Evangelio

Respetar el Nombre de Dios. Jesucristo Sumo Sacerdote (C)

Joseph Evans nos comenta las lecturas del Jesucristo Sumo Sacerdote (C) correspondiente al día 12 de junio de 2025.

Joseph Evans·9 de junio de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

En la oración sacerdotal que la Iglesia nos regala hoy con motivo de la fiesta de Jesucristo Sumo Sacerdote, Nuestro Señor ora dando a conocer el nombre de su Padre: “Les he dado a conocer y les daré a conocer tu nombre”. Esto es algo muy sacerdotal. Sabemos que el nombre de Dios y el nombre de Jesús no son nombres cualquiera. De hecho, hay todo un mandamiento dedicado al respeto del nombre de Dios: “No pronunciarás el nombre del Señor, tu Dios, en falso” (Ex 20, 7). Los mandamientos nos dan las instrucciones morales esenciales para el cumplimiento de la vida personal y social. Sólo respetando el nombre de Dios encontraremos la felicidad personal y nuestra sociedad funcionará bien. Cuando faltamos al respeto a Dios, acabamos faltándonos al respeto a nosotros mismos y a los demás.

Cuando Dios instituyó el sacerdocio de la Antigua Alianza, dijo: “Han de ser santos para su Dios y no profanarán el nombre de su Dios, pues son ellos los que ofrecen los alimentos que se han de quemar para el Señor, el alimento de su Dios. Deben ser santos” (Lev 21, 6). En otras palabras, dado que tienen la sagrada tarea de ofrecer sacrificios a Dios, deben tener un respeto especial por el nombre de Dios. De hecho, respetar el nombre de Dios es parte integrante de su santidad. Como se ha dicho, honrar el nombre de Dios es algo muy sacerdotal, y los laicos, en el ejercicio de su sacerdocio común, deben compartir esta preocupación. Simplemente pronunciar el nombre de Dios o de Jesús, piadosamente y con fe, puede ser una hermosa forma de adoración. Y luego podríamos considerar si alguna vez usamos el nombre de Dios o de Jesucristo como un improperio suave. Sin duda lo haríamos sin mala intención pero, en sí mismo, como acto, es una forma de blasfemia. Del mismo modo, forma parte de nuestra alma sacerdotal insistir, con educación pero con firmeza, en el respeto del nombre de Dios en la sociedad y llamar la atención cuando no se respeta. Nadie se atrevería a faltar al respeto a Mahoma (y no deberían hacerlo: no deberíamos faltar al respeto a ningún líder religioso venerado). Más aún deberían respetar el nombre de Dios o de Dios hecho hombre (Jesús).

Esto último es tanto más cierto cuanto que el nombre de Jesús, y sólo este nombre, trae la salvación. Como afirman valientemente los apóstoles ante las autoridades judías “No hay salvación en ningún otro, pues bajo el cielo no se ha dado a los hombres otro nombre por el que debamos salvarnos” (Hch 4, 12). (Ver también Hechos 2, 21 y, en general, los muchos usos de “nombre” en los Hechos). San Josemaría escribió sobre el “¡Poder de tu nombre, Señor!”. (Camino 312). Es un poder que todos haríamos bien en descubrir.

Newsletter La Brújula Déjanos tu mail y recibe todas las semanas la actualidad curada con una mirada católica