Evangelio

El misterio de la vida de Dios. Santísima Trinidad (C)

Joseph Evans nos comenta las lecturas del Santísima Trinidad (C) correspondiente al día 15 de junio de 2025.

Joseph Evans·12 de junio de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

La primera lectura de hoy nos muestra lo que podríamos llamar las cumbres de la sabiduría israelita lidiando con el misterio de Dios. Vemos aquí, en un texto de lo que llamamos literatura sapiencial, la figura de la sabiduría personificada. ¿Quién o qué es esta figura, “al lado” de Dios, “como arquitecto, y día tras día lo alegraba”, que trabaja con Dios en la creación del mundo? Y, sin embargo, Israel sigue tanteando en la oscuridad.

El salmo prosigue el tema de la confrontación con el misterio de Dios, centrándose esta vez en la dignidad de la persona humana. Ante el esplendor de la creación, ¿qué es el hombre dentro de ella? “Lo hiciste poco inferior a los ángeles”. Pero la palabra hebrea utilizada aquí es Elohim, es decir, poco menos que los “dioses”. Sin embargo, la traducción griega de la Septuaginta lo traduce como “ángeles”, al igual que la carta del Nuevo Testamento a los Hebreos (Hb 2, 9). El hombre es una criatura tan grande que somos como ángeles, incluso como Dios mismo, hechos a su imagen y semejanza (Gn 1, 26-27).

Sin embargo, necesitamos el Nuevo Testamento para la revelación completa. Aquí aprendemos que el ser interior de Dios es verdaderamente trinitario: una naturaleza divina, pero tres Personas divinas. Tenemos acceso al Padre a través del Hijo, que se hizo hombre como Jesucristo, y el amor divino es derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo, él mismo amor vivo de Dios, como nos enseña san Pablo en la segunda lectura.

El Evangelio de hoy es denso, pero merece la pena desentrañarlo. Incluso con la revelación más plena recibida a través de Cristo, seguimos tanteando ante el misterio divino. Jesús nos enseñó tantas cosas sobre la vida interior de Dios, pero “no podéis cargar con ellas por ahora”. Sin embargo, el Espíritu Santo actúa en nuestros corazones y en la Iglesia para guiarnos “a la verdad plena”. El Espíritu toma las enseñanzas de Jesús y nos conduce a una percepción más plena de ellas: “recibirá de lo mío y os lo anunciará”. Si somos dóciles a la acción del Espíritu, la vida de la Trinidad crece en nosotros, llevándonos a conocer y a relacionarnos con cada persona divina de un modo más profundo, vivo y amoroso.

La vida de Dios es siempre un misterio que escapa a nuestra comprensión, pero explorar este misterio es un viaje apasionante en el que el Espíritu nos da constantemente nuevas intuiciones, fomentando en última instancia nuestra esperanza en el cielo: Él “os comunicará lo que está por venir”. En la fiesta de hoy de la Santísima Trinidad, podríamos considerar cuán real, cuán viva, es nuestra relación con cada Persona divina.

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