversores con un nivel de riesgo medio que desean invertir respetando criterios sociales, éticos, conforme con los principios de la Doctrina Social de la Iglesia y con un impacto social medible a través del componente solidario del fondo.
Banco Sabadell, desde el Segmento de Instituciones Religiosas y Tercer Sector, ofrece la más amplia oferta del sector financiero y la única adaptada en su totalidad a la singularidad de los clientes de estos colectivos, la experiencia y profesionalidad de un equipo de gestores repartidos por todo el territorio nacional que cuentan con la certificación universitaria IIRR y Tercer Sector que les hace exclusivos en formación en el sector financiero.
El camino teresiano: Tras los pasos de la vida de Santa Teresa de Jesús.
La ruta que une Ávila y Alba de Tormes es el más famoso de los caminos teresianos. Una propuesta de peregrinación siguiendo los hitos fundamentales de la vida de Santa Teresa de Jesús desde su nacimiento hasta su muerte.
La “santa andariega” es uno de los adjetivos con los que se conoce a Santa Teresa de Jesús. La santa abulense pasó gran parte de su vida viajando por diversas zonas de España realizando sus fundaciones.
No es de extrañar, por tanto, que sea la peregrinación, recorrer los caminos que unen las localidades ligadas a su vida, una manera privilegiada de conocer, comprender y adentrarse en la figura y el ejemplo de una mujer que abrió caminos de santidad con la renovación del Carmelo de la que ella fue principal impulsora.
Son los caminos teresianos y en especial, el que une las localidades de Ávila (nacimiento) hasta Alba de Tormes (fallecimiento), de la cuna al sepulcro, que es también el nombre de la Asociación que reúne a los ayuntamientos de las 22 localidades por las que pasa este camino, asociaciones culturales, empresarios y el Carmelo.
Tras los pasos de Teresa de Jesús
Como destaca Ana Velázquez, una de las impulsoras de la Asociación De la Cuna al Sepulcro, aunque la peregrinación por diversas rutas ligadas a la vida de los santos señeros del Carmelo, santa Teresa de Jesús y san Juan de la Cruz ya se venían realizando, fue en 2014 cuando, tras presentar esta idea a las diputaciones de las provincias implicadas, comenzó la señalización y el trabajo de difusión de esta peregrinación.
De hecho ya en 2015, año del V Centenario del nacimiento de la santa de Ávila, la ruta estaba ya completamente señalizada y, con nace la asociación De la Cuna al Sepulcro que es la encargada de gestionar y, sobre todo, dar a conoce esta peregrinación. En su web recogen toda la información y documentación necesaria para realizar este camino teresiano: la guía espiritual, enlaces de interés, mapa de servicios…etc.
También tiene este camino su acreditación de peregrinaje: la andariega. Un documento que se otorga en el Carmelo de Ávila o el de Alba de Tormes una vez se han completado las etapas, que pueden hacerse en ambos sentidos: de Ávila a Alba y viceversa. Durante el camino, en ayuntamientos y parroquias de las localidades puede recogerse la acreditación que se va sellando en cada localidad.
Una ruta asequible
La ruta tiene la peculiaridad de unir dos provincias clave en la vida de santa teresa y albergar también, en su camino, puntos relacionados con San Juan de la Cruz como Fontiveros donde nació el místico español o Duruelo, lugar que vió el inicio de la reforma de los frailes carmelitas.
Un camino sencillo, de etapas llanas que unen pueblos muy cercanos entre sí, lo que facilita el descanso o la posibilidad de hacerlo en familia. Las dos vertientes, norte y sur, apenas superan el centenar de kilómetros. Como señala Ana Velázquez “es un camino no especialmente largo o intenso, que puede hacerse en menos de una semana lo que facilita la organización…”.
La ruta discurre, en muchos momentos, por paisajes de siembra, de trigo y colza especialmente hermosos en primavera y otoño, que son las mejores épocas para hacer este recorrido.
El silencio, compañero del peregrino
Para Ana Velázquez una característica de este recorrido es el silencio. El mismo silencio que probablemente envolvía los pasos de la santa de Ávila, emerge como uno de los grandes protagonistas de los pasos de los caminantes. “Es muy impresionante, sobre todo en los atardeceres. En esos momentos en los que el horizonte está muy cerca y se unen la tierra con el cielo. Creo que este paisaje, que vieron Teresa y Juan muchas veces, pudo influir también en su vida espiritual, en esa búsqueda mística de unión del cielo y la tierra”.
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Comentario a las lecturas del domingo XV del tiempo ordinario
Andrea Mardegan comenta las lecturas del XV domingo del tiempo ordinario y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo.
Andrea Mardegan·7 de julio de 2021·Tiempo de lectura: 2minutos
Después de profetizar la muerte de Jeroboam y el exilio de Israel, Amós, natural de Judea, enviado por Dios a profetizar en el reino del norte, es invitado por el profeta oficial del reino, Amasía, a regresar a Judea. Su experiencia ayuda a enmarcar la naturaleza del profeta: es llamado y enviado por Dios. Amós oye estas palabras: “‘Vidente: vete, huye al territorito de Judá. Allí podrás ganarte el pan, y allí profetizarás. Pero en Betel no vuelvas a profetizar, porque es el santuario del rey y la casa del reino’. Pero Amós respondió a Amasías: ‘Yo no soy profeta ni hijo de profeta. Yo era un pastor y cultivador de sicomoros. Pero el Señor me arrancó de mi rebaño y me dijo: Ve, profetiza a mi pueblo Israel’”. La vocación de Amós no tiene lugar por razones de linaje o de ciencia, sino solo por elección divina.
El prólogo de la carta a los Efesios es una bendición que es paradigma de la profecía de Pablo, e ilustra siete aspectos de la acción de Dios con el hombre: la elección de Dios, la predestinación a la filiación divina en Cristo, la redención en su sangre, la revelación del misterio de la recapitulación en Cristo de todas las cosas, el ser herederos en la esperanza, el don del Espíritu prometido y el vivir para alabanza de Dios y para su gloria. Una síntesis admirable del mensaje que difunde el evangelizador.
En Marcos leemos una recopilación de dichos breves del Señor, que dibujan un retrato de la forma de evangelizar de sus discípulos. No son enviados singularmente, sino con otro, con el apoyo del bastón para la debilidad del cuerpo y el apoyo del hermano para cualquier otra necesidad de fraternidad y de comunión. Tienen el mismo poder que Jesús para echar fuera los espíritus inmundos.
El desprendimiento es radical: “Les mandó que no llevasen nada para el camino: ni pan, ni alforja, ni dinero en la bolsa; sino solamente un bastón; y que fueran calzados con sandalias y que no llevaran dos túnicas”. No son estas las cosas en las que encontrar apoyo. Su destino son las casas: el lugar donde se vive y se ama, donde cada uno es cada uno, donde está la familia. Esto nos recuerda las conversiones, en tiempos apostólicos, de toda una familia al escuchar el anuncio del Evangelio. “Y si en algún sitio no os acogen ni os escuchan, al salir de allí sacudíos el polvo de los pies en testimonio para ellos”. Aceptan no haber sido acogidos y escuchados: no se alejan cargados ni siquiera con un grano de polvo de rencor, de juicio o de malo pensamiento. Lo dejan en las manos de Dios y se olvidan. Predican y curan, como Jesús. Ungen con aceite muchos enfermos, símbolo del estilo de su actuación, que cura y suaviza. Unción que nos remite a ese Evangelio cada vez que la ofrecemos o la recibimos.
La homilía sobre las lecturas del domingo XV
El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanomilía, una pequeña reflexión de un minutos para estas lecturas.
Mons. Lozano:“Esperamos la participación de diversos carismas”
Entrevista al Secretario General del Consejo Episcopal de Latinoamérica, monseñor Jorge Eduardo Lozano, sobre la recién comenzada Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe.
La Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe ha comenzado con la fase de escucha, y con sus respectivos trabajos en los diferentes países. En concreto, el equipo de animación sobre la Asamblea Eclesial de la Conferencia episcopal de Argentina ha reunido de manera virtual, el 19 de junio, a delegados diocesanos, de áreas pastorales, y responsables nacionales de Movimientos, con el propósito de alimentar el proceso de escucha.
Todo ello “en comunión con toda la Iglesia que peregrina en la Argentina, caminando juntos hacia la Asamblea Eclesial propuesta por el Consejo Episcopal Latinoamericano a iniciativa del Papa Francisco”, han mencionado desde la Conferencia de Obispos de Argentina.
Según afirma el presidente del CELAM Mons. Miguel Cabrejos Vidarte, “este proceso de escucha, en perspectiva sinodal, será la base de nuestro discernimiento, y nos iluminará para orientar los pasos futuros que, como Iglesia en la región y como CELAM, debemos dar al acompañar al Jesús encarnado hoy en medio del pueblo, en su “sensus fidei” que es su sentido de fe. Este proceso de escucha se llevará a cabo entre abril y agosto de este año 2021, por lo que les pedimos que estén atentos (as) y soliciten a sus organismos eclesiales de referencia su participación”.
Omnes entrevista, con ocasión de este buen comienzo de la Asamblea Eclesial, a monseñor Jorge Lozano, Secretario General del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), sobre los temas que se están tratando en este proceso, así como de las ideas que lo han motivado y los objetivos que se plantean.
Mons. Lozano nació en la Ciudad de Buenos Aires el 10 de febrero de 1955, es el 1° de dos hermanos. Se recibió de Electrotécnico en la Escuela Industrial Nº 1 “Ingeniero Otto Krause”. Después de estudiar un año de Ingeniería, ingresó al Seminario en Villa Devoto. Obtuvo el grado de Bachiller en Teología en la Pontificia Universidad Católica Argentina.
Fue ordenado sacerdote el 3 de diciembre de 1982 en el Estadio Obras Sanitarias de la ciudad de Buenos Aires por el cardenal Juan Carlos Aramburu, arzobispo de Buenos Aires. Elegido obispo auxiliar de Buenos Aires por San Juan Pablo II; recibió la ordenación episcopal el 25 de marzo de 2000 en la catedral de Buenos Aires por el entonces cardenal Jorge Mario Bergoglio SJ, actual papa Francisco, (fueron co-consagrantes: Mons. Raúl Omar Rossi, obispo de San Martín y Mons. Mario José Serra, obispo auxiliar de Buenos Aires).
Fue designado obispo de Gualeguaychú por el Papa Benedicto XVI el 22 de diciembre de 2005; tomó posesión de esta diócesis e inició su ministerio pastoral el 11 de marzo de 2006.
En el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) fue responsable de la Sección Laicos Constructores de la Sociedad en el período 2003-2007, y de la Sección Pastoral Social del 2007 al 2011.
Durante la V Conferencia General del Episcopado de América Latina y El Caribe de 2007 en Aparecida, Brasil, fue responsable de la Oficina de Prensa de la Asamblea. Fue uno de los cuatro obispos argentinos que participaron del Sínodo sobre la Nueva Evangelización en Roma en Octubre 2012.
Actualmente, en la Conferencia Episcopal Argentina, es presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, y asesor de la Comisión Nacional de Justicia y Paz.
Invitado con frecuencia a paneles, mesas de debate y medios de comunicación, publicó numerosos artículos en medios provinciales y nacionales. Es autor de los siguientes libros: Tengo algo que decirte (Lumen, 2011);Vamos por la vida (San Pablo, 2012), Por el camino de la justicia y de la solidaridad (2012) y Nueva Evangelización: Fuerza de auténtica libertad —del 2013 y en colaboración con Fabián Esparafita, Claudia Carbajal y Emilio Inzaurraga— (los tres de la Colección Dignidad para todos de editorial San Pablo) y La sed, el agua y la fe (Ágape, 2013). Todas las semanas, una columna-reflexión de su autoría se publica en medios provinciales y nacionales.
Designado por el Papa Francisco el 31 de agosto de 2016 Arzobispo Coadjutor para la Arquidiócesis de San Juan de Cuyo, asumió esta misión el 4 de noviembre de 2016. Tomó posesión de la Arquidiócesis como Arzobispo el 17 de Junio de 2017.
En los últimos tiempos se habla mucho de sinodalidad eclesial, ¿cómo definiría este concepto y cuál es su opinión sobre este modo de caminar en la Iglesia?
—La Sinodalidad implica escucha, diálogo, discernimiento comunitario. La palabra sínodo es de origen griego, y significa “hacer camino juntos”. San Juan Crisóstomo en el siglo IV afirmó “Iglesia y sínodo son sinónimos”. Guiados por el Espíritu Santo se busca cómo asumir los desafíos que se presentan para la evangelización.
Es un modo de trabajo participativo y que compromete a todos.
Puesta en marcha la inédita 1ª Asamblea Eclesial de América Latina y El Caribe, ¿nos podría contar cómo ha surgido la idea de la Asamblea y en qué se nota que es inédita?
—En mayo de 2019 se reunió la Asamblea del CELAM, integrada por los Presidentes y Secretarios de las 22 Conferencias Episcopales de América Latina y el Caribe. En esa oportunidad se resolvió proponer al Papa que convocara la VI Conferencia General del Episcopado de América Latina y el Caribe. La V había sido en Aparecida en 2007. Francisco respondió que todavía hay mucho por implementar y asumir de Aparecida, y propuso pensar en un encuentro del Pueblo de Dios, convocando representantes de las diversas vocaciones. A partir de estos diálogos se fue diseñando la Asamblea Eclesial.
Lo inédito es la amplitud de la convocatoria. Se han realizado en estos años Asambleas en las diócesis, o incluso a nivel nacional. Pero de dimensión Continental es la primera vez.
La Asamblea afronta desafíos en la Iglesia Latinoamericana, ¿cuáles son estos nuevos desafíos que afronta la Asamblea, para la Iglesia en América Latina y el Caribe?
—Los nuevos desafíos y las respuestas pastorales son objeto del discernimiento de la Asamblea. Sin duda estarán muy influenciados por la pandemia que estamos atravesando.
Entre los objetivos que pretenden en la Guía de la Asamblea hablan de reavivar la Iglesia de una nueva manera, presentando una propuesta reformadora y regeneradora. ¿Cuál sería su propuesta para alcanzar este objetivo?
—La propuesta renovadora ya se está poniendo en marcha con la participación de todos los miembros del Pueblo de Dios en diversos lugares del Continente.
Si bien la Asamblea Eclesial sesionará del 21 al 28 de noviembre, este tiempo de escucha ya es parte del camino de la Asamblea.
En la presentación de la Asamblea, el presidente Mons. Cabrejos en nombre del CELAM afirmó que “la Conferencia de Aparecida nos dejó una tarea pendiente, la de la puesta en marcha de una Misión Continental para «ir hacia aguas más profundas» para encontrar a los más alejados y construir juntos”. ¿A que se refería con esa expresión?
—En el evangelio de San Lucas, después de la pesca milagrosa, Jesús invita a los discípulos a ir “mar adentro” (Lc 5, 4), hacia aguas más profundas. Es una imagen que San Juan Pablo II utilozó para alentar a la Iglesia en el inicio del tercer milenio.
Precisamente en las conclusiones de la V Conferencia de Aparecida, hablan “del avance de fuertes influencias culturales que le son extrañas al pueblo cristiano y muchas veces hostiles. De hecho hay poderes que se han propuesto acabar con costumbres y convicciones que han caracterizado la vida y las legislaciones de nuestros pueblos”. ¿Cuáles son estas influencias y cómo es hoy esta situación en América Latina?
—Las influencias son diversas. Por un lado, el fuerte individualismo que nos empuja al encierro y la autorreferencialidad desentendiéndonos de los demás. A eso se suma el consumismo derrochador que compromete el equilibrio ecológico.
El proceso de escucha, en perspectiva sinodal, que se está llevando a cabo desde abril hasta agosto de este año 2021, ¿cómo se está desarrollando y qué frutos se esperan?
—El proceso de escucha se está desarrollando muy bien. El plazo concluye a fines de agosto y ya hay miles de aportes. Además de las cantidades, se busca que sea espacio de reflexión comunitaria.
Si pudiera hacer un balance general, ¿qué espera de esta Asamblea Eclesial, a todos los niveles, para la Iglesia en América Latina y el Caribe, y para la Iglesia universal?
—Espero que logremos la participación amplia de las diversas vocaciones, carismas y ministerios. Que podamos escuchar las voces de las periferias geográficas y existenciales.
El estilo de trabajo puede servir de estímulo para el camino hacia el Sínodo del 2021 –2023, por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión.
Hacia el encuentro de noviembre
La Asamblea Eclesial de América Latina y El Caribe comenzó con un proceso de preparación en junio de 2020, en el cual un comité de contenidos se dedicó a trabajar para establecer y definir los contenidos que se trabajarían durante las siguientes fases del camino.
Entre noviembre y enero de 2021 se llevó a cabo la redacción del documento e inmediatamente después se diseñó el proceso y documento de Escucha.
Entre abril y la mitad de julio se está desarollando el proceso de Escucha, con foros telemáticos en los diversos países, que por lo que nos ha dicho Mons. Lozano, está teniendo buena acogida y amplia participación. Durante el mes de septiembre y octubre se trabajará el documento y el discernimiento de los convocados, previo a la Asamblea Eclesial presencial en noviembre de 2021.
La propia Asamblea afirma que es imprescindible que todas las mujeres y hombres que conforman la Iglesia de Cristo en América Latina y el Caribe, y que quieren aportar su palabra y testimonio, soliciten su participación en el amplio proceso de escucha. Para ello, es necesario que consulten con sus obispos y los respectivos organismos diocesanos, las parroquias, Cáritas, otros organismos eclesiales, congregaciones religiosas, movimientos laicales y otras instituciones eclesiales y sociales, para así asegurar que su voz sea acogida.
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La oración por el Papa, tanto en situaciones complicadas como en todo momento es deber filial de todo católico.
7 de julio de 2021·Tiempo de lectura: 2minutos
El domingo pasado por la tarde nos enteramos, a través de los medios de comunicación, que el Papa había sido ingresado en el Policlínico Gemelli di Roma para ser sometido a una intervención quirúrgica “programada” por una estenosis diverticular sintomática del colon.
La noticia fue una sorpresa para todos, ya que, a mediodía, el Santo Padre había rezado el Angelus con buen aspecto físico y sin hacer alusión a su ingreso inmediato en el hospital, salvo el tradicional “no os olvidéis de rezar por mí”. Nos tranquilizaba saber, por el comunicado oficial de la sala de prensa del Vaticano, que la intervención quirúrgica estaba “programada”, o sea, que la causa de la intervención había sida detectada con tiempo y, por tanto, no se trataba de una sorpresa, ni de una urgencia inmediata. Esta intervención quirúrgica “programada” se ve reforzada también porque el Santo Padre tiene previsto una visita pastoral a Eslovaquia y Hungría entre los días 12 al 15 de septiembre próximo. Además, según los médicos, la “estenosis diverticular” es frecuente a partir de los 50-60 años y la operación quirúrgica consiste en la extirpación de la porción del colon afectada, sin darle demasiada importancia.
La declaración del director de la sala de prensa de la Santa Sede de ayer, 5 de julio de 2021, nos comunicaba que el Santo Padre estaba en buenas condiciones generales, consciente y respirando naturalmente. La intervención quirúrgica había durado tres horas y se prevé una hospitalización de unos siete días, salvo complicaciones.
El Papa es el principio y fundamento visible de la unidad de fe y de comunión de toda la Iglesia, tanto de los pastores como de todos los fieles. La misión confiada por el Señor a Pedro (Mt 16, 18) continua en los obispos de Roma, donde Pedro fue martirizado, que se van sucediendo a lo largo de la historia. El sucesor de Pedro es Vicario de Cristo y cabeza visible de toda la Iglesia. El Señor rezó particularmente por Pedro en la última cena para que su fe no desfalleciera nunca (Lc 22,31). Es deber de toda la Iglesia unirnos a esa oración de Jesús para rezar siempre por él y conservar y aumentar la unión de fe y de comunión con él, más en esos momentos de especial dificultad para su salud.
Una cadena de cariño y oración envuelve al Papa hospitalizado
Una vez conocida la noticia de la hospitalización del Papa, la Iglesia entera esparcida por todo el mundo, se ha unido en multitud de formas de oración como se manifiesta, por ejemplo, en las redes sociales.
La reciente actualización del parte médico del Papa Francisco por parte de la Oficina de Prensa de la Santa Sede recoge que ha descansado bien durante la noche, ha desayunado, se ha levantado para caminar e incluso ha leído algunos periódicos. A través de los que, probablemente podemos añadir, ha saboreado la “cadena de afecto” ofrecida por fieles de todo el mundo.
El Santo Padre está hospitalizado desde la tarde del domingo en el Hospital Universitario “Agostino Gemelli” de Roma para una cirugía de rutina programada.
Técnicamente se trata de «estenosis diverticular sintomática del colon», una operación que implica unos días de convalecencia para una total recuperación.
Nadie estaba al tanto de esta hospitalización planificada del Pontífice, tanto es así que, una hora antes de ingresar al hospital, al que acudió acompañado por su chofer y un colaborador cercano, había rezado el Ángelus desde la ventana de la Plaza de San Pedro. No sólo eso, sino que también anunció (y confirmó) que el 12 de septiembre viajará a Budapest, Hungría, para la Misa de clausura del 52º Congreso Eucarístico Internacional, y luego visitará la vecina Eslovaquia.
Esta «confidencialidad» y sorpresa, ha despertado aprensión, en cualquier caso, tanto desde la prensa internacional como entre los fieles católicos, tanto es así que los enlaces en directo del Policlínico Gemelli de las principales cadenas de televisión se sucedieron a lo largo de las horas. Los mensajes oficiales, deseándole una pronta recuperación llegaron, tanto del papa emérito, Benedicto XVI, como del presidente de la República Italiana, Sergio Mattarella, del presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, e incluso de representantes de otras confesiones religiosas.
Pero, sobre todo, una vez conocida la noticia de la hospitalización del Papa, la Iglesia entera, esparcida por todo el mundo, se ha unido en multitud de formas de oración, aún sabiendo que se trataba de una intervención rutinaria, como se ha dicho varias veces. Las redes sociales han recogido miles de reacciones y oraciones.
La operación, que requirió anestesia general, fue realizada por Sergio Alfieri, director de la Unidad de Cirugía Digestiva del Policlínico Gemelli, que ha realizado más de 9.000 operaciones del tipo de la que ha requerido el Santo Padre.
Las primeras actualizaciones postoperatorias confirmaron que la cirugía «implicó una hemicolectomía izquierda» y que duró unas 3 horas. Sin embargo, el Papa apareció de inmediato en buenas condiciones generales, alerta y respirando espontáneamente.
Se prevé que la hospitalización dure una semana, por lo que es probable que el próximo domingo el Papa Francisco rece el Ángelus desde la ventana del décimo piso del Policlínico Gemelli, como lo hizo San Juan Pablo II cuando fue hospitalizado allí en varias ocasiones.
Los obispos europeos y la Abat Oliba firman una convenio de colaboración
El acuerdo suscrito entre La Universitat Abat Oliba CEU y la Comisión de Conferencias Episcopales de la Unión Europea (COMECE) tiene como objetivo abrir campos de colaboración para el desarrollo de proyectos de formación, programas y actividades.
La Universitat Abat Oliba CEU y la Comisión de Conferencias Episcopales de la Unión Europea (COMECE) han suscrito un acuerdo de colaboración por el que sientan las bases para el despliegue futuro de proyectos conjuntos.
El convenio ha sido suscrito telemáticamente por el secretario general de COMECE, Fr. Manuel Barrios Prieto, y por el rector de la UAO CEU, Rafael Rodríguez-Ponga. En el acto han participado el policy advisor de COMECE para la Educación y la Cultura, Emilio Dogliani, el asesor legal para la Migración, Asilo y la Libertad Religiosa, José Luis Bazán, y el vicerrector de Relaciones Institucionales y Profesorado de la UAO CEU, Sergio Rodríguez López-Ros.
Estudiantes e investigación
El acuerdo contempla que la UAO CEU comparta con COMECE resultados y materiales nacidos la actividad científica y divulgadora de la universidad que puedan resultar de interés mutuo como pueden ser algunos que ya se han llevado a cabo en los últimos años en esta universidad relacionados con la transformación digital, el paradigma medioambiental en el magisterio del Papa Francisco, libertad religiosa en la UE, cuestiones de migración y asilo, protección de datos, protección de las minorías religiosas o el rol de las personas mayores en el contexto del cambio demográfico.
Además, entre los puntos se establece que estudiantes destacados de la UAO CEU puedan realizar visitas y estancias académicas en la sede central de COMECE (Bruselas, Bélgica) y a la eventual participación de miembros de COMECE en la universidad de verano de la UAO CEU.
¿Qué es la COMECE?
