El nuncio apostólico en Lituania, Letonia y Estonia, el arzobispo Georg Gänswein, recordó a los cristianos los peligros del relativismo en la sociedad actual durante una conferencia celebrada recientemente en Šiluva, Lituania. Señaló que el relativismo “conduce a la erosión y, en última instancia, a la destrucción de una fe basada en la confesión de la verdad. Y esto conduce a un envenenamiento de la fe”.
La conferencia, organizada conjuntamente por el grupo cívico lituano “Laisvos visuomenės institutas” (“Instituto de una Sociedad Libre”), el Sindicato de Trabajadores Cristianos de Lituania y la Facultad de Teología Católica de la Universidad Vytautas Magnus, reunió a académicos, líderes cívicos, intelectuales públicos y clérigos para debatir los principios de la Declaración de Šiluva.
Construir en positivo
Esta es la tercera conferencia dedicada a reflexionar sobre la Declaración de Šiluva, publicada el 12 de septiembre de 2021, durante la fiesta mariana anual de la ciudad. El documento público aboga por la defensa de los derechos humanos fundamentales, el fomento de la virtud y la promoción del bien común de la sociedad. Reconoce la importancia de una sociedad construida sobre los pilares de la verdad, los valores familiares, la dignidad humana y la fe en Dios. Desde entonces, se ha convertido en un punto de referencia moral para los pensadores sociales católicos de Lituania.
El arzobispo Georg Gänswein, antiguo prefecto de la Casa Pontificia y secretario personal durante muchos años del papa Benedicto XVI, pronunció el discurso de apertura, basándose profundamente en la filosofía del difunto pontífice. Su conferencia ofreció una rica reflexión filosófica y teológica sobre la fe, la razón y el relativismo, aspectos que describió como “un tema constante en la obra de Ratzinger”. El arzobispo Gänswein advirtió que cuando se menoscaba la fe o la razón, se produce inevitablemente “patologías y la desintegración de la persona humana”.
La conferencia comenzó con las intervenciones del arzobispo Kęstutis Kėvalas, de Kaunas, y del arzobispo Gintaras Grušas, de Vilna, quienes destacaron el deber cristiano de defender la verdad en la vida pública.
En su discurso de apertura, el arzobispo K. Kėvalas instó a la vigilancia contra las tentaciones de experimentar con la naturaleza y la dignidad humanas. También recordó a los asistentes que Šiluva, un santuario mariano conocido por una de las primeras apariciones aprobadas en Europa, simboliza la fidelidad al orden de Dios en la creación. “El lugar santo de Šiluva invita al respeto por el orden que el Creador ha dado a este mundo”, afirmó.
El arzobispo G. Grušas recordó las palabras del papa León XIV de que la Iglesia “nunca puede eximirse del deber de decir la verdad sobre el hombre y el mundo, utilizando, cuando sea necesario, incluso un lenguaje duro que inicialmente pueda causar malentendidos”. Subrayó que todos los cristianos, incluidos los que participan en la vida pública, tienen el deber de defender la verdad, que describió como “no una idea abstracta, sino un camino por el que una persona descubre la verdadera libertad”.
Recuperar la razón
El arzobispo Georg Gänswein instó a los participantes a que, ante los grandes retos actuales, como el pensamiento técnico y la globalización, el primer paso debe ser recuperar el pleno alcance de la razón. Describió la verdadera razón como intrínsecamente veraz, contrastándola con el relativismo, al que calificó de “expresión de un pensamiento débil y estrecho de miras… basado en el falso orgullo de creer que los seres humanos no pueden reconocer la verdad y en la falsa humildad de negarse a aceptarla”. “La verdad nos hace libres”, añadió, haciendo referencia a Juan 8, 32, y señaló que sirve como norma por la que los seres humanos deben medirse a sí mismos y que aceptarla requiere humildad.
La conferencia también contó con una serie de charlas que invitaron a la reflexión sobre la identidad moral y política de Lituania, los retos de la democracia liberal, los cambios sociales postsoviéticos y el papel de la fe y la familia en la vida pública. Concluyó con una mesa redonda sobre la dirección moral de Europa, la libertad de expresión y la renovación de los valores cristianos en la sociedad.
El arzobispo Gänswein finalizó su intervención advirtiendo que el relativismo, la mentalidad que define la modernidad, que describió como “un veneno insidioso”, socava en última instancia la libertad humana. Impulsado por la autosuficiencia y amplificado por las redes sociales, ciega a las personas ante la verdad y su propósito último. El verdadero objetivo de la humanidad, afirmó, es “llegar al conocimiento de la verdad, que es Dios, y así alcanzar la vida eterna”. Su discurso fue recibido con un aplauso prolongado.
Fundador de “Catholicism Coffee”




