

El 7 de mayo de 2025, la Iglesia católica inicia el cónclave para elegir el nuevo pontífice, un proceso que se rige por reglas y tradiciones que garantizan su solemnidad y secreto.
Reglas del Cónclave
Antes de iniciar el cónclave, a las 10 horas, los cardenales celebran la «Misa Pro Eligendo Pontifice» en la Basílica de San Pedro. Esta ceremonia litúrgica invoca la guía del Espíritu Santo para la elección del nuevo Papa y será presidida por el cardenal Giovanni Battista Re, decano del colegio cardenalicio.
Por la tarde, a las 16:30 horas, tendrá lugar la procesión de entrada de los cardenales en la Capilla Sixtina, el juramento de los cardenales, después del cual se pronunciará el «extra omnes» y tendrá lugar la primera votación.
A partir del jueves, se efectúan cuatro votaciones diarias: dos por la mañana y dos por la tarde. Tras las votaciones matutinas y vespertinas, se emite una fumata desde la chimenea de la Capilla Sixtina: blanca si hay un nuevo Papa, negra si no se ha alcanzado la mayoría requerida.
Se requiere una mayoría de dos tercios (89 votos) para la elección válida.
Y, un matiz importante, si después de tres días no se ha elegido un Papa, se concede un día de pausa para la oración y reflexión. Esto quiere decir que si el Papa no es elegido antes del sábado, el domingo no habrá votaciones.
Medidas de Seguridad y Aislamiento
Para preservar la confidencialidad del proceso y evitar la comunicación con el exterior se han tapiado las ventanas de Santa Marta que dan a la ciudad de Roma y superan la altura de los muros vaticanos. Antes de que los cardenales ocupen sus habitaciones, se revisarán las pertenencias de los cardenales, asegurando que no porten dispositivos de comunicación.
Al igual que ocurrió en el cónclave de 2013 se emplean bloqueadores de señal, sistemas anti-drones y protección láser para impedir cualquier filtración de información, ya no solo en la Capilla Sixtina, sino en el perímetro interior de la Ciudad del Vaticano
Perfiles de los Cardenales Electores
De los 135 cardenales elegibles, 133 participarán en el cónclave. De los cardenales electores 5 fueron nombrados por Juan Pablo II, 22 por Benedicto XVI y 108 por Francisco.
Participan 133 cardenales con derecho a voto, representando a 71 países, lo que convierte a este cónclave en el más multicultural hasta la fecha. En cuanto a la distribución geográfica, 53 son de Europa, 23 de Asia, 18 de África, 68 de América (16 de Norteamérica, 4 de Centroamérica y 17 de Sudamérica) y 4 de Oceanía.
Italia cuenta con 17 cardenales electores, Estados Unidos con 10, Brasil con 7, España y Francia con 5, India, Argentina, Canadá, Portugal y Polonia con 4. La distribución geográfica refleja la diversidad de la Iglesia.
Dos cardenales no asistirán al cónclave por enfermedad, el español Antonio Cañizares y el keniata John Njue. El cardenal bosnio Vilko Puljić votará desde su habitación en la casa Santa Marta, debido a su delicado estado de salud.
Duración de los últimos cónclaves
La duración promedio de los cónclaves en los siglos XX y XXI ha sido de tres días. En dos días fueron elegidos Pío XII y Benedicto XVI. Juan Pablo II salió el cuarto día de cónclave y Pío XI tardó 5 días.
En el largo y caótico cónclave que siguió a la muerte del Papa Clemente IV, celebrado en Viterbo entre 1268 y 1271, los cardenales tardaron casi tres años en llegar a un acuerdo, lo que llevó a las autoridades civiles a tomar medidas extremas: sellaron el edificio, redujeron la comida a pan y agua, y finalmente retiraron el techo del lugar donde deliberaban, exponiéndolos a la intemperie.
Esta drástica presión surtió efecto y se eligió finalmente al Papa Gregorio X, quien, tras asumir el pontificado, instauró las primeras normas formales del cónclave en el Concilio de Lyon de 1274, marcando un hito en la historia del proceso de elección papal.
Medidas para el Cónclave
Para garantizar el desarrollo seguro y absolutamente confidencial del cónclave, el Vaticano ha desplegado un conjunto de medidas logísticas y de seguridad sin precedentes. Un equipo de 60 empleados trabaja intensamente en la adaptación de la Capilla Sixtina, instalando sistemas tecnológicos que impidan cualquier tipo de comunicación con el exterior, además de adecuar el espacio sagrado como sala de votación.
En línea con las estrictas normas de secreto, los enfermeros, ascensoristas y otros miembros del personal autorizado a moverse en las áreas realizarán un juramento de secreto de oficio el día antes de que dé comienzo el cónclave.
Ante el elevado número de participantes y asistentes, se han acondicionado habitaciones adicionales tanto en la antigua casa Santa Marta como en el cercano Colegio Teutónico, reforzando así el aislamiento necesario para este proceso solemne y reservado que marcará el futuro de la Iglesia.