La Comisión de Conferencias Episcopales de la Unión Europea (COMECE) es la organización encargada de trasladar a las instituciones de la UE las contribuciones y puntos de vista de la Iglesia Católica. Asimismo, también recorre el camino inverso, informando a las diferentes conferencias episcopales sobre las líneas generales de la actualidad de la UE
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La enseñanza de la religión en España tiene indudable relevancia. La autora ofrece algunos perfiles del proyecto Sociedad civil, religiosidad y educación, como el derecho a la libertad religiosa, y la protección de los derechos culturales en la agenda 2030.
6 de julio de 2021·Tiempo de lectura: 3minutos
La religiosidad de los individuos es una dimensión fundamental que tiene fuertes repercusiones y que define culturalmente a las civilizaciones entre ellas con un carácter muy singular, “a la europea”. El desafío de abordar este tema no supone dirigirse a los “no religiosos”, como si aquellos que lo son no tuvieran que reflexionar sobre esta cuestión, prejuzgando que el “problema” es solo de aquellos que ignoran la dimensión religiosa y espiritual de sus vidas. Por el contrario, “hablar” del hecho y de la experiencia religiosa se convierte en una apuesta inclusiva: para aquellos que creen que nada de valor existe fuera de este presente, para los que creen que hay que blandir la espada de la fe, en lugar de la de la paz como su principal fruto; para los que se ocultan bajo una religiosidad “anónima”; para los que creen que es inútil creer porque basta con ejercer la justicia y la tolerancia, es decir, para el que vive como si Dios no existiera, aceptando de manera complaciente, sin hacerse demasiadas preguntas, los valores que la cultura religiosa promueve. Y también para aquellos que se interrogan sobre si en la esencia de nuestra humanidad no habrá algo superior a uno mismo. Y, por supuesto, para aquellos que así lo entienden y lo viven.
Cuando el equipo de la Fundación Europea Sociedad y Educación conoció el interés de Porticus Iberia por disponer de una mayor información sobre la situación de la enseñanza de la religión en España, entendió la importancia de afrontar este reto no solo desde un enfoque investigador multidisciplinar, sino también desde el conocimiento de nuestra propia realidad. El proyecto, que inició su andadura con el título Sociedad civil, religiosidad y educación partió de un estudio de contexto, es decir, de analizar el terreno en el que se iba a desarrollar, vinculándolo con la sociedad española, sin olvidar que, en muy buena medida, lo que aquí se concluyera podría ser perfectamente extensible al marco europeo en el que se mueven las democracias occidentales. Al hacerlo de este modo, sus ámbitos de trabajo y sus resultados tenían más opciones de convertirse en un agente dinamizador de una conversación sobre uno de los interrogantes que más inquieta al hombre de todas las épocas.
Sociedad civil, religiosidad y educación, desde el punto de vista de la sociología, es un proyecto de amplio alcance sobre las influencias recíprocas y las relaciones entre la sociedad y la religiosidad de los individuos, sobre la presencia y la relevancia del hecho y de la experiencia religiosa en la esfera pública y en las tradiciones culturales de los pueblos, y sobre la participación de la educación en la evolución y en la naturaleza de estas relaciones.
Desde el punto de vista de la ciencia jurídica, nos pareció importante y propio de un orden de convivencia democrática basada en el respeto a la Ley, recordar, por una parte, los principios jurídicos que sustentan los derechos de libertad, entre ellos el derecho a la libertad religiosa en nuestro marco nacional y europeo; por otro, buscar en la Agenda 2030 un ámbito de protección de los derechos culturales, para asegurar la expresión de la religiosidad en el espacio público, en la enseñanza de la religión en las escuelas y en el impulso del diálogo intercultural.
La orientación hacia el cultivo del ámbito espiritual a través de la escuela decae de año en año: baja el porcentaje de alumnos que elige la asignatura de Religión Católica, un cambio especialmente brusco entre primaria, secundaria y bachillerato. En estos dos últimos niveles, los estudiantes dependen mucho menos de los padres en su elección y prefieren en mucha menor medida la enseñanza de la religión, especialmente en los centros públicos. Además, se da la circunstancia del particular estatus laboral de los profesores de religión en España, la ausencia de una evaluación acerca del impacto de la enseñanza de la religión en la escuela, sobre su calidad y su formación, la autopercepción que transmiten sobre su propio prestigio, su inserción profesional en la escuela y las relaciones profesionales que establecen con sus colegas docentes, entre otros aspectos.
Sin duda, considerar el paso por las escuelas como un periodo único para el despertar de las preguntas acerca del sentido es una oportunidad de la que todos somos de algún modo responsables; no tanto de sus respuestas, de las que serán en el futuro, como hombres y mujeres creyentes o no creyentes, autónoma y libremente responsables. En resumidas cuentas, todas estas pinceladas tienen que ver con un tema mucho más ambicioso: la percepción social del hecho religioso y la huella que deja la escuela, en parte a través de la acción formativa de los profesores de religión.
El autorMercedes de Esteban Villar
Directora de Investigación. Fundación Europea Sociedad y Educación
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«Del conflicto a la comunión»: la visión ecuménica del Papa Francisco
El Papa Francisco ha hecho un particular hincapié en los últimos días sobre el camino ecuménico subrayando una palabra por encima del resto: "comunión".
La palabra «comunión» se escuchó al menos una docena de veces en dos encuentros distintos a nivel ecuménico que el Papa Francisco ha mantenido en las últimas semanas con miembros de otras Iglesias cristianas.
En la primera ocasión recibió en audiencia a los representantes de la Federación Luterana Mundial, acompañados por el Presidente Musa y el Secretario Junge, que vinieron a Roma el día de la conmemoración de la Confessio Augustana -el texto básico de las Iglesias protestantes de todo el mundo- cuyo 500 aniversario se cumple el 25 de junio de 2030.
El propósito de la visita, como recordó el Papa Francisco en su discurso, era fundamentalmente el intento de hacer crecer «la unidad entre nosotros». Y aquí el Pontífice ofreció como alimento para la reflexión la adhesión común a un camino que «del conflicto» pasa «a la comunión». Un viaje que sólo es posible si se está efectivamente «en crisis»: «la crisis que nos ayuda a madurar lo que buscamos».
De hecho, ya en 1980, luteranos y católicos tenían un documento conjunto – «Todos bajo un mismo Cristo»- en el que informaban textualmente: «Lo que hemos reconocido en la Confessio Augustana como fe común puede ayudarnos a confesar esta fe juntos de una manera nueva también en nuestro tiempo».
Han pasado treinta años, y ciertamente se han dado pasos adelante. Como los realizados por el Concilio de Nicea, cuyo 1700 aniversario se cumplirá en 2025, cuyo «Credo» es un texto de fe vinculante no sólo para católicos y luteranos, sino también para ortodoxos y otras muchas comunidades cristianas. La esperanza del Papa Francisco es que esto pueda ser una nueva ocasión para un «nuevo impulso al camino ecuménico.» Al fin y al cabo -explicó el Papa en su discurso- no se trata de hacer un simple «ejercicio de diplomacia eclesial, sino un camino de gracia», «que purifica la memoria y el corazón, supera las rigideces y orienta hacia una comunión renovada». El objetivo es alcanzar, en definitiva, una «unidad reconciliada en las diferencias».
Entre las próximas etapas del camino ecuménico con los luteranos, recordó el Pontífice, estará «la comprensión de los estrechos lazos entre la Iglesia, el ministerio y la Eucaristía», otra prueba -y de confianza- a vivir con humildad espiritual y teológica, para tratar de releer «los tristes acontecimientos del pasado» «dentro de una historia reconciliada».
La segunda ocasión del encuentro tuvo lugar en la Solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, con la Delegación del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, que tradicionalmente viaja a Roma para esta ocasión. En este punto, el Papa Francisco se ha inspirado en la crisis sanitaria que sigue viviendo el mundo; ha recordado su preocupación por ver «desperdiciada» esta nueva oportunidad crítica «sin aprender la lección que nos da»; y se ha preguntado qué pide «todo esto» a cada cristiano.
También aquí la respuesta es la de «asumir el reto», «operar un discernimiento», «detenerse a examinar qué, de todo lo que hacemos, permanece y qué pasa». Y en el caso de los cristianos, esto significa empujar con fuerza en el «camino hacia la plena comunión», superando el repliegue sobre uno mismo, las seguridades y las oportunidades, los prejuicios y las rivalidades.
«Sin ignorar las diferencias que deben ser superadas a través del diálogo, en la caridad y en la verdad», el Papa Francisco reiteró, por tanto, la necesidad de «inaugurar una nueva fase de relaciones entre nuestras Iglesias» sintiéndose corresponsables las unas de las otras.
Todo ello, además, porque «el testimonio de la creciente comunión entre nosotros los cristianos», aportará esperanza y ánimo a muchos, además de «promover una fraternidad y una reconciliación más universales, capaces de corregir los errores del pasado».
El objetivo común, en definitiva, debe ser el de un futuro de paz para todos.
Cuidar a las personas con discapacidad: una perspectiva sobre el sentido de la vida
La Academia Pontificia para la Vida ha publicado una nota sobre el cuidado de las personas con discapacidad y de quienes se dedican a su atención, a partir de las experiencias aprendidas tras la pandemia.
“Un mundo sin fronteras, sin prejuicios contra las personas con discapacidades, en el que nadie tenga que enfrentarse solo a los retos de la supervivencia personal, es un mundo que debemos esforzarnos por construir”. Es lo que escribe la Pontificia Academia para la Vida en su reciente Nota dedicada a la necesidad, para la Iglesia y para toda persona de buena voluntad, de volver a dar la justa importancia a la atención y al apoyo a las personas con discapacidad y a quienes se ocupan de ellas.
El punto de partida de este documento ha sido la pandemia que, además de poner de manifiesto la interdependencia de toda persona, ha mostrado los límites de la incertidumbre, la fragilidad y las limitaciones. En el caso de las personas con discapacidad, también se ha puesto de manifiesto un mayor riesgo de enfermedad grave o muerte por Covid-19, por factores biológicos y por la desigualdad de acceso a la atención sanitaria y otros apoyos médicos necesarios.
De hecho, muchas personas discapacitadas tuvieron dificultades para obtener información accesible sobre cómo prevenir las infecciones, o encontraron obstáculos para acceder a textos, vacunas o tratamiento en los centros sanitarios, además de los efectos negativos del aislamiento prolongado en sus hogares (ansiedad, soledad, impotencia, desesperación e incluso violencia doméstica). También existen otros tipos de discriminación, vinculados a “un sesgo capacitador, omnipresente en los sistemas de salud, que considera la discapacidad de manera negativa y percibe a las personas con discapacidades como personas que tienen vidas que valen menos la pena conservar que las de las personas sin tales discapacidades”, denuncia la Nota de la Pontificia Academia para la Vida.
El documento destaca tres preocupaciones éticas fundamentales. En primer lugar, la de “promover soluciones” para las necesidades específicas de las personas con discapacidad, haciendo que se beneficien de las políticas e intervenciones de salud pública e implicándolas en los procesos de planificación y toma de decisiones. Y es necesario ir más allá de enmarcar la discapacidad en la salud pública y la atención sanitaria simplemente “en términos biomédicos”, para considerarla en el amplio espectro de las especialidades médicas y otros ámbitos del gobierno y la sociedad. Por último, es prioritario “desarrollar marcos de salud pública basados en la solidaridad”, dando una vía rápida a los pobres y vulnerables, tanto a nivel local como mundial.
La lección que puede extraerse de la pandemia, en lo relativo a las personas con discapacidad, es la de aprender a “adoptar una nueva perspectiva sobre el sentido de la vida”, aceptando “la interdependencia, la responsabilidad mutua y el cuidado de los demás como forma de vida y de promoción del bien común”, como siempre ha enseñado la Iglesia.
El documento -que sigue al del 30 de marzo de 2020 sobre Pandemia y fraternidad universal, al documento del 22 de julio sobre Humana Communitas en la era de la pandemia y al documento del 9 de febrero de 2021 sobre La vejez: nuestro futuro y que está redactado como siempre con la Comisión Covid-19 del Vaticano- termina con siete recomendaciones prácticas.
En concreto, pide que se consulte a las personas con discapacidad y a sus familias “a la hora de diseñar y aplicar las políticas de salud pública”. Se pide a las organizaciones católicas que gestionan centros sanitarios que “asuman el liderazgo” en este ámbito; que den prioridad también a las personas con discapacidad en el acceso a las vacunas, que eviten la discriminación en la asignación de recursos sanitarios, que fomenten la cooperación global y todo tipo de “asociaciones público-privadas”. Por último, hay que asegurarse de que, precisamente por las consecuencias de la pandemia, las personas con discapacidad no se queden atrás en la larga cola para utilizar los servicios sanitarios inicialmente suspendidos por Covid-19.
La nota lleva la firma del Presidente de la Academia Pontificia para la Vida, el arzobispo Vincenzo Paglia y del canciller Renzo Pegoraro.
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Ante el descubrimiento de los restos de 215 niños en un internado en Canadá, el autor reflexiona sobre lo que podemos aprender del triste episodio, para alejarnos del “modelo colonizador, también de las colonizaciones ideológicas”.
5 de julio de 2021·Tiempo de lectura: 2minutos
Durante el Ángelus del 6 de junio, el Papa mencionó el estremecedor descubrimiento de los restos de 215 niños, alumnos del Kamloops Indian Residential School, ocurrido unas dos semanas antes: es una noticia que ha traumatizado al pueblo canadiense y que fue calificada de “impactante” por el Papa. El internado indio de Kamloops -activo desde finales del siglo XIX hasta 1969- estaba situado en la Columbia Británica y llegó a ser el mayor internado de Canadá. Formaba parte de un sistema escolar que pretendía asimilar a los nativos a la cultura canadiense. Los niños eran separados de sus familias y trasladados a estas escuelas donde se les prohibía hablar la lengua de origen, a menudo eran abusados, maltratados, hasta el punto de que muchos de ellos pagaban con su vida su diferencia con la cultura de los colonizadores. Los obispos canadienses expresaron inmediatamente su dolor y manifestaron su disposición a colaborar en la investigación para aclarar la situación sin ninguna restricción.
Ese internado era una de las 139 instituciones que trabajaban, en nombre del gobierno de Canadá, para integrar a las comunidades indígenas en la sociedad. Se calcula que unos 150.000 niños de familias colonizadas pasaron por esas residencias: aunque la cifra podría ser mayor, entre 3.200 y 5.000 niños indígenas murieron allí, la mayoría de tuberculosis. Francisco dijo que el triste descubrimiento debe ayudarnos a aumentar nuestra conciencia del dolor y el sufrimiento del pasado y, en particular, a alejarnos del modelo colonizador (también de las colonizaciones ideológicas). Más allá de los intereses económicos, militares y raciales, el colonialismo implica la convicción de que es legítimo que una civilización “superior” se imponga a una “inferior”, con el agravante de que supone justificar la necesidad de conversiones forzadas.
El Papa destacó lo esencial que es hoy “caminar juntos en el diálogo y el respeto mutuo y en el reconocimiento de los derechos y valores culturales de todos y de todas”. Y esto se aplica no sólo a Canadá.
La HOAC inaugura nueva etapa, presidencia y prioridades de futuro
La jiennense María Dolores Megina Navarro ha sido elegida nueva presidenta de la HOAC, sucediendo a Gonzalo Ruiz. Le acompañarán Germán Gavín, en el área de Formación; y Pili Gallego, en la labor de Difusión.
La HOAC ha celebrado este fin de semana su Pleno General de Representantes (PGR), el máximo órgano decisorio entre asambleas generales. Una convocatoria que se ha desarrollado de manera semipresencial, en Ávila y a través de la re y en la que se han valorado las líneas de acción del sexenio, donde se ha tomado el pulso a la vida y acción de la HOAC; y en la que se ha aprobado el plan del trabajo del bienio, que define las prioridades de los próximos dos años, que posteriormente se adecuarán a las distintas diócesis.
Este plan de trabajo se reparte en 6 puntos:
Continuar impulsando la campaña “Trabajo digno para una sociedad decente”, el impulso de la iniciativa «Iglesia por el trabajo decente» y el fortalecimiento de la Pastoral Obrera de toda la Iglesia. De esta forma, seguir acompañando las situaciones de precariedad, colaborar al cambio de mentalidad y a la mejora de las instituciones; y ayudar a construir otras formas de ser y trabajar, proponiendo prácticas de comunión de vida, bienes y acción con el mundo obrero empobrecido.
Cuidar la vida comunitaria, especialmente los equipos y entre los equipos de militantes.
Cuidar el desarrollo de la vivencia de la formación que se experimenta en las vidas de cada militante en su día a día en el mundo obrero y del trabajo
Impulsar la extensión de la HOAC y la Iniciación de nuevos militantes pues para la misión son imprescindibles personas que quieran dedicar su vida al apostolado en el mundo obrero y del trabajo.
Culminar la celebración del 75 Aniversario de la HOAC, desde la perspectiva de memoria agradecida y de acción de gracias de cara al futuro.
Preparar la Asamblea General de la HOAC. Con la definición de un calendario de trabajo para culminar en los días 12 a 15 de agosto de 2023 con la celebración de la XIV Asamblea General.
Además de esto, el pleno ha aprobado el presupuesto general de gastos de 553.508,87 euros, para el año 2022, y de 562.538,72 euros para 2023. El presupuesto de la HOAC es fruto de la comunión de bienes para la misión, como comunidad eclesial enviada a evangelizar al mundo obrero, y que lo concreta toda la militancia, mediante sus aportaciones, decididas libremente a partir de su situación personal y las necesidades comunitarias, en el ámbito del equipo.
Los miembros de la HOAC han querido agradecer además a Gonzalo Ruiz, Teresa García y Berchmans Garrido, su entrega a la Iglesia y al mundo obrero.
Si eres suscriptor de Omnes, puedes conocer la labor de la HOAC en el reportaje contenido en la revista impresa de enero de 2021.
Dirección y guión: Guto Brinholiy, Luiz Henrique Marques
País: Italia – Brasil
Año: 2021
Honesto e interesante, Human Life es un documental que celebra la vida humana, transpirando cariño y fuerza de voluntad a través de una elaboración sobria, preciosista, y cuidada. Es una propuesta de verano breve (68 minutos) que no deja indiferente a ningún espectador.
La pieza es un documental coral, con entrevistas a personajes cuyo denominador común es el haberse enfrentado al espejo de la muerte y haber salido adelante, o haber elegido la vida por encima de la adversidad. Así, se nos presentan testimonios de una superviviente del holocausto; una medallista olimpica que estuvo en la tesitura de perder todo por un embarazo no deseado; un pintor tetrapléjico, un surfista sin manos…; a pesar de estar cargados de esperanza y la fuerza propia de ser una historia real de lucha por la vida contra incontables adversidades, estas entrevistas encierran también la dureza de esos obstáculos o esos sucesos difíciles de digerir para cualquiera. No obstante, la sensación agridulce se despeja con el testimonio de estas personas que convirtieron la desgracia en oportunidades y cambiaron el sino de su existencia (uno de ellos funda un hogar para niños abandonados, otra ayuda en un centro de mujeres embarazadas, etc).
Gustavo Brinholi, compositor (The Garden of Afflictions, Milagre) se estrena a la dirección con un experimentado director de fotografía como compañero de silla: Luiz Henrique Marques (Alma Portuguesa, Bonifácio: O Fundador do Brasil). Ambos elaboran una cuidada pieza, tierna pero minimalista, cuya forma es un regalo para la vista. Una historia que habla del bien en el mundo sin caer en la trampa del sentimentalismo, rodada con corrección y buen gusto pero con cuidado de priorizar el contenido sobre el continente, e intentando que la dureza de las situaciones no supere el mensaje de esperanza.
De ritmo pausado y rodaje clásico, Human life es el resultado de una esmerada búsqueda de personajes impactantes, localizaciones de ensueño (en Estados Unidos, Italia, Brasil y Alemania), y la importante presencia de una preciosa banda sonora, fruto del también director de la pieza, Gustavo Brinholi.
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La reforma del Código de Derecho Canónico en los abusos sexuales
En las últimas semanas los medios de comunicación se han hecho eco de la trascendental reforma del Derecho Penal Canónico que conforma el Libro VI del Código de Derecho Canónico y que el Papa Francisco ha promulgado a través de la Constitución Apostólica Pascite Gregem Dei. ¿Cómo incide en el ámbito de los abusos sexuales?
Mónica Montero Casillas·5 de julio de 2021·Tiempo de lectura: 6minutos
La nueva reforma entrará en vigor el próximo 8 de diciembre de 2021, festividad de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María. Casualidad o no, la fecha coincide con el día que entró en vigor otra importante reforma llevada a cabo por el Papa Francisco sobre la declaración de nulidad del matrimonio.
Al margen de esta cuestión anecdótica, muchos medios, al hacerse eco de esta reforma, se refirieron a la misma como aquella que servirá para “combatir los abusos sexuales” o a través de la cual “el Papa endurece los castigos por abusos de menores”. Cierto es que la reforma recoge una serie de novedades en este ámbito, aunque no sea el único objeto de la misma.
La reforma afecta de forma profunda al modo en que el Derecho Penal Canónico venía siendo considerado y aplicado, a la determinación de las penas, el restablecimiento de la exigencia de justicia, la enmienda del reo y la reparación del escándalo y la compensación del daño producido a través del carácter reparador de la pena.
El contexto
El Código de Derecho Canónico se redactó en el contexto del Concilio Vaticano II, planteándose distintas controversias en el ámbito penal. En primer lugar, si la propia idiosincrasia de la Iglesia aconsejaba establecer un derecho sancionador. Resuelta positivamente esta cuestión, hubo que determinar qué conductas serían consideradas delito y cómo se iban a sancionar. El momento histórico que se vivía propició que la determinación de la pena en el Código de Derecho Canónico no en pocas ocasiones se concretara bajo la fórmula “debe ser castigado con una pena justa”. Quienes tenían la potestad para sancionar, al conocer los hechos y al autor de los mismos, podrían imponer una pena adecuada que recondujera su conducta de forma eficaz. Sin embargo, las medidas adoptadas no resultaron ser apropiadas, y se buscaron otras soluciones por la dificultad de aplicar el propio Derecho Penal Canónico.
Los escándalos surgidos en distintas Iglesias particulares en torno a los abusos sexuales han puesto de manifiesto el dolor y el perjuicio que se ha causado a las víctimas y a la propia Iglesia como pueblo de Dios, así como la necesidad de que los Pastores actúen con diligencia ante estas situaciones: no solo sancionándolas sino también previniéndolas, evitando que se reiteren en un futuro y ofreciendo una respuesta realmente plural, pues no se trata solo de aplicar una sanción al autor, sino que se debe favorecer la curación de la víctima.
Ante estas circunstancias, era necesario adelantar una respuesta a la promulgación y a la entrada en vigor de esta reforma, de tal forma que se facilitara, completara y adecuara la aplicación de las medidas y los procesos regulados en el Código de Derecho Canónico. Al mismo tiempo, ésta debía responder adecuadamente ante la Iglesia universal conformada por una sociedad plural con necesidades específicas, que rechaza rotundamente estas acciones.
Medidas adoptadas
El Papa san Juan Pablo II, el 30 de abril de 2001, promulgó el Motu Proprio Sacramentorum Sanctitatis Tutela, estableciendo determinados delitos que por su gravedad debían ser enjuiciados a través de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Entre aquellos se incluyó el delito de solicitación contra el sexto Mandamiento cometido por un sacerdote durante la confesión o con ocasión o con pretexto de ella.
A causa de los múltiples casos que salieron a la luz a través de los medios de comunicación en Estados Unidos o Irlanda, que causaron un gran dolor a la comunidad cristiana y cuya complejidad era ya estudiada por la Congregación de la Doctrina de la Fe, el Papa Benedicto XVI, el 21 de mayo de 2010, incluyó en este Motu Proprio el delito de la adquisición, la posesión y la divulgación por parte de un clérigo, con finalidad libidinosa, en cualquier modo y con cualquier tipo de medio, de imágenes pornográficas de menores de edad inferior a los 14 años, equiparando al menor a la persona adulta que habitualmente tuviera un uso imperfecto de la razón en los delitos contra la moral.
El Papa Francisco, el 4 de octubre de 2019, amplió a 18 años la edad de enjuiciamiento de estos delitos por la Congregación de la Doctrina de la Fe cuando la víctima era menor, y redefinió como delito la adquisición o posesión o divulgación, con un fin libidinoso, de imágenes pornográficas de menores de dieciocho años por parte de un clérigo, de cualquier forma y por cualquier medio. Estas medidas se completaron con la promulgación, el 16 de julio de 2020, de un Vademecum, sobre algunas cuestiones procesales ante los casos de abuso sexual a menores cometidos por clérigos, enjuiciados por la Congregación.
En el actual pontificado
Desde el inicio de su pontificado, como sus antecesores, el Papa Francisco, ha tratado de dar una respuesta frente a los abusos sexuales bajo una tolerancia cero, al resaltar la necesidad e importancia de escuchar a las víctimas y reparar los daños físicos, psicológicos y espirituales causados, estableciendo recomendaciones a las Conferencias Episcopales, poniendo en funcionamiento la Pontificia Comisión de Protección de los Menores, adoptando disposiciones normativas aplicables a toda la Iglesia y reiterando la obligación de aplicar el derecho penal canónico a través del ejercicio de la propia potestad de los pastores y desde el ámbito de la responsabilidad que adquieren frente a la iglesia particular que se les encomienda para el cuidado del bien de las almas, para que no se reiterasen en el futuro estas situaciones.
En este mismo sentido, el Papa Francisco promulgó, el 7 de mayo de 2019, el Motu Proprio Vox Estis Lux Mundi, cuyas normas son aprobadas “ad experimentum por un trienio”. Este Motu Proprio destaca por establecer una nueva relación de delitos sobre abusos sexuales cuando el autor de los hechos es un clérigo o un miembro de un Institutos de Vida Consagrada o Sociedades de Vida Apostólica. Además, se establecen como delitos acciones cometidas frente a adultos, menores o personas vulnerables: obligar a alguien, con violencia o amenaza o mediante abuso de autoridad, a realizar o sufrir actos sexuales; realizar actos sexuales con un menor o con una persona vulnerable; producir, exhibir, poseer o distribuir, incluso por vía telemática, material pornográfico infantil, así como recluir o inducir a un menor o a una persona vulnerable a participar en exhibiciones pornográficas.
Novedades en la reforma del Código
La reforma del Libro IV, concretando las penas a imponer y haciéndose eco de las medidas ya adoptadas, incorpora estos delitos con algunas modificaciones en su redacción, principalmente bajo el Título VI, “De los delitos contra la vida, la dignidad y la libertad del hombre”, lo cual destaca la voluntad de proteger a las víctimas y reconocer la vulneración de su dignidad y libertad cuando se ha cometido un abuso, aunque aún se recoge algún delito en el Titulo V, “De los delitos contra obligaciones especiales”, cuando el autor es clérigo.
No se recoge expresamente la mención de “adultos vulnerables”. Su protección se establece de forma indirecta, a través de “un giro” como ha indicado Mons. Arrieta, artífice de la reforma, cuando se hace mención al uso imperfecto de la razón o cuando el derecho reconoce igual tutela, por las discrepancias surgidas en la doctrina respecto a su interpretación.
Por otra parte, aunque en el Motu Proprio Vos Estis Lux Mundi se considera delito las acciones u omisiones dirigidas a interferir o eludir investigaciones civiles o investigaciones canónicas por la autoridad, el nuevo Libro VI regula como delito la omisión de la comunicación de la noticia del delito en el ámbito canónico, lo que no impide la colaboración con la autoridad civil como se concreta en el propio Vademecum.
El nuevo Libro VI regula la inclusión de los fieles laicos como autores de un delito de abusos cuando éstos gocen de una dignidad o ejerciten un oficio o una función en la Iglesia en dos situaciones: cuando cometa un delito contra el sexto mandamiento y la víctima sea menor o persona con uso imperfecto de razón o a la que el derecho reconoce igual tutela, y cuando ejercitando violencia, amenazas o abuso de autoridad cometan un delito contra el sexto mandamiento u obliguen a alguien a realizar o sufrir actos sexuales.
Igualmente, para restituir la justicia, se establece de forma expresa que el juez o la autoridad, durante el enjuiciamiento de la causa, ha de garantizar el derecho de defensa, la presunción de inocencia y la dignidad del presunto autor de los hechos y de la víctima.
Además, velará para que los procesos sean ágiles, evitando la prescripción de los delitos durante su tramitación, impondrá una adecuada sanción teniendo en cuenta las circunstancias atenuantes y agravantes, como la embriaguez u otra perturbación de la mente procurada para cometer el delito, y establecerá la reparación del daño y del escándalo bajo el carácter reparador de la pena, debiendo ejecutar debidamente la sentencia.
Balance
Así pues, la reforma del Libro VI del Código de Derecho Canónico incide en el ámbito de los abusos sexuales recogiendo una serie de novedades y haciéndose eco de las medidas que, en paralelo a los trabajos previos a la reforma, tuvieron que ser adoptadas para evitar la reiteración de estas conductas, proteger a la víctima desde la dignidad y el respeto ofreciendo la ayuda y asistencia pastoral y psicológica necesaria, obtener el perdón de la comunidad cristiana gravemente herida, y facilitar la aplicación del derecho penal canónico establecido.
Agustín Sapriza·5 de julio de 2021·Tiempo de lectura: 2minutos
En América Latina y el Caribe, la Iglesia se está preparando para la celebración de una inédita Asamblea Eclesial en dos fases. La primera, un proceso amplio de escucha, y la segunda, un momento presencial que tendrá lugar entre el 21 y el 28 de noviembre de 2021, en el santuario de Nuestra Señora de Guadalupe en México, y simultáneamente en varios otros lugares de toda la región.
El origen de esta Asamblea es la respuesta que dio el papa Francisco a la propuesta de la directiva del CELAM de hacer una sexta Conferencia General. Francisco animó a pensar en una asamblea distinta, porque hay puntos pendientes del documento de Aparecida.
La propuesta era abarcar no sólo cardenales y obispos, sino también sacerdotes, religiosas y religiosos, laicas y laicos. Es algo nuevo, con espíritu sinodal, se propone hacer memoria agradecida de la última Conferencia General, esto requiere una conversión pastoral, para buscar nuevos caminos.
La Asamblea Eclesial tendrá un formato presencial y virtual. Presencialmente unas cincuenta personas en Casa Lago en México. Y alrededor de veinte sedes presenciales y hacer una interactuación virtual.
Se ha querido que en este proceso sinodal sea una escucha grande al pueblo de Dios que peregrina en América Latina y el Caribe, en este tiempo de pandemia.
El proceso tiene los siguientes objetivos: Reavivar la Iglesia de una nueva manera, presentando una propuesta reformadora y regeneradora.
Ser un evento eclesial en clave sinodal, y no solo episcopal, con una metodología representativa, inclusiva y participativa.
Ser un hito eclesial que pueda relanzar los grandes temas aún vigentes que surgieron en Aparecida y retomar temas y agendas impactantes. Reconectar las cinco Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, vinculando el magisterio Latinoamericano al magisterio del papa Francisco; marcando tres hitos: de Medellín a Aparecida, de Aparecida a Querida Amazonía, y de Querida Amazonía al Jubileo Guadalupano y de la Redención en 2031 y 2033,
La Iglesia que peregrina en Uruguay, pequeña y pobre, se encuentra con el desafío de lograr que su mensaje sea atractivo y movilizador. Esta Asamblea se ve como un camino para comprometer a todos los fieles para lograr una mayor difusión del evangelio.
A nivel de la conferencia Episcopal, será el obispo de Canelones, Heriberto Bodeant, el encargado de la animación de esta Asamblea. Se realizó una reunión virtual con los vicarios pastorales de todas las diócesis. Además, mediante una carta, anima a todos y todas a sumarse a esta inédita Asamblea, ofreciendo recursos y se creó una dirección electrónica y una línea de WhatsApp, como vía de consulta y para enviar los aportes de las distintas comunidades.
En la arquidiócesis de Montevideo, se aprovechó la reunión anual del clero de la diócesis, para presentar la Asamblea Eclesial. En esta ocasión, por las actuales restricciones sanitarias, fue a través de la plataforma Zoom, participaron unos 130 sacerdotes.
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El Papa clausurará en Budapest el Congreso Eucarístico e irá a Eslovaquia
El Santo Padre Francisco ha anunciado este domingo que el día 12 de septiembre viajará a Budapest, capital de Hungría, donde concelebrará la Misa conclusiva del Congreso Eucarístico Internacional. A continuación visitará Eslovaquia.
Rafael Miner·4 de julio de 2021·Tiempo de lectura: 3minutos
“Del 12 al 15 de septiembre próximo, si Dios quiere, iré a Eslovaquia para realizar una Visita Pastoral, la tarde del día 12”, así lo anunció el Papa Francisco tras la oración del Ángelus del domingo, señalando que los eslovacos se encuentran alegres por esta noticia. “Primero concelebraré en Budapest la Misa conclusiva del Congreso Eucarístico Internacional”, añadió el Papa. “Agradezco de corazón a todos los que están preparando este viaje y rezo por ellos. Todos rezamos por este viaje y por las personas que están trabajando para organizarlo”.
Mateo Bruni, director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, ha precisado las ciudades que visitará el Papa: “Como ha anunciado el Santo Padre en el Ángelus de esta mañana, por invitación de las autoridades civiles y de las conferencias episcopales, el domingo 12 de septiembre de 2021, el Papa Francisco viajará a Budapest con ocasión de la Santa Misa conclusiva del 52 Congreso Eucarístico Internacional; posteriormente, del 12 al 15 de septiembre de 2021, viajará a Eslovaquia, visitando las ciudades de Bratislava, Prešov, Košice y Šaštin. El programa del viaje será publicado a su tiempo”.
Se trata del segundo viaje apostólico del Papa tras la pandemia del Covid-19. A primeros de marzo, Francisco visitó Irak en un histórico viaje, en el que estrechó lazos de amistad con la comunidad musulmana chiíta, y mantuvo un encuentro en la milenaria ciudad natal de Abraham, Ur de los Caldeos, con representantes de judíos y musulmanes, y les instó a recorrer un camino de paz.
Por otra parte, hace unos días, en un encuentro de oración por la paz y reflexión sobre Líbano junto a representantes cristianos, ortodoxos y protestantes, el Romano Pontífice mostró una “gran preocupación al ver este país ―que llevo en el corazón y que tengo el deseo de visitar― sumido en una grave crisis”.
Cardenal Erdö: señal de esperanza
“La comunidad de los creyentes católicos están esperando con gran alegría y cariño la llegada del Santo Padre”, ha manifestado el cardenal Péter Erdö, arzobispo de Budapest y primado de Hungría. “Estamos rezando para que su visita sea una señal de esperanza y de un nuevo comienzo para nosotros con la atenuación de la pandemia”, ha añadido.
El cardenal Erdó ha destacado asimismo que, es de gran importancia que el Santo Padre asista personalmente a la Misa de Clausura, ya que generalmente es el legado papal quien suele representar al Santo Padre en los Congresos Eucarísticos. Esto fue también el caso durante el último Congreso Eucarístico en Cebú, donde el Papa Francisco envió un videomensaje”.
Con la misma alegría se manifestó Monseñor András Veres, obispo de Győr y presidente de la Conferencia Episcopal de Hungría, cuando firmó junto al cardenal Peter Erdö un comunicado de prensa el pasado 8 de marzo, tras el anuncio del Papa Francisco de que viajaría al país húngaro para celebrar la Misa de clausura del Congreso Eucarístico Internacional que se celebrará del 5 al 12 de septiembre.
Monseñor Zvolenský: fortalecer nuestra fe
El grueso del viaje papal tendrá lugar, sin embargo, en Eslovaquia, pequeño país de Europa Central que cuenta con casi 5,5 millones de habitantes, cuya capital es Bratislava, y su moneda el euro. Tras la caída del Muro de Berlín en 1989, y después de 23 años de presencia de las tropas soviéticas en Checoslovaquia, en junio de 1991 se activó la salida de soldados rusos. Dos años más tarde, en 1993, Checoslovaquia se dividió en República Checa por un lado, y Eslovaquia por otro. En 2018 habían pasado ya 25 años de la escisión.
El arzobispo de Bratislava y presidente de la Conferencia Episcopal Eslovaca, Monseñor Stanislav Zvolenský, ha señalado que el anuncio del viaje del Papa a su país, “es una noticia especialmente alegre, y estoy muy contento. Creo que muchos de nosotros estamos también en este momento volviendo con gran alegría al recuerdo de la visita del Santo Padre Juan Pablo II. Y una vez más podemos decir que el sucesor de los apóstoles, ahora el Papa Francisco, vendrá a Eslovaquia”.
El presidente de la conferencia de obispos eslovacos añadió que este anuncio “llega en relación con la solemnidad de nuestros santos Cirilo y Metodio, heraldos de la fe. Fueron ellos quienes nos enseñaron a respetar al Papa. Y ahora podremos dar la bienvenida al Sucesor del apóstol Pedro en Eslovaquia, para recibirlo entre nosotros”.
Monseñor Zvolenský ha invitado a todos a comenzar a prepararse internamente para poder escuchar bien el mensaje del Papa Francisco, informa la agencia oficial vaticana. “Es un mensaje de sensibilidad hacia los que sufren, los que están al margen de la sociedad, los necesitados, tanto en el ámbito material como en el espiritual. También está su gran preocupación por el bien de la familia, su gran sensibilidad por las necesidades de los jóvenes. Estos temas formarán sin duda parte de la visita del Papa Francisco a Eslovaquia. Creo que podemos esperar un gran fortalecimiento espiritual”.
El 23 de marzo de este año, durante una reunión conjunta, los obispos eslovacos apoyaron una iniciativa presentada ante el Tribunal Constitucional de la República ante la prohibición de culto público debido a la pandemia, informaron diversos medios.
A veces, podemos caer también, con el espíritu del mundo (yo el primero), en la polarización, en la crítica fácil, en el juicio malintencionado, en la creación de grupos de amigos y enemigos.
Yo no sé usted, pero yo echo mucho de menos los saludos, los abrazos, los besos de paz. Un rito que nuestra liturgia prevé como opcional y que se ha simplificado o directamente suprimido debido a la pandemia.
Sus orígenes son apostólicos y su significado, profundísimo: los fieles expresamos con él la comunión eclesial y la caridad fraterna antes de tomar el cuerpo de Cristo. Porque ¡somos el cuerpo de Cristo! Y un cuerpo, sin unidad plena, es un monstruo como el de Frankenstein. No hay nada más horrible que la descomunión, cuyos efectos son la enemistad, la envidia, el odio y, en última instancia, la guerra.
Francisco comenzó el mes de julio con una jornada ecuménica de oración por la paz en El Líbano, un país especialmente necesitado de comunión, cuya historia está plagada de conflictos y que se encuentra sumido en una gravísima crisis institucional y social. Asimismo, la edición de este mes del vídeo que publica junto a la Red Mundial de Oración del Papa está dedicada a la “amistad social”. En él nos pide «huir de la enemistad social que solo destruye y salir de la “polarización”», algo que –señala– «no siempre es fácil, especialmente hoy cuando una parte de la política, la sociedad y los medios se empeñan en crear enemigos para derrotarlos en un juego de poder».
El Papa, que maneja información de jefe de Estado, está preocupado y pide oración, y eso a mí me preocupa mucho. Los analistas políticos hablan ya abiertamente de guerra fría entre China y Estados Unidos, una tensión que la pandemia ha silenciado, pero que está latente y amenaza con graves consecuencias a nivel mundial una vez pase la ola.
Con este artículo no pretendo ser apocalíptico en el sentido popular del término, como algo que amenaza exterminio o devastación; sino en el sentido bíblico. Y es que el Apocalipsis es el gran libro de la esperanza cristiana pues, con imágenes inquietantes (y tantas veces mal interpretadas), expresa la resistencia frente al adversario y la fe en la asistencia divina incluso en los momentos más difíciles. El secreto: permanecer firmes en la fe, en comunión como hicieron las primeras comunidades frente al poder romano.
Las disensiones en el seno de la comunidad cristiana son, no solo normales, sino necesarias. Pero, a veces, podemos caer también, con el espíritu del mundo (yo el primero), en la polarización, en la crítica fácil, en el juicio malintencionado, en la creación de grupos de amigos y enemigos… Abordar el Evangelio desde distintos puntos de vista y sensibilidades expresa la riqueza del Espíritu, que sopla como quiere y donde quiere, aunque nadie está libre de cometer errores. ¡Somos un pueblo de pecadores! Por eso, la primera medicina contra la descomunión es la humildad: no creerse nunca en posesión de la verdad absoluta, conocer las propias –y muchas– limitaciones, e incluso, con San Pablo, considerar a los demás superiores (Cfr. Flp 2,3).
No perdamos la comunión para poder llevar la esperanza a un mundo en crisis, que el “mirad cómo se aman” siga siendo la luz que atraiga a quienes viven en oscuridad. Querido lector: déjame que te tutee como hermano y te pida perdón si en algo te he ofendido. Pidamos juntos el don de la paz y déjame que yo te diga: ¡La paz contigo!
Periodista. Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Bachiller en Ciencias Religiosas. Trabaja en la Delegación diocesana de Medios de Comunicación de Málaga. Sus numerosos "hilos" en Twitter sobre la fe y la vida cotidiana tienen una gran popularidad.
“Los 1.200 años de la catedral de Oviedo es un momento de gracia”
La Catedral de Oviedo, lugar de peregrinación al custodiar insignes reliquias de Jesús, como el Santo Sudario, cumple el 13 de octubre 1.200 años de la consagración de su primer altar. José Luis González Vázquez, presbítero, canónigo y delegado episcopal de Liturgia de la diócesis, lo explica a Omnes.
Rafael Miner·4 de julio de 2021·Tiempo de lectura: 6minutos
“La Catedral es el monumento que transmite a los habitantes de nuestro mundo, con el lenguaje plástico del arte, la fe de quienes nos precedieron y que ha de seguir difundiéndose mediante el testimonio cristiano. La Catedral es el “lugar” donde parte la misión de la Iglesia que siempre está relacionada con la creación de nuevas comunidades cristianas que tienen siempre un “lugar” donde celebran la fe haciendo memoria del Señor”, señala a Omnes José Luís González Vázquez, presbítero desde 1980, delegado episcopal de Liturgia de la archidiócesis de Oviedo y canónigo prefecto de liturgia de la Catedral.
El 13 de octubre es el día que la diócesis de Oviedo celebra la dedicación de su Catedral que tiene por titular al Salvador y a los Doce apóstoles. Este fue el deseo de Alfonso II el Casto, que no solamente hizo de la ciudad donde había nacido (Oviedo), capital del Reino de Asturias, sino que en ella estableció, en el año 811, una nueva diócesis siendo su primer obispo Adolfo, explica don José Luis González.
Este año 2021 es, por tanto, especial para la catedral ovetense y la archidiócesis, porque se cumplen los 1200 años de la consagración de su primer altar.
“Es un momento de gracia que se nos ofrece, a los que formamos parte de esta diócesis ovetense, a fin de que sepamos vivir la Catedral como centro y manifestación de la Iglesia local”, añade el delegado de Liturgia, que es también profesor de Sacramentología y liturgia del Seminario, y licenciado en Teología litúrgica.
De modo que este año, tras el tradicional Jubileo de la Santa Cruz, que tiene lugar del 14 al 21 de septiembre, tendrá lugar la celebración del 13 de octubre, cuyo momento cumbre será la celebración de la Misa en rito Hispano. De todo ello conversamos con José Luis González, de modo virtual, como pueden imaginar.
¿Qué se celebra exactamente y cuál es su significado? ¿Puede comentar el contexto histórico?
-Todos los años, el 13 de octubre, la Diócesis de Oviedo celebra la dedicación de su Catedral que tiene por titular al Salvador y a los Doce apóstoles. Este fue el deseo de Alfonso II el Casto, que no solamente hizo de la ciudad donde había nacido –Oviedo- capital del Reino de Asturias, sino que en ella estableció, en el año 811, una nueva diócesis siendo su primer obispo Adolfo.
En este año de 2021 se cumplen, por tanto, los 1200 años de la consagración de su primer altar. Es un momento de gracia que se nos ofrece, a los que formamos parte de esta Diócesis ovetense, a fin de que sepamos vivir la Catedral como centro y manifestación de la Iglesia local.
La Catedral no es un lugar de reunión, como podría serlo una sala de espectáculos. Por ser el lugar de la proclamación de la Palabra de Dios y la celebración de los sacramentos, en particular los sacramentos de la Iniciación Cristiana en la noche pascual, constituye un signo de carácter casi sacramental.
Por otro lado, es el símbolo elocuente de la singularidad de la Diócesis a la que pertenece; de los lazos de comunión con las restantes diócesis que forman la Iglesia católica y, aspecto muy importante y en ocasiones olvidado, signo de la apostolicidad de nuestra Comunidad Diocesana.
El nombre le viene porque en ella está la cátedra episcopal. El que en ella se sienta es el Obispo propio que es garante de la fe de la Iglesia que preside, puesto que, la sucesión apostólica, es mucho más que una transmisión de poderes: es una inserción en la apostolicidad de la Iglesia, en la sinfonía de comunión con otras Comunidades Cristianas. Por tanto, la cátedra es el símbolo que identifica el lugar donde el Obispo preside la Diócesis, predica el evangelio, testifica la veracidad de los sacramentos que en ella se celebran. Es, consiguientemente, un lugar único en su género ya que, a través de la cátedra, hace visible no solo el carácter pastoral del ministerio episcopal, que implica enseñanza y gobierno, sino también la unidad en la fe de aquellos a quienes el Obispo reúne en el nombre de Cristo, pastor por excelencia.
Por la grandeza de su construcción, la Catedral siempre hace referencia al templo espiritual que brilla por la grandeza de la gracia divina, pero, al mismo tiempo, es también una figura visible de la Iglesia de Cristo, que, aquí abajo, eleva a Dios su súplica, su alabanza y su adoración. Esta realidad motiva la peregrinación a la Catedral, como fuente de la fe para toda la Diócesis.
¿Qué actos tienen previsto el Arzobispado de Oviedo y toda la Comunidad Diocesana para celebrar esta efeméride?
-El Cabildo catedralicio, encargado de cuidarla y servirla, está organizando una serie de actos que abarcan tres aspectos: a) Expositivos. b) Conciertos musicales. c) Conferencias culturales. El momento cumbre será la celebración de la Misa en rito Hispano el mencionado día trece de octubre.
En la agenda de la Catedral ocupa un lugar muy destacado el “Jubileo de la Santa Cruz” que anualmente en ella se celebra. Se inicia el día 14 de septiembre y se concluye el día 21 del mismo mes. Estos días de júbilo están en relación con la “Cruz de los Ángeles”, bellísima joya regalada a nuestra Iglesia diocesana por el rey Alfonso II en el año 808.
Desde antaño se denomina nuestro primer templo con el nombre de “Sancta Ovetensis” por las reliquias en ella se guardan. La más importante es el “Santo Sudario”: precioso lienzo que, como narra el evangelio, cubrió el rostro del Señor cuando lo bajaron de la cruz y lo encontraron en el sepulcro vacío de Cristo “enrollado en un sitio aparte” (cfr. Jn 20,7).
Procedente de Jerusalén, junto con otras muchas reliquias que se guardaron en un “Arca Santa”, y debido a la invasión de los persas en el año 614, dio lugar a que esta arca fuese trasladada de Palestina a Cartagena. Posteriormente pasó a Sevilla y, más tarde, a Toledo. Con la invasión musulmana de la península ibérica, encontró refugio en el “Monsacro”: pequeño monte cercano a la ciudad de Oviedo; posteriormente fue llevada a la “Cámara Santa” de la Catedral de Oviedo, por deseo del rey Alfonso II el Casto y, desde entonces, en ella permanece.
Santo Sudario y Jubileo de la Santa Cruz
-Tradicionalmente, la reliquia del “Santo Sudario” –la más insigne- se muestra los días 14 y 21 de septiembre al finalizar la celebración eucarística; también el Viernes Santo. Este año, el “Jubileo de la Santa Cruz” estará presidido cada día por un obispo. Lo abrirá el Sr. Nuncio y lo cerrará el Sr. Arzobispo. El resto de los días nos acompañarán los que forman parte de la provincia eclesiástica de Oviedo, los naturales de nuestra tierra junto con el Sr. Cardenal presidente de la Conferencia Episcopal Española.
El que a través del tiempo, en nuestra Catedral, se guarden tan insignias reliquias relacionadas con la persona de Jesús, el Señor, ha hecho de ella lugar de peregrinación. Son varios los caminos que conducen a la “Sancta Ovetensis”. Sus nombres son: “Camino de San Salvador” y, también, “Camino de las Reliquias”. En la Catedral de Oviedo se encuentra el origen del “Camino de Santiago”. Su primer peregrino fue el rey asturiano Alfonso II. También es meta de peregrinación.
¿Se contará de algún modo con la sociedad civil asturiana?
-El Ayuntamiento de Oviedo manifestó, en la persona de su alcalde, el deseo de colaborar en estos acontecimientos y así lo está haciendo; algún medio de comunicación social ha ofrecido igualmente su generosa disposición.
En un momento en el que parece que «se cierran» más templos de los que se abren, se rememora la dedicación del “corazón de la diócesis”. ¿Qué significado tiene para la diócesis, para sus fieles?
– El edificio catedralicio, que es sagrado porque está destinado a contener el “Cuerpo de Cristo” que es su Iglesia, tiene una fuerte capacidad evocadora. Es el monumento que transmite a los habitantes de nuestro mundo, con el lenguaje plástico del arte, la fe de quienes nos precedieron y que ha de seguir difundiéndose mediante el testimonio cristiano. La Catedral es el “lugar” donde parte la misión de la Iglesia que siempre está relacionada con la creación de nuevas comunidades cristianas que tienen siempre un “lugar” donde celebran la fe haciendo memoria del Señor. Festejar la dedicación de nuestra “Iglesia Madre”, es renovar el compromiso de hacerla crecer mediante la vivencia más comprometida del evangelio.
¿Habrá alguna referencia a la Virgen de Covadonga, la Santina, objeto de tanta devoción popular?
-La Catedral de Oviedo engloba hoy tres iglesias que, en su inicio, estuvieron separadas, pero al “crecer” la fábrica catedralicia las fue englobando en su interior. Son: la capilla de Santa María del Rey Casto, panteón de los Reyes de Asturias; el templo de San Salvador y los Doce Apóstoles, y la Cámara Santa, donde se guardan las diversas reliquias que a esta Sede llegaron a través del tiempo.
En la capilla de Santa María del Rey Casto, en su retablo central, presidiéndolo, se encuentra la imagen llamada de “Santa María de las Batallas”. La imagen de “Nuestra Señora de Covadonga” –popularmente llamada “La Santina”- recibe también el nombre, aunque es menos conocido, de “Santa María de las Batallas” y, posiblemente, acompañase a los reyes asturianos en su deseo de recuperar para Cristo la península ibérica conquistada por los árabes tras la batalla de Guadalete.
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Reliquias de Nuestro Señor: El sudario de Turín y el sudario de Oviedo
La sábana santa de Turín es una de las reliquias de Nuestro Señor que más interés despierta en la comunidad científica. Los numerosos estudios sobre este lienzo continúan dando sorpresas en la actualidad.
¿Qué es el sudario de Turín, denominado asimismo santo sudario, síndone o sábana santa? Significado tradicional y muestras de piedad.
Se trata de una tela de lino que muestra la imagen de un hombre que presenta marcas y traumas corporales como los que pueda haber en una crucifixión. Mide 436 cm de largo, y 113 cm de ancho.
Se custodia en Turín, en una capilla propia construida en el siglo XVII, dentro del complejo compuesto por la catedral, el palacio real y el denominado palazzo Chiablese.
Sindone de Turín
Desde siempre ha habido un extenso debate acerca de sus orígenes, y de la figura que contiene el sudario. Entre científicos, teólogos, e investigadores en general. Muchos sostienen que se trata de la ropa que cubrió el cuerpo de Jesucristo al ser enterrado, y que la figura que quedó grabada en esa tela es la suya.
Resulta sobrecogedor el relato del fotógrafo Secondo Pía, quien, en 1898, al revelar las fotografías que hizo a la tela vio “aparecer el santo rostro, tan claro que retrocedió”. No sospechaba que su descubrimiento iba a impactar en la comunidad científica del modo como lo hizo. Desde entonces esa sábana sido objeto de examen sistemático, dando origen a la disciplina científica conocida como “sindonología”; en griego sábana se dice “sidon”.
Según relatan los Evangelios, antes de depositar el cuerpo de Jesús en el sepulcro fue envuelto en una sábana. Al modo como se hacía entonces, pondrían un gorro sobre su cabeza, atado a sus mejillas. Luego sería envuelto a lo largo con una sábana –“sindon”– y atado horizontalmente con dos vendas. Por último, un velo –“sudarion”– cubriría su rostro.
La ley judía sostenía que un cadáver es impuro, de modo que todo lo que lo tocase se volvía impuro. Ello cambió con la resurrección de Jesús, de ahí que sus discípulos se afanaran por conservar los objetos que habían estado en contacto con su cadáver.
Eusebio de Cesarea, siglo III, es el primero en referirse a la existencia de un lienzo con la huella de Jesús. Desde entonces hay rastro de sus diferentes destinos, custodias y vicisitudes.
A finales del siglo XVI la sábana santa se custodiará en Turín. El llamado hasta entonces Mandylion de Edesa pasará a conocerse como el sudario de Turín. Solo a principios del siglo XVIII a causa del asedio francés a la ciudad, y durante la Segunda Guerra Mundial, será traslado a un lugar distinto por motivos de seguridad.
Al morir el último de los monarcas de la casa de Saboya en 1983, la sábana santa pasaría a quedar a cargo de la Santa Sede.
Diversos estudios científicos, entre otras conclusiones, han llegado a las siguientes:
La imagen reflejada en la síndone es de un hombre que sufrió una extrema agonía;
la hebra con la que se tejió el lienzo procede de Oriente medio; los tejidos de este tipo ya se utilizaban en los primeros años del Cristianismo, y probablemente proceda de telares judíos;
la síndone coincide con lienzos sepulcrales del siglo I;
la imagen no fue pintada al no verse trazos de pigmentos, así como por el hecho de que no habría podido pintarla ningún artista del medioevo al no conocerse entonces la técnica de la perspectiva que refleja;
un alto porcentaje de las semillas halladas en la reliquia proceden de Judea;
el polen de una de las plantas encontrado en la síndone se refiere a la que se usó para extraer las espinas que configurarían la corona con la cual fue coronado Jesucristo;
de la imagen se extrae que unos clavos atravesarían las muñecas de las manos, y no las palmas como se representa al crucificado en imágenes y pinturas; ello confirmaría que la imagen de la sábana no es una falsificación pictórica medieval;
tras los estudios acerca de la técnica de producción de imagen se concluye que estamos ante una imagen no hecha por mano;
a los pies de la tela se descubrieron restos de minerales que se usaban en las construcciones de la antigua Jerusalén, lo que confirmaría que quien fuera envuelto en ella habría transitado por esa ciudad;
se descubrieron en las cuencas de los ojos los dibujos de unas moneditas que se habrían colocado al cuerpo que refleja la tela, y esas monedas son de la época de Tiberio; o sea de los primeros años del siglo I, cuando murió Jesucristo.
Cabe subrayar que la Iglesia Católica no se ha manifestado acerca de la autenticidad del santo sudario. Sobre todo porque constan comprobaciones científicas que datan la tela en años posteriores al siglo I, como la prueba realizada en 1988 mediante radiocarbono –carbono 14–, que la sitúa en el siglo XIV.
San Juan Pablo II se pronunció en 1998, manifestando que al no tratarse de una cuestión de fe, la Iglesia no tiene competencia específica para pronunciarse sobre esas cuestiones. Serán los científicos quienes deban seguir investigando.
En 1958 el papa Pío XII autorizó oficialmente la devoción a la denominada “santa Faz de Jesús”, la cara que consta grabada en el sudario de Turín.
Distintos acontecimientos en relación con el sudario de Turín
A principios del siglo XVI hubo un incendio en la capilla que custodiaba la sábana santa; ésta fue dañada y, para su restauración, se usaron una serie de parches o remiendos.
En 1997 un nuevo incendio dañó la síndone. Pero fue restaurada en 2002, siendo retiradas la cubierta de la sábana y una serie de parches. Gracias a esa restauración pudo ser estudiado con precisión el reverso de la tela, que hasta entonces quedaba oculto.
La exposición al público de la sábana santa es muy reservada, por razón del cuidado que debe procurársele. Las últimas exposiciones tuvieron lugar en el año 2000 con motivo del Jubileo, en 2010 con expreso deseo del hoy Papa emérito Benedicto XVI, y en 2015 debido al bicentenario del nacimiento de Don Bosco.
Características de la imagen grabada en el sudario
Aunque hay muchas opiniones acerca de las características de la imagen del hombre grabada en la sábana santa, parece que reina acuerdo sobre algunas de ellas.
Cabe destacar que presenta los colores invertidos respecto de una imagen óptica habitual. De ahí que haya sido comparada con un negativo. Los contornos de la imagen, que solo puede observarse a cierta distancia, son imprecisos.
Hay naturalmente creyentes que consideran la imagen como un rastro de la resurrección de Jesús, y cuentan con efectos sobrenaturales –o al menos seminaturales– que debieron colaborar en el proceso de estampado de la imagen en la síndone. Es decir, creen en el milagro de tal estampación, y creen en que quien fue estampado fue el mismo Jesucristo, por el tipo de heridas y otros detalles que concuerdan con su persona.
El sudario de Oviedo: ¿qué es y por qué se relaciona con el sudario de Turín?
Además de la sábana santa hay otras reliquias cristianas relacionadas con la ropa que pudiera vestir Jesucristo tras su descendimiento de la Cruz y enterramiento.
Una de ellas es el sudario –o “pañolón”– de Oviedo. En esta ciudad española se conserva un pequeño paño de lino manchado de sangre. Se venera como la prenda funeraria que, según los Evangelios –cfr. Juan 19:40 y 20:5-8– constituyó el sudario que cubría la cabeza. Los cuatro evangelistas se refieren a diversos paños que vistió Nuestro Señor con motivo de su enterramiento: la síndone o sábana, el sudario o paño de la cabeza, y las vendas. Refieren que al llegar al sepulcro la mañana de Pascua Pedro y otro discípulo se encontraron el sepulcro vacío y los lienzos plegados, y el sudario que había sido puesto en su cabeza, no plegado con los lienzos sino aparte, todavía enrollado.
Contamos con leyendas que señalan la presencia del sudario en Oviedo desde el siglo VIII, antes de lo cual debió permanecer por tiempo en Tierra Santa, dando por sentado que san Pedro sería su primer custodio.
Al igual que con la sábana santa, hay estudios acerca de la composición de la tela del sudario de Oviedo, la sangre y otros restos hallados en el mismo, que llevan a pensar que pudiera ser el de Jesucristo.
La cuestión más importante en el estudio del sudario de Oviedo es su relación con el sudario de Turín o sábana santa. En varias ocasiones se ha afirmado que ambas prendas cubrieron idéntica cabeza en dos momentos distintos pero cercanos entre sí; ello basándose en la historia, las causas de la muerte del hombre que debió vestir esas telas, y la composición sanguínea y patrones de las manchas que nos han llegado.
Sin embargo, en contra de la tesis acerca de la pertenencia de esas prendas a Jesucristo, existen cuatro dataciones que sostienen que el pañolón es de origen medieval, situado entre los siglos VI y IX.
También opuestos a esa pertenencia hay quienes defienden que, si hubiera sido conservada la mortaja del Señor, los evangelistas lo hubieran recogido en sus relatos, cosa que no hicieron. Cosa distinta es el hecho de que el evangelio de san Juan hable de un pañuelo para tapar el rostro de Jesús y una vendas o lienzos que ataban o ligaban el cuerpo, y el resto de los evangelios tan solo hablen de una mortaja como sábana. Esto último descartaría el evangelio de san Juan entre los que reconocieran la veracidad de la sábana santa.
El matrimonio y la familia constituyen la primera escuela de humanidad. El autor comenta algunas de las virtudes propias del matrimonio, que hacen de él un camino hacia la promesa divina del amor pleno.
David Copperfield es quizá la novela con más elementos autobiográficos de Charles Dickens. Contiene diversas historias apasionantes de sufrimiento y de superación. Como es habitual en el autor, presenta una amalgama variopinta de personajes, genialmente trazados. Betsey Trotwood, la tía de la madre del protagonista de la historia, es una solterona excéntrica. Fue a visitar al pequeño David recién nacido, pero se marchó enfadada al comprobar que no era una niña. Sin embargo, años después, cuando éste, siendo un muchacho completamente despojado y abatido, acuda exhausto a pedirle ayuda, ella lo acogerá con magnanimidad.
La extravagante y entrañable tía ofrece sabios consejos a su sobrino. Le recuerda límites éticos básicos: “No seas nunca perverso, no seas nunca falso, no seas nunca cruel”. Y le anima al coraje en las luchas de la vida: “Hemos de afrontar las adversidades con entereza; y no permitir que nos asusten. Hemos de aprender a cumplir nuestro papel. Hemos de superar la adversidad”.
Fortaleza y paciencia
La paciencia, como parte de la virtud de la fortaleza, consiste en la consistencia de ánimo para no sucumbir al desaliento ante la adversidad. Permite acometer grandes empresas y tareas. Se trata de una virtud imprescindible en la vida, pues a todos nos llega la dificultad y la tribulación. Supone la firme adhesión al bien, rechazando los falsos atajos, con estabilidad ante las contrariedades; sin recriminaciones, murmuraciones ni quejas; sin buscar consuelos o compensaciones inoportunas; sin dejarse abatir por la tristeza, que genera resentimiento y amargura; con gozo y perseverancia.
“Ser paciente significa no dejarse arrebatar la serenidad ni la clarividencia del alma por las heridas que se reciben mientras se hace el bien” (Josef Pieper). Por tanto, la paciencia capacita para “resistir, ser testigo de la tristeza sin dejarse ganar por ella, conservar la fidelidad a la memoria del ser que se presentó en el pasado como el único camino posible para una existencia verdaderamente humana, y aguantar el embate del dolor por mor de esa promesa que entonces el hombre supo suya” (Javier Aranguren).
Además, los dones del Espíritu Santo potencian las capacidades humanas hasta conferir el modo de sentir y de obrar del mismo Cristo, al adquirir sus mismas virtudes.
Coraje y perseverancia
El matrimonio y la familia constituyen la primera escuela de humanidad. El gran ideal de formar un hogar requiere esfuerzo y compromiso duraderos, sacrificio y motivación constantes, tenacidad y aguante en las diversas vicisitudes. Por desgracia, hay quienes tienen miedo a aventurarse en una vocación grande y rebajan penosamente su existencia. Sin embargo, con Jesús se pueden alcanzar metas altas, y merece la pena el esfuerzo. Juan Pablo II explicaba con pasión a los jóvenes que Cristo capacita para una vida grande:
“En realidad, es a Jesús a quien buscáis cuando soñáis la felicidad; es Él quien os espera cuando no os satisface nada de lo que encontráis; es Él la belleza que tanto os atrae; es Él quien os provoca con esa sed de radicalidad que no os permite dejaros llevar del conformismo; es Él quien os empuja a dejar las máscaras que falsean la vida; es Él quien os lee en el corazón las decisiones más auténticas que otros querrían sofocar. Es Jesús el que suscita en vosotros el deseo de hacer de vuestra vida algo grande, la voluntad de seguir un ideal, el rechazo a dejaros atrapar por la mediocridad, la valentía de comprometeros con humildad y perseverancia para mejoraros a vosotros mismos y a la sociedad, haciéndola más humana y fraterna”.
La fe del cristiano en el Dios Amor todopoderoso y la confianza en su cercanía, en su cuidado providente, en su promesa de vida, refuerzan sobrenaturalmente la virtud de la paciencia. Así ocurre especialmente en la hermosa vocación de los esposos. Cuando se cuenta realmente con la gracia, el proyecto de la alianza de amor conyugal fiel y generoso, fecundo y expansivo, renovado en el tiempo, resulta gozosamente posible. Pues la bendición nupcial del Señor tiene valor permanente.
La esperanza no defrauda
La promesa divina del amor pleno inscrita en el lenguaje esponsalicio del cuerpo y en los deseos del corazón -es decir, en la dinámica del eros– genera una esperanza segura y, por eso, constituye el hilo conductor de la historia de cada matrimonio. En este sentido, el Santo Padre Francisco anima con vehemencia:
“Cultiva ideales. Vive por algo que sobrepasa al hombre. La fidelidad consigue todo. Si te equivocas, levántate: nada es más humano que cometer errores. Y esos errores no tienen que convertirse para ti en una prisión. No te dejes aprisionar por tus errores. El Hijo de Dios no vino por los sanos, sino por los enfermos; por lo tanto también vino por ti. Y si te vuelves a equivocar en el futuro, no tengas miedo, ¡levántate!, ¿Sabes por qué? Porque Dios es tu amigo. Si te hiere la amargura, cree firmemente en todas las personas que todavía trabajan para el bien: en su humildad está la semilla de un mundo nuevo. Relaciónate con las personas que han mantenido su corazón como el de un niño. Aprende de la maravilla, cultiva el asombro. Vive, ama, sueña, cree. Y, con la gracia de Dios, no desesperes nunca”.
La supervivencia de la fe reclama el compromiso de todos, para que su luz se mantenga viva en un mundo empeñado en quitar a Dios pero en el que también vemos signos de esperanza.
Jaime Fuentes·3 de julio de 2021·Tiempo de lectura: 5minutos
Aquella mañana del 15 de septiembre de 2011, el diagnóstico de Benedicto XVI fue exacto. Mirándome a los ojos exclamó: “Uruguay es un país laico… ¡Hay que sobrevivir!”. A la vuelta de diez años, con la extensión del secularismo, la advertencia del Papa emérito parecería que tiene, como la pandemia que estamos sufriendo, un alcance inédito. ¿Habrá alguna vacuna eficaz para contrarrestar la enfermedad?
No cabe duda de que, en Uruguay, el empeño anticristiano y anti-Iglesia fue bien planteado y ha cosechado no pocos éxitos, como ya se vio. El resultado final es, hasta hoy, una extendida ignorancia religiosa, la destrucción de la institución familiar y, como señalaba Francisco en su Exhortación programática, el olvido de Dios “ha producido una creciente deformación ética, un debilitamiento del sentido del pecado personal y social y un progresivo aumento del relativismo, que ocasionan una desorientación generalizada” (Evangelii Gaudium, n. 64).
Pero, gracias a Dios, nunca todo es definitivamente negro. Después de casi 48 de sacerdocio y como obispo durante los últimos diez, quizás puedo transmitir algunas experiencias.
La primera es que el Espíritu Santo sigue actuando: promueve inquietudes de conversión a Dios, mueve a inesperados arrepentimientos, incita a comprometerse con Jesucristo y con la Iglesia, provoca ansias de santidad, impulsa movimientos de servicio al prójimo… Esta experiencia, repetida incontables veces, enseña que el estilo que prefiere el Espíritu de Dios para actuar es el silencio.
La piedad popular. Francisco tiene mucha razón, cuando escribe que menospreciarla “sería desconocer la obra del Espíritu Santo”. Sus expresiones “tienen mucho que enseñarnos y, para quien sabe leerlas, son un lugar teológico al que debemos prestar atención, particularmente a la hora de pensar la nueva evangelización” (EG, n. 126). En Minas, muy cerca de la ciudad, se encuentra el Santuario Nacional de la Virgen del Verdún. En la cumbre del cerro, desde que en 1901 se colocó una imagen de la Inmaculada, el 19 de abril, cuando se celebra su fiesta, llegan a venerarla no menos de 60 o 70 mil personas: familias enteras que siguen transmitiendo a sus hijos la fe en la intercesión de nuestra Madre… Y son miles los peregrinos que la visitan durante todo el año (y necesitan atención espiritual y faltan sacerdotes, ¡ay, Señor!). “No conviene ignorar la tremenda importancia que tiene una cultura marcada por la fe”, insiste Francisco, “porque esa cultura evangelizada, más allá de sus límites, tiene muchos más recursos que una mera suma de creyentes frente a los embates del secularismo actual” (ib.)
La supervivencia de la fe reclama el compromiso de todos, para que su luz se mantenga viva. Y requiere, hablando con precisión, que el sacerdocio ministerial esté realmente al servicio del sacerdocio común de los fieles laicos. No es fácil romper una inercia de siglos, sintetizada en un concepto que está frecuentemente en labios del mismo Papa: el clericalismo. Es, sobre todo, una labor de educación de los que se preparan para al sacerdocio; una labor de largo aliento, tan trabajosa como imprescindible.
La idea de fondo de la “nueva evangelización” a la que convoca Francisco, la había explicado Juan Pablo II a la Asamblea del CELAM, en 1983, y la detalló especialmente en Uruguay en 1988: ella debía ser “nueva en su ardor, en sus métodos, en su expresión”.
“Sentir ardor apostólico significa tener hambre de contagiar a otros la alegría de la fe”, dijo en su última predicación en nuestro país. “El ardor apostólico no es fanatismo, sino coherencia de vida cristiana. Sin juzgar las intenciones ajenas debemos llamar bien al bien y mal al mal. Es de sobra sabido que desfigurando la verdad no se solucionan los problemas. Es la apertura a la verdad de Cristo la que trae la paz a las almas. ¡No tengáis miedo a las dificultades ni a las incomprensiones tantas veces inevitables que produce en el mundo el esfuerzo por ser fieles al Señor!”.
“Nueva en sus métodos”.“Se trata de un apostolado que está al alcance de todos los cristianos en su entorno familiar, laboral y social”, explicaba Juan Pablo II. Es un apostolado que tiene como principio imprescindible el buen ejemplo en la conducta diaria –a pesar de las propias limitaciones personales– y que debe continuarse con la palabra, cada uno de acuerdo con su situación en la vida privada y en la vida pública”. Y Francisco: “Se trata de llevar el Evangelio a las personas que cada uno trata, tanto a los más cercanos como a los desconocidos. Es la predicación informal que se puede realizar en medio de una conversación y también es la que realiza un misionero cuando visita un hogar. Ser discípulo es tener la disposición permanente de llevar a otros el amor de Jesús y eso se produce espontáneamente en cualquier lugar: en la calle, en la plaza, en el trabajo, en un camino” (EG, n. 127).
¿Qué quería decir “nueva en su expresión”? Explicaba Juan Pablo II en Salto: “Cada hombre y cada mujer cristianos ha de adquirir un sólido conocimiento de las verdades de Cristo –adecuado a su propia formación cultural e intelectual–, siguiendo las enseñanzas de la Iglesia. Cada uno ha de pedir al Espíritu Santo que le permita llevar el ‘alegre anuncio’, la ‘Buena Nueva’, a todos los ambientes en que se desarrolla su existencia. Esa profunda formación cristiana le permitirá verter ‘el vino nuevo’ de que nos habla el Evangelio, en ‘odres nuevos’ (Mt 9, 17): anunciar la Buena Nueva con un lenguaje que todos puedan entender”. Francisco insiste: “todos estamos llamados a crecer como evangelizadores. Procuramos al mismo tiempo una mejor formación, una profundización de nuestro amor y un testimonio más claro del Evangelio. En ese sentido, todos tenemos que dejar que los demás nos evangelicen constantemente; pero eso no significa que debamos postergar la misión evangelizadora, sino que encontremos el modo de comunicar a Jesús que corresponda a la situación en que nos hallemos” (EG, n.121).
Dar a conocer a Jesucristo trae también consigo la preocupación por las necesidades materiales de las personas y de la sociedad: esta conducta “acompaña siempre a la evangelización”, continuaba Juan Pablo II. “La Iglesia ha entendido así la evangelización a lo largo de la historia y, por eso, junto con la proclamación de la Buena Nueva, se emprendían iniciativas que buscaban satisfacer tales necesidades. Como bien señalaba mi predecesor Pablo VI, de feliz memoria, ‘evangelizar para la Iglesia es llevar la Buena Nueva a todos los estratos de la humanidad, es, con su influjo, transformar desde dentro, hacer nueva la humanidad misma: ‘Mira que hago un mundo nuevo’ (Ap 21, 5)’ (Evangelii Nuntiandi, 18). Francisco dedica todo el capítulo cuarto de Evangelii gaudium a explicar “la dimensión social de la evangelización, precisamente porque, si esta dimensión no está debidamente explicitada, siempre se corre el riesgo de desfigurar el sentido auténtico e integral que tiene la misión evangelizadora”. Y es imposible sintetizar la perseverante insistencia del Papa, que, de mil modos y por medio de iniciativas ejemplares, la explica en sus múltiples aspectos.
“¡Hay que sobrevivir!”, me dijo aquella mañana Benedicto XVI. De a ratos, como a todo el mundo, me viene algún bajón, como ganas de “hacer la plancha”… Creo innecesario, por conocidas y compartidas, enumerar sus causas. Pero trato de no olvidar y de poner en práctica dos verdades esenciales: “Sin momentos detenidos de adoración, de encuentro orante con la Palabra, de diálogo sincero con el Señor, las tareas fácilmente se vacían de sentido, nos debilitamos por el cansancio y las dificultades, y el fervor se apaga. La Iglesia necesita imperiosamente el pulmón de la oración” (EG, n. 262). La segunda verdad es un hecho que me provoca el mismo sentimiento que al Papa Francisco: “Me alegra enormemente que se multipliquen en todas las instituciones eclesiales los grupos de oración, de intercesión, de lectura orante de la Palabra, las adoraciones perpetuas de la Eucaristía” (EG, n. 262). Es verdad, en Uruguay como en tantos lugares del mundo, aquí y allá nacen iniciativas de oración, de peregrinaciones, de recurso a la Virgen, de adoración perpetua de la Eucaristía…
Las dificultades que enfrenta la Iglesia en Uruguay, aunque con sus acentos propios, como ya se vio en anteriores servicios, no son diferentes de las que se encuentran hoy en esas y otras latitudes. En todos los casos, el aliciente para sobrevivir es formidable: es “la lucha por el alma de este mundo”, como escribió san Juan Pablo II al invitarnos a cruzar el umbral de la esperanza. Es el mismo espíritu que alienta a Francisco: en efecto, “¡cuántas veces soñamos con planes apostólicos expansionistas, meticulosos y bien dibujados, propios de generales derrotados! Así negamos nuestra historia de Iglesia, que es gloriosa por ser historia de sacrificios, de esperanza, de lucha cotidiana, de vida deshilachada en el servicio, de constancia en el trabajo que cansa, porque todo trabajo es ‘sudor de nuestra frente’”(EG n. 96).
X Encuentro Mundial de las Familias de 2022: en Roma y en las diócesis
El Papa Francisco ha presentado este viernes en Roma el X Encuentro Mundial de las Familias, que tendrá lugar al mismo tiempo en Roma, como sede principal, y en cada diócesis, del 22 al 26 de junio de 2022 bajo el lema El amor familiar: vocación y camino de santidad.
Rafael Miner·2 de julio de 2021·Tiempo de lectura: 4minutos
La presentación del Santo Padre sobre el X Encuentro Mundial de las Familias ha tenido lugar a través de un videomensaje en diferentes idiomas. Como ha subrayado el Santo Padre, se desarrollará de forma inédita y multicéntrica, con iniciativas locales en las diócesis de todo el mundo, similares a las que tendrán lugar simultáneamente en Roma, con lo que se favorece la implicación de las comunidades diocesanas de todo el orbe.
Aunque Roma seguirá siendo la sede designada, cada diócesis podrá ser el centro de un encuentro local para sus propias familias y comunidades. Esto se ha pensado con el fin de que todos se sientan protagonistas en un momento en el que todavía es difícil viajar debido a la pandemia.
En Roma, sede principal, se celebrará el Festival de las Familias y el Congreso Teológico-Pastoral, ambos en el Aula Pablo VI; mientras la santa Misa tendrá lugar en la Plaza de San Pedro. En particular, participarán delegados de las conferencias episcopales y de los movimientos internacionales comprometidos con la pastoral familiar.
Al mismo tiempo, en cada una de las diócesis, los obispos podrán actuar a nivel local, para planificar iniciativas similares, partiendo del tema del Encuentro y utilizando los símbolos que la diócesis de Roma está preparando (logotipo, oración, himno e imagen).
Deseo grande de reunirse
El Papa Francisco ha explicado que “tras el aplazamiento de un año, debido a la pandemia, el deseo de volver a reunirse es grande. En los Encuentros anteriores, la mayoría de las familias se quedaba en casa y se percibía el Encuentro como una realidad lejana, a lo sumo seguida por televisión, o desconocida para la mayoría de las familias”.
“Esta vez, seguirá una modalidad inédita: será una oportunidad de la Providencia para realizar un evento mundial capaz de involucrar a todas las familias que quieran sentirse parte de la comunidad eclesial”.
El Santo Padre ha pedido explícitamente a toda la Iglesia ser “dinámicos, activos y creativos para organizarse con las familias, en sintonía con lo que se celebrará en Roma”. “Es una oportunidad maravillosa para dedicarnos con entusiasmo a la pastoral familiar: esposos, familias y pastores juntos”, ha manifestado.
Finalmente, ha animado a ayudarse entre todos: “Ánimo, pues, queridos pastores y queridas familias, ayúdense mutuamente para organizar encuentros en las diócesis y parroquias de todos los continentes. ¡Buen camino hacia el próximo Encuentro Mundial de las Familias!”
Belleza de la familia
“A lo largo de los años”, ha destacado el cardenal Kevin Farrell, Prefecto del Dicasterio vaticano para los Laicos, la Familia y la Vida, “esta importante cita eclesial ha visto una participación cada vez mayor de las familias. Los miles de personas que han participado en las últimas ediciones, con la riqueza de sus lenguas, culturas y experiencias, han sido un signo elocuente de la belleza de la familia para la Iglesia y para toda la humanidad”.
“Tenemos que seguir por este camino, buscando la participación de un mayor número de familias en esta hermosa iniciativa”, ha añadido el cardenal Kevin Farrell.
“Se trata de aprovechar una oportunidad preciosa y única para reiniciar la pastoral familiar con renovado impulso misionero y creatividad, a partir de las indicaciones que nos da el Santo Padre en la exhortación Amoris Laetitia, es decir, con la implicación de los esposos, las familias y los pastores juntos”, ha comentado el cardenal vicario para la diócesis de Roma, Angelo De Donatis.
Logotipo multimedia
Al mismo tiempo, se ha difundido el logotipo del evento, promovido por el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida y organizado por la Diócesis de Roma.
El logotipo recuerda la forma elíptica de la columnata de Bernini en la Plaza de San Pedro, lugar de identificación por excelencia de la Iglesia católica, y hace referencia a su significado original, que es el abrazo acogedor e inclusivo de la Madre Iglesia de Roma y su Obispo dirigido a todos los hombres y mujeres de todos los tiempos.
Las figuras humanas que se encuentran bajo la cúpula, apenas perceptibles, y la cruz en la parte superior, representan al marido, la mujer, los hijos, los abuelos y los nietos. Se trata de evocar la imagen de la Iglesia como “familia de familias” propuesta por Amoris Laetitia (AL 87) en la que “el amor vivido en las familias es una fuerza constante para la vida de la Iglesia” (AL 88).
La cruz de Cristo que se alza hacia el cielo y los muros que protegen parecen casi sostenidos por las familias, auténticas piedras vivas de la construcción eclesial. En el lado izquierdo, en la delgada línea de la columnata, se observa la presencia de una familia en la misma posición que las estatuas de los santos colocadas en las columnas de la plaza. Éstos nos recuerdan que la vocación a la santidad es una meta posible para todos en la vida ordinaria.
La familia de la izquierda, que aparece detrás de la línea de la columnata, indica también a todas las familias no católicas, alejadas de la fe y ajenas a la Iglesia, que miran desde fuera el acontecimiento eclesial que está teniendo lugar. La comunidad eclesial siempre las ha mirado atentamente, subraya la explicación oficial.
Se observa también un dinamismo de las figuras que se mueven hacia la derecha. Se mueven hacia el exterior. Son familias en salida, testigos de una Iglesia no autorreferencial. Van en busca de otras familias para intentar acercarse a ellas y compartir con ellas la experiencia de la misericordia de Dios, hace notar la nota vaticana. Los colores predominantes, amarillo y rojo, son una clara referencia al blasón de la ciudad de Roma, en una línea gráfica que quiere expresar un intenso vínculo con la comunidad.
Los encuentros anteriores
El Encuentro Mundial de las Familias es una iniciativa de san Juan Pablo II, que continuó Benedicto XVI, y luego el Papa Francisco. Comenzaron en Roma (1994), y prosiguieron en Río de Janeiro (1997), de nuevo Roma (2000), Manila (2003), Valencia (2006), México (2009), Milán (2012), Filadelfia (2015), Dublín (2018), y vuelven a Roma en junio de 2022, tras el aplazamiento este año debido a la pandemia, como ha señalado el Papa.
El Papa recibe al primer ministro de Irak poco después de su visita
El Papa Francisco ha recibido esta mañana en audiencia al Primer Ministro de Irak. Un encuentro que se produce tan sólo tres meses después de la histórica visita del Santo Padre a esta nación.
El encuentro, que ha sido calificado de cordial en la nota emitida por la Santa Sede ha contado con la presencia del primer ministro de la República de Irak, Mustafa Al-Kadhimi, quién, junto al Papa han recordado su reciente visita así como «los momentos de unidad vividos por los iraquíes, y se ha hecho hincapié en la importancia de promover la cultura del diálogo nacional para favorecer la estabilidad y el proceso de reconstrucción del país».
Uno de los puntos más importantes de la conversación ha versado sobre la protección de «la presencia histórica de los cristianos en el país con medidas legales adecuadas y la contribución significativa que pueden aportar bien común, subrayando la necesidad de garantizarles los mismos derechos y deberes que a los demás ciudadanos».
Por último, la nota señala que el primer ministro irakí y el Papa abordaron «la situación regional, constatando los esfuerzos realizados por el país, con el apoyo de la comunidad internacional, para restablecer un clima de confianza y convivencia pacífica».
Tas visitar al Papa, Mustafa Al-Kadhimi, se ha encontrado con S.E. el cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado, acompañado por S.E. Mons. Paul Richard Gallagher, Secretario para las Relaciones con los Estados.
Las traducciones oficiales de las letanías en español y otras lenguas cooficiales fueron aprobadas en la pasada Comisión Permanente de los obispos españoles.
El presidente de la Comisión Episcopal para la Liturgia, Mons. José Leonardo Lemos Montanet, firma la traducción al español de la nueva versión de las Letanías a San José con la incorporación de las siete invocaciones del Papa Francisco.
La traducción oficial en español de estas Letanías queda de la siguiente manera:
Letanías en honor de San José, esposo de la bienaventurada Virgen María
Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial, ten misericordia de nosotros.
Dios, Hijo, redentor del mundo, ten misericordia de nosotros.
Dios, Espíritu Santo, ten misericordia de nosotros.
Trinidad Santa, un solo Dios, ten misericordia de nosotros.
Santa María, ruega por nosotros.
San José, ruega por nosotros.
Glorioso descendiente de David, ruega por nosotros.
Luz de los patriarcas, ruega por nosotros.
Esposo de la Madre de Dios, ruega por nosotros.
Custodio del Redentor, ruega por nosotros.
Custodio casto de la Virgen, ruega por nosotros.
Tú que alimentaste al Hijo de Dios, ruega por nosotros.
Diligente defensor de Cristo, ruega por nosotros.
Servidor de Cristo, ruega por nosotros.
Ministro de la salvación, ruega por nosotros.
Cabeza de la Sagrada Familia, ruega por nosotros.
José, justísimo, ruega por nosotros.
José, castísimo, ruega por nosotros.
José, prudentísimo, ruega por nosotros.
José, fortísimo, ruega por nosotros.
José, obedientísimo, ruega por nosotros.
José, fidelísimo, ruega por nosotros.
Espejo de paciencia, ruega por nosotros.
Amante de la pobreza, ruega por nosotros.
Modelo de los trabajadores, ruega por nosotros.
Esplendor de la vida doméstica, ruega por nosotros.
Custodio de las vírgenes, ruega por nosotros.
Columna de las familias, ruega por nosotros.
Apoyo en las dificultades, ruega por nosotros.
Consuelo de los que sufren, ruega por nosotros.
Esperanza de los enfermos, ruega por nosotros.
Patrono de los exiliados, ruega por nosotros.
Patrono de los afligidos, ruega por nosotros.
Patrono de los pobres, ruega por nosotros.
Patrono de los moribundos, ruega por nosotros.
Terror de los demonios, ruega por nosotros.
Protector de la santa Iglesia, ruega por nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten misericordia de nosotros.
V Lo nombró administrador de su casa.
R Señor de todas sus posesiones.
Oremos. Oh, Dios, que con inefable providencia elegiste a san José como esposo de la santísima Madre de tu Hijo, concédenos que merezcamos tener como intercesor en el cielo al que veneramos como protector en la tierra. Por nuestro Señor, Jesucristo.
R Amén.
Para las Súplicas a Dios en el principio de las Letanías y en la Conclusión se pueden elegir las fórmulas A o B de las Letanías de los Santos propuestas en el Calendarium Romanum ex Decreto Sacrosancti Oecumenici Concilii Vaticani II instauratum auctoritate Pauli PP. VI promulgatum, Typis Polyglottis Vaticanis 1969, pp. 33 y 37.
Otras versiones
Asimismo, fueron aprobadas las versiones en otras lenguas co-oficiales que se utilizan en España como catalán, euskera y gallego.
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Una de las consecuencias tristes de esta situación de pandemia, es la imposibilidad de movilidad libre. No es las peores consecuencias de esta crisis, pero sí que es una de ellas. Y por este motivo, este próximo verano, no podremos ofrecer a los jóvenes universitarios y profesionales, la posibilidad de tener una experiencia de misión, tal como ocurrió el verano pasado, el de 2020.
Esta posibilidad no es un mero capricho, es una gran oportunidad para encontrarse con Dios, con la Iglesia y con el prójimo. Acompañar a los misioneros en su lugar de trabajo, en su lugar de apostolado, es un momento de gracia.
Allí, el joven está, sin posibilidad de esconderse, frente a un Dios que mira con cariño y con ternura a los demás; allí, el joven participa de la vida de oración y litúrgica de quienes están entregados a los demás, y lo hacen con un profundo sentido de fe y de caridad. Allí, el joven convive y ‘consufre’ (comparte) la vida y las carencias de las personas a las que los misioneros están sirviendo y acompañando.
Es por ello una gran escuela de virtudes cristianas y humanas. De hecho, los jóvenes que participan de estas experiencias vienen con el alma ensanchada, el corazón abierto, y con deseos de hacer algo más en su vida.
Por eso, perder un año más, no pudiendo ofrecer esta vivencia de la fe, es triste, pero creo que para el cristiano ‘todo es para bien’ y también de esto podremos sacar algún fruto. Pero, desde ya, nos ponemos a preparar el verano de 2022, que va a ser distinto, y en el que confiamos que podremos retomar todas esas actividades que tanto bien nos hacen y que tanta fuerza tienen entre nuestros jóvenes.
Y, a los jóvenes que puedan leer esta columna, les animo a que pregunten a la delegación de misiones de su diócesis, cómo prepararse desde septiembre, para poder vivir una oportunidad preciosa de entrega, de servicio y de crecimiento en la fe, la esperanza y la caridad.
Sendas para acceder al misterio de Dios:Vías cosmológicas
En la Biblia, tanto los libros del Antiguo como los del Nuevo testamento explican que Dios como Creador es cognoscible para la razón humana como causa del universo.
El salmista expresa acertadamente la experiencia universal del asombro ante la grandeza del cosmos, que nos lleva a pensar en su artífice: “El cielo proclama la gloria de Dios, el firmamento pregona la obra de sus manos” (Sal 19,1). Es el estupor ante la grandeza sublime, sagrada, que atisbamos en la experiencia del contacto con la hermosura del mundo. La mirada contemplativa nos conduce a maravillarnos ante la precisión, el orden y la armonía de la naturaleza, en la que se encuentra la huella del Creador, el “autor de la belleza” (Sab 13,3).
Este acceso sapiencial a Dios es propio de la inteligencia humana, y aparece en las grandes tradiciones culturales y religiosas de la humanidad. En la Biblia, tanto los libros del Antiguo como los del Nuevo testamento explican que Dios como Creador es cognoscible para la razón humana como causa del universo, y que cuando esto no ocurre se debe a la ignorancia o a la perversión moral, sea personal o social y cultural (cf. Sab 13,1-9; Rm 1,18-25).
Resulta imprescindible tener en cuenta un requisito intelectual para comprender estas vías de acceso al origen del mundo: hace falta razonar filosóficamente, desde la lógica metafísica de la causalidad. Para ello, es necesario superar las falacias irracionales del escepticismo y del relativismo, que abocan a la deshumanización y, al final, al caos nihilista. Asimismo, se ha de evitar el reduccionismo positivista, que desprecia de modo necio y arrogante todo saber que no sea sensorial o científico-experimental. Y más infundada resulta todavía la exaltación del emotivismo, que someta la razón a los vaivenes de los estados de ánimo.
Un resumen de la argumentación racional filosófica sobre la existencia y la esencia de Dios en la historia del pensamiento lo constituyen las famosas cinco vías de acceso al conocimiento de Dios formuladas con precisión escolástica por Santo Tomás de Aquino (cf. Suma teológica, primera parte, cuestiones 2-26): llegan a descubrir a Dios como causa no causada, motor inmóvil, ser necesario, perfección suma, fin último. El Dios vivo y verdadero es comprendido como el ser supremo que se da a sí mismo la existencia; el origen y fundamento último de todo cuanto existe; el creador del ser desde la nada; aquel que es la inteligencia diseñadora del cosmos; el gran artista, ingenioso autor de la obra maestra que es el cosmos; el sentido y la meta del universo, de la historia y de toda vida humana; el ser personal simple y perfecto, inmutable y eterno, infinitamente sabio, bueno, justo y misericordioso, poderoso y providente.
En definitiva, este conocimiento de Dios como razón de todo cuanto existe resulta una constante en la historia de los pueblos y constituye una experiencia personal universal que se plasma en múltiples y variadas manifestaciones de religiosidad, aunque éstas contengan muchas limitaciones. Pues, cuando se razona adecuadamente, se llega a conocer el misterio del Dios personal como el Ser supremo que fundamenta toda la realidad.
“¡Basta de utilizar al Líbano y Medio Oriente!”, clama el Papa
La paz y la fraternidad en Líbano unieron ayer en oración y reflexión al Papa Francisco y a patriarcas cristianos, ortodoxos y protestantes. El Papa apeló a la vocación del Líbano como “tierra de tolerancia y pluralismo”.
Rafael Miner·2 de julio de 2021·Tiempo de lectura: 4minutos
“¡Basta del beneficio de unos pocos a costa de la piel de muchos! ¡Basta con el prevalecer de las verdades parciales a costa de las esperanzas de la gente! ¡Basta de utilizar al Líbano y Medio Oriente para intereses y beneficios ajenos! Es necesario dar a los libaneses la oportunidad de ser protagonistas de un futuro mejor, en su tierra y sin injerencias indebidas”.
Así se expresó el Papa Francisco al concluir la oración ecuménica por la paz en el Líbano, junto a los líderes cristianos en la Basílica de San Pedro. Poco antes, el Santo Padre había definido a país mediterráneo: “En estos tiempos de desgracia queremos afirmar con todas nuestras fuerzas que Líbano es, y debe seguir siendo, un plan de paz. Su vocación es ser una tierra de tolerancia y pluralismo, un oasis de fraternidad donde diferentes religiones y confesiones se encuentran, donde conviven diversas comunidades anteponiendo el bien común a las ventajas particulares”.
El discurso papal
El hilo conductor de su discurso fueron unas palabras de la Escritura: “Una frase que el Señor pronuncia en la Escritura resonó hoy entre nosotros, casi como respuesta al clamor de nuestra oración. Son pocas palabras con las que Dios declara que tiene «planes de paz y no de desgracia» (Jr 29,11). Planes de paz y no de desgracia. Vosotros, queridos libaneses, os habéis distinguido a lo largo de los siglos, incluso en los momentos más difíciles, por vuestro espíritu emprendedor y vuestra laboriosidad.
Vuestros altos cedros, símbolo del país, evocan la floreciente riqueza de una historia única. Y también recuerdan que las grandes ramas sólo nacen de raíces profundas. Que os inspiren los ejemplos de quienes han sabido construir cimientos compartidos, viendo en la diversidad no obstáculos sino posibilidades. Arraigaos en los sueños de paz de vuestros mayores”, añadió. “Por ello es esencial que quien tiene el poder se ponga decidida y sin más dilaciones al servicio verdadero de la paz y no al de los propios intereses”.
“Un llamado a todos”
Más adelante, el Papa realizó un solemne llamamiento a los ciudadanos libaneses, a los dirigentes políticos, a los libaneses en la diáspora, a la comunidad internacional, y fue dirigiéndose a cada colectivo en particular:
“A vosotros, ciudadanos: no os desmoralicéis, no perdáis el ánimo, encontrad en las raíces de vuestra historia la esperanza de florecer nuevamente”
“A vosotros, dirigentes políticos: para que, de acuerdo con vuestras responsabilidades, encontréis soluciones urgentes y estables a la actual crisis económica, social y política, recordando que no hay paz sin justicia”.
“A vosotros, queridos libaneses de la diáspora: para que pongáis al servicio de vuestra patria las mejores energías y recursos de que disponéis”.
“A vosotros, miembros de la comunidad internacional: con vuestro esfuerzo común, que se den las condiciones para que el país no se hunda, sino que emprenda un camino de recuperación. Esto será un bien para todos”.
“Construir juntos un futuro”
El Romano Pontífice prosiguió apelando a la visión cristiana que viene de las Bienaventuranzas, y estimuló a comprometerse. “Planes de paz y no de desgracia. Como cristianos, hoy queremos renovar nuestro compromiso de construir juntos un futuro, porque el porvenir será pacífico sólo si será común. Las relaciones entre los hombres no pueden basarse en la búsqueda de intereses, privilegios y ganancias particulares. No, la visión cristiana de la sociedad viene de las Bienaventuranzas, brota de la mansedumbre y la misericordia, lleva a imitar en el mundo el actuar de Dios, que es Padre y quiere la concordia entre sus hijos”.
“Los cristianos”, subrayó el Papa, “estamos llamados a ser sembradores de paz y artesanos de fraternidad, a no vivir de rencores y remordimientos pasados, a no huir de las responsabilidadesdel presente, a cultivar una mirada de esperanza hacia el futuro. Creemos que Dios nos muestra una sola dirección para nuestro camino: la de la paz”.
“Del conflicto a la unidad”
Francisco recordó como punto neurálgico del discurso su reciente visita apostólica a Irak, y el encuentro interreligioso que mantuvo en tierras de Abrahán. “Por lo tanto, aseguramos a nuestros hermanos y hermanas musulmanes y a los de otras religiones nuestra apertura y disposición para colaborar en la construcción de la fraternidad y la promoción de la paz. Ésta ‘no exige vencedores ni vencidos, sino hermanos y hermanas que, a pesar de las incomprensiones y las heridas del pasado, se encaminan del conflicto a la unidad’ (Discurso, Encuentro Interreligioso, Llanura de Ur, 6 de marzo de 2021)”.
Al comenzar, el Papa había pedido perdón por “los errores que hemos cometido cuando no hemos sabido dar testimonio creíble y coherente del Evangelio; las oportunidades que hemos perdido en el camino de la fraternidad, la reconciliación y la plena unidad. De esto pedimos perdón y con el corazón contrito decimos: «¡Señor, ten piedad!» (Mt 15,22). Este era el grito de una mujer que, precisamente en las cercanías de Tiro y Sidón, se encontró con Jesús y, angustiada, le imploró con insistencia: «¡Señor, ayúdame!» (v. 25)”.
Y afirmó que hoy, este grito de aquella mujer “se ha convertido en el de todo un pueblo, el libanés, decepcionado y agotado, necesitado de certidumbre, esperanza y paz. Con nuestra oración hemos querido acompañar este grito. No nos demos por vencidos, no nos cansemos de implorar al Cielo esa paz que los hombres tienen dificultad de construir en la tierra.
Paz para Oriente Medio
En la jornada, el Papa alentó a pedir la paz sin cansancio. “Pidámosla con insistencia para Medio Oriente y para Líbano. Este querido país, tesoro de civilización y espiritualidad, que a lo largo de los siglos ha irradiado sabiduría y cultura, que es testigo de una experiencia única de convivencia pacífica, no puede quedar a merced del destino o de quienes persiguen sin escrúpulos sus propios intereses”.
El día fue intenso. Había comenzado a primera hora de la mañana en Santa Marta con un saludo del Santo Padre a los responsables de las Comunidades Cristianas libanesas. Y a continuación, el primer acto fue una oración conjunta ante el altar mayor de la Basílica de San Pedro, pidiendo por la paz en Líbano. Ahora, tras el encuentro, el Papa Francisco espera “que a esta jornada le sigan iniciativas concretas en nombre del diálogo, el compromiso educativo y la solidaridad”.
El Papa ha manifestado una “gran preocupación al ver este país ―que llevo en el corazón y que tengo el deseo de visitar― sumido en una grave crisis”, y agradeció a todos los participantes haber aceptado de buen grado la invitación y por el intercambio fraternal”.
El Papa Francisco ora ante el altar mayor de la Basílica de San Pedro en el Vaticano junto a líderes ortodoxos y protestantes del Líbano al comienzo de la jornada de oración y reflexión por este país.
En contextos polarizados, crispados, de consensos frágiles y conflictos sociales como en los que vivimos, algunos gestos manifiestan el potencial transformador del Evangelio.
1 de julio de 2021·Tiempo de lectura: 2minutos
Hace unas semanas tuve la oportunidad de compartir un video con estudiantes de comunicación: en 2019, el Papa Francisco convocó al Vaticano a líderes de Sudán del Sur, enfrentados en una guerra civil, y les besó los pies, con el fin de alentar el proceso de paz en el país, que ha sufrido cientos de miles de muertes a causa del conflicto.
Nadie lo había visto. Fue impactante. Se enfatizó una idea: ningún político haría eso. Esta consideración manifiesta el potencial transformador del Evangelio. Habita en él una lógica desconcertantemente alternativa. Nos acostumbramos a verlo en algunos rituales, pero a fuerza de normalización, pierde impacto en lo profundo.
En la misma línea, Arthur Brooks, actualmente profesor de Harvard y autor del best sellerLove Your Enemies: How Decent People Can Save America from the Culture of Contempt (Amen a sus enemigos: cómo la gente decente puede salvar a América de la cultura del desprecio), comentaba tiempo atrás en una charla que había encontrado personas que lo felicitaban por la idea de “amar a los enemigos”, ignorando su origen bíblico. Esta historia le suscitaba una reflexión sobre el potencial inspirador del evangelio en una cultura poscristiana.
Vivimos en contextos polarizados, de consensos frágiles y conflictos sociales. Hay temas que dividen familias, rompen amistades, distancia vecinos, inhiben la colaboración, desincentivan el trabajo conjunto para solucionar los problemas comunes. Brooks está preocupado por la cultura del desprecio, que es la sumatoria de la ira más la repugnancia. El desprecio es más grave que la ira: la ira otorga importancia al otro; el desprecio lo descalifica.
El evangelio ofrece una farmacopea completa para estas patologías contemporáneas. Quizá la luz de estos desafíos apremiantes nos permitirá descubrir brillos nuevos en el tesoro de siempre, que el acostumbramiento puede estar ocultando debajo de la capa de polvo de los lugares comunes y las frases manidas.
La reciente película Oslo muestra con arte el encuentro entre judíos y palestinos en las negociaciones de los Acuerdos de Oslo, desafiando medio siglo de enfrentamientos. En el origen de este hito de la historia, dos personas empezaron a verse mutuamente como seres humanos y la paz fue para ellas un valor prioritario. Luego, otras dos. De repente, las hijas de dos negociadores tenían el mismo nombre –Maya– y la esperanza se vislumbró en el horizonte. Reconectarnos con ese “amen a sus enemigos” que revolucionó la historia de la humanidad en las realidades de la vida cotidiana podría ser el inicio de algo nuevo.
Ha terminado la catequesis que el Papa ha dedicado a la oración desde el 6 de mayo del año pasado hasta el 16 de junio del presente. Ha sido un total de 38 audiencias generales.
Siguiendo las huellas del Catecismo de la Iglesia Católica, en esta serie de audiencias Francisco ha desarrollado diversos aspectos de la oración, subrayando su necesidad para el cristiano, cuyo corazón tiene nostalgia del encuentro con Dios.
Oración y creación
La oración a gritos de Bartimeo es un ejemplo de cómo la oración es una “relación viviente y personal con Dios vivo y verdadero” (Catecismo, 2559), que surge de la fe y del amor. El hombre reza porque tiene nostalgia del encuentro con Dios (cfr. Audiencia general, 13-V-2020).
La oración del cristiano nace de la revelación de Dios en Jesús. “Ese es el núcleo incandescente de toda oración cristiana. El Dios del amor, nuestro Padre que nos espera y nos acompaña” (Ibid.). De ahí brota la admiración ante la belleza y el misterio de la creación, que lleva “la firma de Dios”, junto el agradecimiento y la esperanza, también ante las dificultades.
La oración en el Antiguo Testamento
El libro del Génesis testimonia la extensión del mal por el mundo, pero también la oración de los justos al Dios de la vida. Por eso la oración que se enseña para que la hagan los niños es una semilla de vida. Refiere el Papa el caso de un jefe de gobierno ateo, que encontró a Dios porque recordó que “la abuela rezaba”.
La oración de Abraham acompaña su historia personal de fe.La “lucha” de Jacob con Dios le revela la fragilidad humana, le cambia el corazón y le da un nuevo nombre (Israel). Moisés, con su vida de oración, llega a ser el gran legislador, liturgo y mediador, “puente” e intercesor ante Dios por su pueblo, pero siempre humilde. David será pastor y del rey, santo y pecador, víctima y verdugo; la oración, hilo conductor de su vida, le da nobleza y le pone en las manos de Dios. Elías nos enseña la necesidad del recogimiento y la primacía de la oración para no equivocarnos en la acción
La gran escuela de oración en el Antiguo testamento son los salmos, Palabra de Dios que nos enseña a hablar con Él. Los salmos muestran que la oración es la salvación del ser humano, siempre que sea una oración verdadera, que nos lleve al amor de Dios y de los demás. Por eso, no reconocer la imagen de Dios en los demás es un “ateísmo práctico”, un sacrilegio, una abominación, una grave ofensa que no puede llevarse ante el altar (cfr. Audiencia general, 21-X-2020). Esto es un acento muy propio de Francisco, en la línea de los Padres de la Iglesia.
Jesús y la oración, la Virgen y la Iglesia
Jesús era hombre de oración. Reza en su bautismo, abriendo la brecha de su única oración filial en la que nos quiere introducir, acoger, a partir de Pentecostés. Ante todo con su perseverancia en la oración, Jesús es maestro de oración. Sin ella nos falta como el oxígeno para para ir adelante. Hemos de orar con valentía y humildad, también en la noche de la fe y del silencio de Dios. También el Espíritu Santo reza siempre en nuestros corazones.
En la oración de la Virgen María destaca su docilidad y disponibilidad a los planes divinos (cfr. Lc 2, 19). Y con ella y tras ella, la Iglesia, comunidad cristiana, persevera en oración, junto con las otras tres “coordenadas” (la predicación, la caridad y la Eucaristía, cfr. Hch 2, 42), que garantizan el discernimiento de la acción del Espíritu Santo para el anuncio y el servicio.
Dimensiones de la oración
Como decía Péguy, la esperanza del mundo reside en la bendición de Dios (cfr. El pórtico del misterio de la segunda virtud, 1911). Y la mayor bendición de Dios es su propio Hijo. Los frutos de la bendición de Dios –señala con experiencia Francisco–se pueden experimentar incluso en una prisión o en un centro de desintoxicación. Todos debemos dejarnos bendecir y bendecir a los demás (un tema recurrente en la predicación del Papa).
El modelo para nuestra oración de petición y de súplica es el Padrenuestro, de modo que llegamos a participar de la misericordia y la ternura de Dios. La acción de gracias se dilata en el encuentro con Jesús (cfr. Lc 17, 16), especialmente en la Eucaristía, cuyo significado es precisamente acción de gracias. Aun en medio de la dificultad que encuentra su misión, Jesús nos enseña la oración de alabanza, quebrota de su corazón al contemplar cómo su Padre favorece a los pequeños y a los sencillos (cfr. Mt 11, 25). Esa alabanza nos sirve a nosotros, especialmente en los momentos oscuros, porque nos llena de esperanza y nos purifica, como manifiesta san Francisco en su “cántico al hermano sol” o “cántico de las criaturas”.
Los apoyos, el camino y las formas de la oración
La oración con las Sagradas Escrituras nos ayuda a acoger la Palabra de Dios para hacerla carne en nuestra vida, por la obediencia y la creatividad. Igualmente el Concilio Vaticano II enseñó la importancia de la liturgia para oración y para la vida cristiana llamada a ser un sacrificio espiritual (cf. Rm 12, 1), una ofrenda a Dios y un servicio a los demás y al mundo, una levadura del Reino. Y esto, aunque seamos frágiles.
“La oración nos abre de par en par a la Trinidad” (Audiencia general, 3-III-2021). Y si Jesús es el redentor, el mediador, María es quien nos señala al mediador (Odighitria). La oración del cristiano es oración en comunión con María.
La buena oración nunca es una oración “solitaria” sino difusiva en la comunión de los santos, que incluye los santos de todos los días, santos escondidos o “santos de la puerta de al lado”, con los que nos une una “solidaridad misteriosa”.
Y la Iglesia entera es maestra de oración: en la familia, la parroquia y las demás comunidades cristianas. Todo en la Iglesia nace y crece en la oración, también las necesarias reformas. La oración es aceite para la lámpara de la fe. Solo con la oración se mantiene la luz, la fuerza y el camino de la fe.
En cuanto a las formas de oración, la oración vocal es un “elemento indispensable de la vida cristiana” (Catecismo de la Iglesia Católica, 2701), particularmente el Padrenuestro. Y no solo para los más pequeños y sencillos, sino para todos. Cuando pasan los años, la oración es como el ancla de la fidelidad. Como aquel peregrino ruso, que aprendió el arte de la oración repitiendo la misma invocación: “¡Jesús, Cristo, Hijo de Dios, Señor, ten piedad de nosotros, pecadores!”.
La meditacióncristiana se aplica preferentemente a los misterios de Cristo y busca el encuentro con Él, con la ayuda imprescindible del Espíritu Santo. Llega a ser oración contemplativa cuando el que reza, como el santo cura de Ars, se siente mirado por Dios. También la oración es combate, a veces duro, largo y oscuro, que ha de vencer ciertos obstáculos (desaliento, tristeza y decepción; distracciones, aridez y pereza), con vigilancia, esperanza y perseverancia. Aunque en ocasiones puede parecer que Dios no nos concede lo que pedimos, no hemos de perder la certeza de ser escuchados (cfr. Audiencia general, 26-V-2021) como se ve en el caso de aquel obrero que fue en tren hasta el santuario de Luján para pedir toda la noche por su hija enferma, que se curó milagrosamente.
Hemos sido “rezados” por Jesús
En definitiva, Jesús es modelo y alma de toda oración (Audiencia general, 2-VI-2021). Hemos de sabernos siempre sostenidos por su oración, en favor nuestro ante el Padre.
Por nuestra parte, debemos perseverar en la oración, sabiendo compaginarla con el trabajo. Una oración que alimente nuestra vida y se alimente de ella, y que mantenga encendido el fuego del amor que Dios espera del cristiano.
Laoración pascual de Jesús por nosotros (cfr. Audiencia general, 16-VI-2021), en el contexto de su pasión y muerte (en la última cena, en el huerto de Getsemaní y en la cruz). nos enseña no solo la importancia de nuestra oración, sino también que “hemos sido rezados” por Jesús. “Hemos sido queridos en Cristo Jesús, y también en la hora de la pasión, muerte y resurrección todo ha sido ofrecido por nosotros”. Y de ahí ha de brotar nuestra esperanza y nuestra fortaleza para ir adelante, dando con toda nuestra vida gloria a Dios.
Un Camino de esperanza. El Año Santo prolongado (2021-2022) en Santiago de Compostela
1 de julio de 2021·Tiempo de lectura: 2minutos
La irrupción de la pandemia detuvo, además de muchos otros aspectos de la vida social, el flujo de peregrinos hacia Santiago de Compostela. Un pequeño número se mantuvo cuando las consecuencias del virus COVI-19 parecieron aflojar, pero cedieron con las olas sucesivas. Necesariamente la apertura del Año Santo, el 31 de diciembre de 2020, se mantuvo en el marco de la prudencia, pero también en el de la esperanza, con el anuncio de que la Santa Sede había decidido prolongarlo hasta finales de 2022 debido a estas circunstancias excepcionales.
A medida que los indicios apuntan a una superación de la pandemia, ha comenzado ya el retorno al Camino y a la posibilidad de ganar el Jubileo. Se percibe en las entradas y calles de la ciudad, en el Centro de Peregrinos y, obviamente, en la catedral de Santiago. Tras la visita al Papa del arzobispo de Santiago junto con el presidente del gobierno regional, parece más plausible la posibilidad de que el Papa Francisco acuda a Santiago durante el Año Santo, quizá para celebrar también en España el quinto centenario de la conversión de san Ignacio de Loyola. Si así lo hiciera, el Santo Padre podrá contemplar una bellísima catedral recién restaurada, con la viva policromía de un Pórtico de la Gloria lleno de luz. Lo mismo harán todos los demás peregrinos, recibiendo una suerte de premio “extraordinario” por su esfuerzo, cuando culminen su itinerario junto al Apóstol Santiago.
A este Año Jubilar, a la historia y la actualidad de la tradición jacobea, a la renovación de las peregrinaciones y la recuperación del Camino, está dedicado nuestro número doble de julio y agosto.
En los restantes contenidos del número destaca, por ejemplo, la entrevista con el secretario general del Consejo Episcopal Latinoamericano, Mons. Jorge Eduardo Lozano, sobre la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe que está preparando el CELAM y de la que se espera un impulso renovado de la pastoral continental. También nos detenemos en la Jornada Mundial de los Abuelos y los Mayores, instituida por el Papa, que se celebrará por primera vez en el mes de julio.
Se ha demostrado que el compromiso contra los abusos sexuales es firme en la Iglesia, que trabaja con decisión para combatirlos. Una experta abogada resume la normativa que el Derecho canónico ha puesto en marcha en este campo. Se añade una referencia a la reciente reforma del Código de Derecho canónico en materia penal, que fue presentada en el Foro Omnes por Mons. Juan Ignacio Arrieta, Secretario del Consejo Pontificio para los Textos Legislativos, tema al que nuestra web www.omnesmag.com dedicó información detallada.
Finalmente, apuntamos ahora a otros dos temas del número, que perfilan el modo en que el Papa Francisco desea que trabaje la Iglesia: la sinodalidad, como una manera de ser y de hacer (en este número, en la sección de Roma) y el compromiso con la protección del medio ambiente (con una entrevista al responsable de la Oficina de Ecología y Creación en el Dicasterio para el Desarrollo Humano integral).
Mons. Julián Barrio: “Santiago ofrece el inmenso regalo de la gran perdonanza”
Alfonso Riobó·1 de julio de 2021·Tiempo de lectura: 9minutos
Julián Barrio Barrio es arzobispo de Santiago de Compostela desde 1996; antes había sido obispo auxiliar. Zamorano de nacimiento, a Santiago ha dedicado desde entonces su esfuerzo y su cariñosa atención. En conversación con Omnes repasa el actual Jubileo. Subraya las gracias espirituales que aguardan al peregrino en Compostela, el nuevo esplendor de la catedral tras la restauración y hace un balance de su etapa como pastor de la archidiócesis gallega.
La impresión que transmite don Julián Barrio es de afecto, aun siendo de carácter reservado. En esta ocasión expresa abiertamente su contento ante las perspectivas del año santo 2021-2022, en la última fase de su responsabilidad como arzobispo, y naturalmente ante la posibilidad de una visita del Santo Padre a Santiago durante este jubileo.
Parece que el número de peregrinos a Santiago se recuperará durante el Año jubilar. ¿Qué expectativas tiene la archidiócesis?
—Ciertamente, tras el fin del estado de alarma, y con el avance de la campaña de vacunación, es previsible que haya un incremento en el número de peregrinos. Hasta ahora, en lo que llevamos de año, las cifras son muy inferiores no sólo a anteriores Años Jubilares, sino a años normales, en los que ya en primavera era notable la presencia de peregrinos. En cualquier caso somos conscientes de que esta situación nos está interpelando también a los diocesanos, para que sepamos implicarnos en esa peregrinación interior de conversión del corazón, que nos va a facilitar la acogida de los peregrinos, sobre todo avanzado este verano y el año 2022.
El Camino de Santiago es una herencia cultural y una realidad en crecimiento. En otros lugares incluso han descubierto el fenómeno del “camino”, y han impulsado sus propios “caminos”. ¿Qué hay en este “caminar”?
—Ante todo es una realidad espiritual. Sin esa dimensión de fe, de manifestación exterior del afán de encontrarse con Cristo a través de la peregrinación al sepulcro del Apóstol Santiago, el Camino sería una realidad inerte.
En la Carta Pastoral en la que convocaba el Año Santo, “Sal de tu tierra: el Apóstol Santiago te espera”, indicaba que nuestra cultura occidental no puede tirar por la borda como un fardo anticuado su tradición religiosa. Cierto que esta tradición no posee ni mucho menos el monopolio de los valores. Sin embargo, los fortalece con un fundamento incondicional, más allá de circunstancias culturales y acuerdos políticos.
Nuestras sociedades necesitan, junto a sus propias instituciones, de una savia que vehicule esos valores para nuestros ciudadanos, los legitime con raíces profundas y trascendentes, y los promueva como incondicionales más allá de nuestros frágiles consensos. El Camino de Santiago es búsqueda y encuentro.
“Llegar ante el sepulcro de Santiago no es únicamente resultado de un esfuerzo físico notable, sino del deseo de encontrarse consigo mismo, con los demás y con Dios”.
Mons. Julián Barrio. Arzobispo de Santiago de Compostela.
En este Año Jubilar tras la pandemia, ¿qué puede ofrecer Santiago a los peregrinos que se ponen en marcha por un motivo de fe?
—Sobre todo, las gracias jubilares, el inmenso regalo de eso que se ha dado en llamar la “gran perdonanza”. El don del perdón y de la misericordia aguarda en la Casa del Señor Santiago, que nos presenta al Salvador, al Cristo Resucitado.
Llegar ante el sepulcro de Santiago no es únicamente resultado de un esfuerzo físico notable, sino del deseo de encontrarse consigo mismo, con los demás y con Dios. Para el cristiano, la fe es luz para la libertad. No es ningún atajo ni evita que seamos nosotros los que tengamos que caminar. Pero eso sí, la fe nos impulsa a la aventura más arriesgada de la vida: hacerla fructificar allí donde estamos y en las circunstancias que tenemos. Es como el antídoto a las falsas seguridades humanas: nos confiamos en las manos de Quien todo lo puede.
Para los demás peregrinos que se mueven por motivos “espirituales” no religiosos, o que carecen de una motivación específica, ¿qué puede significar la experiencia del Camino y del Jubileo?
—Pues precisamente eso: mostrar ese rostro cercano, humano por divino, de la Iglesia, que desde la Edad Media a través de los hospitales del Camino, mediante sus albergues de acogida y templos, ha creado un entorno de protección ecológica para el hombre, para la persona humana en cualquiera estado en que se halle.
Si el Camino de Santiago acoge a todos los que presienten la voz de Dios, aunque muchas veces no sean conscientes de ello, como he dicho en alguna otra ocasión, tras la experiencia dolorosa de la pandemia, este Camino de conversión está abierto a todos –“Dios no hace distinción de personas”-, no tiene restricciones ni cierres perimetrales ni tiene un numerus clausus. Todo lo contrario, uno de sus valores permanentes estriba en que ofrece la posibilidad de que el peregrino se ponga en contacto con Dios, incluso para quienes todavía no han descubierto la fe cristiana. Esto tiene un especial valor en nuestro tiempo en el que muchas personas todavía sienten la Iglesia lejana.
La atención pastoral en el Camino sigue siendo un reto para las diócesis. ¿Qué echa de menos en la atención que se presta a los caminantes, para facilitarles el encuentro con Dios?
—Tengo que decir en este sentido que en los últimos años se ha realizado un gran esfuerzo. La puesta en marcha a lo largo de la ruta de peregrinación del programa de acogida cristiana en el camino es todo un hito. La diferencia es notable y así me lo hacen saber los peregrinos con los que tengo ocasión de hablar cuando llegan a Santiago. Aquí, al final del Camino hemos tenido la oportunidad de reunirnos ya varias veces.
Cada vez hay más gente voluntaria que se ofrece para recibir y acompañar a los peregrinos. Muchos de los jóvenes que pertenecen a nuestra Delegación de Infancia y Juventud hacen todos los veranos acompañamiento: invitan a los peregrinos a rezar, a cantar, a compartir, a vivir la Eucaristía vespertina.
Pero todo es mejorable, sobre todo la necesidad de tener abiertos el mayor número de templos, ermitas e iglesias a lo largo del Camino. Eso también me lo han comentado los peregrinos: que muchas veces no encuentran abierto un lugar en el que reposar la experiencia del día a día.
Este año la llegada a Santiago tiene un “premio” extraordinario: ver el restaurado Pórtico de la Gloria.
—Efectivamente. Y no solo eso, sino que se puede contemplar la restauración de la Catedral, una obra que ha necesitado años de estudio, de dedicación y de esfuerzo por parte de las muchas partes implicadas en esta tarea.
El día en que se “reabrió” la Catedral, yo tuve ocasión de decir que estábamos ante un verdadero esplendor de la belleza humana que nos remite a la belleza divina. “Contemplando el Pórtico de la Gloria y viendo el Altar Mayor”, decía, “coronado por tantos ángeles que la restauración nos ha facilitado ver, puedo decir: ‘He aquí la morada de Dios entre los hombres’, en esta Ciudad del Apóstol, un tiempo llamada la Jerusalén del Occidente”. Y, de verdad, he podido comprobar que para quien contempla nuestra Catedral la pregunta recurrente es de dónde ha podido salir tanta belleza, refiriéndose a tantos esfuerzos, tanta precisión, tantos detalles. Haber recuperado la policromía del Pórtico nos da la pista de cómo debió funcionar catequéticamente la obra del Maestro Mateo en su tiempo.
¿Está terminada la restauración del resto de la catedral?
—No. La obra no está terminada del todo. Aún se está trabajando en distintos aspectos, en algunas cubiertas, en el claustro. Quedan todavía meses para su finalización. Y sí me gustaría que quedase patente mi agradecimiento a todos cuantos han trabajado para que todo ello sea una realidad: a las administraciones local, autonómica y estatal, así como a entidades privadas que apostaron por este auténtico rejuvenecimiento de nuestra Iglesia madre.
Todo en la catedral habla al visitante como una catequesis. Para este año, ¿han puesto en marcha medios para acercar a los visitantes a la enseñanza que contiene?
—Hemos preparado guías para la peregrinación, para que los grupos que se acerquen a Santiago puedan realizar en cada etapa una reflexión serena, pausada, de su caminar en la fe al sepulcro del Apóstol.
A la dimensión espiritual se une la cultural y artística. Hemos puesto en marcha una página web específica para el Año Santo (https://anosantocompostelano.org/), en la que hay desde testimonios de peregrinos hasta enlaces con la página web de la Catedral, en la que se encuentran alojados documentos escritos y gráficos sobre el valor patrimonial de nuestro gran templo, que sigue siendo Casa de Peregrinos sobre todo, por encima de cualquier consideración museística.
“Quien contempla nuestra Catedral, ahora restaurada, se pregunta de dónde ha podido salir tanta belleza, tanta precisión, tantos detalles”
Mons. Julián Barrio. Arzobispo de Santiago de Compostela
La extensión de este Jubileo a dos años (2021-2022) es excepcional. Es probable que suponga una oportunidad especial precisamente en este momento:
—Es un regalo del papa Francisco. Realmente no son dos años santos, sino un Año Santo prolongado. Es una auténtica oportunidad para, saliendo de nosotros mismos, poniéndonos a caminar, reflexionemos sobre nuestra situación personal y comunitaria. La pandemia parece haberlo trastocado todo, haber afectado a nuestras seguridades, limitado nuestras expectativas. Pero acaso sea el mejor momento para leer en clave de fe la realidad dura que nos ha tocado vivir. Una lectura creyente de esta evidencia nos ha de llevar a vivir con la confianza plena en Dios, en su providencia y en la esperanza. Atentos a los signos de los tiempos, el coronavirus, los fallecimientos, el dolor de las víctimas, la crisis social, sanitaria y económica, los cristianos tenemos que ofrecer lo que tenemos: tiempo, acogida, disponibilidad y gestos concretos de solidaridad y caridad con los más necesitados.
En la archidiócesis de Santiago no todo es el Camino. ¿Qué otros aspectos destacan hoy entre los intereses de su arzobispo?
—Llevo tiempo diciendo, y sobre todo a raíz de nuestro reciente Sínodo Diocesano, que nuestra Iglesia diocesana –y creo que en general toda la Iglesia- tiene que seguir avanzando en la conciencia de la identidad y la misión del laico, reconociendo la indispensable aportación de la mujer. Acompaño y me siento acompañado por los jóvenes, que también están haciendo su particular Sínodo, porque veo que no es fácil que encuentren respuestas a sus problemáticas y heridas, incluso a su futuro laboral. De manera especial ellos han de calzar las sandalias de la esperanza.
Por otra parte, a nadie se le escapa que una preocupación especial es la elevada edad de nuestros sacerdotes y la escasez de vocaciones. Por eso necesitamos padres y madres que abran los ojos de sus hijos a la inteligencia espiritual, una capacitación que después posibilite la acogida del don de la fe en el Dios encarnado en Jesucristo.
Usted llegó aquí hace ya algunos años, en 1993, y este año celebrará su 75 cumpleaños. ¿Qué aprecia más en la archidiócesis de Santiago?
—No sería la persona que soy sin estos años, ya largos, en la tierra del Apóstol Santiago. Mi tarea como pastor se ha desarrollado entre las gentes de Galicia que me han enseñado a amar a Dios con la humildad y la sencillez que ellos mismos practican. La fe recia que los gallegos han sabido transmitir de generación en generación es un valor de mérito incalculable. He vivido con ellos momentos duros, como el accidente del Alvia o las tragedias en la mar y he apreciado la calidad humana de todos ellos, su disponibilidad, su fortaleza. He aprendido muchos de los sacerdotes, de su entrega, de su dedicación y del buen hacer de la Vida Consagrada.
Usted es zamorano, pero es indudable que se encuentra bien aquí. Pensando en estos años, ¿podría decirnos lo más valioso que ha aprendido en Santiago?
—Lo he dicho en alguna ocasión: Galicia entra en la vida de los que no somos gallegos de nacimiento con delicadeza, con sentidiño, con ese calor de lareira en la que se van cuidando los frutos del otoño. A mí me acogieron con gran cariño: no por mérito mío sino por la benevolencia de ellos y por la generosidad de esta tierra donde “todo es espontáneo en la naturaleza y en donde la mano del hombre cede su puesto a la mano de Dios”, como escribe Rosalía de Castro. ¡Y qué decir de Santiago!: me gustaría decir, con la expresión de Isaías, que “lo llevo tatuado en la palma de mi mano”. Ha sido mi vida como obispo, ha sido mi tarea, ha sido mi dedicación.
Permítame una pregunta “hacia adelante”, a partir de estos años de dedicación a esta archidiócesis. ¿Sobre qué bases considera que se debería continuar trabajando?
—Ciertamente ya no me corresponderá a mí esa decisión en los años venideros, pues como bien sabe usted este 15 de agosto, al cumplir los años establecidos, presentaré mi renuncia al Santo Padre. No sé cuándo la aceptará. Estoy en las manos de Dios. Como lo he estado desde aquel despertar de mi vocación sacerdotal por parte del cura de mi pueblo, Manganeses de la Polvorosa. En todo caso, como dije antes, el reciente Sínodo Diocesano nació y se cerró con vocación de servicio para el futuro.
“Nuestro gran templo sigue siendo Casa de Peregrinos sobre todo, por encima de cualquier consideración museística”.
Mons. Julián Barrio. Arzobispo de Santiago de Compostela
Tanto san Juan Pablo II como Benedicto XVI estuvieron en Santiago. Al Papa Francisco lo han invitado a venir en el Año Jubilar, y lo mismo han hecho en Ávila y en Manresa para celebraciones de santa Teresa y san Ignacio. ¿Tiene algún dato más?
—Nada me agradaría más que así fuese, que el Santo Padre viniese a Compostela como peregrino. Ojalá podamos tener esa gracia de la visita del papa Francisco. Invitado está. Y no solo por parte de la Iglesia… Sería un maravilloso regalo contar con su presencia y para mí, después de haber tenido la satisfacción de recibir a Benedicto XVI, constituiría otro de esos momentos para agradecer al Señor en mi vida como obispo.
Y precisamente usted ha tenido la ocasión de estar con el propio Papa Francisco en junio, acompañado del presidente del gobierno autonómico de Galicia. ¿Cree que está más cercana su visita tras esta especial audiencia y su invitación?
-—Yo creo que si las circunstancias son favorables y no hay ningún problema, el Santo Padre podría venir a Santiago. En caso de que venga, el que tiene que anunciarlo es él mismo.
La pandemia es un factor condicionante, eso es clave. Pero yo soy optimista. Si el proceso de vacunación va como hasta ahora, yo espero que a final de año tengamos inmunizada una gran parte de la población, y eso contribuiría a favorecer la posible visita, hacia el verano del año próximo.
*Esta entrevista abre el número especial sobre el Año Santo Compostelano que puedes disfrutar si eres suscriptor de Omnes
«La llamada de Dios conlleva una misión a la que estamos destinados»
El Papa Francisco ha tenido la audiencia general en el Patio de San Dámaso, donde ha comentado la Carta de San Pablo a los Gálatas, en este nuevo ciclo de catequesis, haciendo especial hincapié en que se es "un verdadero apóstol no por mérito propio, sino por la llamada de Dios".
El Papa Francisco ha comenzado el ciclo de catequesis comentando la Carta de San Pablo a los Gálatas, en la que «nos adentramos poco a poco». «Hemos visto que estos cristianos», comienza el Santo Padre, «se encuentran en conflicto sobre cómo vivir la fe. El apóstol Pablo empieza a escribir su Carta recordándoles las relaciones pasadas, el malestar por la distancia y el amor inmutable que tiene por cada uno de ellos. Sin embargo, no deja de señalar su preocupación para que los gálatas sigan el camino correcto: es la preocupación de un padre, que generó las comunidades en la fe. Su intención es muy clara: es necesario reafirmar la novedad del Evangelio, que los gálatas han recibido de su predicación, para construir la verdadera identidad sobre la que fundar la propia existencia».
El Papa destaca del Apóstol su profundo conocimiento del misterio del Cristo. «Desde el principio de su Carta no sigue los bajos argumentos de sus detractores. El apóstol “vuela alto” y nos indica también a nosotros cómo comportarnos cuando se crean conflictos dentro de la comunidad. De hecho, solo hacia el final de Carta, se aclara que el núcleo de la controversia suscitada es el de la circuncisión, por tanto, de la principal tradición judía. Pablo elige el camino de ir más en profundidad, porque lo que está en juego es la verdad del Evangelio y la libertad de los cristianos, que es parte integrante del mismo. No se detiene en la superficie de los problemas, como a menudo tenemos la tentación para encontrar en seguida una solución que ilusiona para poner a todos de acuerdo con un compromiso. No funciona así con el Evangelio y el Apóstol ha elegido seguir el camino más arduo. Escribe así: «Porque ¿busco yo ahora el favor de los hombres o el de Dios? ¿O es que intento agradar a los hombres? Si todavía tratara de agradar a los hombres, ya no sería siervo de Cristo» (Gal 1,10)».
«En primer lugar, Pablo se siente en el deber de recordar a los gálatas que es un verdadero apóstol no por mérito propio, sino por la llamada de Dios. Él mismo cuenta la historia de su vocación y conversión, que coincide con la aparición de Cristo Resucitado durante el viaje hacia Damasco (cfr Hch 9,1-9). Es interesante observar lo que afirma de su vida precedente a ese suceso: «Encarnizadamente perseguía a la Iglesia de Dios y la devastaba, y cómo sobrepasaba en el Judaísmo a muchos de mis compatriotas contemporáneos, superándoles en el celo por las tradiciones de mis padres» (Gal 1,13-14). Pablo osa afirmar que él en el judaísmo superaba a todos, era un verdadero fariseo celante «en cuanto a la justicia de la Ley, intachable» (Fil 3,6). En dos ocasiones destaca que había sido un defensor de las «tradiciones de los padres» y un «convencido defensor de la ley»».
«Por un lado, él insiste al subrayar que había perseguido ferozmente a la Iglesia que había sido un «blasfemo, un perseguidor y un insolente» (1 Tm 1,13); por otro, evidencia la misericordia de Dios con él, que le lleva a vivir una transformación radical, bien conocida por todos. Escribe: «Pero personalmente no me conocían las Iglesias de Judea que están en Cristo. Solamente habían oído decir: “El que antes nos perseguía ahora anuncia la buena nueva de la fe que entonces quería destruir» (Gal 1,22-23). Pablo evidencia así la verdad de su vocación a través del impresionante contraste que se había creado en su vida: de perseguidor de los cristianos porque no observaban las tradiciones y la ley, había sido llamado a convertirse en apóstol para anunciar el Evangelio de Jesucristo».
«Pensando en su historia, Pablo está lleno de maravilla y de reconocimiento. Es como si quisiera decir a los gálatas que él podría ser de todo menos apóstol. Había sido educado desde niño para ser un irreprensible observador de la ley mosaica, y las circunstancias le habían llevado a combatir los discípulos de Cristo. Sin embargo, sucedió algo inesperado: Dios, con su gracia, le había revelado a su Hijo muerto y resucitado, para que él se convirtiera en anunciador en medio de los paganos (cfr Gal 1,15-6)».
«¡Los caminos del Señor son inescrutables!», exclamó el Papa. «Lo tocamos con la mano cada día, pero sobre todo si pensamos en los momentos en los que el Señor nos ha llamado. No debemos olvidar nunca el tiempo y la forma en la que Dios ha entrado en nuestra vida: tener fijo en el corazón y en la mente ese encuentro con la gracia, cuando Dios ha cambiado nuestra existencia. Cuántas veces, delante de las grandes obras del Señor, surge de forma espontánea la pregunta: ¿cómo es posible que Dios se sirva de un pecador, de una persona frágil y débil, para realizar su voluntad? Sin embargo, no hay nada casual, porque todo ha sido preparado en el diseño de Dios. Él teje nuestra historia y, si nosotros correspondemos con confianza a su plan de salvación, nos damos cuenta. La llamada conlleva siempre una misión a la que estamos destinados; por esto se nos pide que nos preparemos con seriedad, sabiendo que es Dios mismo quien nos envía y nos sostiene con su gracia. Dejémonos conducir por esta conciencia: el primado de la gracia transforma la existencia y la hace digna de ser puesta al servicio del Evangelio».
Comentario a las lecturas del domingo XIV del tiempo ordinario
Andrea Mardegan comenta las lecturas del XIV domingo del tiempo ordinario y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo.
Andrea Mardegan·30 de junio de 2021·Tiempo de lectura: 2minutos
Ezequiel vive la experiencia de ser enviado por Dios “a los hijos de Israel, un pueblo rebelde que se ha revelado contra mí… También los hijos tienen dura la cerviz y el corazón obstinado; a ellos te envío para que les digas: ‘Esto dice el Señor’. Te hagan caso o no te hagan caso, pues son un pueblo rebelde, reconocerán que hubo un profeta en medio de ellos”. La perspectiva para el profeta no tiene garantías de éxito, al contrario; lo importante es que vaya y que así la gente se dé cuenta de que existe un profeta.
La experiencia de Pablo no es muy distinta. Muchos se han preguntado por la naturaleza de ese aguijón que Dios ha permitido para que no se engría. Posiblemente encontremos la respuesta en sus palabras: “Por eso, con sumo gusto me gloriaré más todavía en mis flaquezas, para que habite en mí la fuerza de Cristo. Por lo cual me complazco en las flaquezas, en los oprobios, en las necesidades, en las persecuciones y angustias, por Cristo; pues cuando soy débil, entonces soy fuerte”.
El aguijón en la carne puede consistir precisamente en debilidades, ultrajes, dificultades, angustias, o en problemas de la Iglesia de Corinto que se mencionan a continuación: “Disputas, envidias, iras, rivalidades, calumnias, murmuraciones, engreimientos, sediciones”.
Por eso, Jesús en Nazaret puede citar la ley general: “Un profeta no es despreciado sino en su tierra, entre sus parientes y en su casa” y experimentar su amargura. Marcos habla de asombro, que refleja el de los nazarenos, que no pueden creer que el Mesías sea uno de ellos, un “vecino” del que conocen la genealogía y los parientes cercanos. Es el artesano del pueblo.
En el Evangelio más antiguo, el de Marcos, vemos que se le llama “el hijo de María”. Algunos autores señalan que no era habitual mencionar a la madre, sino al padre. Podría ser rastro de un rumor difamatorio según el cual Jesús era un hijo ilegítimo. A eso se refieren tanto Celso como Tertuliano, y ha llegado a escritos hebreos medievales. La hostilidad de los nazarenos es sorprendente, y quizás confirma esos rumores, que por su naturaleza hicieron que la noticia de Jesús como el Mesías fuera aún más difícil de aceptar para los aldeanos. Por eso Jesús sufrió realmente el desprecio, “en su tierra, entre sus parientes y en su casa”. ¿Y cómo reacciona? “Y no podía hacer allí ningún milagro, solamente sanó a unos pocos enfermos imponiéndoles las manos”. La frase es notable: primero dice “ningún milagro”, y luego en cambio se dice que curó “unos pocos enfermos”. Como para significar un pararse de Jesús, que luego fue superado. Jesús sigue su camino de curación, aunque sea con poca gente. Y sigue enseñando. No lo detiene la hostilidad de los nazarenos.
La homilía sobre las lecturas del domingo XIV
El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanomilía, una pequeña reflexión de un minutos para estas lecturas.
La propuesta de la asociación pro LGTB inglesa Stonewall de sustituir el término “madre” por el de “progenitor que da a luz” no tardó en encontrar (menos mal) una masiva oposición, incluso desde sectores que podríamos calificar de afines a la causa. Se da la coincidencia, además, de que dicha asociación lleva tiempo en el punto de mira de la sociedad británica ya que sus imposiciones y exigencias en organismos públicos “están dando lugar a una suerte de ‘cultura del miedo’ entre los trabajadores que no están de acuerdo con la ideología de género en sus ya infinitas versiones”.
No es aventurado afirmar que en nuestra sociedad vemos no pocos ejemplos de una corriente maternifóbica que intenta borrar cualquier signo positivo de la maternidad o paternidad. Ejemplos como el maltrato laboral a quienes tienen hijos o esos artículos que culpan de todo desastre al número de hijos y ensalzan las maravillas de la vida sin “cargas familiares” hasta llegar a la proposición de leyes que, revestidas de una supuesta igualdad, no son más que la imposición de una discriminación efectiva para cualquier familia natural – varón – mujer de cuyas relaciones nace uno o más hijos.
Eliminar la palabra madre o padre de nuestro lenguaje no es un simple cambio de vocabulario, implica el intento de cambiar la naturaleza de las cosas. Como destaca Charles J. Chaput: “El significado de términos como «madre» y «padre» no puede modificarse sin hacer lo mismo, de forma sutil, con el de «hijo». De forma más específica, la pregunta es si existe alguna verdad superior que determine lo que es una persona, y cómo deberían vivir los seres humanos, más allá de lo que hagamos, o de lo que decidamos describir como humano”.
Acabar con la referencia a nuestro origen, a los dadores de nuestra vida – física, espiritual y social -porque son nuestros padres los primeros educadores de sociedad- esconde, de manera poco sutil, una idea egoísta, de autonomía total, desligada de cualquier otro al que pueda deberle algo, en este caso, la premisa de todo derecho, que es la vida. El ser humano se autoconcibe por separado: no existe el padre o la madre que se perciben como condicionantes de la vida sino simplemente una sucesión de elecciones y sentimientos personales que son las que configuran, fuera de todo ecosistema natural, la vida, la personalidad, las relaciones, el género…
Nos desenvolvemos en la sociedad del “no ser” sino del sentir y, como apunta el psiquiatra y escritor británico Theodore Dalrymple en su ensayo “Sentimentalismo tóxico” la pregunta no es si debe haber sentimientos o no, sino “cómo, cuándo y hasta qué punto deben expresarse y qué lugar deberían ocupar en la vida de las personas”. Los sentimientos, sin la base de la razón y la verdad, terminan actuando como un huracán que puede llegar a arrollarnos de tal modo que olvidemos hasta nuestros orígenes, llegando a borrar “por respeto”, por una falsa caridad, verdades esenciales para la felicidad del ser humano ya sea en la política, la cultura, la educación o la conversación de la sobremesa del domingo.
Señala Benedicto XVI en Caritas in veritate que «sin verdad, la caridad cae en mero sentimentalismo. El amor se convierte en un envoltorio vacío que se rellena arbitrariamente. Éste es el riesgo fatal del amor en una cultura sin verdad. Es presa fácil de las emociones y las opiniones contingentes de los sujetos, una palabra de la que se abusa y que se distorsiona, terminando por significar lo contrario». Ese es, quizás, el quid de nuestra sociedad, en la que la conquista de «libertades a toda costa» han pasado a convertirse en cárceles igualmente indignas en las que se intenta ocultar, incluso, que somos hijos de padres y madres que han de responder, con altura, a la herencia de libertad real recibida.
Directora de Omnes. Licenciada en Comunicación, con más de 15 años de experiencia en comunicación de la Iglesia. Ha colaborado en medios como COPE o RNE.
«El Señor puede hacer grandes cosas a través de nosotros cuando somos transparentes con Él»
El Papa ha comentado el evangelio de la solemnidad de San Pedro y San Pablo durante el rezo del Angelus, asegurando que "a través de sus testigos, Pedro y Pablo, nos estimula a quitarnos las máscaras, a renunciar a las medias tintas, a las excusas que nos vuelven tibios y mediocres".
Tras haber celebrado la Misa en la Solemnidad de los Santos Pedro y Pablo, en la Basílica de San Pedro con la bendición de los Palios para los nuevos arzobispos, el Papa Francisco rezó el Ángelus asomado desde la ventana del Palacio Apostólico, y comentó el Evangelio. «En la parte central del Evangelio de hoy (Mt 16, 13-19), el Señor hace una pregunta decisiva a sus discípulos: «Y vosotros, ¿Quién decís que soy yo?» (v. 15). Es la pregunta crucial que Jesús nos repite hoy también a nosotros: “¿Quién soy yo para ti?”. ¿Quién soy yo para ti, que has abrazado la fe pero todavía tienes miedo de remar mar adentro en mi Palabra? ¿Quién soy yo para ti, que eres cristiano desde hace mucho tiempo pero, cansado por la costumbre, has perdido tu primer amor? ¿Quién soy yo para ti, que estás pasando por un momento difícil y necesitas sacudirte para continuar? Jesús pregunta: ¿Quién soy yo para ti? Démosle hoy una respuesta que venga del corazón».
«Antes de esta pregunta», dice el Papa, «Jesús les hizo otra a sus discípulos: “¿Quién dice la gente que soy yo?” (cf. v. 13). Era una encuesta para registrar las opiniones sobre él y la fama que gozaba, pero la fama no le interesa a Jesús. Entonces, ¿por qué hizo esa pregunta? Para subrayar una diferencia, que es la diferencia fundamental de la vida cristiana. Hay quienes se quedan en la primera pregunta, en las opiniones, y hablan de Jesús; y hay quienes, en cambio, le hablan a Jesús, ofreciéndole la vida, entrando en relación con él, dando el paso decisivo. Esto le interesa al Señor: estar en el centro de nuestros pensamientos, ser el punto de referencia de nuestros afectos; ser, en definitiva, el amor de nuestra vida».
Asegura Francisco, refiriéndose a San Pedro y San Pablo, que «los santos que celebramos dieron este paso y se convirtieron en testigos. No eran admiradores, sino imitadores de Jesús. No eran espectadores, sino protagonistas del Evangelio. No creyeron de palabra, sino con obras. Pedro no hablaba de misión, era pescador de hombres, Pablo no escribió libros cultos, sino cartas vividas, mientras viajaba y testificaba. Ambos gastaron su vida por el Señor y por sus hermanos. Y nos provocan. Porque corremos el riesgo de quedarnos en la primera pregunta: dar pareceres y opiniones, tener grandes ideas y decir bonitas palabras, pero nunca jugándonosla. ¡Cuántas veces, por ejemplo, decimos que nos gustaría una Iglesia más fiel al Evangelio, más cercana al pueblo, más profética y misionera, pero luego, en la práctica, no hacemos nada! Es triste ver que muchos hablan, comentan y debaten, pero pocos dan testimonio. Los testigos no se pierden en palabras, sino que dan frutos. No se quejan de los demás ni del mundo, empiezan por sí mismos. Nos recuerdan que Dios no ha de ser demostrado, sino mostrado; no anunciado con proclamas, sino testimoniado con el ejemplo».
«Sin embargo», continúa Francisco, «al mirar la vida de Pedro y Pablo, puede surgir una objeción: ciertamente fueron testigos, pero no siempre ejemplares: Pedro negó a Jesús y Pablo persiguió a los cristianos. Pero, aquí está el punto, también testimoniaron sus caídas. San Pedro podría haber dicho a los evangelistas: “No escriban los errores que he cometido”. Pero no, su historia sale sin ambages de los Evangelios, con todas sus miserias. Lo mismo dígase de san Pablo, que en sus cartas habla de errores y debilidades. Aquí es donde comienza el testigo: desde la verdad sobre sí mismo, desde la lucha contra su propia doblez y falsedad. El Señor puede hacer grandes cosas a través de nosotros cuando nos tiene sin cuidado defender nuestra imagen, pero somos transparentes con Él y con los demás. Hoy, queridos hermanos y hermanas, el Señor nos interpela. Su pregunta: ¿Quién soy yo para ti?, nos excava dentro. A través de sus testigos, Pedro y Pablo, nos estimula a quitarnos las máscaras, a renunciar a las medias tintas, a las excusas que nos vuelven tibios y mediocres. Que Nuestra Señora, Reina de los Apóstoles, nos ayude en esto y encienda en nosotros el deseo de dar testimonio de Jesús».
Numerosos deportistas apoyan la vida humana más débil
La Carrera solidaria por la Vida se celebró con gran éxito este domingo. Los deportistas recordaron una vez más la necesidad de la defensa de la vida en estos momentos de ataque a los más débiles y vulnerables.
Rafael Miner·29 de junio de 2021·Tiempo de lectura: 4minutos
El pasado domingo 27 de junio tuvo lugar, en el Parque Valdebebas de Madrid, la Carrera solidaria por la Vida en la que se conmemoró el décimo aniversario de la Plataforma Sí a la Vida. Se trata de la segunda parte presencial de esta celebración, anunciada en el acto que tuvo lugar el pasado 21 de marzo.
La Plataforma Sí a la Vida que coordina Alicia Latorre ha agradecido a la Asociación de Deportistas por la Vida y la Familia, que preside Javier Jáuregui, su esfuerzo por organizar y llevar a cabo esta Carrera. que unió a un centenar de corredores en el Parque de Valdebebas de Madrid. Ellos, junto a familiares y amigos, dieron testimonio de que están dispuestos a dar lo mejor de sí mismos en favor de la vida humana naciente y sufriente, desde la concepción hasta la muerte natural.
El evento comenzó con la lectura del Manifiesto Sí a la Vida, y a continuación se leyó el Manifiesto de los Deportistas por la Vida y la Familia. Posteriormente, los corredores comenzaron a salir en turnos de tres a fin de evitar aglomeraciones y guardar las normas de prudencia debido a la pandemia. Participaron jóvenes estudiantes, familias y corredores de clubes profesionales. A lo largo del recorrido se contó con voluntarios para ir marcando la zona de la carrera.
Compromiso con la vida
Para la Plataforma Sí a la Vida fue una jornada muy especial. Alicia Latorre, su coordinadora, recordó antes de comenzar que“gracias a la Asociación Deportistas por la Vida y la Familia hemos tenido este acto; y el Manifiesto, que leímos también en marzo, recoge lo que defendemos sobre todo en momentos en los que la defensa de la vida humana, especialmente la más débil, está teniendo tantísimos ataques con nuevas leyes como la de la eutanasia, además de las ya existentes. Una vez más, las organizaciones manifestamos nuestro compromiso, como recoge el manifiesto”.
Se leyeron también unas palabras de la madrina de la carrera, Isabel de Gregorio, esposa de José María Cagigal, primer director del INEF, que creó este estilo deportivo de vida.
El INEF (Facultad de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte), cumple ahora 50 años desde que “comenzó a sacar licenciados en educación física”, como explicó Javier Jáuregui, presidente de la Asociación Deportistas por la Vida y la Familia. El acto culminó con la entrega de premios y el testimonio de Michelle, madre que siguió adelante con su embarazo tras hablar con miembros de Rescatadores de Juan Pablo II en la puerta de un centro de abortos.
Atletas ganadores y relatos premiados
En la clasificación general de la Carrera, en la modalidad de 10 km. quedaron en las tres primeras posiciones Jorge Ayuso Cortés (1º), Jaime Simón Martin-aragón (2ª) y Andrés Román Martín (3º). En la modalidad de 5 km., quedaron en las tres primeras posiciones José Antonio Morales Robles (1º), Ricardo José García Perez (2ª) y Enrique Alonso Tena (3º), tal como informa la Plataforma Sí a la Vida.
En chicas, las primeras clasificadas en 5 km. fueron Beatriz Abbad-jaime de Aragón García (1ª), Paula San Millán (2ª) y María José García López de Soria (3ª). La primera clasificada en veterano femenino fue Carmen López-Acevedo en 10 km, y, en la misma distancia, Mariano De las Heras Sanz fue el primero en veterano masculino.
Junto a la Carrera solidaria por la Vida, ha tenido lugar unConcurso de Relatos breves sobre El don de la vida y el deporte.En la categoría de menores de 19 años, el primer premio ex aequo ha sido para María José Gámez Collantes de Terán, 17 años, estudiante de Primero de Bachillerato del colegio Adharaz Altasierra (Espartinas, Sevilla), del grupo Attendis, con un relato titulado ¡Corre!; y María Moreno Guillén, de Badajoz, de la misma edad, estudiante también de Primero Bachillerato del colegio Puerta Palma-El Tomillar de Badajoz, del mismo grupo educativo, con el relato titulado La felicidad de mi vida.
En la categoría Deportistas, la ganadora ha sido Lorena Villalba Heredia, natural de Gijón, con el relato titulado Nyala, tras la superación, el triunfo. Lorena Villaba es docente e investigadora en la Universidad de Zaragoza. Los relatos se publicarán en un libro electrónico en Omnes, colaborador de este Concurso.
DATO
00589
Es el código bizum a través del que puedes colaborar con la Federación Española de Asociaciones Provida
La Plataforma Sí la Vida recuerda a los defensores de la vida que quedan emplazados para la celebración del año que viene y recuerda a aquellos que quieran colaborar de forma económica con la Plataforma Sí a la vida pueden hacerlo a través de Bizum, eligiendo la opción ONG: Federación Española de Asociaciones Provida, código 00589.
Los encuentros de arte y oración puestos en marcha por la diócesis de Burgos para conmemorar el VIII Centenario de su Catedral constituyen una elección acertada para gozar de la belleza de la fe este verano.
Javier Segura·29 de junio de 2021·Tiempo de lectura: 2minutos
El octavo centenario de la construcción de la catedral de Burgos está sirviendo de motivo para un amplio despliegue de actividades culturales al nivel de esta emblemática catedral, Patrimonio de la Humanidad. Y también para poner en marcha iniciativas pastorales que acerquen esta efeméride a todos y sirva para que un acontecimiento de esta envergadura sea transmisión de vida cristiana en este tercer milenio, también necesitado de que el arte, la belleza y la oración le aporten luz y esperanza.
En esta línea netamente pastoral cabe destacar los encuentros de arte y oración que se han puesto en marcha por la diócesis y en los que han participado músicos cristianos como Jesús Vicente Morales (Chito), de Brotes de Olivo, y Migueli Marín, sin duda uno de los cantantes católicos españoles con mayor proyección. Precisamente Migueli acaba de publicar ‘Ochocientos’, una canción dedicada a la Catedral de Burgos, que acompaña de un magnífico video-clip, que deja traslucir la belleza de este templo y un mensaje de cercanía, en el que se ve implicado todo el pueblo a lo largo de estas trescientas mil mañanas en que esta catedral ha acompañado a tantos peregrinos de la vida.
Este veinte de julio, se celebra precisamente este aniversario, fecha en la que en el año 1221 el obispo Mauricio y el Rey Fernando III colocaron la primera piedra de ese sueño colectivo, ese pedazo de cielo en la tierra, que sería la Catedral.
En una cultura tan del día a día como la nuestra sorprende que un pueblo sea capaz de embarcarse en un proyecto que le supera, del que ninguno de sus promotores podría vislumbrar su realización. Solamente algo grande, algo que trasciende a la vida de uno mismo, es capaz de mover estos proyectos. Algo, o mejor Alguien, que trasciende el espacio y el tiempo da sentido a nuestro caminar de peregrinos, mueve a un pueblo a través de los desiertos de la vida.
Esa es la misión de la belleza, ayudarnos a mirar más allá, más arriba, más adentro. Por eso no hay mejor manera de celebrar este prodigio de arte y oración que es la Catedral de Burgos, que precisamente contemplar su belleza y postrarse en oración.
Merece la pena este verano una visita a la catedral de Burgos y, de paso, gozar de LUX, la nueva muestra de fe y cultura que son las Edades del Hombre, que en este año cumple su 25 aniversario, y que tiene también como sede la catedral de Burgos.
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Una serie de conferencias abordará las relaciones entre padres e hijos
"Conecta emocionalmente con tus hijos" es el título de esta primera sesión del ciclo en el que se irán tratando diversos aspectos del plano educativo, relacional, familiar, etc.
Las sesiones, que se realizarán de manera online, están organizadas por Sabadell Instituciones Religiosas y Tercer Sector y la Fundación Edelvives y comenzarán este próximo jueves con la participación de Carmen Guaita. La primera sesión, conducida por licenciada en Filosofía, escritora y maestra se centrará en la importancia de tener una buena conexión con tus hijos, que les permita sentirse seguros, amados y respetados, y tener confianza en ellos mismos.
La conferencia, abierta a todas las personas que quieran asistir, comenzará a las 16:00 h. del jueves 1 de julio de 2021. La inscripción y seguimiento de la conferencia puede hacerse a través de este enlace.
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Se acerca un nuevo tiempo estival y abundan las ofertas formativas y de cultivo del espíritu.
Con el Papa Francisco podemos afirmar que Vivimos en una sociedad de la información que nos satura indiscriminadamente de datos, todos en el mismo nivel, y termina llevándonos a una tremenda superficialidad a la hora de plantear las cuestiones morales. Se vuelve necesaria una educación que enseñe a pensar críticamente y que ofrezca un camino de maduración en valores. (Evangelii Gaudium, 64)
A esta llamada quiere responder el Aula Malagón Rovirosa que desde hace años se desarrolla en el Monasterio de Soto Iruz (Cantabria). Este espacio de formación integral nos ofrece la vivencia de un armonioso equilibrio entre el estudio, el trabajo y la oración. Una experiencia singular y única: un signo, un anticipo, imperfecto claro está, de la sociedad que nos gustaría construir.
En el Aula se nos invita a aprender a ser pueblo, a ser familia. En los tiempos que corren esto significa que hay que recorrer el camino que va del “individualista” autorreferencial y narcisista, a la “persona” que estamos llamados a ser. Una persona que jamás puede ser entendida sin sus relaciones, sin “familia”, sin la solidaridad de los demás en el presente y en la historia. Recorrer un camino que va, igualmente, del aislamiento que nos desvincula y nos autodestruye, al encuentro, al compromiso permanente.
Hay otra experiencia muy importante que podemos vivir en el Aula. Tal vez la más importante. La de la escucha.Necesitamos el silencio. No un silencio evasivo, organizado para dejar de lado la angustiosa cotidianidad. Sino un silencio que nos ayude a detenernos, a escuchar. Al principio, sólo alcanzamos a sentir los rugidos de nuestras tormentas. Venimos del ruido. El corazón está lleno de una algarabía insoportable de grillos, de ansiedades y angustias, de miedos, de sombras de tristeza. Sólo al cabo de un tiempo discernimos entre los ruidos los mensajes importantes: ¿Qué hemos hecho de nuestra vida? ¿Qué hemos hecho de nuestro prójimo? ¿Qué hemos hecho de nuestros “hermanos” más débiles, más vulnerables, en este mundo global? ¿Por qué esta guerra permanente contra la dignidad de los seres humanos? Este silencio, para los creyentes católicos se convierte a diario y en muchas ocasiones en Oración.
Estamos todos invitados a esta experiencia única y singular. En ella acogemos el llamamiento del Papa Francisco a proteger nuestra casa común mediante la preocupación por toda la familia humana, dialogando sobre cómo estamos construyendo nuestra sociedad y convencidos de que las cosas pueden cambiar si todos nos hacemos responsables de todos. ¡Es posible la fraternidad!
Puedes informarte de los ejercicios espirituales y encuentros en www.solidaridad.net
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El 1 de julio el Papa Francisco ha convocado una jornada de reflexión y oración por el Líbano, con la participación de los principales líderes de las comunidades cristianas presentes en el país
El «País de los Cedros» sigue siendo el centro de atención de la Iglesia universal y, en particular, del Obispo de Roma. El 1 de julio, de hecho, el Papa organizará en el Vaticano una jornada de reflexión y oración por el Líbano, con la participación de los principales líderes de las comunidades cristianas presentes en el país. El acto se titula «Juntos por el Líbano» y tiene como lema el pasaje de Jeremías 29:11: «El Señor Dios tiene planes de paz».
Los locales
Justo el pasado 8 de septiembre, un mes después de la violenta explosión ocurrida en la zona del puerto de Beirut en la que perdieron la vida más de doscientas personas, provocando unos 300 mil desplazados, el Papa Francisco envió a su representante en el lugar, el cardenal secretario de Estado Pietro Parolin para una jornada universal de oración y ayuno por el Líbano.
Él mismo la había convocado al final de la Audiencia General del miércoles anterior, como un gesto de cercanía y solidaridad, pero también como una presencia concreta para «acompañar a la población» especialmente probada. En esa ocasión, el Santo Padre hizo suyas las palabras que San Juan Pablo II escribió en la Carta Apostólica «Una nueva esperanza para el Líbano», enviada a la Iglesia libanesa en septiembre de 1989: «Ante los repetidos dramas, que cada uno de los habitantes de esta tierra conoce, tomamos conciencia del extremo peligro que amenaza la existencia misma del país. El Líbano no puede ser abandonado en su soledad».
Luego añadió: «Animo a todos los libaneses a seguir esperando y a encontrar la fuerza y la energía necesarias para volver a empezar. Pido a los políticos y a los líderes religiosos que se comprometan con sinceridad y transparencia en la labor de reconstrucción, dejando de lado los intereses partidistas y mirando al bien común y al futuro de la nación».
Hoy, nueve meses después de la visita de Parolin a la catedral maronita de San Jorge para el encuentro con los líderes religiosos, la cita se renueva directamente en el Vaticano.
Oración
Los responsables de las respectivas Iglesias y Comunidades Eclesiales del Líbano se reunirán en Roma, llevando «el grito de un pueblo», como subrayó el cardenal Leonardo Sandri, Prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, en la rueda de prensa de presentación de la iniciativa.
El programa incluye un primer encuentro con el Santo Padre en la mañana del 1 de julio, directamente en la Casa Santa Marta, donde los distintos representantes religiosos serán huéspedes desde el 30 de junio. A continuación, el paso a la Basílica de San Pedro para un breve momento de oración en la tumba del Apóstol.
Las reuniones
En tres momentos distintos del día, habrá sesiones de trabajo, cada una de ellas introducida por un ponente, en la Sala Clementina del Palacio Apostólico. La mesa de reunión será redonda y en ella se sentarán, además del Santo Padre, el Nuncio Apostólico en el Líbano, Mons. Joseph Spiteri, que actuará como moderador, y los diez jefes de las comunidades cristianas.
En el lado católico, el Patriarca Maronita Card. Bechara Boutros Raï, el patriarca siro-católico Ignace Youssef III Younan, el patriarca melquita Youssef Absi, el obispo caldeo Michel Kassarj y el vicario apostólico latino Monseñor Cesar Essayan.
Las Iglesias no católicas presentes serán, en cambio, los griegos ortodoxos del Patriarcado de Antioquía, de tradición bizantina, dirigidos por el Patriarca Youhanna X Yazigi; el Catolicosado de la Iglesia Apostólica Armenia de Cilicia, dirigido por el Catolicós Aram I; la Iglesia Ortodoxa Siria, encabezada desde 2014 por el Patriarca Ignatius Aphrem II; y el Consejo Supremo de la Comunidad Evangélica, representado por su Presidente Joseph Kassabhas.
Al final de la jornada está prevista una oración de clausura en la Basílica de San Pedro, en presencia del Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede y abierta a las comunidades religiosas libanesas y a los fieles laicos presentes en Roma. Algunos jóvenes entregarán a los líderes cristianos una lámpara encendida en señal de paz, que luego se colocará en un candelabro. Las palabras de clausura estarán a cargo del Papa Francisco, quien también donará a los presentes como recuerdo un azulejo con el logotipo de la jornada.
El logotipo
En cuanto al logotipo, en el centro aparece la figura de la Virgen venerada en la colina de Harissa con el título de «Nuestra Señora del Líbano» con las manos abiertas hacia el mar Mediterráneo y la capital Beirut, como signo de acogida de las esperanzas no sólo de los cristianos maronitas sino también de los ortodoxos y musulmanes.
La composición también muestra el cedro libanés estilizado, el color rojo de la bandera libanesa también como recuerdo de la sangre derramada por la unidad del pueblo, y el sol, como símbolo de esperanza hacia un amanecer de paz para todos.
“Frente a hipersexualización, educar el cuerpo para amar”
“Ante la presión de la hipersexualizaciòn, la pornografía, la ideología de género, eduquemos a los jóvenes en una sexualidad responsable centrada en la capacidad de entrega”, alentó esta semana Benigno Blanco, abogado y ex presidente del Foro Español de la Familia, en un encuentro de reflexión del Centro Académico Romano Fundación (CARF)
Rafael Miner·27 de junio de 2021·Tiempo de lectura: 8minutos
El CARF había anunciado el tema, Hipersexualización, como un “creciente problema en el que nuestra sociedad está inmersa: se enfatiza el valor sexual de las personas por encima de cualquier otra cualidad”. Y el encuentro de reflexión con Benigno Blanco respondió a las expectativas. El ponente ha sido alto cargo en gobiernos de José María Aznar, aunque casi se le conoce más por sus años al frente de una institución de la sociedad civil, el Foro Español de la Familia. Y desde hace unos años, por sus conferencias sobre la ideología de género. Su análisis en el encuentro del CARF fue directo y argumentado.
De entrada, como buen profesor, justificó el tema que iba a abordar. “Nuestros jóvenes, hoy día, salvo que vivan en familias bien ancladas en una formación humanista y una visión cristiana de la vida, viven en un mundo hipersexualizado. La música que oyen, la ropa de moda, los modelos de conducta sexual y los cuerpos que les ofrecen las series, el discurso que incentiva esta mentalidad consumista del sexo, a la que se añade la fuerza de la ideología de género, que convierte la propia conciencia individual o la percepción subjetiva de la propia sexualidad en la propia identidad (soy lo que siento, soy lo que me apetece, mi cuerpo no me determina), hace que nuestros hijos, junto al fácil acceso a la pornografía desde que tienen el móvil, estén sometidos, por muy humanista o cristianamente que hayan sido educados, a una presión brutal de hipersexualización de su mirada, de su forma de pensar, de entender el amor, de entender las relaciones interpersonales”.
Por otra parte, se refirió al consumo de sexo desde edades muy tempranas. “La edad de primer acceso a la pornografía está ya entre los 8 y 10 años en los niños, y se calcula también que a los 13-14 años cerca de un 70 por ciento de los adolescentes españoles son adictos a la pornografía. No que vean de vez en cuando algo, sino que son adictos. La pornografía es muy adictiva, es como una droga, De hecho, está estudiado cómo se activan en el cerebro, con el consumo compulsivo y adictivo de la pornografía, los mismos circuitos cerebrales que se activan con el consumo, por ejemplo, de la cocaína”.
“La mirada pornográfica que genera el consumo de la pornografía que lleva a ver los cuerpos como algo utilizable al servicio de mi placer; esta cultura del intercambio sexual sin consecuencias que han permitido la anticoncepción y el aborto; y la mercantilización progresiva del cuerpo y del sexo, llevan a esto que llamamos hipersexualización”; señaló el ponente.
Como la esclavitud en el siglo I
En consecuencia, “nuestros hijos, todo este mundo de banalización e hipersexualización, les va a influir, porque son gente de nuestra época. Como a un niño de una familia cristiana del siglo I le influía la banalización de la esclavitud propia de la sociedad romana de aquella época. Difícil para unos padres cristianos, pienso yo, convencer a sus hijos de que había que tratar con respeto y cariño a los esclavos, porque nadie lo hacía”.
“Hoy no tenemos que asustarnos de que nuestros hijos, nuestros nietos, estén sometidos a una presión de banalización de su sexualidad y de la sexualidad de los demás, brutal, casi insoportable. Esto es lo que tenemos que administrar. No vale para nada quejarse, ni llorar, porque nuestros padres tenían otros, pero éste es uno de los problemas de nuestra época, sin duda ninguna”, subrayó.
“Hay que ocuparse de la educación sexual”
“Primera conclusión: hoy hay que preocuparse de la sexualidad”, señaló en su discurso Benigno Blanco, quien alertó de los riesgos de no hacerlo. “En otras épocas históricas, las convicciones básicas de la humanidad sobre la sexualidad eran muy compartidas. Pero hoy día no. Porque hay muchas fuerzas en el ambiente, económicas, de consumo, ideológicas, políticas, filosóficas, científicas, o cientificistas, que pueden deformar profundamente la percepción de la sexualidad de nuestros hijos y nietos”.
“Por eso, los padres de hoy debemos ocuparnos de una forma muy especial, absolutamente irrenunciable, de la educación afectivo sexual de nuestros hijos. Hoy día, si no nos ocupamos de la educación afectivo sexual de nuestros hijos, nuestros hijos se van a corromper. Habrá excepciones. Una rosa puede surgir espléndida en un estercolero, pero lo normal es que surja en un jardín bien cuidado, bien regado y bien atendido”.
Educar en la sexualidad humana
¿Cómo educar en materia afectivo sexual en casa?, se preguntó el ponente del CARF, añadiendo que “lo que digo para la familia, vale para la escuela, para la parroquia, para la amistad, etc., con las debidas adaptaciones. Porque en el fondo, educar no es más que ocuparse del inmenso potencial de bien que hay en esas personas a las que queremos, para ayudarlas a actualizarlo. Yo me ocupo de educar a mis hijos, o a mis nietos, o ganarme la amistad, porque los quiero, y como los quiero, quiero que sean felices. Por tanto, intento aportarles la idea que tengo de en qué consiste ser feliz, ser una buena persona, que eso es ser feliz. Y eso implica tener las ideas claras sobre la sexualidad”.
En este punto, el ponente explicó en breves trazos en qué consiste la sexualidad humana. “Hoy día hay que saber explicar la sexualidad humana. Y no es fácil, porque es un hecho evidente”. Benigno Blanco lo sintetizó en unos cuantos trazos, que necesariamente hemos de recortar también. Quizá sean útiles estas pinceladas: “Basta mirar a los seres humanos. La sexualidad es lo que somos. Si miramos a los seres humanos sin prejuicios, vemos chicos y chicas, no hay otra cosa. Puede haber malformaciones, como en todo lo humano. Pero no existe el ser humano en abstracto. El ser humano sólo existe sexuado, en varón o mujer. Por lo tanto, nosotros somos nuestra sexualidad. Somos sexuados en todo lo que hacemos, no sólo somos sexuados cuando practicamos el sexo, cuando amamos, sino en todo lo que hacemos”.
“Soy varón cuando practico el sexo, por supuesto, y también cuando pienso, cuando miro, cuando rezo, porque todo lo hago en varón porque no puedo hacerlo de otra manera. Porque soy un varón. Yo soy mi sexualidad. De ahí la importancia de este tema. No estamos hablando de una faceta accesoria, circunstancial, temporal del ser humano, sino de lo que somos siempre. Y por eso, si alguien se equivoca sobre su sexualidad, se equivoca sobre sí mismo, no se comprenderá a sí mismo”.
Masculinidad y feminidad, complementarios
“Para entender qué hacer con nuestra vida, debemos entender en qué consiste ser un ser humano. Y la sexualidad es el GPS para eso”, prosiguió. “Entendiendo nuestra sexualidad, tenemos lo que nos orienta en nuestra vida hacia la felicidad. De entender o no entender la sexualidad se deriva entender o no entender nuestra humanidad y, por lo tanto, la posibilidad de ser feliz, que es lo que me importa para la gente a lo que quiero, que pueda ser feliz. Por eso, cuando un padre se ocupa de dar criterios sobre sexualidad a sus hijos, no es por imponerle una moral o unos prejuicios de otra época. Lo que quiero es que sea feliz. Y para ser feliz hay que aclararse sobre la humanidad, hay que aclararse sobre la sexualidad”.
“Somos seres sexuales”, enfatizó Benigno Blanco. “La masculinidad y la feminidad permiten entender una forma de interrelación entre varón y mujer. Porque da la casualidad de que lo masculino y lo femenino son corporal y psíquicamente complementarios. Chico/chica, pene/vagina, espermatozoide/óvulo, niño. Claro que la sexualidad tiene un sentido. Es evidente. Gracias a que somos sexuados binariamente, en masculino y en femenino, poniendo en común esas respectivas masculinidad y feminidad, podemos llegar a ser padres y madres, a hacer algo tan maravilloso como crear otro ser humano. Es increíble tener ese poder. Que la sexualidad se puede usar para otras cosas, por supuesto. Pero que consiste en eso, en el potencial ser padre o madre, es evidente. Eso no es una doctrina cristiana, ni filosófica, ni aristotélica ni tomista. Eso es cómo somos los seres humanos”.
Educar el cuerpo para amar: la castidad
El ponente dejó de lado en ese momento el hecho de ser libres, es decir, que podemos hacer cosas diversas con nuestra sexualidad. “Eso es otra historia”, comentó. “Una cosa es lo que somos, y otra qué podemos hacer con nuestra libertad. Esto es una buena educación afectivo-sexual. No es explicar a los niños el kamasutra, etc. Es entender la maravilla de que tengamos un cuerpo sexuado, qué sentido tiene eso, qué potencial tiene para articular nuestra vida en una estructura de amor. Porque los seres humanos aparte de sexuados, somos seres cronológicos, biográficos, no instantáneos”.
“Todo lo humanos hay que construirlo y educarlo en el tiempo”, señaló Blanco. “Educamos nuestra inteligencia a través del estudio, la lectura, para optimizar nuestras posibilidades de conocer. O por ejemplo en materia deportiva. Por lo mismo, nuestra capacidad de amar con nuestro cuerpo, hay que educarla en el tiempo. Hay que poner a nuestro cuerpo en condiciones óptimas de poder amar. Ese educar el cuerpo para amar, en los momentos de plenitud, cuando se está maduro para ser padre o madre, es lo que la vieja sabiduría de Occidente llamó siempre castidad. Castidad no es un conjunto de reglas arbitrarias sobre qué se puede hacer o no se puede hacer, eso sería una estupidez; es la sabiduría humana sobre cómo ayudar a nuestro cuerpo a estar en inmejorables condiciones de ganar la medalla de oro del amor”.
“Eso implica estudio, práctica del deporte, una cierta accesis, hay cosas que no ayudan y otras que sí. Por lo tanto, comprometer nuestra libertad con esa posibilidad de amar que queremos optimizar en el futuro. Esto lo que hay que enseñar a los jóvenes. No es transmitir regla de prohibido o permitido. Es transmitir lo que hemos aprendido los humanos en millones de años. Si quieres, puedes poner a tu cuerpo en condiciones inmejorables de darse, para amar y ser amado. Y hay cosas que ayudan a ser dueño de la propia sexualidad para darla a la otra persona, y cosas que no ayudan”.
“Querer genera felicidad”
El tramo final de la exposición de Benigno Blanco tuvo mucho que ver con la felicidad.
“Hay que intentar que nuestros jóvenes, y esto vale para los viejos, vayamos educándonos en una sexualidad que no está centrada en nosotros mismos, en nuestra satisfacción, en nuestro placer, sino en la capacidad de entregarnos a otro. Y querer genera felicidad. Esto es algo que los jóvenes tampoco tienen claro, porque les falta experiencia de la vida, y es lógico. Cuando uno llega a ser un venerable anciano, como yo, se da cuenta de que hay gente ha hecho un esfuerzo razonable, aunque sea con sus meteduras de pata, por invertir en amar, o por ponerse al servicio del amor de los demás, y en materia sexual de tu mujer, y las mujeres de su marido”.
“Invertir en amar”
“Y cuando se llega estas edades, quienes han invertido en amar, normalmente (en todo lo humano hay excepciones), han ido generando a su alrededor una urdimbre de amores que le hacen profundamente feliz. Vives querido y siendo querido. Pero eso no se improvisa. Eso es porque has invertido en amar. En poner tu sexualidad al servicio de dar vida, de querer, no al servicio de tu placer solo”, señaló el ponente.
Y al contrario, el conferenciante puso en la llaga del “sexo casual y frívolo de fin de semana”, que es “como tomarse un cubata, qué más da. Tomarse un cubata no da más, alcoholizarse sí da más. Cometer un error en materia de sexualidad, no da más. Se pide perdón. Interiorizar una forma de entender la sexualidad que se pone al servicio de sí mismo, sí da más. Como el alcoholismo. Tiene consecuencias”
Antes de concluir su intervención en el CARF, Benigno Blanco se preguntó cómo explicar esto a los jóvenes. Su respuesta se centró en el ejemplo: “Sólo hay una manera eficaz, aparte de la palabra, de contar lo que estoy contando. Si ven que eres feliz viviendo como dices que merece la pena vivir. Nuestra época, en una frase de Pablo VI que hago mía, porque es una gran verdad, no necesita tanto doctores como testigos. Es lo principal que podemos aportar los viejos, padres, madres, profesores, a nuestros hijos, para que entiendan esta maravilla de la sexualidad humana. Merece la pena educar en la sexualidad responsable. Si ven que nosotros, intentando vivir como les aconsejamos a ellos que merece la pena vivir, somos felices, porque todos los seres humanos queremos ser felices. No existe un ser humano que no quiera ser feliz”.
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